'Demasiado guapos', por Enrique Ballester

Uno de sus entrenadores, Harry redknapp, llegó a decir que no sabía qué hacer con él, si ponerlo a jugar o follárselo. Cuando Dani aterrizó en Inglaterra, los tabloides lo recibieron con mensajes de alarma: «¡Escondan a sus hijas!». 

Enrique Ballester.- Antes del España-Portugal de la final de la Liga de Naciones, en el diario As entrevistaron a Dani. Quizá recordéis aún al legendario Dani Carvalho: aquel niño prodigio portugués que se perdió en la noche y se quedó en promesa difuminada. En la entrevista, el hombre deslizaba que “posiblemente” ser guapo le había perjudicado. Resignado, añadía también que contra eso no podía hacer nada. ¿Qué iba a hacer? ¿Operarse la cara? Dani era demasiado guapo y el fútbol no estaba preparado.

Uno de sus entrenadores, Harry Redknapp, llegó a decir una vez que no sabía qué hacer con él, si ponerlo a jugar o follárselo. Cuando Dani aterrizó en Inglaterra, los tabloides lo recibieron con mensajes de alarma: “¡Escondan a sus hijas!”. El pobre Dani no tuvo más remedio que ser lo que se esperaba de él: un mediapuntita díscolo y sobrevalorado. Según cuenta en la entrevista, los movimientos del mercado tampoco le ayudaron. Primero jugaba en Lisboa y le iba demasiado la fiesta, así que lo sacaron de ahí. El problema se agravó: Madrid (Atleti), Amsterdam (Ajax) y Londres (West Ham) fueron sus destinos con aerolíneas El Diablo. El propio Dani no daba crédito: “Las tres ciudades del pecado”.

El pobre Dani no tuvo más remedio que ser lo que se esperaba de él: un mediapuntita díscolo y sobrevalorado. 

Honestamente, los que somos guapos entendemos muy bien a Dani Carvalho. Está lo de Dani, está lo mío y está lo de David Beckham. Imaginad lo guapo que soy que ni siquiera conseguí vivir del fútbol, a diferencia de ellos. Imaginadlo.

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