El ascenso en la época del ladrillo

Pocas veces la 2ªB reunió tantos elementos de película como el playoff de 1998. Se la jugaban el Málaga y el Terrassa y también sus exitosos empresarios y propietarios. Hubo juicios, traiciones y amistades rotas. Y al final hubo un villano que nadie esperaba.

Fotografía Boet/Diari de Terrassa

*Texto David López Frías/Josep Cadalso.- Aquel junio de 1998 concluía un playoff a cuatro (Terrassa, Málaga, Talavera y Beasain) con dos teóricos favoritos detrás de los cuales estaban dos empresarios de primera línea. El Málaga CF tenía detrás a Antonio Asensio, máximo accionista del Grupo Zeta y también del RCD Mallorca, dato clave para entender la historia que nos ocupa. Por el lado del Terrassa, Manuel Lao, dueño de Cirsa, el imperio español de las tragaperras, era uno de los principales sostenes del proyecto. Asensio y Lao eran amigos íntimos... hasta ese partido. Tanto Asensio como Lao compartían un mismo objetivo: poner a su equipo en Primera. La Segunda debía ser sólo un trámite. Para ello, estaban dispuestos a inyectar el dinero que hiciese falta. Era la España preladrillo. Aquella en la que tener un equipo de fútbol servía, a los que ya tenían una fortuna, para labrarse un prestigio social. Aquella España en la que hasta los narcos como Sito Miñanco se compraban un club (en su caso el modesto Cambados) y a los presidentes polémicos como Jesús Gil les ponían un programa en Telecinco.

Tanto Asensio como Lao compartían un mismo objetivo: poner a su equipo en Primera. La Segunda debía ser sólo un trámite. Para ello, estaban dispuestos a inyectar el dinero que hiciese falta.

Aquel playoff resultó extraordinariamente igualado. Terrassa, Málaga y Talavera llegaron con opciones a la última jornada. El Terrassa solo falló en su campo contra el Talavera y en Beasaín donde solo consiguió empatar. Aquel partido se jugó en un patatal y los egarenses acusaron a los vascos de haber inundado el campo de forma deliberada. El resultado final fue de empate a 1, gracias especialmente a que emergió una figura: la del portero terrasense, terrasista y canterano Sergio Granados. Era el ejemplo de los niños que empezaban en el club y contra el Beasain se salió como lo vino haciendo el resto de la temporada. Los equipos de Primera ya empezaban a apuntar su nombre en las agendas.

SOSPECHA
Quiso la casualidad que los dos últimos partidos del playoff enfrentasen precisamente a Málaga y Terrassa, los dos rivales directos. El primer partido se jugó en el Olímpic de Terrassa y los locales barrieron por 3-0 a los malacitanos. El Terrasa era el único favorito para el ascenso. Pero no había euforia. En Terrassa existía temor ante los movimientos de despachos de un club histórico como el Málaga. Durante la semana habían llegado a los responsables del club catalán una serie de señales inquietantes que hablaban de la presunta compra del partido. Unas sospechas que generaron intranquilidad y desconfianza. En aquel momento, Manuel Lao y su socio en el club Josep Vall eran como John Travolta y Samuel L. Jackson en Pulp Fiction buscando a su Señor Lobo, el que soluciona problemas oscuros. Por eso fueron a pedir ayuda al entonces vicepresidente del FC Barcelona, Joan Gaspart.

En Terrassa existía temor ante los movimientos de despachos de un club histórico como el Málaga.

Con el empresario hotelero, también amigo de Lao, mantuvieron una reunión en Barcelona con el propósito de saber qué movimientos podían realizar para mantener el control en todo momento. Gaspart les dio algunos consejos, algunos de ellos inconfesables aunque hayan transcurrido 20 años. Las sospechas abarcaban todos los campos, pero se hablaba de una posible influencia arbitral. El rumor más insistente e incómodo era el del intento de compra de algun jugador por parte del Málaga de Asensio. Aunque a priori no se le quiso dar pábulo, el chisme fue calando en todas las esferas del club a medida que se acercaba el último partido. La expedición terrasista llegó a Málaga el sábado. La plantilla se aisló en Rincón de la Victoria y la directiva se quedó en el Casino de Marbella.

» PROTAGONISTAS Los tristes aficionados catalanes trasladados a Málaga. Lao consuela a sus futbolistas y el acusado Granado llora su mala actuación.

Esa noche se reunieron en un reservado Asensio y Lao, dos íntimos amigos sediendos de éxito de fútbol. Allí, entre bromas y copas, el dueño de Cirsa le lanzó una bravuconada a su colega. Confiado de su ventaja, Manuel Lao le soltó: “Cuando subamos voy a precintar las puertas del casino y lo voy a llenar de cava para celebrar el ascenso”. Antonio Asensio le respondió con una frase que ya ha pasado a la historia negra del Terrassa: “Manolo, mañana os vamos a meter cuatro”. Sólo Lao sabe en qué tono se lo dijo y por qué aquella frase le causó tanta inquietud. Lao entendió que algo estaba fuera de su control, que el partido se podía estar jugando fuera del terreno de juego. Se pasó el domingo, el día del partido, colgado del teléfono, intentando conocer por qué Asensio estaba tan seguro de que iban a meter cuatro goles.

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