El futbolista que escribió un best seller

El jugador uruguayo Daniel Baldi es una especie protegida. Su afición por escribir le llevó a la literatura infantil y en 2013 publicó ‘Mi Mundial’, un best seller con prólogo de su amigo Lugano, entonces capitán de su selección. Jugó en Peñarol entre otros equipos para cumplir las dos opciones de su sueño infantil: futbolista o escritor.

*Sergi Escudero.- Un futbolista profesional que escribe novelas. Qué frase tan poco usada y tan bella. A la opinión pública -que al fin y al cabo, la formamos todos nosotros- la frase le sonará extraña aunque contenga su sujeto, su verbo y su predicado correctamente ordenados. El motivo es que si ya nos parece inverosímil que un jugador lea, que le interese lo que suceda en el mundo, que acuda a un museo…, que sea el futbolista el que cree cultura le puede hacer frotarse los ojos a más de uno para comprobar que no se encuentra en un sueño de media tarde, de los de saliva impregnada en la almohada. Daniel Baldi (Colonia del Sacramento, Uruguay, 1981) lleva años rompiendo los prejuicios que la sociedad ha creado hacia los futbolistas profesionales.

El charrúa, de voz amable, ya lleva publicadas 12 novelas infantiles -cinco de la saga La Botella FC, ‘El desafío de la montaña’, las dos de ‘Mi mundial’, ‘El súper Maxi del gol’, ‘Los mellis’, ‘Entre dos pasiones’ y ‘Elige tu propio penal’-. Si bien todas ellas tuvieron buen ritmo de ventas, ‘Mi mundial’, publicada justo antes del Mundial de Sudáfrica y con prólogo de su amigo Diego Lugano, internacional con Uruguay, se convirtió en un bestseller -también en países como Argentina- hasta tal punto que posteriormente hubo un boom de libros sobre fútbol en Uruguay. Baldi escribió una segunda parte publicada justo antes del Mundial de Brasil, también con prólogo de Lugano, y próximamente se estrenará la película. “Mis padres nunca me obligaron a ser jugador de fútbol. De hecho, nunca pensé que podía llegar a ser futbolista profesional. Fue fruto de la casualidad, de que un entrenador apostara por mí”, explica Baldi con naturalidad. “Antes de eso yo imaginaba que me adentraría en la carrera como bibliotecario, aunque cuando era pequeño y me preguntaban qué quería ser de mayor a veces escribía futbolista y otras escritor”, añade.

“Antes de eso yo imaginaba que me adentraría en la carrera como bibliotecario, aunque cuando era pequeño y me preguntaban qué quería ser de mayor a veces escribía futbolista y otras escritor”

Debutó y explotó profesionalmente en Primera División en el Plaza Colonia y acabó su carrera, ahora hace dos años, en el Bella Vista –“aunque aún era joven, no estaba yendo a entrenar con ganas y estaba cansado de los problemas con mi representante”–. Por en medio pasó por el Cruz Azul mexicano, el Nueva Chicago argentino, el Peñarol, el Cerro y el Danubio uruguayos, el Mineros venezolano, y el Treviso y el Teramo Calcio italianos. Antes, en juveniles, tuvo una aventura exótica en un club de Arabia Saudí. Él tuvo suerte, pero advierte que “solo el 0’17% de los chavales que juegan al fútbol consiguen finalmente dedicarse a ello profesionalmente”. Por ese motivo está en contra de que los padres impongan al niño que tiene dotes futbolísticas que tiene que llegar a ser una estrella, para así mantenerse a sí mismo y a la familia. “La gran mayoría no consiguen llegar a lo más alto y acaban fracasados y sin saber qué hacer en la vida”. Él mismo dejó sus estudios secundarios por el fútbol. A sus padres, alejándose de lo que suele suceder en  estos casos en Uruguay y en tantos otros países, no les pareció bien la decisión. Pero Baldi volvió al instituto dos años después, junto con su amigo Lugano, y los dos acabaron los estudios yendo a clases por la noche, después de duros días de entrenamientos. Baldi asegura que “la situación en Uruguay es más preocupante que en Europa. En mi país con 15, 16 o 17 años ya se está exprimiendo a los chavales con una rutina de profesionales, incluso debutando en Primera División. En Europa eso suele suceder más tarde, cumplidos los 20”.

"En mi país con 15, 16 o 17 años ya se está exprimiendo a los chavales con una rutina de profesionales, incluso debutando en Primera División. En Europa eso suele suceder más tarde, cumplidos los 20”.

Eso obliga a que les sea imposible compaginar estudios y fútbol, y acaben abandonando lo primero. Aunque Baldi afirma que ese panorama se está revirtiendo gracias al seleccionador nacional Óscar Tabárez, maestro de profesión, que está trabajando para que en las categorías inferiores charrúas se le dé la importancia que merece a la educación. Cuando Baldi se convirtió en un futbolista conocido aprovechó el tirón mediático para comenzar a publicar los manuscritos acumulados durante años. Entonces una maestra le dijo una frase que todavía recuerda: “Humanizaste el fútbol”. Y es que Baldi, con su narrativa, trata de sacar a la luz la cara oscura de este deporte, lo que no se cuenta o no se quiere contar. El sufrimiento, la decepción, la presión, la nada. Uno de sus valedores literarios desde el principio fue el emblemático escritor Eduardo Galeano, autor de relatos futbolísticos como ‘El fútbol a sol y sombra’ o ‘Su majestad el fútbol’. El ya fallecido escritor de Montevideo fue un buen día a casa de Baldi para regalarle libros y hacerle llegar en persona su admiración. El futbolista-escritor menciona a Galeano para demostrar al periodista que “los escritores uruguayos no me han despreciado por provenir del mundo del fútbol”.

El futbolista-escritor menciona a Galeano para demostrar al periodista que “los escritores uruguayos no me han despreciado por provenir del mundo del fútbol”

Aunque después admite que el deporte rey es un tema muy poco tratado por los literatos, y muchas veces, cuando es tratado, se hace sin saber captar su verdadera esencia, sin los entresijos y las rendijas que alguien que haya vivido el fútbol desde dentro puede relatar. El escritor y jugador de Colonia del Sacramento lee libros desde pequeño, desde los mismos tiempos que empezó a darle las primeras patadas a un balón. Las estanterías de su casa están repletas de novelas de Stephen King. “Mientras hablo contigo por teléfono puedo contar una veintena de libros de King delante de mi vista”, explica. Devoraba esas novelas durante las largas concentraciones en los hoteles antes de los partidos. Y no solo esos libros, sino “también clásicos de la literatura y narrativa contemporánea”. Le gusta escribir por la mañana, cuando se levanta, después del mate, aunque no siempre es posible. Actualmente sí lo es. Entrena al Club Racing Montevideo de Sexta División por las tardes, así que las primeras horas del día las tiene libres para sumergirse en el acto de teclear, siempre que su hija, un bebé, se lo permita. Hace muy poco que ha dado por terminada su nueva novela, que se titulará ‘Estadio lleno’ y se publicará en mayo.

El argumento versa sobre la historia de un padre que somete a mucha presión a un hijo prometedor en el mundo del fútbol para que llegue a ser profesional. Pero al chaval lo que de verdad le apasiona es la música. Cuando se lo cuenta a su progenitor, éste no lo entiende, y le explica que solo en el mundo del fútbol conseguirá que un estadio lleno coree su nombre. Lo acabarán coreando, aunque lo que desconoce el padre es que no sucederá precisamente en un estadio de fútbol. Baldi sabe de presiones: “El jugador de fútbol es lo más noble que existe en este deporte. Los empresarios, los representantes, los presidentes, son los que solo lo ven como un negocio y acaban haciendo daño a muchas personas. Hasta la familia somete a presión a los futbolistas. Hay demasiada exigencia. En el alto nivel solo se piensa en jugar, jugar y jugar, aunque te duela la pierna, aunque hayas vomitado.”

La obra ha sido llevada al cine en 2017:

*artículo publicado en Líbero 14 (otoño 2015)