*Texto Guillermo Arenas Fotografía Lino Escurís- El pasado 5 de mayo, una fila de gente casi daba la vuelta a la manzana en una calle de Malasaña. Los vecinos de este barrio madrileño ya se han acostumbrado a esas aglomeraciones, pero en esta ocasión el objeto que causaba la expectación suficiente como para que hubiese quien quisiera esperar horas en la acera no eran unas zapatillas de edición limitada ni un helado japonés cuqui. Era una camiseta de fútbol. Pero, cuidado, tampoco era del Madrid o del Barça. De hecho, es de un equipo que no tiene estadio, ni plantilla, pero sí afición. Tanta como para hacer cola el tiempo que haga falta.
El Dellafuente FC nació por casualidad, por una ocurrencia que acabó llegando lejos sin pretenderlo. Su autor fue Dellafuente, el músico granadino que ha conseguido que la música urbana se parezca tanto al flamenco como al rap y el R&B. El mismo impacto que ha conseguido su mezcla de quejíos con ese procesador de voces llamado Auto-Tune, omnipresente en la música popular los últimos años, lo ha replicado con el uniforme de su equipo. Lo que surgió como una frase en una canción se acabó convirtiendo, con la ayuda de la madrileña Tienda de las gorras y su marca La Ti Go, en un codiciado elemento de moda urbana, tradicionalmente alejada de los códigos y estéticas futbolísticas. También, en una manera de ver el fútbol alejada de los colores partidistas y la rivalidad encarnizada.
Pablo, o “el chino” (Granada, 1991), como le llaman a Dellafuente sus amigos, está viendo una serie sobre otro Pablo, Escobar, cuando le llamamos a su casa del pueblo granadino de Armilla. Allí nació hace 26 años y allí pateó balones en la calle antes de que una lesión le apartase del fútbol. Se perdió un proyecto de mediocampista organizador, pero ganamos a un músico que ha conseguido sintetizar las músicas que se escuchan en cualquier barrio del extrarradio y llevarlas hasta el sonido del presente.
Lo habitual es que los músicos vendan merchandising de sus discos y giras; otros han dado un paso más y colaboran con firmas de ropa, pero el caso de Dellafuente FC es distinto. ¿De dónde surgió la idea de crear camisetas de un club de fútbol ficticio?
No es que tuviese una idea grandiosa, fue de casualidad, de rebote. En una canción que tengo, que se llama Poquito amor, decía la frase: “Dellafuente FC, estamos todos benditos”. Me salió así, no había más. Esa frase se quedó ahí y caló mucho en la gente, así que pensé en hacer unas camisetas. Diseñé un escudo chungo, y las camisetas eran simplemente de algodón con una serigrafía, pero se vendieron superbién. Después, la gente de La Ti Go y La tienda de las gorras me dijeron: “Oye, esto tiene futuro, se puede hacer algo muy guapo”, y ellos tuvieron la idea de hacerlo con el aspecto de un equipo de fútbol. Se pusieron en contacto con Joma, y ahí se empezó a liar la cosa.
"En una canción que tengo, que se llama Poquito amor, decía la frase: 'Dellafuente FC' estamos todos benditos”. Me salió así, no había más. Esa frase se quedó ahí y caló mucho en la gente, así que pensé en hacer unas camisetas."
Desde su lanzamiento, las camisetas de Dellafuente FC se han convertido en algo así como un objeto de coleccionista. Se agotan en horas, y la expectación va a más con cada nuevo modelo. ¿Te ha sorprendido esta reacción de la gente?
La primera vez fue algo flipante. En absoluto me esperaba la repercusión que iba a tener. Se agotaron en una hora. Yo hice unas camisetas que costaban 30 euros y pensaba que se me iban a tirar al cuello, que me iban a poner verde, pero se vendieron como churros. Luego, cuando lo hicimos con Nike, seguía teniendo esa misma incertidumbre porque, aunque la calidad era mejor, el precio también había subido, ya eran 50 pavos. Aunque para una camiseta de fútbol sigue siendo un precio bastante humilde, me quedé alucinado otra vez de cómo la gente estaba apoyándolo a muerte.
La moda urbana se ha relacionado habitualmente con otro tipo de deportes, como el baloncesto o el skateboarding, pero hasta hace poco no estaba vinculada con el fútbol. ¿Por qué, en tu caso, decidiste recurrir a esa estética?
De donde yo vengo el baloncesto o el skate no son cosas que hayan calado mucho. Yo en mi vida he tenido contacto con ese tipo de movimientos. Vamos, el baloncesto no sé ni cómo se juega. Con lo que yo me he criado ha sido el fútbol, y creo que se debía hacer así porque es algo más nuestro. Para todas estas cosas siempre hemos sido muy de mirar qué se hace fuera, y nunca hemos apostado por lo nuestro, y por eso precisamente creo que esta idea también le ha calado más a la gente.
Además, eso también tiene mucho que ver con tu música. Siempre te has fijado más en géneros como el flamenco que en otros de fuera, como el rap estadounidense…
Yo he sido más ignorante de la música y de las influencias de fuera. He sido muy cerrado. Ahora, a la vejez (risas), estoy escuchando más cosas de rap americano, por ejemplo. Me estoy empapando de quién es quién, pero en mi vida yo he escuchado lo que se hacía aquí. Lo que se hacía en España, lo que conocemos todos.
Desde hace unos años, se percibe en el mundo del street wear una tendencia de acercamiento al fútbol. De repente, marcas y diseñadores se inspiran en la estética futbolera. ¿Qué ha pasado para que esto suceda?
Supongo que ha tenido mucho que ver que ciertas personas influyentes hayan aparecido con camisetas de fútbol. Recuerdo que Drake apareció de buenas a primeras con una camiseta de la Juventus, la rosa, que era guapísima, y de repente todo el mundo decía: “Oh, yo quiero esa camiseta”. Ha sido un poco así, ha habido personajes que han abierto esa brecha. Y también la moda ya estaba tirando más para lo underground, para lo urbano. A raíz de que sacamos Dellafuente FC, aunque no digo que haya sido a causa de eso, he visto que varias marcas están haciendo cosas similares, tirándose a diseños más futboleros. Al final el fútbol es el deporte más importante en España, y yo veo bien que esto pase. Por lo menos lo veo realista.
Antes de Dellafuente FC, ¿tú coleccionabas camisetas de fútbol?
Tanto como coleccionar no, pero tenía algunas. Las compraba falsas (risas). La que más me ha gustado de siempre es la que tenía de la selección de Marruecos. Estaba guapísima. Verde y roja con una estrella en el pecho… guapísima. Y la del PSG también, pero es porque las relacionas con gente influyente que las viste. En Francia, es normal que los raperos salgan con camisetas del París Saint Germain o del Lyon.
» CAMISETAS Dellafuente posa para Líbero tras la presentación de su línea de camisetas con Nike.
Por cierto, todavía no sé de qué equipo eres.
Bueno (risas). Yo he ido cambiando un poco con los años. Por familia he sido del Madrid, pero luego cuando me interesé un poco más, me gustaba el Barça. Cuando apareció Messi y eso, me atraía más por su juego. Pero luego apareció el Granada. Desde hace dos o tres años he dejado de consumir fútbol, pero con el Granada ha sido con el único equipo por el que yo he llorado. Lo vivía como si naciera un hijo mío. Cuando el ascenso, eso fue… Bufff. Me acuerdo de llorar a lágrima viva.
¿Y con el Mundial de España? ¿Con qué edad te pilló?
Sí, ahí también. Tenía 20 años, así que estaba en mi época dorada de futbolero. Lo recuerdo dando gritos de alegría, también como el nacimiento de un hijo. Eso fue lo máximo.
Además, fue una cosa muy sufrida. Creo que tú jugabas, incluso bastante en serio, ¿no?
Sí, yo jugaba, mi sueño era ser futbolista. No era tampoco bueno, bueno, pero me gustaba. Jugaba en el equipo de mi pueblo, el Arenas de Armilla. Siempre me ha gustado el juego creativo, de construir. Rollo Xavi, estar en el centro del campo y armar la jugada. Pero correr, lo mínimo posible (risas). De hecho, cuando era más pequeño quería ser portero.
·"Mi sueño era ser futbolista. No era tampoco bueno, bueno, pero me gustaba. Jugaba en el equipo de mi pueblo, el Arenas de Armilla. Siempre me ha gustado el juego creativo, de construir."
Eso es más raro. ¿Portero por qué?
Porque empecé en fútbol 5 y ahí era portero. Más tarde pasé a fútbol 7 y ahí empecé como jugador de campo, pero antes de eso me fijaba en Oliver Kahn, me parecía lo máximo. Yo quería ser como él. Además, lo veía superviejo y decía: “Joder, qué huevos tiene este tío” (risas).
¿Por qué lo dejaste? ¿Qué pasó?
Tuve que dejar el fútbol porque tenía una lesión en la rodilla derecha. Creo que fue en una entrada, pero no lo recuerdo muy bien. A día de hoy, si me doy un golpe en esa rodilla me sigue doliendo. Ese sueño se quedó truncado, y tenía que mirar para otro lado. Me hice un tatuaje en la rodilla que pone “RIP dreams” por eso. Para mí era importante en ese momento. Pensaba “qué guapo ser futbolista, dedicarte a lo que te gusta”. Pero bueno, al final he salido por otro lado.
¿Crees que hay alguna relación, de alguna manera, entre la profesión de futbolista y la de músico?
Más que nada, que te dedicas a lo que te gusta. Y luego la constancia, el tirar palante, porque ser futbolista profesional parece fácil, pero requiere una constancia increíble, hasta el punto que te puede separar de tu familia y de tus amigos. Hay que dedicarle mucho tiempo, y en eso creo que la música es similar. Mi tiempo libre se ha reducido bastante en los últimos años.
En las camisetas de Dellafuente FC aparece una palabra que tú utilizas mucho, tanto en tus canciones como en tus mensajes habituales: familia. ¿Qué significado le das tú a esa palabra?
Yo siempre he pensado que quien se identifica con mi música es como si fuera de mi familia. La familia es lo más importante que tenemos, somos quienes somos en parte por quienes nos rodean. La familia no tiene por qué ser solo de sangre, familia es tu círculo de gente. Si tienes un círculo saludable, eso es gloria, pero si es malo, al final eso te va a perjudicar. Actualmente se ha perdido un poco eso de la vida en familia, y creo que por lo menos hay que reivindicarlo, que es algo que no se tiene que perder. Que cuando todo lo demás no esté, la familia va a estar, y eso la gente lo tiene que saber.
Y un equipo de fútbol también puede, o debería, ser una familia.
Sí, sí… De hecho, yo creo que los equipos que mejor han funcionado han sido los que eran más piña, más familia. Si no, es todo mucho más complicado.
Eso pasa, sobre todo, cuando juegas en la calle, algo que ya cada vez se hace menos. ¿Tú lo llegaste a vivir?
No hacía otra cosa, me dedicaba a eso. Jugar en la calle, haciendo la portería con piedras. Eso era el pan de cada día. Donde yo vivía no había sitios para jugar al fútbol, tenías que hacerlo en la calle y darle petardazos a los coches, los vecinos te regañaban… (risas). Al final era eso: estabas jugando con todo el barrio, y eso unía mucho.
Antes decías que has dejado un poco de lado el fútbol en los últimos años. ¿Se debe a que se ha ido perdiendo ese sentimiento de familia y cada vez se percibe más como un gran negocio?
Bueno, es por varias cosas. Los Manolos y cosas así, por ejemplo, creo que le han hecho mucho daño al fútbol, lo convirtieron en un Sálvame. Qué está desayunando Cristiano Ronaldo, que Neymar se va de vacaciones… Como que la gente se interesa más por la vida de los jugadores que por el juego en sí. Lo veo bastante feo para el deporte. Pero también es por otras cosas. Para que te interese el fútbol tienes que consumirlo, tener un círculo de gente que le interese, y yo eso lo he ido perdiendo con el tiempo.
Eso me recuerda a otra de las camisetas de La Ti Go que ha tenido bastante repercusión últimamente: el modelo en el que unen los uniformes del Barça y el Madrid…
A mí me flipa. La idea que está detrás, nunca mejor dicho porque lo pone en la espalda de la camiseta, es que la familia está por encima de los colores. Eso a mí me parece la polla. El deporte, igual que la música, es para compartir, no para competir. O, por lo menos, competir de manera sana. Cuando me meto en las redes sociales después de un Madrid- Barça me parece que es mejor no verlas. Es una competición que ha pasado al lado chungo, de “me importa más que pierda el Barça que gane el Madrid, o al revés”. Consiste más en reírse del otro que alegrarse de los triunfos de uno. Esas conversaciones de “se va Neymar, jodeos” o de “vuestras Champions son del paleolítico” me dan mucha pereza.
Con la acogida que están teniendo las camisetas de Dellafuente FC, ¿os planteáis expandir la colección más allá de camisetas y bufandas?
Es complicado porque ellos son de Madrid y yo de Granada, y cuando haces las cosas a distancia es como que siempre se quedan a medias. Tenemos varios frentes abiertos: ¿lo enfocamos como una línea de ropa con aspecto deportivo, o seguimos como hasta ahora, con camisetas, bufandas y para de contar? Estamos pensando todavía qué hacer. •