Antonio de la Torre: «Me encantaría hacer un biopic de Juanito»

Antes del Goya por Azuloscurocasinegro, y de convertirse en uno de los actores más reputados de nuestro cine, Antonio de la Torre vivió el fútbol como periodista y como aficionado. Ahora en Sevilla, repasa esos años en los que el deporte fue un motor de su vida y cómo ha llegado a ser uno de los grandes intérpretes españoles.

Texto Rafael Molina | Fotografía Fernando Ruso.- La cita con Antonio de la Torre (Málaga, 1968) es en un campo de fútbol público, de tierra y de libre acceso a unos 15 minutos de la estación de Santa Justa en Sevilla. “Ya quedan pocos campos como este. Ahora todos son de hierba artificial”, cuenta nada más llegar. “Es bueno que existan campos para los pobres”, denuncia sobre el precio de los alquileres de los campos de hierba artificial. Rememora sus partidos en la liga de medios de comunicación cuando trabajaba en Canal Sur. Disfruta con una época en la que disfrutó mucho con el fútbol. Porque antes de ser actor, fue periodista. Y antes de eso, se lo pasó en grande jugando en La Cala del Moral, dónde descubrió la pasión por este deporte.

Tu afición al fútbol llega un poco de casualidad, te mudas al pueblo de La Cala y comienzas a jugar.
Un poco sí. Yo recuerdo en mi barrio a niños jugando al fútbol antes de mudarme a La Cala, un pueblo de Málaga, pero es verdad que en ese barrio del que te hablo jugaba muy poco. Quizá porque como era malo y no me elegían mucho. No terminaba de cogerle afición. Y entonces en La Cala había un campo para la gente que estaba veraneando. Ahí se dieron las circunstancias para que jugara mucho. No era como en el barrio, que era una especie de plaza. La verdad es que era ya una cuestión de superación. Hubo un torneo que jugamos los dos equipos de las urbanizaciones adyacentes y a mí me pusieron en el equipo B.

Jugaba el equipo nuestro, un equipo B y dos equipos de dos urbanizaciones para que fuera un cuadrangular. Me acuerdo que el entrenador, Juan Bermúdez, me contó la historia de Poli Rincón para explicarme por qué me mandaba al B. Me decía: ‘Poli Rincón jugaba en el Madrid pero entonces se va al Betis y ahí pudo destacar mucho más’. Por un lado, si es verdad que Poli Rincón pega el pelotazo en el Betis y se convierte en referente de la Selección pero a mí eso no me convencía. El partido que nosotros jugamos, con el B, que eran las semifinales, lo perdimos pero yo jugué muy buen partido y el entrenador me recupera para jugar la final con el primer equipo, en la que jugué unos minutos. Creo que el fútbol ha marcado un poco mi carácter. Siempre voluntarioso. Como futbolista era muy batallador. Con mucha fuerza de voluntad.

¿Qué edad tenías cuando empezaste a jugar?
Cuando yo voy a esa urbanización tenía 11 años y ahí es el paso de mi infancia a la adolescencia. Físicamente me cambia el cuerpo a un cuerpo de deportista. A nivel amateur,  pero se veía que hacía deporte. Y a través del fútbol socializo, juego mucho, hago mucho deporte. Fue una época muy intensa, con una relación muy estrecha con mi hermano porque jugábamos en el mismo equipo. Cuando cumplo 15 años pasé a jugar el torneo de los mayores. Todos los veranos se jugaban campeonatos que duraban todo el verano. Y tengo recuerdos muy bonitos con todo lo que supone el fútbol. Es difícil explicar por qué nos gusta el fútbol. El que lo vea y diga ‘¿qué hacen estos 22 corriendo detrás de una pelota?’. Lo entiendo perfectamente y reconozco que no tengo argumentos para explicar lo contrario. La pasión que sentimos, la solidaridad, la diversión, el sentimiento de pertenencia a un grupo que gana, que pierde… Es muy flipante. Ahora a mi niña, que yo creo que el fútbol le da igual, cuando me ve con el Málaga el otro día contra el Atlético de Madrid ve esa pasión en mí, cuando marca Sandro y luego otro gol con ellos con diez, y dice que es del Málaga. A ver cuánto le dura.

«ES DIFÍCIL EXPLICAR POR QUÉ NOS GUSTA TANTO EL FÚTBOL. LA PASIÓN, LA DIVERSIÓN, EL SENTIMIENTO DE PERTENENCIA. ES FLIPANTE».

¿Cuál es tu primer partido en la Rosaleda?
Un Málaga-Burgos. Recuerdo ir de muy niño con mi padre y que los futbolistas tenían las piernas muy gordas. Y me acuerdo de que el Málaga gana 1-0. El gol no lo veo porque en ese momento estaba mirando a la grada y de repente todo el mundo grita ‘gooool’. El recuerdo más emocionante que tengo de ir al estadio es cuando el Málaga le gana al Sporting y se clasifica para la Champions. Se clasificó para la previa y había que rematarlo luego pero la alegría fue inmensa. También recuerdo un Málaga-Real Madrid con mi padre, que era del Madrid y del Málaga. A mí no me quedaba claro de qué equipo éramos. Entonces marca el Madrid y luego remonta el Málaga con dos goles de Rodríguez y le gana al Madrid. Para un equipo como el Málaga era la leche. Recuerdo ese momento porque averigüé de qué equipo éramos. Del Málaga.

Eso de ser del Málaga y del Madrid se acabó.
Éramos de ambos pero llega un momento en el que tienes que salir del armario. Si juegan los dos tienes que elegir. Lo noté sobre todo por mi padre. Porque estaba loco de contento con la victoria del Málaga. Había algo superior, una alegría inmensa en eso de ganarle al equipo grande.

¿Los recuerdos se idealizan?
Totalmente. El tiempo distorsiona la memoria y los recuerdos. Nosotros rehacemos el relato de las cosas. De hecho en terapia es muy habitual. En terapia cuando coges a gente con muchos problemas dicen: ‘Mi infancia fue muy feliz’. Empiezas a rascar y ves todo tipo de problemas. Normalmente los recuerdos son idealizados.

¿Nunca tuviste el deseo o el sueño de ser futbolista?
Tuve una época que sí me creí un poco eso. Como jugaba tanto, mejoré y más o menos me salían las cosas. Y me acuerdo que un vecino nuestro que había jugado en el Betis me dijo: ‘Te voy a llevar a hacer una prueba’. Y llegué a jugar en equipos juveniles. Jugué en el equipo de La Cala pero éramos muy malos. Luego en la Olímpica Vitoriana. Cuando me di cuenta de que era mejor dedicarme a otra cosa fue cuando estuve jugando en el San Andrés. Aunque lo intentaba era un nivel superior para mí. El entrenador de aquel equipo me dijo: ‘No quiero que dejes los estudios’. Y yo le contesté: ‘No te preocupes, si yo en los estudios voy bien’. Y él: ‘Ya ya, pero no quiero que te quite tiempo’. Una forma de echarme. Entonces ya dejé el fútbol. Cuando me fui a estudiar periodismo a Madrid ya aparqué el fútbol.

¿Te ves reflejado de alguna manera en Joaquín y Juanito? En el sentido de que Joaquín ha hecho su mejor fútbol casi pasados los 30 y Juanito da el salto de un equipo pequeño en ese momento como era el Málaga a un Real Madrid…
Lo que ha hechoJoaquín en el Málaga es una barbaridad. Para mí su plenitud fue ahí. En el caso de Juanito siempre hay una historia bonita detrás del chaval de barrio que triunfa luego en un gran equipo. Por eso creo que la gran película de fútbol está por hacerse. A mí me encantaría hacer un biopic de Juanito. Aunque cuando él fallece era más joven que yo. Siempre hay una historia bonita cuando un chaval de barrio como Joaquín o como Juanito prospera y llega lejos. Un niño que tiene un talento y termina triunfando, como la de Messi o Cristiano. Sin embargo, y sin entrar mucho a analizar el mundo del fútbol, terminan convirtiéndose en personajes frívolos, superficiales…Pero hay una historia bonita detrás de muchos jugadores. Es muy difícil gestionar la fama, el éxito. Del éxito se aprende poco. Se aprende más del fracaso.

«CON 25 ME GUSTABA TANTO EL FÚTBOL QUE SOÑABA IMITANDO A ‘BUTANITO’. CUANDO EMPECÉ PERIODISMO ME DI CUENTA DE QUE EL PERIODISMO DEPORTIVO NO MOLA TANTO».

¿CÓMO UN PERIODISTA DEPORTIVO DA EL SALTO AL CINE?

Es que la pregunta no es correcta del todo. Si es verdad que con 25 años y en aquella época que me gustaba tanto el fútbol soñaba con ser periodista deportivo imitando a ‘Butanito’. Luego cuando empecé a estudiar Periodismo me di cuenta, con todos los respetos, que el periodismo deportivo no mola tanto. Es más sota, caballo, rey. Aunque hay gente que escribe muy bien. Antonio Félix, Eduardo Castelao, Ladislao Moñino, Santiago Segurola… En los diarios generalistas se hace muy buen periodismo deportivo. Yo me refiero más al periodismo deportivo de retransmisiones deportivas, el que es más a granel. Todo esto lo vas viendo conforme vas conociendo el periodismo desde dentro. Vi que el periodismo de información general me gustaba más. Mi primer trabajo profesional fue en Canal Sur en 1990. Era un tío muy inquieto, con ganas de hacer cosas, y la gente que estaba allí lo captó. Domi del Postigo presentaba un programa en la radio y me fichó de productor. Me enganché a la rueda de Canal Sur. En el 92, cuando acaba la Expo de Sevilla, Alberto San Juan, que era mi amigo de la facultad, me dice que se iba a ir a la escuela de interpretación Cristina Rota en Madrid. Mi madre acababa de fallecer y estaba en un momento de mi vida que no sabía para dónde tirar. Por un lado estaba muy cagado y por otro lado me decía ‘¿cuándo tenga 40 años le voy a perdonar al de 24 no haberlo intentado?’. Entonces me fui sin nada. Por tanto, no es que el salto al cine lo dé un periodista deportivo sino un tío que ha trabajado de muchas cosas. Paradójicamente yo empecé a ejercer el periodismo deportivo cuando ya pensé que no iba a ejercerlo. Empiezo a hacer papeles pequeños, me llama Postigo para hacer unas cosas, volvía a Madrid…Los 90 para mí son un poco locura. Ya en el 97 no puedo más, a punto de cumplir 30 años, con papeles del tipo ‘Obrero 1’, ‘Parroquiano 4’… Papeles de una frase en los que casi no se te ve. Yo aspiraba a algo más y no tenía cuajo para aguantar eso. Entonces me vuelvo a Sevilla. Canal Sur abre el segundo canal y hacen un casting de presentadores. Me presento y me cogen para deportes. Lo de actor no me terminaba de salir, no terminaba de dar ese salto… A veces hay gente que no lo da jamás. He sido periodista deportivo casi de casualidad. Ese regreso me ayudó mucho. Pude remontar mi carrera gracias a ese curro. Todos en Canal Sur me ayudaron mucho para cambiarme los turnos y poder hacer castings. Entonces llega Azuloscurocasinegro, el Goya y en 2007 ya dejo Canal Sur con una excedencia que me termina el año que viene. •

Te quería preguntar por nuestro cine. ¿Por qué ha tenido tan mala fama hasta no hace mucho? 
Tengo una sensación, cuando he viajado por Europa, de que existe una muy buena imagen de nuestro cine.... en Francia, el cine es una cuestión de Estado. Aquí menos. Pero no me quiero quejar tampoco.

¿El cine español ha llorado mal? ¿Ha llorado demasiado en el sentido de no saber explicar sus propuestas?
Ha habido poca pedagogía con muchos temas, como en lo referente a las subvenciones. Según un estudio de la Spain Film Comission, por cada euro que se invierte en el cine se generan de forma directa dos euros. Se duplica el dinero invertido. Por ejemplo, Vicky Cristina Barcelona, tuvo un impacto enorme en Barcelona. Se generan una gran cantidad de puestos directos e indirectos de trabajo al hacer una película. No se ha sabido contar eso.

Decía Alejandro Sanz en una entrevista que ‘los políticos tendrán que reconciliarse con la cultura porque un país que no apuesta por la cultura pierde su identidad’… ¿Nos queremos muy poco?
No lo sé. En este momento tengo una sensación de cierto desencanto de cómo piensa mucha gente aquí. Como tampoco quiero ser otra voz más que se queje te diré que yo intento en la medida de lo posible hacer bien mi trabajo y salir adelante. Creo que España se merece más de lo que tiene. O a lo mejor tiene lo que se merece.

Hablabas antes de entrenadores que tuviste cuando jugabas en equipos de fútbol… ¿Qué director te ha marcado en tu carrera como actor?
Daniel Sánchez Arévalo. Me acuerdo que Valdano le dijo a Raúl: ‘Quién quiera comerse el mundo tiene todo el permiso para hacerlo’. Cuando Daniel me ofrece el papel para Azuloscurocasinegro me dice: ‘Creo que nadie ha escrito un papel a la altura de tu talento y yo lo voy a hacer’. Y me escribió el papel que cambió mi carrera. Daniel es mi Valdano. •