Rodrigo Marciel.- Cuando Roberto Carlos llega al Inter de Milán, ya es una megaestrella en Brasil pero los jugadores extranjeros aún tenían muchas dificultades para darse a conocer fuera de sus países. "Me tuve que dar a conocer en Italia, lo hice en un torneo de verano en Monza y dar alguna entrevista porque no me conocía nadie", confiesa al periodista Guillem Balagué en una entrevista concedida a Umbro (ver vídeo al final del artículo). La apuesta del Inter, obsesionado con romper con el dominio del AC Milan, era muy fuerte, y más teniendo en cuenta que era por un lateral izquierdo.
Lo normal, por aquellos tiempos de limitación de extranjeros, era que los clubes europeos centrasen sus refuerzos en joyas en forma de delantero o centrocampista. Roberto Carlos era el sucesor de Branco, otro lateral con un tremendo disparo pero no tanto recorrido en banda como el lateral que sedujo posteriormente al Madrid.
En el Inter tres entrenadores se cruzaron en el camino de Roberto Carlos: Ottavio Bianchi, Luis Suárez y Roy Hodgson. En lo táctico encontramos la respuesta a la gran pregunta de cómo fue posible que el Inter vendiese al Madrid a Roberto Carlos por 600 millones de pesetas (unos 3.5 millones de euros). El rol de Roberto Carlos se vio perjudicado con cada cambio de entrenador. Del 'toque, toque, toque' de Luis Suárez, al rigor defensivo de Bianchi (que no le dejaba pasar del centro del campo) y, por último, Hodgson.
"Me llegó a poner de delantero porque quería un sistema de cuatro defensores, y yo era muy ofensivo, siempre balón a la espalda, no como en la época de Brasil. Yo jugando de delantero podría perder mi posibilidad de jugar la Copa América, era 1995, y entonces llegó Capello", confiesa Roberto Carlos
Capítulo aparte merece el caso del que hoy es técnico del Crystal Palace. "Me llegó a poner de delantero porque quería un sistema de cuatro defensores, y yo era muy ofensivo, siempre balón a la espalda, no como en la época de Brasil. Yo jugando de delantero podría perder mi posibilidad de jugar la Copa América, era 1995, y entonces llegó Capello", confiesa Roberto Carlos cuando recibe la llamada del futuro entrenador del Madrid.
Roberto Carlos llamó a Moratti para pedirle que, o Hodgson lo ponía de lateral, o acabaría yéndose sabiendo que Capello lo quería para el Madrid en esa posición. Moratti, que empezaba sus años como máximo mandatario, no tuvo una gran visión y entre la obsesión de Hodgson en Roberto Carlos como extremo o delantero y él acabaron vendiéndolo por sólo 600 millones. Una ganga. Lo demás, es historia.