Àlex Gallar: «Me hizo mucha ilusión ver mi cromo y poder pegarme en el álbum»

En apenas cinco años ha pasado de luchar contra un impago de 500 euros al mes a marcar en el Camp Nou. El extremo del Huesca es el mejor representante del éxito de la clase trabajadora en el fútbol profesional.

*Texto Laia Cervelló | Fotografías Ben Gordon.- No sé si me impresiona más un estadio lleno o cuando no queda ni un alma. Pienso en esto sentada en el banquillo local de un Alcoraz en el silencio ensordecedor de un miércoles de octubre a mediodía. Mientras dejo que esta idea me retumbe en la cabeza bajo el sol, aparece Àlex Gallar (Terrasa, 1992). “¿Dónde quieres hacer la entrevista?”, me pregunta tras saludarme. Le indico los cómodos asientos del banquillo con cara de interrogación. Los mira. Se lo piensa. Alza la vista y me señala el palco presidencial, “¿mejor allí, no?”. Sonrío, asiento y le sigo mientras pienso que me parece un ejemplo más de la ambición de un futbolista que en un lustro ha pasado de jugar en campos de Tercera, a demostrar su talento liderando un equipo en los mejores escenarios.

Si hubiéramos tenido esta entrevista hace cinco años ¿me hubieras dicho que tu objetivo era estar donde estás ahora?
Te hubiera dicho que sería hacer el play-off con el Terrassa, en Tercera. Como objetivo (estar en Primera) no me lo marcaba, pero sí que era una ilusión. Lo que estoy viviendo ahora es un regalo e intentaré aprovecharlo lo máximo que dure. Jugar en Primera División y hacer lo que he hecho individualmente es muy difícil, está al alcance de pocos. Pero creo que con el trabajo y la ilusión con la que yo viví cualquier partido en Tercera División se puede llegar.

¿Cómo pasó un portero a convertirse en extremo?
Encajando 12 goles en un partido en Rubí (ríe). Entonces me entrenaba mi hermano y tras aquello ya no quise ser portero, pero para ser jugador estaba un poco regordete. No recuerdo por qué empecé de portero, dicen que porque me gustaban mucho los guantes y era mi propio hermano el que me ponía ahí. Ahora pienso que gracias a Dios que me metieron esos 12 goles, porque de momento no se me da mal el ser jugador de campo.

A partir de entonces te convertiste en un trotamundos del fútbol. Has pasado por absolutamente todas las categorías, ¿de dónde guardas mejor recuerdo?
Sobre todo de cuando estaba en el Cornellá y conseguimos la salvación en la última jornada contra el Lleida en casa. Fue un año difícil, era mi vuelta a la Segunda B después de pasar muchos años en Tercera División, ya no sufriendo, pero sí que no disfrutando mucho del fútbol. Ese año al conseguir la salvación y jugar en Copa del Rey ante el Real Madrid fue muy especial y creo que a partir de allí se ve un Gallar que intentaba plantearse cuál iba a ser su techo. Estar en Primera ya es mi techo pero intentaré crecer.

¿Qué te aportó toda esa experiencia?
Mucho. He estado en equipos dos categorías por debajo pero en los que he notado muchísimo la presión, como en el Hércules. En Cornellá éramos un equipo que pasaba desapercibido porque todos los equipos creían que nos iban a ganar. Eso me ha hecho crecer. Muchas veces no se me ha valorado como jugador y ahora quiero que se me vea siempre, quiero destacar en los partidos y tener un rol importante en este equipo. Perdí el miedo a todos los equipos.

«Muchas veces no se me ha valorado como jugador y ahora quiero que se me vea siempre, quiero destacar en los partidos y tener un rol importante en este equipo. Perdí el miedo a todos los equipos.»

Has pasado por todo tipo de momentos, incluso por impagos o por entrenarte con equipos de Primera Catalana como el San Cristóbal (que ahora está en Tercera)... ¿hubo algún momento en el que te plantearas dejarlo?
Dejarlo no, porque siempre he tenido equipos en Tercera que querían apostar por mí. El tema económico siempre ha sido secundario, pero el momento más duro fue cuando estuve medio año en Murcia en el cual no recibí ningún sueldo. Mis padres me enviaron bastante dinero y al final me tuve que volver. Fue en ese tramo en el que tuve que pedir al San Cristóbal entrenar porque hacía dos o tres años que no estaba en Cataluña, e intentar volverme a colocar en Segunda B o Tercera cuando los equipos ya estaban hechos y cuando mucha gente no me conocía porque me fui con 18 años… El apoyo de mi familia y de mucha gente que en Terrassa vio que estaba necesitado de ese cariño me hizo seguir con esa ilusión. Acabé en Rubí, hice un buen medio año y de allí fui al Terrassa.

Hablabas ahora del tema económico. Los jugadores de Tercera suelen compaginar el fútbol con otros trabajos. ¿Tú lo hacías?
Sí, de hecho recuerdo que trabajé de camarero de noche en verano, durante la pretemporada. Pero luego me quise centrar en el fútbol porque creía en mí, eso es básico. No percibía un gran sueldo en el Terrassa pero me valía porque estaba en casa, tenía 21 años. Me sacaba el acceso a un grado superior, que no es gran cosa, pero me distraía la cabeza por la mañana y hacía que cuando entrenáramos por la noche llegara en buenas condiciones.

¿Recuerdas cuál fue tu primer sueldo con contrato de futbolista?
Creo que fue como juvenil. En Tercera, sí me acuerdo, 500 euros. Pero luego estuve cobrando menos. Mi peor contrato fue en Rubí y no me lo pagaron, y el de 500 euros tampoco. Me tiré un año entero sin cobrar. En el Murcia, durante medio año se suponía que cobraba 500 euros y no me lo pagaron. Al final me fui en diciembre y llegué a Rubí, y no sé si fue la mala relación del presidente con los futbolistas o la situación en la que estaba el club, pero en teoría tenía que percibir 350 euros y no lo hice.

¿Crees que los nuevos convenios negociados por la AFE acabarán con los impagos?
Me hice de la AFE a raíz de los impagos en Murcia. Estos convenios son maravillosos, ya no para mi situación actual, sino para los futbolistas que circunstancialmente están en Segunda o Primera y saben que tarde o temprano van a acabar jugando en Segunda B o Tercera. Es muy importante el apoyo que nos brinda la AFE y que nosotros demostremos la confianza que les tenemos. Tengo muchos amigos en Tercera y sé que se sienten muy seguros.

¿Qué diferencias has ido viendo entre categorías?
En Primera los jugadores tienen muy claro cuál es su rol y cuál es su objetivo dentro de un partido. Cada futbolista tiene muy claro lo que tiene que hacer dentro del campo y quizás en Tercera se ven más discusiones. Los roles en Primera están más marcados y en Tercera el nivel dentro de un equipo es muy parejo, hay muchos cambios o movimientos de jugadores. Es más que nada eso, porque la profesionalidad, el que la lleva en Tercera la lleva en Primera también. En Primera, un lateral izquierdo no quiere sobresalir por encima de nadie, sabe que los goles los marcan los delanteros. En Tercera sí que es verdad que quizás por mostrarse un poco y por asomar la cabeza e intentar progresar, todos los jugadores quieren hacer más para intentar salir de allí.

¿Te queda algún vicio del jugador que fuiste en Tercera? Se me ocurre… ¿te limpias tú mismo las botas o es fácil acostumbrarse a la élite?
(ríe) Bueno… te malacostumbras a lo que es la Primera División. Y eso que aquí en Huesca el equipo quizás no tiene todos los medios que tienen otros. Cuesta poco acostumbrarse a lo bueno pero yo sigo siendo el mismo jugador en cuanto a hábitos en casa, hábitos fuera del club. Por la tarde intento complementar lo que hacemos en el campo. Sigo siendo el mismo, pero intento ser lo mejor que pueda para estar muchos años en Primera y no tener que volver a esas categorías.

¿Le hace a uno sentirse más orgulloso de llegar así a la élite del fútbol que quizás teniendo un camino más plácido desde pequeño?
Sí. Aunque suene raro decirlo valoro mucho lo que he hecho. Ser profesional desde Tercera hasta aquí ha sido la base de todo. He tenido la suerte de tener gente al lado que me ha apoyado muchísimo y que me ha hecho tomar decisiones acertadas, como venir aquí a Huesca. Salía de la Cultural donde era un jugador muy valorado y sabía que iba a tener una continuidad en Segunda División fácilmente. Venir aquí, a un equipo que a priori no iba a disputar el ascenso directo no era fácil, creo que tomé una muy buena decisión. Ahora intento empaparme de todos los partidos, de lo que hacen los defensas contrarios para tener el mejor rendimiento en el campo.

Hay otros jugadores de tu perfil en este sentido en La Liga. Sin ir más lejos otro jugador catalán como Àlex Granell. ¿En qué jugador te fijas o a cuáles tienes como referencia?
Quizás no con Granell, porque no es una posición parecida, pero sí que me fijaba en Portu. Estuvo en el Albacete en Segunda División y descendieron. Luego firmó por el Girona, en Segunda hizo una buena campaña y ahora ya vemos de lo que es capaz en Primera. Tomo muchas referencias en cuanto a jugadores así porque te demuestran que cuando uno trabaja con la ilusión, conciencia y creencia de que puedes ser un buen futbolista en Primera, las cosas llegan. Sobre todo cuando demuestras que eres tú mismo dentro del campo. No hay que tenerle miedo a Primera.

Ahora puedes ser tú el jugador en el que se miren muchos futbolistas. ¿Qué moraleja le dejas a los chavales?
Se tienen que fijar en que nunca desistí. He tomado muchos caminos, me he equivocado muchas veces pero el trabajo al final está ahí. Desde que salí del Hércules o de Cornellá, he sido un jugador muy parecido en todas estas épocas. Me ha llegado el premio pero por constancia y por profesionalidad. Ahora veo jugadores en Tercera que están más preocupados por otras cosas y no saben realmente la oportunidad que tienen. Cuando un equipo asciende a Segunda B ya está en un escaparate enorme. En esa categoría hay equipos muy míticos como el Hércules o el Racing de Santander, que a poco bien que lo hagas confían en los chicos jóvenes. Pero hay que trabajar y ser profesional.

Cuando te ficha el Huesca, pasas a ser el fichaje más caro de la historia del club por medio millón de euros. ¿Cómo vives ese momento?
Presión, pero también agradecimiento. Cuando se me presentó la opción de venir aquí y ellos tenían tan claro que el jugador que querían era yo, supe que tenía que venir. Me gustan esos retos. Me depositaron una confianza y me pusieron todos los medios cuando llegué para que me sintiera cómodo. Presión nunca llegué a notar porque en esta ciudad no se vive el fútbol así. La gente desde que empezamos la Liga hasta el último partido se comportó igual con nosotros. Ahora en Primera no he escuchado ningún pito en el Alcoraz, y eso que a veces nos lo hemos merecido. Lo llevé bien. Esa presión me gusta porque los que la tenemos es porque somos importantes y me gusta sentirme así.

A veces cuando vuelves a casa por las noches, después de un día de entrenamiento o de partido, ¿te paras a recordar cuando estuviste pidiendo entrenar con el San Cristóbal?
Hará justo una semana estuve viendo vídeos del Cornellá, del Terrassa. Intento no acordarme mucho de eso porque quizás me haría peor jugador ahora. Sé de dónde vengo, lo tengo muy claro, pero me gusta más pensar a dónde puedo llegar. Compadecerme o el ver lo bien que lo hice en Tercera, ahora mismo no me va a servir de nada porque esto es otro mundo. Pero claro que lo tengo presente, me hace ilusión cuando me hablan de todo lo que fui. Ojalá pueda llegar a agradecerles a todos los que confiaron en mí en esa época todo lo que están diciendo de mí.

Con Rubi, actual entrenador del Espanyol, conseguís el ascenso. ¿Qué te aportó y qué crees que lo hace un entrenador tan arriesgado y valorado? Tiene un método de trabajo diferente a los entrenadores que he tenido. Rubi sabe enfocar muy bien hacia dónde quiere ir. El año pasado nos transmitió en el primer día de entreno que su objetivo era el ascenso directo, cuando sabíamos que era algo muy difícil. Es un entrenador muy ambicioso y en lo personal trabaja muy bien al jugador, es capaz de conocerle sin tener una relación muy directa con él. Ahora en el Espanyol mucha gente dudaba de que lo pudiera hacer tan bien con la marcha de Gerard Moreno y la llegada de Borja Iglesias, pero nosotros dentro del equipo sabíamos que les iba a sacar mucho partido.

He perdido la cuenta de las veces que te han llamado héroe. Lo hicieron en el ascenso a Segunda de la Cultural, te lo llamaron en el del Huesca a Primera, también el jugador de moda de las primeras jornadas al marcar el primer tanto de la historia del club en Primera…
Cada año he vivido un momento más feliz, desde el ascenso a Segunda con la Cultural. Luego vino el de Primera y unas primeras jornadas de ensueño en La Liga. Es difícil a veces tocar con los pies en la tierra pero la semana te lleva a ello. Llega el lunes y ya te pones a pensar todo lo que supone el siguiente partido. Mi entorno me ayuda a que no me vaya por las nubes. Pero sí que es verdad que es bastante difícil verte comparado con Messi, con jugadores que empezaron el curso tan bien. Verte ahí no es algo habitual pero espero que se pueda volver a repetir porque eso significará que mi rendimiento ha mejorado.

«Es difícil a veces tocar con los pies en la tierra pero la semana te lleva a ello. Llega el lunes y ya te pones a pensar todo lo que supone el siguiente partido. Mi entorno me ayuda a que no me vaya por las nubes.»

Mucha gente señala a sus familiares o amigos más cercanos para decir que son quienes le ayudan a mantener los pies en el suelo. En tu caso, ¿es tu propio reflejo el que lo hace?
Recuerdo que después de la jornada de Eibar, todos me decían que si selección… Pensar eso sería de débiles. Sé dónde estoy, el club y el objetivo que tiene. En lo personal, me marco el ser una pieza importante en este equipo para conseguir la salvación.

¿Qué te pasó por la cabeza con el ascenso a Primera? ¿Lo primero?
Que quiero quedarme en el club. Tengo dos años más de contrato pero todos sabemos lo que pasa cuando un equipo asciende. Aparte de tener contrato, me había sentido una pieza muy importante y así me lo transmitieron desde el club. Mi primer pensamiento fue de querer empezar ya. Ni siquiera habíamos acabado la Liga, quedaban dos jornadas, y se nos hicieron demasiado largos esos 15 días. Sólo queríamos volver a empezar, en una pretemporada en la que sabíamos que este curso iba a ser muy duro. Tuvimos el premio en Eibar y ahora nos está costando más pero creo que lo haremos bien.

¿Te vino en ese momento algún estadio en concreto de saber que ibas a jugar allí esta temporada?
Más que estadios me vinieron jugadores. Claro que el subconsciente se va al Wanda, al Camp Nou, al Bernabéu… pero me hacía especial ilusión debutar aquí sabiendo todo lo que iba a significar la remodelación del Alcoraz. Pensé enseguida en que me iba a enfrentar a todos los laterales de Primera, a las grandes estrellas. Eso me hizo más ilusión que el pensar qué estadio iba a pisar. Grandes estrellas, grandes cromos… No sé si eras de los que coleccionabas los típicos álbumes pero ¿qué se siente abriendo un paquete y que te salga tu cromo? ¡Pues me costó muchísimo que me saliera el mío! (ríe) Me hizo mucha ilusión el verme y poder pegarme en el álbum porque he hecho muchísimas colecciones con mis padres. Lo seguiré haciendo todos los años que esté en Primera porque esa ilusión que tenía de niño recuerdo que era enorme.

«Me hizo mucha ilusión el verme y poder pegarme en el álbum porque he hecho muchísimas colecciones con mis padres. Lo seguiré haciendo todos los años que esté en Primera porque esa ilusión que tenía de niño recuerdo que era enorme.»

¿Y qué haces cuando quieres desconectar?
Tengo mi casa muy cerca, estoy a dos horas de Barcelona. Cuando tengo días libres intento bajar allí para ver a familia y amigos. Si no, intento irme a los Pirineos, salir del ambiente de la ciudad. Porque si no, quieras que no, al dar un paseo la gente que te encuentras de lo que te habla es de fútbol y eso a veces no conviene.

Marcaste en el Camp Nou. ¿Qué pensaste?
No recuerdo la sensación, estaba tan concentrado en el partido que no fui consciente de lo que acababa de hacer. Cuando terminó el partido y me enviaron cientos de mensajes, con mucha emoción, me di cuenta de que llevaba 20 años intentando llegar al fútbol profesional. Que muchos futbolistas profesionales quizás jamás han tenido la oportunidad de jugar en el Camp Nou y mucho menos marcar un gol allí, a un equipo que recibe tan poco. Me sentí afortunado y me lo guardaré para toda la vida.

Decías en agosto cuando justo empezaba la competición que aún no te hacías a la idea de formar parte de la historia del Huesca. ¿Ya te has mentalizado?
Sí porque aún a día de hoy me siguen recordando los goles en Eibar. Y te das cuenta de que quedará para siempre pero no creo que llegue a ser consciente hasta que pasen los años. El para siempre es eso, para siempre. Es algo tan emotivo que no creo que sea consciente del alcance que puede llegar a tener aún.

¿Con qué sueñas?
Con la salvación y a partir de ahí no sé qué me deparará el futuro. Estoy muy contento aquí, la ciudad me trata fenomenal. Si nos salvamos, obviamente me gustaría continuar en el Huesca. Si no lo hacemos, aunque no lo quiero pensar, me gustaría seguir en Primera División porque creo que me lo merezco. Mi rendimiento hará mejorar el del equipo pero sobretodo al jugador, que es el que tiene que crecer. Muchas veces se me ha tachado de pesetero o mercenario, como en la Cultural. Tomé una decisión muy difícil que a la vista está que me ha salido fenomenal y creo que seguiré con esta filosofía porque me ha ido bien y espero que siga así. •