Verón: «No queda espacio para la anarquía, la libertad, la improvisación y la imaginación»

Un icono de los 90. Trotamundos en Italia, mito en Estudiantes. La Brujita Verón nos enseñó que los motes en Argentina se heredan y que los 10 también podían arrasar con su juego el centro del campo. 

Julio Ocampo.- El púlpito de Juan Sebastián Verón (La Plata, 1975) es demasiado alto. Tratado como un semidios en su querido Estudiantes, se erigió como un icono global cuando a mediados de los noventa desembarcó en el Calcio. Cabeza rapada, aros de pirata, perilla, medias bajas y una discreta gasa atada ligeramente bajo su rodilla derecha para sostenerla. Trote cansado, pero prominente, con mucha jerarquía y excesiva llegada desde atrás. Su fútbol no admitía nomenclaturas; era tan suave que mataba. Sí, efectivamente hubo un periodo en que todos quisimos ser o tener en el equipo a la Brujita, el hijo de Juan Ramón, otro mito de los pincharratas. 

Empezamos a conocerte cuando llegas a Italia a mediados de los noventa, concretamente a la Sampdoria, que años atrás venía de ganar -con Boskov- el scudetto y disputarle al Barça la final de Liga de Campeones. Era un equipo de moda, muy competitivo. Estaban Seedorf, Karembeu, Eriksson en el banquillo… ¿Te llamó él?
Yo coincido con Karembeu, porque Clarence ya no estaba. Verás, a mí no me llama nadie de allí, sino que mi representante me lo comenta, y me marcho casi sin pensarlo, desde mi inconsciencia. Me embarco en esa aventura sin tener conocimiento del lugar al que iba. No había tanta información como hoy en día. Precisamente mi única referencia era la final perdida contra el Barça, la del gol de Koeman. Fue todo un descubrimiento para mí. Para muchos argentinos era importante jugar en el Calcio, porque Maradona lo hizo. Él fue nuestro referente, quizás el motivo principal que explica semejante desembarco de compatriotas en la liga italiana

«Tuve conversaciones con Jorge Valdano cuando era director deportivo, justo cuando acababa de entrar Florentino. No hubo nada concreto, pero me habría gustado jugar en el Madrid»

VerónENTREVISTA» Apertura de la entrevista en Líbero 47.

En el 98 fichas por el Parma, donde comienzas a ganar títulos, incluso en Europa. En ese periodo el fútbol italiano era el espejo donde mirar. La final de Coppa que ganáis a la Fiorentina fue una eliminatoria de culto, apta para adultos: Toldo, Torricelli, Amoroso, Rui Costa, Batistuta y Edmundo con la escuadra viola de Trapattoni; vosotros con Buffon, Thuram, Sensini, Cannavaro, Dino Baggio, Fuser, Crespo, Chiesa y Abel Balbo. Ese Parma de Tanzi (dueño de Parmalat) fichaba Balones de Oro como Stoichkov.
Hoy en día es difícil que vuelva a suceder algo así. Parma no es una ciudad grande, y su equipo de fútbol no tenía mucha historia. Allí había campeones del mundo, como Thuram y Boghossian. Te olvidas del Tino Asprilla y de Roberto Musi, Benarrivo… Subcampeones del mundo en el 94. Era un equipo increíble. Más allá de ganar títulos, fue mágico compartir vestuario con jugadores que ya habían hecho historia en el fútbol. *

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