El oasis de Alicia Fuentes

La veterana jugadora estuvo en el primer equipo español que jugó la Champions femenina y disputó la primera Eurocopa de España donde consiguió un olvidado bronce. Tiene 41 años y sigue en la élite después de haber pasado por todas las fases del fútbol femenino.

Fotografía Flaminia Pelazzi

Laia Cervelló.- Era una tarde de 1995. La guerra de los Balcanes azotaba Europa. En la radio sonaba Champagne Supernova, cumpliendo la música su función de bálsamo ante el dolor. Oasis era el grupo del momento gracias a su disco ‘(What’s the story) Morning glory’ que les hizo omnipresentes en la banda sonora de los siguientes 25 años, los mismos que dura la carrera de una chica que debutaba entonces la casi adolescente Alicia Fuentes. Al igual que los Gallagher, tan solo esperaba entonces pasarlo bien. Pero aquella centrocampista del Atlético de Málaga tenía más de décadas de carrera en sus piernas. Un cuarto de siglo más tarde estamos en Badalona, hogar del Seagull, equipo de Reto Iberdrola (una especie de Primera División B que se estrena este curso) por el que ha fichado esta campaña. Alicia se acerca y yo, embriagada aún de ese halo noventero, dejo que los acordes de Oasis y su She’s electric entren en mi cabeza. Lejos de lucir las pintas de una estrella de rock, es todo sencillez.

Alicia se acerca y yo, embriagada aún de ese halo noventero, dejo que los acordes de Oasis y su She’s electric entren en mi cabeza. Lejos de lucir las pintas de una estrella de rock, es todo sencillez.

Alicia Fuentes tiene 41 años llenos de alegría. Alicia es de Totalán, una población cercana a Málaga de poco más de 700 habitantes. Creció en los años 80, en una sociedad infantil para aceptar las ambiciones futbolísticas de una niña. Pronto se daría cuenta de que su afición por el balón conllevaría mucha pelea. “Quiero empezar diciendo que nada en absoluto me hará cambiar de opinión”, decía el pasado junio su carta de despedida del club de su vida, el Sevilla.

A falta de equipo femenino empezó con los chicos de su pueblo. Las vecinas de edad avanzada la animaban a “irse a fregar” en vez de meterse en juegos masculinos. Alicia hizo caso a lo que le dictaba el corazón, se ató los cordones de sus botas y, gracias a un amigo visionario, fichó por el entonces Atlético de Málaga. Consiguió su deseo original de pertenecer a un equipo de fútbol. Ya era mucho, pero no se iba a conformar. Le esperaba un camino tortuoso. Sus padres no tenían coche y cada viaje al entrenamiento era una aventura.

Las vecinas de edad avanzada la animaban a “irse a fregar” en vez de meterse en juegos masculinos. Alicia hizo caso a lo que le dictaba el corazón, se ató los cordones de sus botas y, gracias a un amigo visionario, fichó por el entonces Atlético de Málaga. Consiguió su deseo original de pertenecer a un equipo de fútbol.

Llegó incluso a acudir al autoestop: “En mi pueblo solo había tres autobuses al día, el último era a las 7 de la tarde, misma hora en la que tenía que estar en Málaga para entrenar y no me cuadraban esos horarios. Una vez nos citaron muy temprano para un partido, a las seis y media de la mañana o algo así. No quise molestar a nadie, así que a las 5 de la mañana me fui andando siete km por la carretera, de noche escuchando música en mi walkman y con piedras en los bolsillos. Mis compañeras me vieron a medio camino cuando pasaban con el coche y me echaron la bronca. Mi madre se acabó enterando por una entrevista en la radio y también me llevé una buena”. Obviamente eso no volvió a ocurrirle jamás, dice. “En Málaga me enseñaron a ser deportista. Pasé de patear el balón en la calle a ganar un triplete en muy poco tiempo. Aquello fue alucinante, vinieron incluso aficionados del equipo masculino, jugamos en estadios grandes y ganamos los tres trofeos. Luego lo haría Guardiola, pero podemos decir que fuimos pioneras”, concluye con una sonrisa gamberra.

“En Málaga me enseñaron a ser deportista. Pasé de patear el balón en la calle a ganar un triplete en muy poco tiempo. Aquello fue alucinante, vinieron incluso aficionados del equipo masculino, jugamos en estadios grandes y ganamos los tres trofeos. Luego lo haría Guardiola, pero podemos decir que fuimos pioneras”

Su demostrada calidad, también en la selección, la llevó al Levante. El equipo granota en aquella época había pasado de estar en Segunda a ganar la Liga en 3 años. “El Levante me hizo ser como soy, siendo competitiva y aspirando a lo máximo. Fue el primer equipo que me fichó pagándome. Antonio Descalzo fue un entrenador que me sacó mucho jugo, supo sacar mi garra. Él era muy exigente, quería hacer historia y eso fue lo que nos hizo ganar títulos. Creía en un fútbol sin género, igual para todos, ya era un visionario. Ha sido uno de los mejores entrenadores que he tenido”, reflexiona la de Totalán...*

*Reserva tu número a domicilio (con reportaje completo)
Descárgalo en App Store y Google Play
Suscríbete
Números anteriores