Maradona a Bochini: «Bienvenido Maestro, lo estábamos esperando…»

Con estas pocas palabras ya míticas, el hijo de Doña Tota y Don Chitoro, a unos días de convertirse en Campeón del Mundo, brindaba el ingreso en el césped del Bocha. Era el minuto 85 de la semifinal de México 1986 entre Argentina y Bélgica, día en que Maradona disputó uno de sus mejores partidos.

Francesco Luti.- «Hay tres clases de futbolistas. Los que ven los espacios libres, los mismos que cualquier payaso ve desde la tribuna y los ves y te ponés contento y te sentís satisfecho cuando la pelota cae donde debe. Después están los que de pronto te hacen ver un espacio libre sin más, un espacio que vos mismo y quizá los otros podrían haber visto de haber observado atentamente. Éstos te toman de sorpresa. Y luego están aquellos que crean un nuevo espacio donde no debería haber habido ningún espacio. Ésos son los profetas. Los poetas del juego»

Así escribía Osvaldo Soriano en Memorias del Míster Peregrino Fernández y otros relatos’, y a los de Líbero (que en su edición 26 dedicó algunas páginas al escritor) nos gusta pensar que Soriano, al redactar estas palabras, se inspiró en la manera, única, de jugar de Ricardo Enrique Bochini (Zárate, 1954). Sin embargo hay una frase que por el momento y por la boca que pronunció, enmarca Bochini aún más en la historia del fútbol, y no solo la de Argentina.

“Bienvenido Maestro, lo estábamos esperando…”. Con estas pocas palabras ya míticas, el hijo de Doña Tota y Don Chitoro, a unos días de convertirse en Campeón del Mundo, brindaba el ingreso en el césped del Bocha. Era el minuto 85 de la semifinal del mundial de México 1986 entre Argentina y Bélgica, día en que Maradona disputó uno de sus mejores partidos de siempre anotando dos goles inolvidables y un travesaño con un remate de fuera del área: el primer tanto con un slalom que Alberto Tomba, dos años más tarde, imitó en Calgary, y el segundo con un toque con el exterior de la zurda que dejó boquiabierto al simpático portero Jean-Marie Pfaff.

EL PASE» Bochini, el maestro de la asistencia, con Independiente.

Con una camiseta número 3 que le venía grande, uno de los jugadores legendarios del fútbol argentino sustituía a otro histórico del Rojo, Jorge Burruchaga. Pocos minutos después, ambos, el Diego y el Bocha, realizaron una célebre pared. Y lo que hace especial esta triangulación en sí sencilla, es que cada vez que pronuncien las dos sílabas de Bo-cha surja el nombre del mejor jugador del siglo XX. Sí, porque Ricardo Enrique Bochini fue el jugador que supo inspirar al primer Maradona, el que soñaba con ser jugador y, a la espera de cumplir años, poder por fin debutar como profesional.

En más de una ocasión Diego dijo que su ídolo nacional fue el Bocha. Lo volvió a afirmar cuando, vistiendo el chándal de técnico de Gimnasia (con cosido en el pecho DM, quizás ‘Dios Mismo’), fue ovacionado en la cancha de Independiente de la mano de su antiguo ídolo y del “Chancho” Daniel Ricardo Bertoni, otra leyenda del Rojo. Fue aquel día que, con el habitual descaro, Diego afirmó que el estadio de Avellaneda debería llamarse Enrique Bochini. La grada respondió con el refrán de siempre: Bo-Bochini, Bo-Bochini… Y se ve que los dioses de Independiente lo escucharon, como cuenta a Líbero el mismo Ricardo Enrique Bochini: el próximo 1 de diciembre. Se llamará Estadio Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini.

Ha pasado un año del día que Diego se fue, año primero d.M, ¿Qué recuerda de él?
Muchas cosas… una lástima que no siga con nosotros. Diego era un temperamental, lo quería ganar todo, hasta en los entrenos. Quiso ser el mejor y lo logró. Era una persona muy humilde, siempre quiso ser uno más… y también por eso fue querido por todos los compañeros que jugaron con él… Nunca hizo pesar a los demás que era el más grande.

El día de su paso por Avellaneda como entrenador de Gimnasia y Esgrima de La Plata, su último equipo, Maradona le recordó la pared que se comieron los ‘tanos’ en el Olímpico contra la Juve…
(Ríe). Sí, fue en 1973, un gol mío después de una pared con Bertoni sentenció el partido y ganamos la Copa Intercontinental contra la Juve que sustituyó al Ajax de Cruyff.

¿Hubieran podido jugar juntos?
Creo que sí, por cierto jugué muchos partidos con él. Coincidimos en varios amistosos con la selección… en Suiza, en Los Ángeles, en México, etcétera; también recuerdo un partido, otro amistoso, con Argentinos Juniors, pero el remordimiento es no haber podido coincidir en el mejor momento de los dos… También en el 1986 yo me encontraba bien, pero jugamos juntos solo unos minutos contra Bélgica. 

«Hoy en día casi no existen 10. Pienso en Iniesta, quizás el último intérprete de ese puesto que en la cancha es muy difícil de cubrir; creo que en el fútbol de hoy hace falta esta clase de jugador», analiza Bochini.

Dio tiempo de realizar otra célebre pared…
Sí, pero bueno… En 15 minutos no pudimos hacer muchas cosas.

Y fueron estas las palabras que Maradona concedió a los micrófonos después de aquel partido: “Cuando vi que entraba Bochini, me pareció que tocaba el cielo con las manos, por eso lo primero que hice fue tirar una pared con él. En ese momento sentí que estaba tirando una pared con Dios".

Uno de los grandes números 10 de su época, durante dos décadas de fútbol, 19 años como profesional, el Bocha vistió siempre y únicamente la camiseta roja de Independiente, la 10. Le preguntamos sobre la desaparición del 10 en el fútbol, ese jugador imaginativo, diferente, por el que pasaban todos los balones, el creativo de un equipo. Se lo preguntamos mientras acude a una canchita de fútbol en Buenos Aires, y con la honestidad que lo caracteriza nos dice que: “Hoy en día casi no existen. Pienso en Iniesta, quizás el último intérprete de ese puesto que en la cancha es muy difícil de cubrir; creo que en el fútbol de hoy hace falta esta clase de jugador. Los 10 eran los que definían a menudo partidos complicados en los que se jugaba a la defensiva: había que tener gambeta, habilidad, jugar al toque para poder superar defensores que marcaban muy bien…”

Los que disfrutaron viéndole jugar dicen que era como una lechuza, parecía que tuviera los ojos también en la nuca…
Era mi manera de jugar al fútbol… Siempre lo fue desde que debuté en 1972.

Usted acaba de nombrar a Iniesta, tal vez el jugador contemporáneo que más se le parece por aquel andar chaplinesco… o más bien bochinesco…
Sí, a veces me han comparado con él. Me gustaba mucho Iniesta. Tal vez por el físico también nos podríamos parecer. La mía fue una época donde había algunos 10 de gran nivel. En Argentina no solo yo, sino también el Beto Alonso, luego vinieron otros: Riquelme, Aimar, pero son de otra generación. En mi época en Brasil estaba Zico, en Europa, Platini. Ahora ni Argentina ni Brasil tienen jugadores así, me refiero con esas características de pase, de agilidad mental, capaces de desmarcar al compañero con un toque. Y tampoco en Europa se me ocurren nombres.

TÍTULOS» El reflejo del éxito internacional de su carrera en Independiente. 

¿A qué se debe? ¿Al fútbol moderno?
No, no por el cambio, repito: es un puesto difícil.

Cuando en la primavera de 2017 Bochini llegó en España invitado por la Peña Roja de Barcelona, tuvimos la oportunidad de charlar y nos reveló algunas anécdotas. En aquella ocasión también pudo encontrarse en el Camp Nou con Lionel Messi, pero también hubo un homenaje especial en el consulado de Argentina con la presencia de muchos hinchas del Rojo y de aficionados de otros clubes argentinos fieles admiradores del Bocha.

Aquella tarde en Paseo de Gracia se le tributó mucho cariño y lo que hoy podría sorprender (pero no si se conoce la trayectoria del Bocha) es que había hinchas de River, de Boca, incluso del enemigo Racing de Avellaneda, que le aplaudieron y le hacía preguntas.

Hubo quien vivió desde las gradas partidos épicos del Bocha y de Independiente. Se rememoró la final del Campeonato Nacional en el estadio del Club Atlético Talleres de Córdoba. Era el 25 de enero de 1977. 1 a 1 el primer partido en Avellaneda, la revancha en Córdoba, con la ciudad que lo tenía todo preparado para los festejos. Primer gol contra Independiente muy discutido, y otro penal inexistente. Trossero, Galván y La Rosa, expulsado. Independiente quedó con ocho con el marcador a dos a uno.

CATALUÑA» Bochini en su visita a Barcelona con un balón.

El entrenador Pastoriza los empujaba al grito: “Vayan, sean hombres, jueguen…”. Dentro Bertoni, a pesar de estar lesionado, también Mariano Biondi. Ambos confeccionan la jugada del empate que la zurda de Bochini soluciona para sentenciar el empate a 2 de un partido dramático que consagra campeón a Independiente a pesar de haber jugado ocho contra once.

Pasaron imágenes de otros goles como el célebre sombrero que Bochini hizo con el exterior de la derecha desde fuera del área contra Estudiantes en la Libertadores de 1984. O el gol de cabeza, un toque leve, en La Bombonera, con Gatti en la portería, en 1987.

El Bocha desató una verdadera ovación cuando recordó (mimando) un gol que ni siquiera las cámaras pudieron conservar. Según él, el mejor de su carrera. Era la semifinal de Libertadores en mayo de 1976 en Avellaneda frente a Peñarol donde “gambeteó” a ocho rivales, antes de fulminar al arquero Walter Corbo. Un gol que los presentes no dudaron en comparar con de Maradona a Inglaterra.

Y finalmente se mencionó también un Boca 2 Independiente 3 en la Bombonera en el Torneo 1988-89 con un gol del Bocha parecido al de Kempes en la final del Mundial de 1978, con la pelota que supera a Navarro-Montoya con pequeños rebotes… Goles distintos, goles de autor, goles firmados Bochini.

Nos interesa saber sobre su trayectoria con la selección, donde desde 1973 jugó 35 partidos con la selección, aunque disputó un único Mundial…
Yo empecé con Menotti, y jugué entre 1975 y 1977 casi siempre titular, pero no me llevó al Mundial de 1978. Menotti eligió a Ardiles, Valencia y el Beto Alonso, y no me llamó. Quizá fue mi mejor época pero no tuve la oportunidad de jugármela. El Mundial te ofrece visibilidad, pero no pudo ser. En el 1982 también estaba en un buen momento de forma, pero Menotti, que había salido campeón del Mundo decidió llevar a los mismos jugadores, no más agregó a Maradona que en 1978 no quiso arriesgar. Quizás esta vez no me llevó porque me había lesionado en la gira… también eso pudo influir en la hora de la lista definitiva.

¿Y en el 1986? ¿Fue un pedido expreso de Diego?
Bueno, sí Diego tal vez opinó, pero fue por mi edad y porque Grondona, presidente de la AFA, se impuso. Grondona era admirador mío y además yo jugué muy bien en la gira antes del Mundial, cuando Bilardo estaba en la cuerda floja en la Selección. Jugamos partidos difíciles en Bélgica, Alemania, donde ganamos 3 a 1, y Suiza, ganamos todos los partidos y yo hice muy buenas prestaciones, así quedé con esta posibilidad que me tuvieran en cuenta, y así fue. No jugué de titular porque el equipo empezó a ganar todos los partidos, y como pasa a veces en un campeonato del Mundo, luego el entrenador no se arriesga a cambiar… y encima Argentina estaba jugando bien. Bilardo movió algunas fichas en otras posiciones: atrás, en los laterales, y uno en el medio… entró Enrique, Cuciuffo, Olarticoechea… El puesto mío ya estaba cubierto con Diego y con Burruchaga, que hicieron un Mundial impresionante.

Al final salieron campeones y usted añadió otro título a una carrera impresionante. Su palmarés cuenta con 4 Libertadores (1973-74-75-84), 3 Copas Interamericanas (1973-74-76), 2 Copas Intercontinentales (1973 y 1984); dos campeonatos nacionales (1977 y 1978) y dos campeonatos de 1ª división (1983 y 1988/89). Hoy en día se miran mucho los números, las estadísticas en el fútbol… Bochini sería uno de los que más han ganado. Un total de 714 partidos, 108 goles, y siempre con un equipo…

¿Nunca se planteó dejar el fútbol argentino y probar en Europa? Muchos se fueron a Italia, Francia, Inglaterra, España… incluso su amigo y compañero Bertoni…
No, nunca me lo propuse, estaba cómodo en mi club. En 19 años de carrera tuvimos muy buenos planteles, nos enfrentamos a grandes equipos y no solo en Argentina, sino en todo Sudamérica y en Europa también. Era un club que ganaba títulos y así fue, nunca salí de Argentina. En aquella época la mayoría de los mejores jugadores del continente se quedaban. No es como hoy, donde los mejores, inevitablemente, por la situación económica se marchan. Los clubes no pueden retenerlos.

«Hoy en día casi no existen 10. Pienso en Iniesta, quizás el último intérprete de ese puesto que en la cancha es muy difícil de cubrir; creo que en el fútbol de hoy hace falta esta clase de jugador», analiza Bochini.

En su opinión ¿Cuál fue el mejor equipo del Rojo?
Yo tuve la suerte de integrar varios equipos buenísimos de Independiente. Si debo elegir entre los que yo jugué, sin duda el de 1983-84. Con Marangoni, Giusti, Clausen, Enrique, Trossero, Percudani, Burruchaga, Villaverde, todos… Fue una época inolvidable para el Club y para los protagonistas de aquellos títulos.

Hace poco se hizo viral una foto suya esperando en la cola de un supermercado con el chándal de Independiente. ¿Qué tipo de vida lleva? Y ese amor loco por Independiente del cual es una insignia…
El Rojo es parte de mi vida. Actualmente colaboro con el club llevando algunos chicos a probar, jugadores de categorías inferiores. Pero también participo a eventos vinculados al Club, juego partidos con ex jugadores.

Como el que disputó hace unos años, en 2007 con Barracas Bolívar… un vídeo demuestra que con los años la clase sigue permaneciendo…
Partidos cancheros, de ese tipo… siempre que hay una pelota me siento atraído…

Y ahora un estadio que llevará su nombre…
Sí me enorgullece. Tenía una calle a mi nombre, pero un estadio es otra cosa.

Un merecido homenaje en vida a uno de los mayores artistas de la pelota.