Amalita Fortabat: la millonaria que contrató a la URSS para jugar contra su equipo

La excéntrica Dama del Cemento aceptó hacerse cargo en 1981 del equipo aficionado de su difunto marido rico con un condición: ganar. Loma Negra se convirtió en dos semanas en un club de jugadores de primera.

Delfina Corti.- El trato se cerró el 10 de enero de 1981 en la puerta de la iglesia Santa Elena, en la ciudad de Olavarría, a 300 kilómetros de Buenos Aires. A la salida de la misa por los cinco años de la muerte de su esposo Alfredo Fortabat, Amalita buscó a Bernardo Miretzky –uno de sus hombres de confianza–. A su lado estaba su asesor financiero, Jean Pierre Thibaud, que no emitió palabra. La decisión ya estaba tomada y ella lo hizo saber:

–Yo los voy a ayudar, pero la plata va a salir de mi cartera. 

Hasta esa noche, el Club Social y Deportivo Loma Negra de Olavarría había sido un equipo de fútbol amateur integrado principalmente por obreros de la empresa cementera Loma Negra, cuyo fundador había sido Alfredo Fortabat en 1926. Y lo hubiera seguido siendo si no fuera por la inundación que afectó a la Provincia de Buenos Aires en abril de 1980. Loma Negra fue el único equipo de la zona que no sufrió las consecuencias del temporal y, por lo tanto, clasificó al Torneo Regional en lugar de Estudiantes, el club más grande de Olavarría. 

–Necesito que le consulte a la señora si puede colaborar para la compra de jugadores y el refuerzo del plantel– le dijo Jorge Alexandre, presidente de la comisión directiva, a Miretzky. 

Una semana después de aquel pedido, al finalizar la misa, Amalita se reunió con los representantes del club a pocos metros del mausoleo de su esposo y les confirmó su ayuda financiera. Eso sí, no sin antes dejar clara una consigna: 

–Hay una condición: tienen que ganar o ganar. 

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–Yo sé que usted se va a casar conmigo –le dijo Alfredo Fortabat a María Amalia Sara Lacroze Reyes en una noche parisina de 1947. 

Amalita había nacido en 1921 en el seno de una familia aristocrática. Durante su juventud había sido un ícono de la moda de la clase alta hasta que se casó en 1942 con el abogado Hernán de Lafuente Sáenz Valiente, padre de su única hija.


MILLONARIA» Amalita en una sesión de fotos en los 90. Foto: Rafael Wollmann (Getty)

–Usted no me puede decir eso. No es cierto. Dirá que le gusto… –respondió Amalita, turbada por la confesión. Ella tenía 24 años y él, 54. Y, en aquel entonces, ambos estaban casados. 

–Amalita, estoy enamorado de usted desde el día que la conocí –insistió Alfredo aquella noche. 

Al poco tiempo, los dos se separaron y en 1955, cuando se promulgó en Argentina la Ley de Divorcio, la pareja se casó. Estuvieron juntos durante 30 años hasta que el 10 de enero de 1976, Alfredo murió a los 81 años. Amalita presidió el cortejo funerario que acompañó el cuerpo de su esposo hasta su mausoleo en Loma Negra. Tres días después de la muerte, Amalita tomó la presidencia de la cementera. 

Alfredo le dejó a su esposa una fortuna calculada en 1.800 millones de dólares. De ahí, Amalita pasó a ser la mujer más rica de Argentina, pasó a ser la Dama del Cemento. 

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La noche del Hotel Impala, ubicado en una de las zonas más exclusivas de Buenos Aires, los representantes del club Loma Negra repetían una y otra vez la consigna de Amalita: “Tienen que ganar o ganar”.

Carlos Carrió llegó sin expectativas. A fines de 1980 había quedado libre como jugador de Atlanta, después del descenso del equipo a Segunda división. Aquella tarde su ex preparador físico, Jorge Carlos Habegger, le llamó por teléfono para comunicarle la noticia. 

–Carlos, hay un proyecto en Loma Negra con Amalita. Te quieren. 

–Vengo de jugar en Primera, ¿qué es Loma Negra? 

–Están formando algo interesante. Ya hay varios jugadores de Primera y pagan bien. Venite para el hotel para hablar con esta gente. 

Esa noche, Carrió entró a la habitación del Impala convertida en oficina y firmó por una suma que duplicaba lo que le ofrecían otros equipos de Primera división. Algo similar ocurrió con el arquero Luis Alberto Barbieri. El director técnico Norberto Desanzo le había llamado más temprano y le había dicho que estaba buscando jugadores para Loma Negra para jugar el Regional. Era un torneo de provincias, y a Barbieri no le interesaba hasta que llegó al hotel y escuchó cuánto le pagaban. 


VESTUARIO» Amalita con los jugadores de su ambicioso proyecto.


Los enviados de Loma Negra tenían la obligación de regresar a Olavarría con el plantel armado esa misma noche y el dinero no era un inconveniente. El presupuesto que manejaban era insólito para el fútbol local de aquel entonces y, en total, contrataron a seis jugadores de Primera división. Mientras tanto, los demás clubes se quejaban ante la Asociación del Fútbol Argentino y acusaban a Loma Negra de distorsionar el mercado. 

El 22 de enero, tan sólo doce días después de la misa en la iglesia Santa Elena, Amalita reunió al equipo en San Jacinto, su estancia en Olavarría. 

–Muchachos ustedes tienen una responsabilidad: ganar. Van a estar vistiendo la camiseta de Loma Negra y eso significa que tienen que ser los mejores. 

Los jugadores cumplieron. En aquel entonces, el campeón del Regional clasificaba para disputar la liga en la que participaban los equipos de Primera división. Tras veinte partidos, Loma Negra llegó al Torneo Nacional de 1981 donde compartió grupo con River y el reconocido Ferro de Carlos Timoteo Griguol.

Toda la ciudad empezó a alentar por el equipo de Amalita y llegaron a Olavarría los primeros enviados especiales de medios nacionales. El club, además, contrató alrededor de 14 nuevos jugadores de Primera para competir en el Torneo Nacional. Finalmente, tras la fase de grupos, quedó afuera por diferencia de goles aunque el empate frente a River y el triunfo frente a Ferro de local se vivieron como un título. 


MONUMENTAL» Sucedió lo inverosímil y Loma Negra jugó en Primera. 


Definitivamente, era el club más excéntrico de la liga. “Tenían lujos que encarnaban la desmesura misma: ningún equipo en su categoría contaba con los mismos recursos que parecían además ilimitados”, describieron Marina Abiuso y Soledad Vallejos en ‘Amalita. La Biografia’.

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En Loma Negra, durante aquel tiempo, podía ocurrir cualquier cosa. Tras quedar eliminados del Torneo Nacional, a principios de 1982, un dirigente del club convenció a Amalita de prestar a los jugadores para representar a Olavarría en el Torneo Argentino. La Señora accedió porque aquello no significaba un inconveniente: el club contaba para ese entonces con 50 jugadores profesionales. 

–Recibirán 50 dólares por cada gol que le conviertan a Saladillo –les prometió Amalita a su equipo, previo a un partido del Torneo Argentino. 

Los premios eran moneda corriente. Ella podía entrar al vestuario y entre risas hacerles diferentes promesas a sus jugadores: desde relojes importados hasta medallitas de oro, pasando por arreglos florales para sus esposas. Frente a Saladillo, finalmente, Loma Negra metió 14 goles. Y quizás fue aquella disparidad la que hizo que el club saliera a buscar un rival que estuviera a la altura. 

El 14 de abril de 1982, a los pocos días de comenzada la Guerra de las Malvinas, la Selección de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas URSS disputó en Argentina un amistoso frente a la Selección nacional. Aquella semana, el diario El Popular anunció que Loma Negra disputaría tres días después un partido frente al seleccionado soviético. 

ALINEACIÓN» Equipo que se enfrentó a la URSS.

Amalita pagó 30.000 dólares por aquel amistoso. “Ese día se convencieron de que no existía cosa alguna que el dinero de Amalita Lacroze de Fortabat no pudiera volver real”, sentenciaron Abiuso y Vallejos. 

El partido se jugó en la cancha de Racing de Olavarría, frente a 15.000 personas. El equipo visitante no perdía desde 1979 y, frente a la Selección argentina había conseguido un empate 1 a 1. Aquel 17 de abril, Loma Negra rompió la imbatibilidad de la Selección de la Unión Soviética. Husillos marcó el único gol del partido. Amalita festejó como nunca antes en la tribuna. 

Loma Negra rompió la imbatibilidad de la Selección de la Unión Soviética. Husillos marcó el único gol del partido. Amalita festejó como nunca antes en la tribuna. 

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Nadie había hablado de Loma Negra en el fútbol local antes del dinero de Amalita Fortabat. Fuera de Olavarría, nadie volvió a hablar después. 

El club jamás consiguió los votos necesarios dentro de la AFA para la obtención de la plaza fija en la Tercera categoría. Todos los años, por lo tanto, dependía de obtener el campeonato para disputar el Torneo Regional. Y Amalita, que no era segunda en nada, decidió dar un paso al costado. 

En 1983, Loma Negra disputó su último partido en el Nacional donde quedó eliminado por Racing de Avellaneda en octavos de final. Al finalizar la temporada, el club les entregó el pase libre a los jugadores y pagó todo lo que correspondía por contrato. Al tiempo, Amalita dio una entrevista en la televisión argentina donde le preguntaron sobre aquellos años: “Este equipo pertenecía a Loma Negra. Los jugadores hicieron que yo me entusiasmara. Ellos eran simpáticos, nobles, cariñosos. Cuando yo los veo los llamo ‘mis chicos’”. •

*Reportaje publicado en Líbero 37, edición que puedes pedir aquí a domicilio. Gracias