El pasado mes de octubre se constituyó el consejo editorial de Líbero. Un grupo seleccionado de personas afines a este medio de comunicación que compartimos ideas respecto al papel que el fútbol tiene en la sociedad nos reuniremos con regularidad para ayudar al proyecto editorial que busca la revista. Ilusiona reunir a todas esas personalidades alrededor de este producto cultural con la modesta intención de mejorar lo que el fútbol puede ofrecer a la cultura de un país. Pero el consejo editorial de Líbero nace con una tarea pendiente como primer objetivo. Sumar mujeres a su nómina. Ninguna de las 20 personas del grupo es femenina. Está mal y queremos ser justos con nuestras lectoras diciéndolo en el primer texto de este ejemplar.
Ninguna de las 20 personas del grupo es femenina. Está mal y queremos ser justos con nuestras lectoras diciéndolo en el primer texto de este ejemplar.
Podríamos excusarnos diciendo que en este mismo número 19, sin pretenderlo de antemano, firman textos, fotos e ilustraciones mujeres como Pepa Blanes, María Jesús Espinosa de los Monteros, Patricia Cazón, Patricia Peiró, Giulia Zucca, Roberta Vázquez o Marta Pich. Buenas periodistas y mejores entendedoras del fútbol. También podríamos argumentar que en los contenidos publicados por Líbero siempre ha habido espacio para las mujeres a través de las futbolistas, las directivas, las entrenadoras y las aficionadas. Pero no hay excusa posible porque si queremos cambiar este mundo, uno de los objetivos más urgentes debe ser cambiar el papel que el periodismo deportivo ha diseñado para la mitad del mundo que no tiene barba. Y ese objetivo tiene que ser conquistado con la participación de las mujeres.
El diario briltánico The Sun decidió en enero de 2015 que dejaría de publicar mujeres desnudas en la página 3 del periódico después de 44 años. La decisión del magnate Rupert Murdoch llegó después de una campaña de protesta liderada por mujeres y de la presión de una diputada laborista. Su explicación de la medida fue tan profunda como la inteligencia de su línea editorial: “A partir de ahora la página 3 seguirá como hasta ahora, entre la página 2 y la 4 de cada edición”. Muchos lectores pensarán que la chica de la contraportada del diario As o las patéticas galerías del suplemento Tiramillas de Marca merecen el mismo destino que la página 3 de The Sun pero es tan obvio que no merece la pena ni pedirlo. Resulta igual de patético que no exista ninguna narradora de radio de fútbol, que el papel de las mujeres en las tertulias televisivas sea enseñar piel, leer mensajes y soportar la mofa de los cavernarios cuando dejan de gritarse. Que no existan periodistas deportivas en televisión mayores de 40 años. Que el papel que las editoras dan a las narradoras de la actualidad deportiva se mida igual que un certamen de belleza.
Resulta igual de patético que no exista ninguna narradora de radio de fútbol, que el papel de las mujeres en las tertulias televisivas sea enseñar piel, leer mensajes y soportar la mofa de los cavernarios cuando dejan de gritarse
La participación femenina en el fútbol es más necesaria que nunca. Siempre hemos defendido que el fútbol es una tubería inigualable para transportar mensajes positivos para el mundo. Es una obviedad de manual de institución deportiva, pero imaginemos qué efecto tendría en la sociedad que los partidos más broncos de la Liga fueran arbitrados por una mujer. Tenemos juezas, policías, militares, alcaldesas, ministras… ¿Por qué una árbitra (la RAE admite esta palabra pero los procesadores de texto no…) no ejerce ya en Primera? Por machismo. •