Aitana y Alexia. Las niñas prodigio del Barça

Alexia Putellas y Aitana Bonmatí son las dos figuras que afianzan la leyenda del FC Barcelona como la entidad capaz de producir desde el talento local a estrellas universales del fútbol. 

Hanna Cahuépé.- Cualquier aficionado del Barça, de Cataluña o de Nueva York, reconoce entre los los valores del club catalán su capacidad de producir y cuidar el talento juvenil. Tres estrellas catalanas son los emblemas actuales del escudo. De mayor a menor edad: Alexia Putellas, Aitana Bonmatí y Lamine Yamal, tan joven que aún lleva aparato dental. A la conocidísima Masía, donde educó su brillante talento Lionel Messi, llegó con apenas 7 años Lamine Yamal. Aitana empezó con el doble de su edad, en transporte público con horarios que muchas veces la hicieron cuestionar si valía la pena, y Alexia pasó un año por La Masía cuando tenía 11 años y el club la dejó plantada al cerrar la mayoría de sus secciones de fútbol base femenino. Putellas volvió ya de adulta, curtida en otros clubes.

¿Pero qué hacían estos niños antes de llegar a este club profesional? Obviamente jugaban fútbol en clubes de distintos pueblos de los alrededores de Barcelona, cada uno a media hora en tren más o menos de la ciudad, en direcciones opuestas: Lamine en Mataró (nordeste), Alexia Putellas en Mollet del Vallès (norte), y Aitana Bonmatí en Sant Pere de Ribes (suroeste). En este texto recorremos los orígenes de ellas. 

RIBES
Aitana Bonmatí ha vivido toda su vida en Sant Pere de Ribes –o mejor dicho, Ribes, para parecer local–. Sus papás siguen ahí y parece que ella tiene también una casa en el pueblo aunque actualmente vive en Barcelona por comodidad. Aitana es más catalana que la propia bandera. Como dice Toni López, presidente del club de Cubelles donde jugó dos años de niña:“Es culé, culé”. Como prueba burocrática de su compromiso firmó recientemente un nuevo contrato hasta el 2028 con el Barça que promocionó en las redes como una renovación sentimental.

Aitana entró al pequeño club de Sant Pere de Ribes, anidado entre rocas y pinos, siendo la única niña entre 400 niños.  

Ribes, como cualquier pueblo europeo, tenía un club de fútbol, pero ningún equipo femenino. De niña el fútbol suele practicarse de forma mixta, así que Aitana entró al pequeño club anidado entre rocas y pinos, siendo la única niña entre 400 niños. ‘Fast-forward’, 15 años después esta cancha lleva su nombre. Allí organiza su campus de verano en el que niños y niñas se vuelven locxs por conocerla. Hoy en día el club cuenta con 10 equipos de distintas edades y 130 niñas. El boom empezó en el 2018 ayudado por un “efecto Aitana”. *

*Lee el resto del reportaje en la edición 50 de Líbero disponible aquí a domicilio.