Texto Diego Barcala | Ilustración Álvaro Valiño.- Durante varios días, incluso meses, la ciudad se tomó un respiro. El taxista no pitaba en cuanto el semáforo se ponía en verde, se dejaba salir antes de entrar en el vagón de metro, los tertulianos a sueldo llegaban al consenso, todo era respeto. En ese ambiente de tristeza, posterior a la muerte de 200 personas en los atentados de los trenes en Madrid, se celebró una jornada de Liga. Evidentemente fueron partidos inusuales y lo atípico invadió espontáneamente a cada protagonista: los jugadores, la afición, los árbitros y el periodismo. Escenas de fútbol en segundo plano para el recuerdo. La casualidad quiso que la jornada en primera y segunda comenzara el sábado a unas pocas manzanas de uno de los focos de las bombas, en el estadio de Vallecas. A esa hora, las 17.00 de la tarde, no se había precipitado el torrente informativo que cambió de manera vertiginosa la perspectiva de lo sucedido. Eso explica que la habitual ácida grada vallecana mostrara pancartas sin nombres y apellidos: “Vallecas de luto”, “odio eterno a los culpables”. La crónica de as.com tituló: “Derbi de la solidaridad en Vallecas”. Las jugadas de Idiakez, Peragón o Marqués pasaron al último párrafo en el Rayo-Leganés.
La casualidad quiso que la jornada en primera y segunda comenzara el sábado a unas pocas manzanas de uno de los focos de las bombas, en el estadio de Vallecas
El vuelco informativo llegó poco antes de empezar el partido del Santiago Bernabéu. El Carrusel Deportivo de la Cadena Ser comenzó a la 18.00. Iba a ser el programa más extraño de su larga trayectoria futbolística. Justo después de la última comparecencia del ministro del Interior, Ángel Acebes, en la que se insistió a preguntas de los periodistas en que la prioridad en la investigación era ETA, el periodista Javier Álvarez, a las 15.00, contaba algo totalmente contradictorio: “El CNI (Centro Nacional de Inteligencia) trabaja al 99% en la hipótesis del terrorismo islámico”. Con semejante lío en la emisora de la calle de Gran Vía, comenzaba el programa más escuchado del fin de semana en plena jornada de reflexión. “Todo estaba alterado en la redacción de deportes. A mí nadie me dijo nada de lo que debería hacer. Y eso me tenía nervioso y un tanto desplazado. Sólo recuerdo que, un poco antes de empezar el programa, Paco [González] me dijo que en lugar de comenzar yo con mis palabras de siempre, lo haría él. No me gustó demasiado, ésa es la verdad, pero lo acepté porque sabía que era un día especial y la normalidad iba a brillar por su ausencia”, recuerda el periodista Pepe Domingo Castaño, actualmente en la Cadena Cope.
La trascripción del saludo de González, que sustituyó al habitual “¡Hola Hola!” de Castaño, decía lo siguiente: “Vamos a tratar de hacer Carrusel como siempre, no como si no hubiera pasado nada; porque eso sería estúpido intentarlo y además sería inhumano. Vamos a tratar de hacer Carrusel deportivo no como si no hubiera pasado nada, sino como si nuestro trabajo hoy fuera muy importante. ¿Importante para qué? Pues probablemente sólo sirva para distraerles un rato, si es que a usted le apetece distraerse, de tanta tensión y de tantas lágrimas y de tanta sangre”. Pero la situación en la Ser no permitía equidistancias, entre otras cosas porque a esa hora, el director del CNI ya había enviado un comunicado a la radio del Grupo PRISA, que fue leído en antena, donde se desmentía esa información clave que descartaba a ETA de los atentados. Gonzalez añadió: “Mañana hay elecciones y... yo que soy ateo en política, pero... extraordinariamente ateo en política, voy a ir a votar. Yo que entiendo, pero perfectamente, a los que suelen decir ‘yo no voto porque todos los políticos son iguales’, yo voy a ir a votar. Les entiendo porque saben como yo que eso no es verdad, lo de que todos los políticos son iguales. Que es una generalización que viene del desencanto, de que no se cree casi en ningún político. Pero saben como yo que eso no es verdad, no todos los políticos son iguales y cuando menos, hay políticos menos malos que otros y hay políticos que nos mienten”.
"Vamos a tratar de hacer Carrusel deportivo no como si no hubiera pasado nada, sino como si nuestro trabajo hoy fuera muy importante. ¿Importante para qué? Pues probablemente sólo sirva para distraerles un rato..."
“Sigo pensando que se metió en terrenos en los que el deporte no solía meterse nunca y dio por hecho que su opinión era la opinión mayoritaria de todos los componentes del equipo, cuando a mí nadie me consultó nada al respecto. Ahora que lo veo con ojos de distancia, mi opinión no ha cambiado y sigo creyendo que Carrusel se politizó excesivamente aquella tarde. Y a mí me hubiera gustado haber expresado mi opinión sobre lo que estaba ocurriendo y no me dieron la oportunidad de hacerlo”, opina Pepe Domingo 10 años después.
GOL DE PORTILLO
El saludo de González caló hondo en los aficionados del Madrid que acudieron ese día desconcertados al Santiago Bernabéu a ver una alineación de suplentes diseñada por Carlos Queiroz. Los blancos venían de un partido de Champions League frente al Bayern Munich en Madrid y jugaban entre semana la final de la Copa del Rey. Empate a un gol contra el Zaragoza de Villa y Cani con gol de Portillo. “Han sido dos días muy malos. Hay que aceptar que la motivación, la concentración, las piernas y la calidad no han sido lo mejor. Todo junto no ha ayudado a una mala noche”, excusó el entrenador portugués.
Conviene recordar que en 2004, no había Whatsapp o Twitter y eso fue clave en la transmisión de la información. La radio fue un medio de comunicación de noticias embalado esa tarde y el periodista Manolo Lama, narrador del partido, advirtió en varias ocasiones de un fenómeno extraño en la grada: “El Bernabéu está escuchando la radio. Nos preguntan ‘¿Qué habéis dicho, qué ha pasado?’ La gente está en silencio a ver qué pasa. Parecía como si todo el estadio estuviera escuchando lo que nos contaba nuestro compañero Javier Casal”. El boletín informativo acababa de anunciar que la Policía había detenido a cinco personas hindúes y árabes.
Conviene recordar que en 2004, no había Whatsapp o Twitter y eso fue clave en la transmisión de la información.
La indignación se fue expandiendo por la grada a modo de SMS que convocaban manifestaciones en la calle de Génova, ante la sede del PP. La sucesión de noticias no dio tiempo a que un partido tranquilo homenajeara a las víctimas más vinculadas con el estadio. Casos como el presidente de la peña madridista de Rivas-Covibar, Florencio Brasero, de 50 años, que murió en Santa Eugenia el día del cumpleaños de su mujer. Florencio no ocupó ese día su asiento en Chamartín para animar a su equipo como lo hizo cuatro años antes en París, en la final de la octava Copa de Europa. Los perfiles de las víctimas que se conocieron días y semanas después destacaban su afiliación futbolística como una característica más. Álvaro de Miguel, socio del Atlético de Madrid… El Vicente Calderón esperó una semana a homenajear con velas en los asientos a sus víctimas porque lo rojiblancos jugaron la noche del sábado en Anoeta.
PROTAGONISMO DE LA SER
Los comentaristas habituales y el propio director del programa trataban de normalizar la jornada. Se comentó la portada de la Gazzeta en Italia que desveló un supuesto interés del Real Madrid en contratar a Ancelotti, entonces en el Milan. ¿Te vendrías a España?, le habría dicho supuestamente Carletto a su ayudante Tassoti, según la prensa internacional. Pero los atentados marcaron la actualidad deportiva de todo el mundo. Los Memphis Grizzlies de Pau Gasol lucieron muñequeras y zapatillas negras y se guardaron minutos de silencio en los campos del Arsenal y el Bolton en solidaridad con el duelo de los españoles José Antonio Reyes e Iván Campo. Situaciones que pasaron a un octavo plano en comparación con lo sucedido en esa jornada de reflexión.
Con la información desmelenada y afianzando la exclusiva de que el CNI no investigaba a ETA, sino al terrorismo islámico, los periodistas de la Ser, pese algunos mensajes que se leían en directo reprochando los comentarios de información política salpicados en aquel Carrusel, mostraron su solidaridad con los compañeros de informativos a los que el Gobierno había querido silenciar.
Los periodistas de la Ser, pese algunos mensajes que se leían en directo reprochando los comentarios de información política salpicados en aquel Carrusel, mostraron su solidaridad con los compañeros de informativos a los que el Gobierno había querido silenciar.
“Desde el punto de vista profesional uno se siente muy orgulloso de trabajar con los compañeros de los servicios informativos de la cadena Ser (…) Estamos muy orgullosos de que con la bandera de la verdad hayan sido los primeros en informar a los españoles”, sentenció González. “Todos los que estamos aquí nos sentimos orgullosos de tener esos compañeros en la Cadena Ser que luchan por la libertad de expresión y creo que la gente que está en el Bernabéu también está con ellos”, afianzó Lama.
Y prácticamente así acabó el Carrusel más raro de la historia porque la emisión deportiva fue sustituida por la información desbocada con la rueda de prensa de Mariano Rajoy, la posterior de Rubalcaba… “Recuerdo que todo estaba muy radiodirigido, había noticias que se sabían y no se daban – quizás porque no convenía a ciertos sectores políticos – y otras que estaban todavía sin contrastar se lanzaron al aire, creando en la audiencia una buena dosis de duda y desconfianza. Todo lo de aquel programa me resulta todavía incomprensible. Y lo más incomprensible fue que no nos dejaron terminarlo. En plena jornada de reflexión, nos cortaron el Carrusel y montaron un especial informativo en el horario habitual del deporte. Sigo pensando que me pareció muy extraño todo aquello. Y no me sentí muy bien. En mi casa saben que estuve a punto aquel sábado de tomar una decisión explosiva a nivel personal y profesional, pero la reflexión y la ayuda de mi familia evitaron el desastre”, concluye Pepe Domingo Castaño del día de Carrusel que califica como “el más extraño y difícil” de su vida. “Estoy de acuerdo en que los que estaban en el poder aquellos días, le mintieron al pueblo que les había elegido y trataron de hacerle comulgar con ruedas de molino, pero no sé si todo lo que se dijo delante de mis narices aquel sábado de locos era la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y sigo sin saberlo”, añade.
El periodismo vivió horas intensas. La información deportiva, siempre omnipresente en los mejores espacios, fue excepcionalmente supeditada al resto. Y los deportistas, tan aislados habitualmente del resto del mundo, no se evadieron en esta ocasión. La Liga de 2004 la ganó el Valencia de Rafael Benítez que esa jornada de hace 10 años dio un gran golpe gracias a dos goles de Rufete en Vigo. El extremo derecho valenciano dedicó los goles a las víctimas. Rufete jugó especialmente sensibilizado después de cogerse el coche el viernes previo desde Valencia a Madrid junto con su compañero Marchena para acudir a la manifestación que abarrotó la capital.