Dime Rubiales, ¿en qué equipo jugamos?

La selección se juega su clasificación estos días, pero también debe elegir el color de su peto de cara al Mundial: si el de los que creen que, gracias a su repercusión, desde el deporte se puede ayudar a mejorar la vida de la gente; o el de aquellos que venden el fútbol al mejor postor, aunque como en esta ocasión, tengan que jugar en estadios manchados de sangre.
Alberto Senante. Amnistía Internacional.- "Los colorados son los nuestros, los de colorado". Cualquier aficionado que siguiera el fútbol en los 90 recuerda esa frase, y el “al contrario, ¡pisalo!” que seguía a continuación. La imagen de Bilardo desgañitándose porque el fisioterapeuta de su equipo, el Sevilla, se ocupaba del jugador con la nariz ensangrentada del Deportivo fue un verdadero viral mucho antes de que supiéramos lo que era eso.


Más allá de que siempre es cómico ver a un hombre desesperado por algo sin importancia y de que resumía a la perfección la visión del juego del preparador argentino, seguramente la escena se convirtió en mito porque Bilardo le recordaba al bueno de Domingo lo más básico del fútbol. Antes que cualquier norma, técnica o estrategia,  lo primero que debes saber es en qué equipo juegas. Y si llegas a una grada, incluso antes de sentarte, si no lo sabes preguntas: ¿nosotros con quién vamos?

El próximo Mundial, la que debería ser la gran fiesta del fútbol, se jugará en estadios construidos en condiciones tan inhumanas que le han costado la vida a miles de personas. 

Desde aquellos tiempos, para seguir disfrutando de esa cosa maravillosa que juegan once contra once, muchas veces hemos tenido que mirar hacia otro lado ante el protagonismo de quienes solo se acercan a él como un negocio, o un escaparate. Pero eso queda ya casi en anécdota ante lo que se nos viene encima: el próximo Mundial, la que debería ser la gran fiesta del fútbol, se jugará en estadios construidos en condiciones tan inhumanas que le han costado la vida a miles de personas. Y pese a los avances en su normativa laboral, Qatar se niega a investigar estas muertes y a indemnizar a las familias de los fallecidos.

Ante esto, selecciones como Alemania, Noruega, Bélgica o Suecia, entre otras, han hecho gestos públicos a favor de los derechos humanos en Qatar antes de los partidos de clasificación jugados en las últimas semanas. Desde hace un año, Amnistía Internacional ha pedido varias veces a la Federación Española que haga alguna señal que muestre que, además de su clasificación, le preocupan las condiciones de vida y la muerte de esos 6.500 trabajadores según el cálculo del diario The Guardian; y ha solicitado a su presidente Luis Rubiales una reunión para poder trasladarle esta situación. La última ocasión, frente a la propia sede de la Federación en el día que se han anunciado los convocados para los dos próximos partidos. 

LAS ROZAS» Activistas de Amnistía Internacional frente a la sede de la Federación Española de Fútbol en recuerdo de las víctimas de las obras del Mundial Qatar 2022.

Por supuesto, ni la Federación Española, ni mucho menos los jugadores de La Roja, tienen nada que ver con lo que ha pasado (de la FIFA y su ‘Fair play’ hablamos otro día…). Pero sí tienen tienen una  responsabilidad en no hacer como si los estadios del próximo Mundial se hubiesen construido así sin más, como si no hubiera riesgo de que las obras en ese país se sigan cobrando vidas, o no hubiera miles de familias esperando saber  qué pasó con sus hijos, sus hermanos, sus padres.

La selección se juega su clasificación estos días, pero también debe elegir el color de su peto de cara al Mundial: si el de los que creen que, gracias a su repercusión, desde el deporte se puede ayudar a mejorar la vida de la gente; o el de aquellos que venden el fútbol al mejor postor, aunque como en esta ocasión, tengan que jugar en estadios manchados de sangre. Así que, casi tan desconcertado como Bilardo cuando gritaba aquello de los colorados, yo te pregunto lo más básico de nuestro deporte, dime Rubiales, en qué equipo jugamos. •