Amarelle: «Alucinan con los brasileños pero a mí Gordillo me centraba con rosca en la playa»

Vivió el sueño de cualquier joven aspirante a futbolista y acabó siendo el mejor jugador del mundo de la especialidad. Setién, Michel, Sarabia y otro puñado de exfutbolistas tuvieron claro que ‘Romarito’ podría vivir del fútbol playa. Así apodaron a Ramiro Amarelle (Ponteceso A Coruña 1976) cuando le adoptaron para la primera selección española de fútbol playa en 1996.

Diego Barcala.- Cada mañana, llueva, haga frío o viento, coge los balones y los conos e instala su campo de entrenamiento en la playa de Arteixo (A Crouña) donde unas porterías compradas por él mismo le esperan junto al mar. Muchos jóvenes desconocen que este zurdo jugó con Romario y Cantona y que durante unos años no muy lejanos se hinchó a meter goles en las playas de todo el mundo a centros y pases de una selección de glorias de los 80. Ramiro Amarelle cogió hace casi 20 años el tren del fútbol playa y creció con este deporte en el que la FIFA le consideró el mejor del mundo en los Mundiales de 2003 y 2008 entre otras tantas menciones. Eran los años de impulso de un espectáculo que interesaba a las televisiones y a los patrocinadores. Ahora lucha por recuperar la ilusión de los niños y jóvenes por ese nuevo deporte que mezclaba a jóvenes talentos con estrellas retiradas.

¿Cómo pasó este deporte de espectáculo de viejas glorias a profesionalizarse?
La repercusión y el deporte como es hoy, es gracias a los exjugadores. La participación de Míchel, Butragueño y demás fue clave. Todo comenzó en el 96 en Alicante. Era el Torneo DYC y había 10 o 12 competiciones por toda España contra varios equipos. En el último torneo metieron a dos o tres chavalitos. El requisito para estar en la selección era que fueran exinternacionales.

Al revisar esa selección no parece que fueran los exjugadores más preparados para el fútbol playa. Por ejemplo, jugaba Górriz que no era muy virguero que digamos.
Aunque parezca que no, tenían mucha calidad. Antes se diferenciaba mucho la defensa del ataque. Ahora es difícil encontrar un defensa que no sepa atacar porque el deporte se ha especializado mucho. Claro, Górriz era un armario empotrado de 1,85 pero no era fácil ganarle la posición y además se acaba de retirar. Cuando se hizo el cambio de veteranos a jóvenes, bajó mucho la calidad.

Pero ganó el espectáculo porque entrasteis chavales que hacías chilenas y los remates propios del deporte.
Pero bajó el espectáculo. Al principio estaba con Nico y Rober, pero cuando ya eran ocho o nueve nuevos bajó mucho la calidad. Un jugador de calidad te juega al menos en 2ªB pero claro si no tienen calidad, el nivel era más bajo. Yo con Míchel tenía el balón en la cabeza cuando quería. Vale, jugaban andando, pero los chavales jóvenes, aunque corrieran más, no tenían ese nivel.

El más goleador de esos veteranos era Setién.
Setién jugaba muchísimo. A veces parecía que no, pero es que pones a exjugadores a jugar en la playa y marcan diferencias. A día de hoy no, porque ha evolucionado el deporte, pero es que eran muy buenos. Jugaba Sergi, recién retirado y pasaba por encima a cualquiera, le daba con la derecha, la izquierda….

¿Qué recuerdas de esos torneos, de las charlas, los viajes…?
Fue la mejor etapa de mi vida. Con jugadores profesionales e internacionales, todos con más de 300 partidos en Primera, con Mundiales a sus espaldas y que además eran todos muy buenas personas… Siempre presumo de que eran muy buenos tíos. Me ayudaron, me enseñaron, me formaron como persona. Claro, yo entrenaba cinco, seis u ocho horas al día solo. Luego con Nico y Rober entrenábamos como animales hasta cinco o seis días a la semana sólo para que ellos nos vieran que lo hacíamos bien. Si lo hacías mal, te echaban lógicamente. 

ENTRENO» Amarelle entrenando en Galicia. Foto. Lino Escurís


¿Os protegían?
Sí, mucho. A mí me llamaban ‘Romarito’, a Nico ‘Pulmón’. Tengo muy buena relación con todos. Fue espectacular. Nos mimaban pero también nos apretaban. Nos decían todo lo que teníamos que mejorar, y no te lo decía el entrenador de tu barrio, te lo decía Míchel.

Pero esta gente no tendría ni idea de fútbol playa.
No tenían ni idea del fútbol playa porque no tenían experiencia pero sabían hablarte de controles, golpeo, desmarque… cosas que han hecho toda su vida. Yo jugué en Tercera con 18 años, había ganado la copa del Rey juvenil con el Dépor, pero esto era otra cosa. Es que Juan Carlos te explicaba cómo jugaba el Dream Team. “La segunda línea presiona…”. Cosas que dicen ahora de Guardiola a mí me las contaban hace 15 años.

Yo jugué en tercera con 18 años, había ganado la copa del Rey juvenil con el Dépor, pero esto era otra cosa. Es que Juan Carlos te explicaba cómo jugaba el Dream Team. “La segunda línea presiona…”. Cosas que dicen ahora de Guardiola a mí me las contaban hace 15 años.

Además, serían muy competitivos.
No les gustaba nada perder. De hecho, una de las cosas que más penalizaban era el error. Te machaban por un mal pase, una pérdida… Eso me ayudó muchísimo para ser metódico y exigente conmigo mismo. Me convertí en un profesional por entrenar como animales gracias a ellos. Decían: “¿Quieres ser bueno chaval? Pues sacrifícate”. Sólo puedo hablar bien de ellos, me emociono y todo. Todo era memorable, me enseñaron todo. No sé, Gordillo, Míchel, ¡que centraban de rosca en la playa! Eso hoy en día es imposible. Ahora se lo ven a un brasileño y parece la leche y yo pienso, eso se lo vi a Gordillo hace 15 años.

Llegó a ir Butragueño que no destacaba nada.
Butragueño vino pocas veces, unas tres o cuatro veces. Sus condiciones eran de muchísima calidad, era rápido, pero se le notaba la falta de adherencia en la arena. La clave es saber correr en la playa. Es como el waterpolo que no es sólo nadar.

Otro que parecía sufrir en la playa era Julio Salinas.
Julio Salinas no tenía calidad pero se quedaba el balón siempre. Cuando lo vi en la playa, pensaba: “Este tío, qué torpe”. Claro, luego vi vídeos suyos de joven y alucinaba con las cosas que hacía. Te hacía unas coberturas, unas finalizaciones... Todos tenían su cosa.

También había estrellas en otros equipos. ¿Jugaste mucho contra Cantona?
Jugué contra y con él. Lo mismo que con Romario, Stielike, Tigana, Altobelli… Cantona tenía mucho nivel. No quería correr. Es un tío que en el rollo cercano es muy bien tipo. Muy peculiar porque es un icono y arrastra masas y parece que viven en un submundo de dioses, pero eso él lo gestionó muy bien. Es un icono de Nike y hace cine y dice lo que dice. Lo hizo muy bien.

Vamos que lo tuyo fue cumplir un sueño. Incluso tuviste un estatus de estrella con marcas propias con tu nombre.
Tuve incluso videojuegos… Es que tuve mucha suerte. Es como si se retiran Messi y Cristiano y te pones a entrenar con ellos. Por ejemplo, la relación que tengo con Setién ahora… Es impagable.

Tú jugaste en el Dépor juvenil que ganó la Copa del Rey Juvenil al Real Madrid. ¿Alguno de tus compañeros llegó a Primera?
En mi equipo no llegó nadie. Sólo Deus en Segunda y debutó. Algunos en 2ªB, pero poca gente llegó a la Segunda. De ellos no me acuerdo, era la generación del 77. Estaba Guti y esta gente contra los que habíamos jugado mil veces.

¿Por qué no te dedicaste al fútbol?
Justo cuando salió el torneo en la playa habíamos ganado la copa juvenil. Y estuve ocho meses de baja porque me rompí el cuádriceps dos veces. Llegué al verano de la playa y el año siguiente me pasó lo mismo. Estaba en Tercera pero me rompí los ligamentos del tobillo dos veces y sólo me recuperé para retomar la playa. Además, la arena era genial para recuperarme de las lesiones. Me habían propuesto ir con la selección y un contrato y la alternativa era ir a Tercera. Lo que me preocupaba eran los medios médicos. En Tercera no tenía nada y aquí me ponían lo mejor, un seguro… Qué prefieres intentar jugarte una entre un millón o ir a entrenar con cracks mundiales a la playa.

CHILENAS» Marca de la casa Amarelle. Foto. L.E.


¿Y nunca volvió ese tren?
Luego me surgió otra oportunidad en el Sporting de Braga a través de Deus. En Portugal tenía buen nombre porque jugaba mucho al fútbol playa ahí y me llamaron con 20 o 21 años. Cuando estaban jugando la Copa de la UEFA. Fui a entrenar 15 días y me dijeron que me quedara 15 días más. Pero estaba la Selección. Y dije me voy ahora y vuelvo a intentarlo. Y fui a Turquía con la selección y me rompí los ligamentos de los dos tobillos y estuve tres meses lesionados. Y no lo volví a intentar.

¿Jugarías de delantero?
No, jugaba de mediapunta, interior, lateral. Siempre por la izquierda, carrilero. No era nada goleador, para nada. No metí un gol en mi vida. Era pasador.

¿Cómo se entrena al fútbol playa? Para cualquiera, correr en la playa es un infierno.
La parte mala es que es individual. Sé que hay equipos por España como en Almería donde hay cuatro o cinco. No se entrena en colectivo porque no hay competición. Yo hacía ciclos de entrenamiento de 10 meses. Nico, Rober y yo entrenábamos 6 días a la semana y eso es lo único que te hace mejorar. En Brasil, a los 3 años se van a la playa a jugar y tienen 12 meses de verano, pero aquí yo tenía que entrenar desde los 20 años más que ellos para recuperar la ventaja de un brasileño que jugó desde los 3 años a los 20. Y yo no lo hice. Con Nico y Rober la mejora que tuvimos fue la cantidad de horas que echamos.

¿Es Brasil el único país donde es posible dedicarse al fútbol playa?
En Rusia también. Hay que irse cuatro meses allí a jugar. En Rusia, que han sido campeones del mundo, comienzan a tener mejores condiciones que los jugadores de Segunda B. Tampoco te creas que hay mucho dinero, pero entre los buenos, puede haber unos 30 o 40 no más, hay condiciones mejores de 2ªB, salvo lesiones y que tienes que jugar en dos o tres ligas. Poco a poco vamos a conseguir que haya españoles profesionales.

Pese a que no eres un jugador nativo de fútbol playa, eres un innovador con los remates por ejemplo.
Siempre entendí este deporte como un medio de expresión. Yo me iba a Brasil y alucinaba. Te podías inventar lo que quisieras. Veía lo que hacían los Neymar de allí y pensaba: “Esto aquí se puede hacer, es la bomba”. Con un metro te vale. Y eso es muy motivante. Evidentemente repetía y copiaba de los brasileños. Yo no soy tonto, yo jugaba mejor que los demás porque entrenaba mucho más que los demás. Pero ha bajado mucho la calidad. Los jugadores buenos de ahora, los cuento con los dedos de la mano. Pocos equipos intentar hacer cosas nuevas.

Con el desarrollo del deporte parece que se ha vuelto más aburrido incluso hay partidos que acaban 1-1.
Eso es una ruina. Puede acabar 1-1 pero tiene que hacer 20 remates. Han cambiado reglas. Estoy dentro de la FIFA dentro de un comité para ayudar. Los porteros ya no pueden retener el balón, sólo se la puedes pasar una vez… es más dinámico. Pero el deporte tiene que cambiar en cinco u ocho años porque falta calidad. ¿Sabes quién acabó con el espectáculo? Los entrenadores. O los malos entrenadores, son los que estropean esto. Ellos quieren ganar. Entonces no te permiten nada, ni crear ni inventar nada. Ellos sólo quieren ganar. Son los que empiezan a perder el tiempo, a no presionar. Yo jugaba a esto para hacer cosas. Decía: “Voy a meter 10 goles”. Voy a hacer espectáculo. Y hoy van a ganar el partido. Un partido de fútbol playa sin goles ni riesgo es una ruina.

¿Te llegaste a plantear vivir en Brasil?
Sí, o en Rusia. Pero son dos países que no me apetecen. Yo soy muy de mi tierra. Al segundo año tengo morriña.

*Esta entrevista fue publicada en la edición 11 de Líbero. Si te ha gustado, puedes apoyarnos SUSCRIBIÉNDOTE AQUÍ A LÍBERO. Gracias