El regreso del 'Jägerfútbol'

56 jugadores, uno por cada ingrediente del famoso licor, participaron en el Jägermeister Deer Match de Madrid. Un torneo-festival que en su II edición va camino de clásico. El evento sirvió para conmemorar cómo el ciervo fue pionero en el patrocinio del fútbol al estampar su logo en el Eintrach de los 70.

Líbero.- El Eintracht Braunschweig no te suena. Posiblemente no has oído hablar nunca de este equipo de la Baja Sajonia. Sin embargo fue el club que revolucionó el fútbol en 1971,

cuando ideó que su camiseta podía ser la mejor vía para la salvación de sus cuentas. La camiseta amarilla estampó el famoso logotipo de Jägermeister gracias a un acuerdo que posibilitó la incorporación de grandes estrellas como Paul Breitner y abrió un camino que deja al mítico licor alemán en la historia del fútbol para la eternidad. Para conmemorar tal efeméride, la marca del ciervo celebró el pasado septiembre en Madrid el Jägermeister Deer Match, un espectacular torneo a mitad de camino de un campeonato de fútbol y de un festival de música que enfrentó a 56 jugadores (uno por cada ingrediente de la bebida) y ocho equipos.

Cada equipo defendió el honor de una tribu urbana con una causa común: las ganas de celebrar la vida que rodea al fútbol y la música. Tatuadores, músicos, dueños de bares, gestores de festivales y sí, como no, periodistas. Una reunión festiva en la que no faltaron las rabonas fallidas con zapatillas manchadas de verano y los remates de cabeza con gafas de sol saltando por los aires. En ese contexto, no extrañó que los periodistas, habituales perdedores de cualquier evento deportivo que se precie, salieran vencedores inspirados por el naranaja mecánico de sus equipaciones. La victoria fue tan aplastante que el cómico Antonio Castelo, que hizo las funciones de speaker, lanzaba proclamas contra el rodillo goleador que los plumillas ejercieron sobre el personal: "¡Abajo los federados! ¡No a los profesionales del fútbol!"

El Vallecas CF cedió sus instalaciones y Jägermeister se encargó de convertir el Deer Match (partido del ciervo) en la final de un Mundial. Entre partido y partido un concierto de Vulk, una banda punk de Bilbao que fue atrayendo al público a su escenario gracias a un carisma especial. Hubo tiempo para ensayar córners pero también para bailar con mojitos de Jäger. Doble descubrimiento. La nueva ola del rock de Bilbao y el excelente resultado del licor en los cócteles. El cartel diseñado por Jägermusic lo completó el vigués Kaixo con su trap inconformista. El broche internacional lo colocó el dj inglés Al Dobson Jr.

Acabada la final (5-2 de periodistas sobre el equipo de marketing de la marca alemana) la victoria se regó a una temperatura de -18 grados como se debe degustar un buen shot de Jägermeister.