Alhambra Nievas: «Es insoportable que no haya más mujeres arbitrando»

Una mujer española fue premiada en 2016 como la mejor árbitro del mundo. Fue en el rugby, un deporte hermano del fútbol que lleva desde 2001 aplicando la tecnología. Analizamos con Alhambra Nievas los aprendizajes que su deporte puede aplicar al balón redondo.

Diego Barcala | Foto. Fermín González.- El arbitraje circula desde hace años en España sin nadie al volante. La tormentosa aplicación de la tecnología ha terminado por desprestigiar aún más a unos profesionales que nunca han gozado de la mejor imagen en el fútbol. Todos los actores del circo como los futbolistas, los entrenadores, los clubes, el público y la prensa, les han utilizado temporada tras temporada como elemento de crispación y arma arrojadiza para ganar un milímetro en la competición. Y la tendencia de los últimos años es la aparición de árbitros estelares reclamando su cuota de participación en el show.

Mientras el deterioro parece imparable, en otro deporte hermanado con el fútbol en su fundación, en el rugby, creció la personalidad de una mujer que llegó a ser considerada la mejor árbitro del mundo en 2016. Alhambra Nievas (Granada, 1983) descubrió el rugby en su etapa universitaria en la Facultad de Ingeniera de Telecomunicaciones de la Universidad de Málaga. Retirada, dedicada en la formación de los nuevos y nuevas árbitros en la federación internacional, le pedimos que aporte su experiencia al análisis del arbitraje.

Esperamos que te perdonen en el tercer tiempo hablar en una revista de fútbol.
Siempre digo que el fútbol es un gran deporte, es cierto que el ambiente no siempre es tan maravilloso como el deporte en sí, pero he jugado al fútbol y juego con mis dos hijos que son enanos. Además, que Líbero dé visibilidad al rugby nos viene muy bien para acercar a la gente a otra forma de hacer las cosas.

Supongo que estás retirada porque decidiste ser madre, pero eso no debería impedirte volver a arbitrar. ¿Vas a volver?
A nivel alto no creo. La decisión que pesó más es que no quería retrasar formar una familia. Pero no fue solo por eso, tengo dos compañeras que fueron madres y siguieron. Una es Amy Perrett que tuvo a su hijo y volvió, también Joy Neville, que tuvimos nuestros segundos hijos a la vez, y ella volvió. Podría haber vuelto, pero siendo consciente de lo que te requiere el arbitraje internacional, en cuanto a tiempo fuera de casa, no quiero renunciar a disfrutar este tiempo con ellos. Ya he disfrutado mucho de esta etapa, he viajado por el mundo y me he realizado como profesional del arbitraje. Sigo viajando pero si fuera árbitro estaría mucho más tiempo fuera de casa, en Vancouver o Hong Kong y tengo claro que ahora no quiero eso. Y de forma paralela se abrió una posición de gerente de desarrollo en la federación internacional, me pareció una oportunidad de estar vinculada a este mundo que me apasiona, aunque soy ingeniera y no sé si trabajaré alguna vez de eso. 

6 NACIONES» Inglaterra-Francia en el máxima competición europea.

¿Nunca has ejercido de ingeniera?

Acabé la carrera y en el trabajo fin de carrera hice el proyecto sobre la Infraestructura común de telecomunicaciones de un edificio, yo lo hice del pabellón de deportes de la Universidad de Málaga, que es donde empecé a jugar al rugby. Uní mis dos casas durante muchos años. Pero no podría decir que he ejercido.
Me he sacado la licencia de árbitra para pitar aquí algunos partidos cerca de Málaga, Granada, Jaén… El otro día arbitré una concentración de niños de 12 años y me lo pasé pipa. 

Uno de los problemas del arbitraje en el fútbol es que muchos árbitros encuentran su motivación profesional en la autoridad. Se meten a esto porque les gusta mandar. ¿Cuál fue tu motivación?
Lo mejor es jugar, personalmente disfruto estando dentro del campo, así que si no juegas, lo siguiente es ser árbitro, porque participas en el juego. Entiendo que el árbitro tiene que ser un facilitador del juego. Tienes que asegurar que se cumplan las reglas pero no tienes por qué pitarlo todo. Tienes herramientas antes de pitar como la prevención y comunicación con los jugadores etc… Cuando arbitras a niños además eres un educador. He dado muchos cursos y a mí me gustaba mucho explicar el tipo de árbitro que queremos ser. Es difícil que una persona no lleve su personalidad al campo pero tienes que entender que el protagonista es el juego y los jugadores. Tenemos que tratar de pasar desapercibidos y nunca considerar que por ser el árbitro tienes el poder, yo no quiero tener el poder. El objetivo debería ser tener autoridad para que respeten las decisiones que tomamos. Ese malentendido en el rol del árbitro hace que algunos árbitros siempre se pongan por encima de los jugadores, y desde mi punto de vista, es un error. Tenemos que estar a su nivel, tener empatía y claro, los jugadores tienen que respetarnos para que funcione. Pero nunca he entendido los árbitros que se ponen por encima del jugador y se enfadan si no les atienden…

En el fútbol se utiliza una expresión odiosa: al árbitro se le está escapando el partido. Como si el árbitro tuviera que controlar el ritmo de un partido.
En el rugby tampoco es que sea todo un mundo ideal, hay jugadores, entrenadores y público que se pasan, pero es la excepción. La norma es que hay un respeto a la figura del árbitro. La trampa existe. Por ejemplo en una etapa tuve muchos problemas en arbitrar una melé porque en ocasiones no era capaz de detectar qué estaba pasando. No tengo ningún problema en decirlo. Incluso para los que han sido primera línea (los jugadores que participan en la melé) y son árbitros es difícil pero tienes herramientas, aunque haya reglas disciplinarias. Si sigues infringiendo las reglas, hay que sancionar con puntapié de castigo. Mano derecha y mano izquierda para solucionar con los capitanes. Si no te dejan elección puedes decirlo y hay otros árbitros que no negocian: "si vuelves a hacer esto, te echo". Creo que como árbitros no podemos ser meros sancionadores. No deberíamos ser árbitros "policías" que salgamos al campo a buscar la falta. Si fuera así nadie disfrutaría. El enfoque sería negativo de destrucción del partido. Personalmente, me gusta facilitar el juego, salvo cuando he tenido partidos malos, que también los ha habido. Por ejemplo una vez me volví llorando a casa en el AVE porque tuve un partido muy malo. Tuve un problema con la melé y lo reconozco. Sí, lloré. Me preguntaron los entrenadores en el tercer tiempo y lo reconocí, que no di ni una en melé y afectó al resto del partido.

«Le dije al TMO, y quizá fui muy bruta, si pitas esto es que no te gusta el rugby porque nadie en el estadio ha visto pase adelantado. Es una jugada rapidísima y el pase iba muy justo. Si entramos en milímetros te cargas cualquier deporte. A veces veo las líneas esa con la silueta del jugador… y digo madre mía. Fuera de juego, pues vale, pero no creo que eso ayude a nada»

.¿En qué habías fallado? ¿Qué es para un árbitro tener un partido malo?
Hubo muchos problemas en la melé y acabé pitando cuatro ensayos de castigo desde la melé. No sabía qué hacer. Uno de los ensayos de castigo que pité lo hice antes incluso de que el medio melé metiera el balón. Fue un desastre. No sabía qué decirles, ellos no facilitaban pero no fui capaz de encontrar la herramientas para ponerle freno y no contribuí a nada positivo. Eso sí, al menos los ensayos de castigo fueron equilibrados, dos para cada equipo. Pero vamos, no tuve mi día y fui consciente del colapso. 

Hemos concertado esta charla después de una columna de opinión en la que te ponía como ejemplo de que las mujeres tienen mejor aptitud para el arbitraje frente a la prepotencia de muchos hombres con el ordeno y mando. ¿Estás de acuerdo?
En el rugby no he notado esa actitud de machito dominante. Los compañeros nacionales e internacionales no tienen un perfil de ponerse por encima del jugador. Existe la cultura de que el árbitro tiene que facilitar, no mandar. No sé si está asociado al deporte porque la lucha de poder en el fútbol existe claramente. Hay una confrontación continua entre los jugadores y el árbitro. Los futbolistas de manera muy fácil y alegremente insultan al árbitro y eso no me parece ni lógico ni normal ni bueno. Y si hablamos de que los niños normalicen que haya violencia verbal en todos los partidos pues ya… En el rugby no hay ese perfil. Habrá alguno pero no es la norma. Lo que sí es cierto es que hay ahora un problema, que en el rugby femenino no tenemos. Por ejemplo en el Mundial de Nueva Zelanda no hemos tenido problemas con las árbitras y nos han felicitado, pero en el masculino se empieza a ver mucha más crispación entre árbitros, entrenadores y jugadores. Muchas más tensión. No creo que haya un aquí mando yo, pero sí es cierto que el ambiente es diferente. Hay más crítica en el masculino que en el femenino. La gente dice que las mujeres no tenemos presión. ¿Cómo que no? Al que pierde no le gusta perder y podría estar poniendo cosas horrendas en redes sociales, como en los últimos dos o tres años está sucediendo en el rugby masculino, así que puede tener que ver con la testosterona.

Uno de los problemas del fútbol es que las normas y el arbitraje se ponen al servicio del espectáculo y eso pone demasiada presión en el árbitro. Quizá en el rugby están apareciendo esas actitudes por la idea de intentar hacerlo mucho más mediático.
Hay una presión excesiva sobre hacia dónde vamos, por qué hay competiciones que ya no llenan estadios en el rugby… y hay entrenadores que tienen demasiada influencia en cómo tenemos que pitar. Y cada uno tiene sus intereses. Hay presión en el arbitraje del rugby masculino que está volviendo locos a los árbitros. Hemos visto por ejemplo cómo sancionaron al entrenador de Sudáfrica por poner cosas en las redes sociales.

INTERNACIONAL» Alhambra desarrolla su carrera en la federación internacional.

El problema con la cultura del solo vale ganar es que ya no hay marcha atrás ¿No hay sanción que frene que entrenadores como el de Sudáfrica hagan todo lo posible por ganar?
Yo estoy centrada en las competiciones femeninas y en el último Mundial se analizó que el rugby había sido bonito y bueno. Entonces pensé que a lo mejor había que mirar más al rugby femenino. Igual hay que poner en práctica las dinámicas del rugby femenino, es más espectacular y no se habla del árbitro. Hay gente que denigra las competiciones femeninas y a lo mejor lo que hay que hacer es tomarlo como ejemplo en toma de decisiones, porque igual cuando lideran y deciden las mujeres hay aspectos que funcionan mejor.

«Creo que como árbitros no tenemos que ser los policías o los castigadores. No somos árbitros policías que salgamos al campo a buscar la falta. Si fuera así no disfrutaría»

Tienes muchas condiciones para tratar este debate tecnológico del arbitraje como árbitra de rugby, mujer y tu formación científica. A la vista de lo que ocurrió en el rugby, ¿cómo evolucionará el VAR?
Los inicios de cualquier sistema nuevo necesitan tiempo. El error es mayor hasta que se pone en marcha, se entrena y cada vez acierta más. En el rugby está asumido que una persona se va a equivocar y se utiliza para dos ocasiones: intentar que un error no afecte al resultado, es decir, cosas decisivas en las zonas de ensayo. La otra, muy importante, es la seguridad de los jugadores, por el actual problema de las contusiones cerebrales. Se utiliza el TMO (Television Match Official) por si el árbitro se pierde un contacto en la cabeza. Eso está asumido y todo el mundo entiende que es por el bien del juego. Pero existe un problema, hay presión para que la gente no cambie de canal durante las revisiones. De forma regular estamos implementando mejoras para que el TMO no sea un latazo y no rearbitre un partido. A veces el TMO se activaba cuando un árbitro ya había tomado una decisión, y esa no es la filosofía. Actúas cuando afecta al resultado o a la seguridad de los jugadores, pero no puedes estar actuando todo el rato porque el árbitro ya toma sus propias decisiones. Y luego se ajusta la velocidad para que no se tarde dos minutos en transmitir al árbitro la información. 

Entonces es una experiencia muy similar.
Recuerdo que decían que el VAR se iba a cargar el fútbol. Siempre creo que el árbitro se utiliza en el fútbol como elemento de polémica para escribir artículos o hablar una hora en la tele, y claro, si llega un señor y lo corrige pues sumamos el VAR a la polémica y arreglado. Creo que la utilización de la figura del árbitro o del VAR para generar polémica no ayuda a proteger y respetar la figura del árbitro. Es una figura tan negativa para la masa social que ve el fútbol, quién va a respetarlo, es imposible. Si le insultan desde el calentamiento, es terrible. 

HITO» Arbitrando un partido masculino internacional entre Samoa y Tonga. 

Se dice que el problema no es el VAR sino el uso interpretativo que se hace de las imágenes.
En nuestro caso la última decisión siempre la tiene el árbitro, aunque sea previo aviso del TMO. Si existe un pase adelantado por ejemplo, debe ser obvio, no por milímetros. 

El caso de los pases adelantados del rugby es muy similar al fuera de juego. La nueva tecnología en el fútbol permite pitar un fuera de juego de milímetros. Eso no obedece al espíritu del juego.
No creo que lleguemos a eso porque nos estaríamos cargando el espectáculo y el espíritu del juego. No creo que eso llegue nunca al rugby. Tuvimos una jugada en un partido del Mundial con Fiji, que tiene un estilo de juego de mucho pase. Hubo un ensayo después de muchos pases y el TMO llamó a revisar al árbitro un pase adelantado. Al final la árbitro se vio forzada a pitar pase adelantado y no dio el ensayo. Para mí era muy ajustado, muy fino. Y le dije al TMO, y quizá fui muy bruta, si pitas esto es que no te gusta el rugby porque nadie en el estadio ha visto pase adelantado. Es una jugada rapidísima y el pase iba muy justo. Si entramos en milímetros te cargas cualquier deporte. A veces veo las líneas esa con la silueta del jugador… y digo madre mía. Fuera de juego, pues vale, pero no creo que eso ayude a nada. Si se hace un uso sobredimensionado de la tecnología en el fútbol para quién va a ser, ¿para los robots?

«Tienes que tratar de pasar desapercibido y nunca considerar que por ser el árbitro tienes el poder, yo no quiero tener el poder»

No se puede dejar que un deporte sea medido al milímetro.
A pesar de que el rugby lleva más años, la filosofía sigue siendo que se pita lo claro y no lo milimétrico. En eso se ha mantenido cierta consistencia. No se mide en milímetros. En casos de contacto en la cabeza se para la imagen para saber el lugar exacto de impacto. Es por seguridad del jugador, pero en lo más parecido al fuera de juego que es el pase adelantado si hay duda, siempre favorecemos al juego. Esa es la filosofía. 

El TMO comenzó hace más de 20 años, en 2001, ¿Ha afectado al juego?Claro. El rugby en 2001 no era un deporte tan físico. Se placaba mucho más abajo. Eso de placar arriba para evitar la circulación de balón es nuevo, de los últimos 10 años. En realidad el TMO se ha adaptado a la realidad del juego. Se va tan arriba en los placajes que a veces se acaba impactando en la cabeza. 

Es decir, la tecnología está al servicio del juego no al revés.
Igual que el reglamento. Eso es positivo, no se puede tener un reglamento estanco que se aplique durante 30 años. En el rugby el mayor cambio es el físico porque hace 30 años el rugby y los jugafores eran amateur, personas que tenían sus propios trabajos, pero que además jugaban al rugby para su club y país.

«Los futbolistas de manera muy fácil y alegremente insultan al árbitro y eso no me parece ni lógico ni normal ni bueno. Y si hablamos de que los niños normalicen que haya violencia verbal en todos los partidos pues ya…»

¿Por qué el rugby que es un deporte que encaja a la perfección con nuestra cultura de deporte no da el salto en España?
Lo resumo con una frase que puede parecer bruta. He hablado mucho en los últimos meses porque ha habido cambios en la federación y creo que el mal endémico al 98% es que los clubes, en todos los niveles, incluso en niños, realmente están preocupados en España solo por ganar el domingo a toda costa. No habrá salto hasta que no seamos capaces de entender que para dar un salto no me tiene que ir solo bien a mí sino que le tiene que ir bien a todos. Para que alguien invierta en una liga televisada tenemos que jugar todos mejor, no solo yo para ganarlo todo. Hasta que no entendamos eso y dejemos de hacer trampas para ganar el domingo, dejemos de gritar a los niños pequeños para ganar el domingo contra el gran rival de la ciudad, hasta que dejemos de pelearnos en la asamblea para sacar algo de ventaja frente al resto… Hasta que no cambiemos esa actitud es imposible que el rugby vaya a ser más de lo que es hoy. En el femenino la progresión ha sido mucho mayor, por ejemplo en competiciones, porque ha habido mayor entendimiento en que para que la Liga Iberdrola sea atractiva tiene que haber recursos para todos para que jueguen bien ocho equipos, no dos. Hay carencias en el femenino por supuesto, pero hay mayor entendimiento. Y desde la federación, hasta ahora, ha habido una falta de liderazgo y visión a largo plazo, desde mi punto de vista. 

No es fácil para una chica de 18 años decir que su deporte es el rugby. ¿Qué te dijeron en casa?
En mi caso la clave es que fue natural. Nunca vi una barrera por jugar al rugby. En mi familia por ejemplo mi madre no quería que jugara pero porque le quitaba tiempo a la carrera, pero mis padres nunca me pusieron la limitación del deporte de chicos o chicas. Yo hacía kárate y mi hermano ajedrez. En mi casa el que más cosas hacía en casa era mi padre porque mi madre trabajaba y estudiaba, todo ha sido muy natural. Era consciente de las barreras pero no lo he afrontado como tal. Si he sufrido comentarios machistas pues he pensado, qué triste que estará amargado en su vida. Ni me ha dolido, ni me ha parado, ni me ha causado estrés en mi vida como árbitra.  

Pero entiendes que es duro para las mujeres superar esas barreras.
En nacional durante mucho tiempo fui la única mujer, hacía las mismas pruebas que mis compañeros y sacaba mejores marcas que algunos de ellos. No intentaba no estar reivindicando todo el rato ser la única mujer. Hacía todo de forma natural. Y pité un Finlandia Noruega y la gente "oh… la primera mujer" Cierto, pero yo me sentía preparada y capacitada, lo afronté como otro partido de rugby. En general, no he tenido miedo a afrontar nuevos retos.  Dicho esto, soy consciente de que existen barreras en muchos ámbitos que siguen dificultando que haya más mujeres jugando, entrenando, arbitrando y dirigiendo, en el rugby como en la mayoría de deportes. Eso es innegable, todavía sigue habiendo mucha resistencia.   

Tu experiencia demuestra que es una anomalía que no haya mujeres arbitrando en el fútbol profesional. 
Hay mucha gente que lo justifica por el nivel físico y creo que es una excusa. Tengo conversaciones en mi organización, la federación internacional de rugby, y decimos que esto ya no se puede parar. Que haya hombres que sigan pensando que ciertas parcelas son solo para ellos, ya no hay por dónde cogerlo, no se puede aguantar. Lo puedes asumir o no, pero es imparable. Ahí está el caso de la árbitra francesa designada para la Copa del Mundo de fútbol. Sí, es mujer, pero tiene mucho talento. Mi objetivo actual es que el 100% de las designaciones de árbitros para competiciones femeninas sean mujeres, pero hasta que se abra el abanico y las designaciones en competiciones masculinas sean más diversas. En 10 años igual habrá hombres en las competiciones femeninas pero siempre que haya mujeres en el masculino. Hay un sesgo de género que hace que a muchas mujeres se las frene por ser mujeres, siendo mejores que algunos de sus compañeros. Lo decías en tu artículo, es insoportable. En 10 años espero que nos volvamos a ver y ojalá las designaciones, en cualquier deporte, no destaquen por el género, que cualquier árbitro dirija femenino o masculino indistintamente, siempre que tenga el nivel para dicha competición. •