*Víctor David López.- El fútbol en Brasil, en los ochenta, era más importante que casi todas las cosas. Más importante que la dictadura, que el hambre y que la inflación. Más importante, también, que las violaciones en grupo a una menor. Y se jugaba bien al fútbol en el Brasil de los ochenta. La selección dejó buen sabor de boca en dos Mundiales. Los clubes no se quedaban atrás, y destacaban igualmente a nivel internacional. Grêmio, gigante en América Latina, tenía buen cartel en Europa. No hacía mucho habían levantado su única Copa Intercontinental –Flamengo lo hizo previamente–.
En el verano europeo de 1987 los de Porto Alegre organizaron una gira que los llevaría a Alemania, Yugoslavia, Bélgica, Italia y Suiza. Allí, en Berna, Alexi Stival, más conocido como Cuca, y otros tres jugadores del club gaucho –Eduardo Hamester, Henrique Etges y Fernando Castoldi– fueron acusados de violar a una niña de 13 años en la habitación 204 del Hotel Metropole.
CUCA» Dirigiendo un partido en la liga brasileña. Foto. Cordon Press
Dos niños y una niña se acercaron al cuartel general de Grêmio en Berna, atraídos por el deslumbrante fútbol brasileño. Pidieron fotos y camisetas a los jugador. Los cuatro mencionados les dijeron que tenían camisetas en la habitación, y les incitaron a subir con ellos.
Una vez allí, expulsaron a los dos niños y violaron a la niña. Los dos chavales corrieron a buscar ayuda: primero en la recepción del hotel y luego en plena calle. Los jugadores fueron detenidos allí mismo. Pasaron un mes en distintas cárceles suizas, separados.
«Las que han expuesto ahora el caso de Cuca son periodistas mujeres, igual que en el Caso Robinho, cuando regresó al Santos. Es una mirada diferente, una mirada femenina, sobre estos hechos», explica la periodista Laura Luzzi.
Luego fueron liberados bajo fianza, a la espera de juicio, y regresaron a Brasil. En 1989, el juicio confirmó la condena, por “coacción y acto sexual con una menor”. 15 meses de prisión y 8.000 dólares de multa. Los jugadores, ni estuvieron en el juicio ni volvieron a Suiza.
Tiempo después, en Suiza, la niña intentó suicidarse, traumatizada por el sufrimiento acumulado. Pero nada de eso había importado hasta ahora a Cuca, porque él dominaba el discurso. Siempre ha comentado tener un “vago recuerdo” de lo ocurrido.
Cuca, que llegó a jugar unos meses en el Real Valladolid, se convirtió con el paso de los años en un entrenador exitoso. Fue campeón brasileño al frente de Palmeiras en 2016 y con Atlético Mineiro en 2021, y campeón de América dirigiendo a Atlético Mineiro en 2013. Ha entrenado a una veintena de equipos y siempre que, con timidez, ha surgido el asunto, ha negado con rotundidad que él hubiera tocado a esa niña y que la niña le hubiera reconocido como una de las personas que abusó de ella. *
*Lee el reportaje completo en la edición de verano de Líbero.