Diego Barcala.- Desde los primeros números aparecieron sus firmas como objetivos inevitables de esta publicación. Nos hicieron columnas y equipos ideales. Jorge Valdano es historia de Líbero como primer personaje de portada. De eso hace 10 años pero desde que pusieron los cimientos del fútbol que nos gusta han pasado muchos más. Alfredo Relaño invitó a Jorge Valdano a escribir en las páginas de El País en los años 90. Se sumaba así a uno de sus tantos y tantos fichajes galácticos del periodismo deportivo. De Michael Robinson a José Ramón de la Morena, pasando por Antoni Daimiel o Julio Maldonado. Básicamente Alfredo Relaño es el periodista que nos educó. Jorge Valdano es un titular indiscutible en el universo de Líbero. Nos ha enseñado tanto y tan bien que a veces se nos olvida que es además un campeón del mundo.
El otoño nos saluda amable con un sol espléndido y Jorge Valdano cruza impecable una de las calles cercanas al parque de El Retiro. “Hola Jordi”, le saluda Alfredo Relaño demostrando la confianza y también el sentido del humor. Les ponemos un reto por delante. "Han pasado 10 años desde que nació esta revista y hemos pensado que sois las personas ideales para repasar qué ha cambiado en el fútbol en esta década. Pero antes, empezad por contar cómo os conocisteis”.
Alfredo Relaño (A.R.): Jorge y yo nos conocimos porque él era muy lector de El País.
Jorge Valdano (J.V.): Yo aprendí España leyendo El País.
A.R.: Desde Vitoria.
J.V.: Sí, hacía parar el autobús cuando viajábamos de Vitoria a Murcia en cualquier pueblo a comprar El País ante el abucheo de todo el equipo que no entendía que paráramos para eso.
A.R.: Además era un periódico de poca presencia en los vestuarios. Creo que en el Madrid lo compraban Del Bosque y Ángel, antes de tu llegada. Ángel además leía la sección de Economía que yo no me la he leído nunca. Entonces recuerdo algunas expediciones del Madrid, cuando los periodistas íbamos revueltos con los jugadores y recuerdo que hablamos y me dijiste que creías que yo era andaluz porque me habías leído hablar del campo andaluz. Yo venía de haber sido delegado de El País en Andalucía.
J.V.: Yo el primer recuerdo que tengo tuyo es viniendo de Turín en la cola de un avión. Veníamos de Turín de una eliminatoria de Copa de Europa resuelta por penaltis en un partido superintenso. 1-0 aquí y perdimos 1-0 allí, llegamos a los penaltis y ellos los fallaron todos, de manera que metimos tres y ya estábamos clasificados. Cuando lo iba a tirar Platini me dijo: “Fállalo y así le damos emoción”, con ese aire irónico que tenía. Y a la vuelta en la parte de atrás del avión nos pasamos el viaje entero hablando de un montón de anécdotas de este tipo que había dejado el partido. A mí me había marcado Antonio Cabrini, el guapo oficial del fútbol europeo en ese momento y además muy educado. Me preguntaba por la familia y luego me levantaba hacia arriba como se hacía en esa época. Era muy cínico.
A.R.: Teníamos algún amigo común que quería la camiseta para seducir a una novia o algo así.
REFERENCIAS» Valdano y Relaño en las oficinas de Líbero. Foto. Jerónimo Álvarez.
J.V.: Esa es una anécdota mía, que me pertenece. Cuando termina el partido y están ya saliendo los títulos de despedida en televisión se me ve cambiándome la camiseta con Cabrini. Y ese amigo tuyo me llamó a las 9 de la mañana pidiéndome la camiseta de Cabrini porque tenía una novia que estaba especialmente entusiasmada con el personaje. Entonces le dije que no tenía problema y le dije, nada, te la lavo y mañana te la doy. Y entonces me dijo: “No, por eso te llamo a las 9 de la mañana. Para que no me la laves”. La seducción estaba en el sudor, no en la lavadora.
A.R.: Luego recuerdo otro momento. Hubo un alirón con el Valladolid y yo recuerdo haberte elogiado tu trabajo de ida y vuelta sin faltar al gol y me dijiste que agradecías que era de los pocos que se fijaban en esas cosas. Esa crónica luego me la cogieron para enseñar español a los ingleses porque había mucho argot como la palabra alirón. Y teníamos muchas conversaciones alrededor del tío Ramón que era como llamábamos al presidente Ramón Mendoza que al tiempo era el segundo accionista de El País.
J.V.: Recuerdo también otro episodio contigo viendo un partido en casa de un psicólogo argentino amigo mío y tú hablabas mal del Madrid porque hablabas mal de Mendoza y él no lo entendía y le dijiste: ¿Eres psicólogo? Entonces entenderás que es más fácil odiar a una persona que querer a un equipo. Lo dejaste sin respuesta.
«Recuerdo también otro episodio contigo viendo un partido en casa de un psicólogo argentino amigo mío y tú hablabas mal del Madrid porque hablabas mal de Mendoza y él no lo entendía y le dijiste: ¿Eres psicólogo? Entonces entenderás que es más fácil odiar a una persona que querer a un equipo. Lo dejaste sin respuesta».
A.R.: No es que lo odiara pero estaba siempre entrometiéndose. Porque claro yo era director de deportes de El País, luego de la Ser y después de Canal Plus y claro él estaba siempre metiéndose y quería mangonear siempre.
J.V.: El País y Canal Plus hicieron mucho por el fútbol. Lo que pasa es que hubo personajes que fueron referenciales y que ocultan la importancia de algunos periodistas y de algunos medios para cambiar el fútbol español.
A.R.: El País fue importantísimo porque era el periódico de la transición y que un periódico así tuviera al fútbol en un gran espacio y se redimiera de esa imagen cochambrosa que le construían los intelectuales, a mi juicio falsa, de que el fútbol fue una autorización del franquismo, cuando en realidad es que el fútbol gustaba tanto que gustaba donde había Franco y donde no, en todos los países, pero aquí tuvo ese sello y era mal visto. Y ahí entra tu figura, la del futbolista que termina y se dedica aa explicar el fútbol no a poner un pub o un negocio cualquiera. Por eso fue importante para nosotros porque dentro de la manera de contar el fútbol y el deporte Valdano es fenomenal. Una vez me dijiste que el primer artículo que escribiste era sobre futbolista bajitos.
J.V.: El primero que me pediste fue a raiz del Nápoles-Real Madrid y se tituló ‘Dos pibes de 1.000 años’, sobre Butragueño y Diego.
A.R.: Tenía yo en la memoria una historia de Felpa.
J.V.: No, esa te la conté un día en la Ser.
A.R.: Había leído un suelto en El Gráfico de un portero que había parado un penalti y se había metido en la portería a por la gorra y por tanto era gol.
J.V.: Te conté que era la historia que había oído en mi pueblo de un portero que había parado un penalti y había entrado en la portería a buscar la gorra con la pelota en el brazo. El pobre Felpa, cada vez que iba a mi pueblo, me agradecía que le hubiera hecho conocido en Europa aunque en realidad la historia era muy ridícula y muy bonita.
*Lee la charla completa en la nueva edición Especial Aniversario de Líbero.