Texto Pepa Blanes | Ilustración Roberta Vázquez.- "No hablo con mujeres de fútbol”. Una frase que parecía casi de la prehistoria y, sin embargo, sigue ahí, resonando en tertulias e informativos y suponemos que en las barras de los bares, donde más se habla de fútbol en este país. No es una frase que haya dicho Donald Trump, aunque si fuera aficionado al fútbol podría haberla pronunciado perfectamente; sino un periodista deportivo argentino a la hermana de Leo Messi en un programa del pasado noviembre (este artículo se publicó en 2017) en una tertulia televisiva. El problema es que esa frase no parece un hecho aislado, sigue escuchándose de muchas maneras, porque ese “no hablo con mujeres de fútbol” se inserta en una tradición que aleja a la mitad del mundo de este deporte, como aficionadas, como jugadoras y como periodistas. Todavía se mira de manera extraña a una mujer, no importa lo joven que sea, si expresa una opinión sobre una jugada durante un partido, sobre una decisión del entrenador, o sobre el comportamiento de un árbitro.
Es normal que esto ocurra cuando el machismo y los prejuicios de género están presentes en la vida pública y privada; y el fútbol, un deporte muy masculinizado, no escapa de ello; sino que parece condensarlas. Ya cantó Rita Pavone: “Por qué, por qué los domingos por el fútbol me abandonas, no te importa que me quede en casa sola. No te importa, por qué, por qué no me llevas al partido alguna vez”, y esa división entre hombre que ve el fútbol y mujer que se queda en casa sigue presente todavía. Lo que más sorprende es que los medios de comunicación, que deberían dar ejemplo por su carácter socializador, no se hayan reformado y sean los que más permiten o provocan los comentarios y situaciones machistas. En los pasados JJOO de Brasil se sucedieron las críticas a la cobertura de los equipos y deportistas femeninos. Se hablaba del deporte femenino sí, pero a través de sus parejas, de si llevaban o no maquillaje, etc. Basta ojear las páginas de los diarios deportivos o analizar la sección de deportes de los informativos televisivos para ver que el fútbol femenino es inexistente. Las periodistas que trabajan en secciones de deportes se quejan de esto pero admiten su impotencia:
Basta ojear las páginas de los diarios deportivos o analizar la sección de deportes de los informativos televisivos para ver que el fútbol femenino es inexistente.
“Los JJOO son solo una excusa para dar visibilidad, puntualmente, al deporte femenino. En cuanto terminan, se vuelve al punto de partida. En ese sentido, creo que desde la cita olímpica de Barcelona’92, que fueron los primeros en los que las mujeres lograron medallas para la delegación española, los medios de comunicación hemos dejado escapar numerosas oportunidades para normalizar la producción de información referente a la práctica deportiva de la mujer”, se reprochaba Lucía Santiago, periodista deportiva de la Agencia EFE. Si esa es la situación de las aficionadas y de las futbolistas mujeres, ¿qué pasa con las mujeres que están al frente de la información deportiva? Realicen un sencillo experimento.
Busquen en Google información acerca de mujeres periodistas de deporte. Descubran el resultado y échense las manos a la cabeza porque el potente buscador te sugiere noticias publicadas en medios de comunicación con titulares como “Las cinco mujeres periodistas más guapas de España” (90 minutos), “Ranking de periodistas de deportes guapas” (20 Minutos), “Las presentadoras deportivas más bellas” (Diario As), o “Estas son las 10 periodistas deportivas más sexys del mundo” (Cabroworld). Continuemos. Hagamos ahora la investigación inversa, busquemos a periodistas deportivos españoles y el resultado dará titulares como “¿Quiénes han sido los mejores periodistas deportivos de España” (20 minutos) o “Los 25 mejores tertulianos deportivos” (Playground).
Hagamos ahora la investigación inversa, busquemos a periodistas deportivos españoles y el resultado dará titulares como “¿Quiénes han sido los mejores periodistas deportivos de España” (20 minutos) o “Los 25 mejores tertulianos deportivos” (Playground).
El perfil de la periodista deportiva, al menos de la que está presentando en televisión, está determinado por un patrón de belleza establecido, no sé sabe muy bien si por los propios medios o la sociedad. El resultado es que se asocien al deporte rostros de mujeres bellas, con cuerpos espectaculares, siguiendo esos cánones de belleza. Son además jóvenes, puesto que el mercado de la belleza, como dice la filósofa Beatriz Preciado, expulsa a las mujeres cuando cumplen los 45 años, mientras que los hombres suelen aguantar 15 años más. “No son más que una consecuencia del perfil que se demanda en la actualidad. A una mujer, especialmente cuando hablamos de periodismo deportivo, no se le exige tanto ser una buena profesional como cumplir un estándar estético.
No prima la preparación sino la belleza”, responde la periodista de EFE. “En el periodismo deportivo hay todo tipo de mujeres, a las que realmente les interesa la profesión y se la toman en serio y otras que están más pendientes de ir a un partido con minifalda y tacones que a trabajar. Estas son las que perjudican. Y claro, también los que las fichan sin vocación ninguna”, explica Susana Guasch, presentadora y redactora de deportes en La Sexta. Para Guasch, que ha estado durante años a pie de campo y ahora se ha convertido en presentadora y tertuliana en la cadena de radio Cope, las exigencias para hombres y mujeres son muy diferentes. “A ellos no se les pide ni ser sexys ni guapos. Ese es un handicap que arrastramos, aunque luego ninguna se mantiene mucho tiempo solo por ser guapa. Está demostrado”, concluye. Una reminiscencia de un trato a la mujer como objeto de deseo del hombre, un reclamo utilizado en la prensa deportiva con las famosas contraportadas del Diario As, por ejemplo.
Eso ha saltado a la mujer periodista, que ahora debe ser explosiva para poder presentar un informativo deportivo. Sobre todo en el territorio futbolístico donde la mujer lo tiene más complicado como dice María Escario. “Cuando una mujer va a una tertulia lo que importa es que esté buena, si sabe o no de fútbol no importa tanto”.
EL CASO CARBONERO
Muchas de esas periodistas han utilizado su imagen en blogs o publicaciones de moda. Es el caso de Sara Carbonero, periodista de Telecinco, que cuenta con un blog en la revista Elle o Silvia Barba, periodista deportiva de Televisión Española, que cuenta con una página personal dentro de la revista Mujer hoy donde explica consejos para estar en forma y tener un cuerpo diez. ¿Qué pasa con estas periodistas? ¿Quién tiene la culpa de este cambio de modelo basado en el físico? “Todavía hay gente a la que le cuesta asumir que una mujer le cuente la información deportiva. Piensan que es más creíble un hombre.
Desde luego, una mujer con un escote hasta el ombligo no ayuda a que la tomen en serio. Pero por suerte son las menos”, reflexiona la redactora de La Sexta. Para Núria Casas no es tanto un problema de belleza como que ésta no vaya acompañada de profesionalidad. “No me parece mal que sean guapas, pero que siempre sea eso y nunca vaya de la mano de una calidad periodística, esto me molesta. Ejemplos como Sara Carbonero desprestigian la profesión”, sentencia. Es la misma forma de tratar a las deportistas femeninas, la que se vuelve contra las periodistas mujeres, como recuerda Sonia Lus, redactora de deportes en Cadena SER. “Los propios periodistas deberíamos hacer un ejercicio de conciencia porque ¿de verdad lo más destacado de Lidia Valentín es que se maquilla? Vamos a un periodismo que busca un click. No solo está la tiranía de las visitas detrás de esa lista de titulares que comentábamos; sino también el que cada vez la información deportiva pasa a ser crónica social. “Pensábamos que el periodismo digital iba a borrar las excusas de que no había espacio para hablar de mujeres deportistas y nos hemos equivocado, utilizan toda una fotogalería para hablar del cuerpo de esas deportistas o de las propias periodistas”, dice Clara Sainz de Baranda profesora del Curso de Periodismo Deportivo, El tratamiento de las mujeres.
Esta profesora responsabiliza a los directivos de los medios de comunicación que eligen periodistas con un físico determinado y porque pueden mantener una relación con futbolistas
Esta profesora responsabiliza a los directivos de los medios de comunicación que eligen periodistas con un físico determinado y porque pueden mantener una relación con futbolistas. De esa manera se convierten ellas mismas en noticia, algo que ningún periodista debería hacer. “Es que hasta vemos presentadoras haciendo intros de su propia información, de sus propios familiares”, se queja. Entre esos rostros, Sara Carbonero, una de las primeras con este prototipo de belleza en presentar un informativo deportivo. Sin embargo, su belleza no la libraba de las críticas. Cada fallo de la periodista de Telecinco era amplificado en redes sociales; mientras que fallos similares de compañeros masculinos eran denunciados pero sin el componente machista. Aquí aparece lo que la antropóloga Mari Luz Esteban llama “contradicciones entre belleza e inteligencia”. Hemos demonizado a estas presentadoras por el hecho de ser bellas, cuando han aprovechado la oportunidad y han entrado en espacios reservados a los hombres.
Esteban las compara con las modelos, un colectivo en el que, dice, hay posibilidad de cambio para las mujeres. “Aunque seas guapa, si ejerces bien tu profesión es una oportunidad de empoderar a la mujer y de hacer bien tu trabajo, pero eso se pierde luego por cuestiones publicitarias que piden determinadas cosas y estas periodistas acceden”, reconoce la profesora Sainz de Baranda. Algo que va ligado con las deportistas. “Me han llegado a decir deportistas que saldrían en Interviú desnudas porque sería su única plataforma para poder seguir practicando ese deporte”, añade la profesora. ¿Por qué solo se les ofrece a las mujeres eso? ¿Por qué no una portada en As o Marca? Son periodistas a las que, independientemente del talento o la profesionalidad con la que cuenten, tienen un puesto de presentadoras dentro del espacio deportivo por su físico; pero a la vez están sometidas a una presión mayor, a un vapuleo en redes sociales y expuestas a un minucioso escrutinio. “Nosotras tenemos que demostrar un poco más. Si una mujer se equivoca durante un partido las críticas serán cuatro veces más feroces”, reconoce Susana Guasch. Algo en lo que coincide la periodista de EFE que insiste en que el fallo de la mujer se espera y el del hombre pasa más desapercibido. “Si se penaliza a los hombres cuando cometen un error en el fútbol, pero a nosotras se nos insulta con comentarios machistas”, puntualiza María Escario. Si ese fallo lo comente una de esas periodistas guapas, las críticas son todavía mayores.
SOLO TRES MUJERES
Juzgar a alguien por su valía es una batalla que está siendo demasiado lenta en el caso de las periodistas deportivas. Una de las más veteranas y consolidadas en el ámbito deportivo, María Escario, justifica que esto se debe a que el periodismo deportivo ha sido un periodismo muy de hombres y un territorio muy machista. “Yo sigo escuchando comentarios machistas en la redacción”, añade. Además del problema cualitativo, tenemos el cuantitativo. En la redacción de deportes de la Cadena SER hay unos 25 periodistas y solo tres son mujeres. “A la hora de trabajar sí, hay cosas que se nos están vetadas, que no podemos hacer. Hay diferencias entre los medios, la radio no ha conseguido lo de la tele. En radio no podemos narrar partidos, yo creo que aquí puede ser un problema de tono de voz”. Es cierto que en ninguna de las radios españolas que retransmiten partidos de fútbol hay mujeres narrando partidos, ¿podríamos acostumbrarnos a una voz femenina cantando un gol?
Pues en nuestro país la hubo. La conocían por Marathon. Se llamaba Sara Estévez y en los años sesenta presentaba un programa deportivo de Radio. Juventud de Vizcaya, llamado Stadium. Los chicos de Bilbao no sabían quién era ese tal Marathon, que resultó ser una mujer. Así que no todo está perdido en la radio española. El periodismo deportivo sufre también los vaivenes de la profesión, de buscar noticias de donde no las hay, convirtiendo en noticia hasta el propio medio de comunicación. Hay incluso periodistas que han dado un salto y se han convertido en noticias o en protagonistas de la información. Una vez más, volvemos a mencionar a Sara Carbonero con aquel bochornoso partido de la Selección Española donde el entonces capitán, Iker Casillas, besó durante un entrevista en directo tras la victoria, a la periodista, que era su pareja. El beso de Casillas se convirtió en noticia y generó un debate mediático y social. Se hablaba de si era sincero, de si era lícito que en medio del trabajo besara a la periodista, de la separación entre lo laboral y la vida privada, etc.
El beso de Casillas se convirtió en noticia y generó un debate mediático y social. Se hablaba de si era sincero, de si era lícito que en medio del trabajo besara a la periodista, de la separación entre lo laboral y la vida privada, etc.
Hace no mucho, el ex jugador del Real Madrid reconoció en un programa de televisión que lo hizo para poner un broche de oro a un momento en el que las críticas le llovían a la periodista porque le acusaban de despistar al futbolista durante la competición. Una explicación que añade el componente de protección masculina sobre una mujer que, según él, no podía protegerse. Es fácil preguntarse si lo hubiera hecho con otras periodistas o con otros periodistas también cuestionados por su trabajo. Las críticas a las que se refería Casillas se habían ido sucediendo durante todo el Mundial de Sudáfrica por sus fallos en las intervenciones a pie de campo en la retransmisión de los partidos de la Selección Española en Telecinco. “Gracias Sara” se convirtió en trending topic y en una manera de reírse de la periodista al mínimo error. “Este caso indica que tenemos un problema en la sociedad, un problema con los roles sociales, con una serie de micromachismos que vamos alimentando a base de cuentos y de historias. Uno de los conceptos es el amor romántico: chicas bellas, débiles y el príncipe que les salva a través del beso. Algo que todo el mundo ve bien, sin embargo, si lo planteas a la inversa la cosa cambia”, propone Sainz de Baranda. ¿Y si al parar un penalti Iker Casillas, Sara Carbonero hubiera entrado en el campo y lo hubiera besado? ¿Lo veríamos bien?
Otro caso flagrante ocurrió en abril, en la gala de entrega de los premios Laureus, donde el futbolista portugués, Luis Figo, le espetó a la periodista Núria Casas de 8TV: “Normalmente no hablo con prensa catalana, pero hago una excepción contigo porque eres guapa”. Un machismo que viene, en este caso, de los propios deportistas, con quienes las periodistas se encuentran en las ruedas de prensa. “No me lo tomé como algo personal porque, desgraciadamente, es un tema inherente a la sociedad”, dice Núria Casas. “Fue un comentario ultramachista, pero casi más machista fue la risita de Puyol, que estaba al lado al escucharlo”, añade. Aclara la periodista catalana que decidió no salirse porque prefirió que quedara en entredicho el futbolista con su comentario que convertirse en noticia. Esta salida de tono no es nueva. Para Casas esto es algo que pasa en muchas ruedas de prensa. “Tu credibilidad, por ser mujer, está más cuestionada, y a veces en las ruedas de prensa se percibe falta de respeto por nuestro trabajo”. Sin embargo, no siempre fue así. Cuenta Escario que cuando ella empezó había muchas más mujeres.
Olga Viza hacía Estadio 2 los sábados, ella hacía otro los domingos, Domingo Deporte, que duraba seis o siete horas y Elena Sánchez daba los deportes en el telediario o Mercedes Milá que hacía Fórmula 1. “Antes había muchas mujeres presentando deportes y ahora no”, declara Escario, rostro de los informativos deportivos de Televisión Española y cuya salida de informativos fue muy criticada por la propia periodista. Mención especial merece como pionera Mari Carmen Izquierdo que fue la primera mujer en dar información deportiva en TVE en los años 70. Comenzó su carrera en As y dirigió la asociación de periodistas deportivos hasta 2013. “Creo que hemos ido hacía atrás. Antes se valoraba la preparación, la capacidad profesional, las ganas de aprender. Ahora se valoran otras cosas.
“Creo que hemos ido hacía atrás. Antes se valoraba la preparación, la capacidad profesional, las ganas de aprender. Ahora se valoran otras cosas.
Ahora se valora el físico, básicamente porque quien la pone es un hombre. Y eso solo pasa en el caso de las mujeres porque el presentador con que sea gracioso, ya puede ser feo, que presenta igualmente”, añade María Escario que considera que el periodismo deportivo está yendo para atrás en temas de igualdad y se pregunta si ahora podría presentar un programa televisivo una mujer como Victoria Prego, que no tenía un físico deslumbrante. Lucía Santiago de EFE insiste en que nada ha cambiado: “Las primeras mujeres que se dedicaron al periodismo deportivo eran unas rara avis y en cierto modo lo seguimos siendo”. Uno de esos ejemplos es el de Mercedes Milá, que fue directora de la Revista Don Balón allá por finales de los setenta. El debate ha llegado tan lejos que en la Universidad Carlos III han convocado un curso sobre Periodismo deportivo y el tratamiento informativo de las mujeres en el deporte. En el curso se enseña a utilizar un lenguaje no sexista, a analizar el papel de la mujer en la prensa y a mejorar la cobertura del deporte femenino. Pero, como en otros aspectos, la Academia parece ir por un lado y los medios de comunicación, por otro. Quizá cursos como este sirvan para cambiar el modelo y que las nuevas generaciones de periodistas mantengan otros comportamientos.
Sin embargo, María Escario no es optimista: “Me temo que no lo veo ni en las nuevas generaciones que van llegando a la redacción, porque lo que ven, el patrón que perciben es lo otro y al final acaban cayendo en el mismo estereotipo”. El problema no es que haya mujeres guapas al frente de la información deportiva, la cuestión es a qué responde esa decisión y si es la única representación de mujeres que se da. Como dice la escritora nigeriana Chimamanda Adichie, cuando solo hay una única historia se crean estereotipos, en este caso, estereotipos que dan una idea de mujer objeto decorativo y al servicio de los hombres. Unos estereotipos que más allá de que sean o no falsos, son incompletos. •