Zuhaitz Gurrutxaga: «Clemente, 20 años sin verlo, llama al camerino: Javi ¿no te habrá molestado algo? 'Chaval si a ti te va bien, de mí cuenta lo que quieras'»

‘Subcampeón’ (Libros del KO) es el libro del año. Una biografía de un futbolista a corazón abierto. Es la vida de Zuhaitz Gurrutxaga escrita a cuatro manos con Ander Izagirre. Una pareja de delanteros a la antigua usanza que han escrito una deliciosa e inteligente comedia.

Diego Barcala.- Los autores están de gira por Madrid. Vienen a la oficina de Líbero a toda prisa de otra entrevista, por la tarde tienen una presentación en Móstoles, donde Zuhaitz ha invitado a su excompañero Iker Casillas. No irá porque está en Dubai, según sus redes sociales. Tampoco sabemos si se acuerda de Gurrutxaga, aunque ganaran varias medallas juntos en la selección. Todo forma parte del papel de subcampeón que Gurrutxaga representa.

¿Cómo ha sido la metodología para escribir el libro?
ANDER IZAGIRRE (A.I.): Te cuento yo esta parte y luego lo cuentas tú la chicha. Decidimos que tenía que ser una narración porque Zuhaitz tiene una voz propia muy peculiar y muy potente, como se ve en los monólogos. Él estaba de acuerdo en que tenía que ser una narración en primera persona que íbamos a escribir entre los dos. Me parece que la potencia de este libro está en su voz contando sus historias a su manera. Al principio me iba pasando una escritura en bruto donde había cosas bastante trabajadas que tenía de los monólogos y otras como borrador. Entonces yo los leía, después nos reuníamos, hablábamos mucho de lo que él había escrito yo le preguntaba mucho, detalles para desarrollar las escenas… Lo bonito es que en ese proceso surgían muchas veces reflexiones que enriquecían bastante esa primera versión con un ping pong que hiciera que sonara a Zuhaitz, con sus expresiones y chistes. 

ZUHAITZ GURRUTXAGA (Z.G.): Bueno yo no puedo decir como Cassano que al publicar su biografía dijo que era el único tío en el mundo que había escrito más libros de los que había leído. No he sido un gran lector desgraciadamente pero a Ander le había leído mucho, sobre todo me gustaban sus dos libros, uno sobre el tour, otro sobre el giro… Y como conocía su uso de la ironía, el doble sentido y el humor veía claro que tenía que ser con él. Desde luego la primera opción era él aunque tenía mis dudas de que me dijera que sí. Le metí una buena chapa de tres horas un día y bueno, pues le gustó y diez meses después aquí tenemos el libro.

Zuhaitz GurrutxagaAUTORES» Escritor y protagonista en la oficina de Líbero. Foto. Nico Grasso


La primera conclusión al leer la historia es que tu hipersensibilidad no parece muy compatible con  lo que a veces parece que se exige en el fútbol profesional. Y como lo cuentas desde la derrota de no haber llegado a triunfar, pues parece que estaba claro que no encajabas en ese ambiente. 
Z.G.: La explicación puede ser esa, que un tipo tan sensible que vive tan a flor de piel no tenga esa conexión. A veces digo esto que suena mal: para triunfar con 19 años en primera división hay que ser mucho más maduro de lo que te toca o un inconsciente. Yo seguramente haya sido demasiado o soy demasiado sensible para no darme cuenta de la responsabilidad que cargan sobre ti. Esa sensibilidad me vale para ver un atardecer en El Retiro y flipar pero luego el peaje que hay que pagar por ser tan sensible son sobre todo problemas de salud mental y no poder soportar un mundo tan hostil como es el futbol. 

Sin embargo fue ya más mayor cuando se hizo incompatible una cosa con otra. El entorno, el lenguaje, la agresividad, la violencia viene desde los 13 años y tú aguantaste hasta los veintitantos años en ese nivel de exigencia.
Z.G.: Pero seguramente sí que algún entrenador pudo tener cierta empatía. En el caso de los entrenadores que salen en el libro yo siempre pensé que era la manera de mostrar su cariño pero era otra época. Y sí, yo sabía que el entrenador que me agarró del cuello para decirme tienes que espabilar me quería y que me pondría al siguiente partido. Siempre he intentado darle la vuelta y ponerme en el lugar del otro. No creo que me afectara tanto esto sino que la presión de 30.000 personas viéndote en un estadio y una provincia siguiéndote y periódicos que te puntúan cada lunes. Yo empecé a disfrutar de nuevo del fútbol como cuando era niño cuando llegué a Lemona que está en segunda B, un pueblo de 3.000 habitantes donde no va nadie a ver los partidos, no hay medios ni periodistas, no hay nada. Ahí entendí que lo que me provocó no poder triunfar fue la presión

Gurrutxaga: «Las veces que Raúl, que era el mejor, habrá tenido dudas de sí mismo y se habrá querido esconder detrás de un rival para que no le pasen. Supongo que también le habrá pasado. Estoy seguro de que muchos de ellos en algún momento han pensado: yo no valgo para esto»

Cuando hablas de la presión en un partido, pienso en el ciclismo, del que tú Ander has escrito mucho. Y pienso en personajes como el Chava Jiménez o que son personas distintas y sin embargo tienen la capacidad de concentración salvaje que exige el ciclismo en pleno esfuerzo.

Ander IzagirreIZAGIRRE» El periodista, coautor de 'Subcampeón'. Foto. Nico Grasso

A.I:. Creo que poco a poco pero todavía nos cuesta entender que entre las virtudes de un deportista no están solo las físicas. De Indurain por ejemplo sus compañeros siempre hablaban de la pasmosa tranquilidad que tenía, que no se ponía nervioso, que no se agobiaba. Seguramente alguien con la capacidad física de Indurain pero sin ese carácter sosegado igual no hubiera ganado cinco tours. Y esto creo que es una lección para cuando alguien lo pasa mal. Primero está la salud de la gente. El médico del club y el entrenador tienen que cuidar la alimentación o los músculos de los futbolistas pero también por una pura cuestión de rendimiento tenemos que aprender que en el deporte también juega ese factor y que igual teníamos a Zuhaitz, un gran defensa, que tenía ese problema y se le podía haber ayudado en ese momento pero no había ninguna sensibilidad. Y él tampoco sabía dónde acudir pero igual era mejor que un entrenador supiera que no era mejor por ser muy duro y ser un tirano sino si era capaz de recuperar a un futbolista tan bueno como era Zuhaitz atendiendo un poco a lo que le pasaba en su cabeza no en el tobillo*.

*Lee el resto de la entrevista en la edición de Líbero disponible aquí a domicilio.