El primer campeón mundial de fútbol durante el coronavirus

El 20 de marzo la noticia recorría el mundo. El primer campeón oficial de un torneo futbolístico en plena pandemia era el modesto Once Deportivo de Ahuachapán de El Salvador, un pequeño club refundado en agosto de 2019. Pero la alegría no iba a durar mucho.

José Ignacio Apoj.- La historia, épica, es digna de película. Es que cuando el joven entrenador, empresario y speaker andaluz Juan Cortés Diéguez (36) tomó la dirección técnica del equipo al terminar el Apertura, a finales del año pasado, el objetivo era uno solo: zafar del descenso. Encima, después de una pretemporada a todo vapor, las cosas empezaron mal: “Cuando arranca la nueva temporada, en mi debut en el banquillo, volvimos a perder. Era como una pesadilla de nunca acabar”, confiesa Cortés (Jaén, España, 1983) cuando recuerda su primer partido oficial. Era 19 de enero, las noticias del Coronavirus todavía llegaban desde demasiado lejos, y el equipo seguía último, cómodo, en la tabla del descenso. ¿Campeones? “Salvar la categoría era ya un casi milagro”, explica el entrenador. Y el casi milagro llegó. De los siguientes seis partidos, ganaron cinco y treparon a la cima de la tabla. Entonces, el principio: se suspendió el torneo y fueron declarados campeones.

Era 19 de enero, las noticias del Coronavirus todavía llegaban desde demasiado lejos, y el equipo seguía último, cómodo, en la tabla del descenso. ¿Campeones? “Salvar la categoría era ya un casi milagro”, explica el entrenador. 

“No te digo que si no lo paraban íbamos a ser campeones en la cancha seguro, pero no tengo dudas de que íbamos a pelear el campeonato. Estábamos bien, con un plantel armado a mi gusto con dos jugadores por puesto, y en plena racha ganadora. ¡Si hasta venía gente a ver los entrenamientos! Y jugábamos siempre a cancha llena. La celebración, ya casi toda vía online, fue increíble: un cuento de hadas, una historia demasiado bonita, porque lo que hicimos fue realmente increíble: pasar de recibir puras goleadas en el Apertura, de estar desahuciados, a salvarnos del descenso, comandar la tabla, jugarle de igual a igual a cualquiera…¡y salir campeones nacionales! La ciudad fue una fiesta. ¡Fíjate que a veces ni podía salir a hacer las compras! La gente nos tomó muchísimo cariño”, agregó el Míster.

REVOCACIÓN Y ESCÁNDALO
La alegría duró poco. El 30 de abril, la FESFUT, a través de su presidente Hugo Carrillo, declaraba nulo el torneo Clausura y, por ende, le quitaba el título al “Tanque Fronterizo” de Ahuachapán: “Fuimos campeones durante cuarenta y un días, hasta que por presiones y otras cosas que no puedo ni quiero decir en público, declararon desierto el torneo, así que nos revocaron el título. El club ya presentó una queja formal ante la FIFA: ya habíamos conseguido auspiciantes, contratado jugadores, ¡subido sueldos! Imagínate el daño. No pueden hacer eso, revocar un título sin más explicaciones cuando ya estábamos planificando todo para jugar al nivel de la Concachampions”, comenta un indignado Cortés desde El Salvador, donde pasó toda la cuarentena en un hotel de Ahuachapán, ciudad en la también comandó varias movidas solidarias para ayudar a los más afectados por la pandemia. El presidente del Once es José Antonio Salaverría, un poderoso empresario cafetero con experiencia en grandes litigios: hace algunos años, su mediático juicio al Banco Davivienda lo puso en la portada de todos los diarios. ¿El resultado? Ganó una demanda de cuarenta y nueve millones de dólares. Por eso, la confianza del club respecto a la gestión del equipo de abogados ante FIFA es inmensa.

 “Fuimos campeones durante cuarenta y un días, hasta que por presiones y otras cosas que no puedo ni quiero decir en público, declararon desierto el torneo, así que nos revocaron el título"

VIDA DE PELÍCULA
Si hay algo que no le faltan en su pasaporte al entrenador campeón del fútbol salvadoreño son sellos en el pasaporte. El self-made man -al que sus padres le advirtieron que si quería jugar al fútbol no podía dejar de estudiar- a los veintitrés años ya se recibía de entrenador profesional y empezaba a trazar las rutas de una carrera en la que no faltó nada. Su vocación, la docencia, era mucho más fuerte que las ganas de jugar a la pelota: “Tengo 36 años y ya llevo 13 en el fútbol profesional; las inferiores no me motivaban por la falta de competencia y desafíos, y la verdad es que yo quería ser entrenador, así que obtuve el título en la Federación Andaluza y pasé muy rápido a ser técnico de juveniles. Además, me diplomé en Administración de Negocios, porque soy muy inquieto y no solo me gusta el fútbol”, aclara.

En 2014 llegó su primera gran experiencia como entrenador principal en el extranjero: “Me ofrecieron un contrato de seis meses en el Samut Prakan del ascenso tailandés, ¡y me terminé quedando cinco años! No sólo en Tailandia -allí, cuando cuando no trabajaba en el fútbol, usaba el tiempo para montar mis propios negocios- sino que también moviéndome por toda Asia. Cuando no me tocaba ser el entrenador principal, agarraba trabajos de analista de video, o asistente de balones parados, en Vietnam, en China, o en Japón, donde trabajé en el Mito Hollyhock de la JD nipona. “Esos cinco años en Asia me cambiaron la vida”, asegura el joven entrenador al que el fútbol y la vida lo llevaron a conocer cincuenta y siete países y que, además, cuenta con un asesor y representante de lujo: José Luis Félix Chilavert.

. “Esos cinco años en Asia me cambiaron la vida”, asegura el joven entrenador al que el fútbol y la vida lo llevaron a conocer cincuenta y siete países y que, además, cuenta con un asesor y representante de lujo: José Luis Félix Chilavert.

El mítico ex arquero (los presentó un amigo en común en México) lo asesoró en los últimos años de su carrera, en los que trabajó en el ascenso mexicano y en Olimpia de Itaí, Paraguay, a donde desembarcó gracias al apoyo de Chila; después, vendrían Independiente y el Once Deportivo de El Salvador, el equipo que lo lanzó a la fama. Ahora, que lo buscan todos los medios locales, el entrenador olvidado, el trabajador obsesivo y meticuloso, responde una vez más a la pregunta que le hicieron todos:

¿Cómo se hace para sacar campeón a un equipo tan chico que venía destruído?
-Después de un año acá, ya conocía a todos los jugadores locales. Pude armar un plantel joven, con jugadores a mi medida: chicos con muchas ganas que tuvieron pocas chances en los grandes, y cuatro o cinco con experiencia de selección. Pero además de mi obsesión por el trabajo, creo que mi fuerte es el trato con el jugador, la empatía, lo que me resulta más fácil que otros entrenadores por mi juventud. Además, mi estilo de juego (posesión, circulaciones rápidas, amplitud, profundidad) gustó mucho….fíjate que hasta nos hemos ido aplaudidos de campos rivales: en la cancha de Sonsonate (N de R: Este equipo es dirigido por Rubén “Polillita” Da Silva) ganamos de visitante, y los hinchas locales nos aplaudían por el fútbol que desplegamos. Te digo, que fuimos toda una revolución eh.

"Los hinchas locales nos aplaudían por el fútbol que desplegamos. Te digo, que fuimos toda una revolución eh", afirma Diéguez.

-¿Quiénes son tus referentes?
Intento tener un poquito de todos los grandes: me gusta mucho Guardiola, de Mourinho rescato su habilidad para desenvolverse en distintas situaciones, Klopp por supuesto, pero mi primer referente fue Luis Aragonés, por su gran gestión del vestuario. Juan Cortés Diéguez no para: entre la planificación de una nueva temporada que no sabe si lo tendrá compitiendo por la Concachampions, los ecos del escándalo por el título-no título y el apoyo constante a sus jugadores, se prepara para lo que viene. Pronto, dicen que por Agosto, la pelota volverá a rodar en El Salvador. Todavía no se sabe si se sentará en el banquillo con el título del Clausura, pero el pueblo futbolero local ya dio su veredicto: “Es que el Once se merece, se merece ser campeón.”