Sergio Cortina.- Yo tenía solo 11 años y unos padres responsables: esa combinación arruina grandes historias. El Real Oviedo estaba debutando en Europa pero me quedé en casa. Televisor encendido. Nariz pegada a la pantalla como un yonqui al humo. Aquel día no pude ir al Tartiere. No me dejaron. “Es de noche, habrá lío con los italianos, mejor lo ves en casa”. Yo obedecí como el niño manso que era, pero quería tirarme por la ventana y aparecer en el campo de repente, como en un truco de videoclip noventero.
La tele mostraba el mismo estadio a reventar de siempre pero tras el humo de las bengalas aparecían colores extraños. El fondo visitante escupía azul y rojo a la pantalla, como si alguien hubiera estampado un bote de pintura contra las gradas. El periódico decía que habían llegado 40 aviones y más de 100 autocares desde Génova. Que muchos se habían chupado el viaje en coche y algunos hasta en Vespa. En Vespa desde Italia, ¿de verdad? Qué aventura y yo aquí rascándome la barriga por debajo del pijama.
GENOA» Los aficionados italianos a su llegada a Asturias.
Cuando todo esto sucedió, Oviedo celebraba las fiestas de San Mateo. Pues resulta que los italianos aparecieron en el desfile principal aplaudiendo como locos. Pensaban que todo aquello era para ellos. Yo me decía, joder, es imposible que podamos perder contra esta gente. Años más tarde Eugenio Prieto, presidente del Oviedo entonces, me explicó la verdadera dimensión de aquel desplazamiento. Las medidas del pifostio. 7.000 italianos en un polígono industrial, policías hasta desde Sevilla para controlarlos sin comer, negándose a mover un dedo. La solución: bolsas de supermercado. Bocadillos, Coca-Cola y fruta para todos y a funcionar. España 91 resumida en un bocata. Escuchar esas anécdotas siempre me produce envidia. Me deprime por comparación con el fútbol desinfectado de ahora.
Cuando todo esto sucedió, la Oviedo celebraba las fiestas de San Mateo. Pues resulta que los italianos aparecieron en el desfile principal aplaudiendo como locos. Pensaban que todo aquello era para ellos.
A todo esto, aparece Bango. Minuto 44. ¡GOOOOOOOOL! El salón temblando… pero en el estadio, madre mía: un rugido que atravesó paredes. Aunque lo mejor quizá estaba por venir y lo resume el testimonio reciente de Giambattista Parodi, presidente de la peña Campomorone, que ha vuelto a Asturias este verano para ver al Genoa en el triangular que organizó el Oviedo por su centenario. “Siento nostalgia, claro, porque fue una experiencia muy bonita. El estadio ha cambiado, lo han renovado, pero el sector en el que estamos es el mismo de entonces”, explica en ‘Il Secolo XIX’ ¿Cómo que han renovado el Tartiere? Este paisano confunde que el Tartiere de 2025 no es el mismo campo que el de 1991 porque lo que tuvo que vivir en el fondo hace 34 años todavía le tiene dando vueltas.
*Lee el resto del reportaje en la edición 54 de Líbero. Pídela aquí a domicilio