Julio Ocampo.- Hace algunas semanas, el diario Corriere della Sera vertió en primera página un artículo interesante y divertido escrito por el periodista Massimo Gramellini titulado Per chi tifa il Papa? (¿De qué equipo es el Papa?) Y es que, al parecer, durante la audiencia del Nápoles en la Santa Sede para celebrar el Scudetto, León XIV tuvo que desmentir su simpatía por la Roma y negar que muchos de sus colaboradores -en los meandros más profundos vaticanos- entonen asiduamente el “Totti santo enseguida”.
REPORTAJE» La historia del Papa en Líbero 53.
Sirva esta anécdota para narrar el folclore, el costumbrismo y la pasión futbolística que también corre al otro lado del Tíber, donde ya no está el Papa Francisco, hincha ferviente de San Lorenzo y gran promotor del calcio -y el deporte en general- en la Ciudad del Vaticano. “Estamos organizando para noviembre el torneo Giubileo Cup, que estará dedicado a él. Queremos reunirnos con el nuevo Papa como ya hicimos entonces con Bergoglio que recibió tanto a la Nazionale de sacerdotes como la de monjas”, explica Moreno Buccianti, seleccionador de ambos equipos. “Le considerábamos nuestro presidente. Era un apasionado de fútbol. Nos hablaba de San Lorenzo. Decía que cuando vivía en Buenos Aires estaba muy cerca de donde jugaban”. Eran estos los arrebatos de nostalgia poética que le sacudían el alma. Una vez concedidos, todo se interrumpía bruscamente y volvía la agresiva normalidad para seguir gobernando el mundo católico
León XIV tuvo que desmentir su simpatía por la Roma y negar que muchos de sus colaboradores -en los meandros más profundos vaticanos- entonen asiduamente el “Totti santo enseguida”.
La audiencia con los sacerdotes futbolistas tuvo lugar en 2018, y en un tono distendido Buccianti le dijo al Santo Padre que sus escuadras “jugaban como dios, y que los porteros hacían milagros”. Terminaron regalándole una camiseta, algo que emularon en 2022, cuando repitieron el encuentro divino, esta vez con las hermanas jugadoras. “Le entregamos la camiseta con el número 266, pues él fue -en orden cronológico- el 266º Papa. Nos preguntó quién era la portera”, recuerda el seleccionador.
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