Ernesto Valverde: «El resultadismo es en el Barça, en el Athletic o el Deportivo de La Coruña, en todos los lados»

Han pasado dos años de su marcha de Barcelona y Ernesto Valverde parece que ha aprovechado el tiempo para ordenar sus fotografías antes de meterse en otro lío. Hablamos con un entrenador que hace fotos y como él mismo explica, si te metes en un terreno que no es el tuyo, que no sea para hacer fotos de pájaros, hay que incomodar.

Diego Barcala | Fotografía de Paco Gómez.- Asegura que no tiene la maleta hecha pero su nombre aparece casi cada semana como candidato a un gran banquillo de Europa. Ernesto Valverde dejó de ser entrenador del FC Barcelona el 11 de enero de 2020 y le sustituyó Quique Setién. En estos casi dos años él ha pasado página, ha publicado un libro de fotografía estupendo y su exequipo ha vivido uno de los mayores terremotos de su historia. Cualquier otro entrenador estaría dando entrevistas por las esquinas poniendo en valor la injusticia de su despido, pero hablamos de un tipo tan diferente a muchos de sus compañeros que es un hombre normal, discreto, respetuoso y consciente de que tiene un oficio, como él mismo define su profesión, dentro de una industria complicada.

‘Frontera’ (Fracaso Books, 2021) es su segundo libro de fotografía tras ‘Medio Tiempo’ (La Fábrica, 2012). Hace una década reprodujimos en Líbero una charla con Enric González en la que explicó parte de su afición por la fotografía que ahora va tomando una forma profesional con niveles estéticos importantes. Fotos duras, que generan tensión en el espectador, con intenciones profundas.

Decías hace 10 años que publicar libros te permitía ordenar las fotos porque no sabías muy bien cómo editarlas. En ‘Frontera’ sí parece que has conseguido ordenar el mensaje.
El objetivo es darle un sentido a la edición del trabajo fotográfico.  En aquel momento estaba entrenando al Olympiacos y yo era alguien que hacía fotos, pero de una manera desordenada. Me hacía falta afinar la mirada que tenía. Hacía fotos pero no sabía la dirección que tenía que tomar. Intenté tomar una dirección y a raíz de esa decisión fui tomando fotos por un camino. Este libro ha sido más pensado. Yo voy con la cámara haciendo fotos y luego le doy forma. Parto de unas 15 o 20 en las que creo que puede haber algo y de ahí voy tirando. De hecho hay fotos de los últimos años.

Viendo las fotos, podemos interpretar que ese orden es un viaje o el orden del desorden de la vida del fútbol donde es muy difícil sentirse de algún lado. Realmente es un fotolibro en el que no es que yo haya cogido un tema y lo haya explotado en el tiempo. No soy fotógrafo de oficio, salvo en una exposición en la que tomé algo específico [Una exposición de la Fundación Athletic Club recogió sus imágenes relacionadas con el fútbol]. No he hecho fotos de algo determinado como un psiquiátrico en Estambul o el campo en Extremadura. Yo hago fotos de mi vida alrededor y no tiene una coherencia para el que busca que le den información. Es la mirada que tiene el fotógrafo.

'FRONTERA'» Imagen de la cubierta de su nuevo libro. Foto. Ernesto Valverde.

Hay muchas fotos que se dirigen al título. La frontera del entrenador con los jugadores, del ajeno a cualquier lugar en el que está o incluso las fotos que haces desde el autobús del equipo que es la frontera entre la burbuja del fútbol y el resto del mundo.
El título va por ahí. Es un término en el que me veo cómodo. Un entrenador es un extraño en todas partes. Por mis circunstancias personales me ha ocurrido en varias ocasiones. Me siento cómodo, me reconozco en esa línea. Estas en un lado pero estás en otro. Haces fotos pero estás en otra cosa, siempre de paso en todos los sitios. El libro anterior era ‘Medio tiempo’, el de la exposición es ‘Este aldea’ (De esta parte). Me reflejo en esa pequeña línea entre una parte y otra.

Esa raíz identitaria es casi desde tu nacimiento porque eres un extremeño en Euskadi. ¿Por qué fue eso?
Es una historia como la de cualquier otro. Cuando nací mis padres vinieron a Vitoria a buscar un futuro para sus hijos. Nací en febrero y a los siete meses estaba aquí. Por ahí no e tanta relación porque yo me he integrado bien aquí. Tiene que ver con el trabajo, con estar en un sitio y otro.

El colmo del conflicto identitario hubiese sido si se hubiera confirmado aquel efímero rumor que te situaba en el banquillo del Real Madrid haciendo pareja con Zidane.
Eso te da idea de la rumorología del fútbol. Que yo recuerde no había nada de verdad. Ese rumor no lo había escuchado nunca.

Clemente tenía un barco pequeño que se llamaba Txingurri, no era un yate creo, porque no lo conocí. Y en el Espanyol me lo puso. Txingurri es hormiga en euskera. 

Una cosa que seguro has explicado mil veces. ¿De dónde viene lo de Txingurri?
Sí, eso sí que lo he contado mil veces. Clemente tenía un barco pequeño que se llamaba Txingurri, no era un yate creo, porque no lo conocí. Y en el Espanyol me lo puso. Txingurri es hormiga en euskera.

Clemente era un fenómeno en el manejo del vestuario. En eso parecía imbatible.
Sí, lo que yo recuerdo de él era eso desde luego. Hacía equipos fuertes con ritmo alto y al final desde un punto de vista táctico se manejaba muy bien y generaba un impulso en el vestuario. Vamos, cuando estuve con él, nos llevó a la final de la UEFA.

Pero utilizaba la táctica de unir al grupo buscando un enemigo común, en su caso, la prensa. Una táctica que tú no utilizas.
Eso son otras cosas. Cuando estás dentro del juego del fútbol, en el vestuario como se maneja uno con la prensa es cosa de cada uno. Clemente podía tener su polémica con la prensa pero eso no nos afectaba. Cada uno tenía sus peleas. Él se centraba en el juego y ahí era fuerte.

Hay veces como en el caso de Luis Enrique o Mourinho en el que esa pelea con la prensa parece una herramienta muy obvia de confrontación. Como si estuviera todo dentro de una estrategia.
Está claro que de todas las cosas que dicen los entrenadores… Va un entrenador contesta a 25 preguntas y le sacan el trocito en el que la gente va a clicar por si has generado la polémica. Sabemos cómo funcionan muchos medios. El contexto explica que no pasa nada pero te sacan ese trocito… Y claro, entonces ya desconfías y el entrenador que aunque parezca que no, es una persona, va a tratar todo el rato de evitar la polémica absurda y a veces se cansa y dice ya está bien y te hace pensar que los que están enfrente no son tus enemigos pero te predispone contra ellos. Tienes una idea para transmitir pero… Es como si te dicen: ¿qué tiempo hace? Y respondes, pues ya te digo que las cosas no están funcionando. Es hablar de tu libro. A veces respondes intempestivamente y eso que es residual en la rueda de prensa se convierte en el eco del día siguiente… Intentas lanzar un mensaje para público, grupo o club y se te enfanga todo… El que está en la prensa se pregunta por qué eres tan agresivo. Pues porque hay trampas por todas partes.

A veces respondes intempestivamente y eso que es residual en la rueda de prensa se convierte en el eco del día siguiente… Intentas lanzar un mensaje para público, grupo o club y se te enfanga todo… El que está en la prensa se pregunta por qué eres tan agresivo. Pues porque hay trampas por todas partes.

En la entrevista de hace 10 años (vísitala aquí) decías que entendías a los ludópatas enganchados con el juego porque el fútbol enganchaba muchísimo. Supongo que no era a las ruedas de prensa. ¿Qué es lo que engancha?
Lo que engancha del fútbol es la sensación del entrenamiento, ir a entrenar e ir madurando una idea de juego para ver si eso progresa o no. Y que tienes una forma de ver las cosas que en el fútbol cuesta tiempo. También la satisfacción de las victorias. Eso a los entrenadores y al gente alrededor del fútbol les engancha. Darle forma al fútbol y ver progresar. Eso es lo que nos gusta.

Tengo la sensación de que se están cargando eso, con el fútbol todos los días, la Superliga, la falta de público en la pandemia…Todo eso desengancha mucho.
De esa parte yo no te he hablado. Lo que engancha es otra parte de la película. Pero eso es lo accesorio, el alrededor. El fútbol está sobredimensionado, hay fútbol todos los días, mundial cada dos años… Cada partido son ingresos. La industria alrededor es una maquinaria que tiene que salir adelante, pero en una industria tan grande, al final, el centro son 11 tíos jugando al fútbol

Eso y parte de lo que sale en tus fotos, los que están al otro lado del cristal del autobús. Cosas como la Superliga no parecen tener muy en cuenta a los aficionados que van a los estadios. 
La Superliga es una idea que tiene su raíz en EEUU en una forma de ver el deporte como un espectáculo. En Europa es difícil que se pueda imponer, en Europa la mentalidad es de méritos en el campo. Todo está ordenado a eso y perdurará. La Superliga tan cerrada no lo veo. Pero no lo sé. Y sí, en cuanto a la afición, es lo que da sentido al fútbol. Su dimensión es por la gente. Si no, sería un deporte residual y a la gente le gustaría el bádminton. La gente se vuelca con el fútbol y si no es por eso ni siquiera tú y yo estaríamos hablando de eso.

FRONTERA» Una de las imágenes del libro con el cristal del bus como límite inspirador. Foto. Ernesto Valverde

Tú has vivido en equipos de identidad singular como el Barcelona, el Athletic Club o el Espanyol, que tiene una identidad inexplicable con mucho mérito al convivir en la ciudad con un gigante, que no parece que le ayude en nada pero consigue resultados.
Es un club histórico. Es la rivalidad pero sí se beneficia. Parece que siempre se están peleando pero hay cantidad de jugadores que han pasado por los dos lados. No sé, De la Peña. Jugadores que se identifican con los dos. Yo hice el camino al revés. Hay diferencia pero es bueno que haya esa rivalidad en la ciudad y es bueno que se fomente. Hay que potenciar que la Liga sea más potente gracias a que los equipos sean fuertes porque eso es lo que ha hecho a la liga fuerte en Europa. Eso es lo que creo yo.

No sé si conoces a Raúl Cancio el fotógrafo (fotogalería en El País). Tiene por ejemplo una foto mítica de Iribar desenfocado con el público enfocado al fondo. Él siempre dice que la vida es en color pero el fútbol es en blanco y negro.
Es genial esa foto, parece que Iribar está inclinado. Hay mucha gente que dice eso, que la fotografía es en blanco y negro. Vengo de la fotografía analógica porque yo estudié cuando era jugador en el Espanyol y en el Barcelona, estudié cuatro años Fotografía en el Institut d'Estudis Fotogràfics de Catalunya  IEFC y ahí revelaba en blanco y negro y cuando pasé al digital también pasé al blanco y negro porque a veces te dramatiza más o menos. Y los referentes de fotógrafos que tengo siempre son en blanco y negro. Me gusta el color y me encantan algunos fotógrafos en color pero siempre me he sentido cómodo en el blanco y negro.

¿Puede haber algo de Madoz en tus fotos? La ducha, el bodegón de la cocacola en el mantel, la chica de espaldas…
No. Es diferente. No tanto. Chama Madoz es como un artesano de las fotos. Siempre juega a que tienes que descubrir algo, todo super pulcro. Mis referencias son Moriyama o Petersen. Yo voy con una cámara pequeña. No tiene nada que ver con Madoz, ya me gustaría. 

Hay muchas fotos tuyas urbanas que me pregunto si no te generan lío. Te imagino por Bilbao haciendo una foto a una moto y que alguien piense, qué hace Valverde ahí. 
Ahora con la mascarilla paso más desapercibido. Eso me beneficia. Voy con cuidado. No es fácil hacer fotos de calle. A veces es una ventaja porque le pides una foto a alguien y es reacia pero si ven que te conocen, aceptan. La cuestión es tener la mirada clara sobre lo que haces. Con el tiempo la mirada se te afina más. Por mi trabajo dejé mucho tiempo de hacer fotos. Ves el libro y parece que estoy todo el rato con la cámara, pero igual he estado años sin cogerla. Y hay partidos importantes en los que estás centrado en tu trabajo y claro, me he perdido grandes fotografías porque mi posición es privilegiada.

Madoz Líbero fútbolSALAH» El futbolista egipcio de Chema Madoz. Reportaje sobre la obra

Pero creo que Piqué llegó a comentar que flipaba viéndote hacer fotos o algo así.
Siempre he sido bastante cuidadoso con eso. Nunca he hecho ni fotos de vestuario ni jugadores porque no me interesa mucho y siempre he querido no mezclar una cosa con otra.

Bueno, en el anterior libro sí aparecía una de un jugador con pistola en el vestuario.
Era un delantero que teníamos, Rafik Djebbour, argelino, tenía buena relación con él, ya éramos campeones y le dije que le quería hacer una foto y sabía que había una pistola por ahí, pero vamos sin balas.

Bueno, bueno, creo que sí estaba cargada, que era de un fisioterapeuta cretense.
No, no, es una leyenda… la pistola la descargamos. Le quitamos el cargador. No tenía nada. Los dos teníamos miedo de cogerla. Lo importante es que pusiera cara de malo. Lo que pasa es que no me gusta explicar las fotos porque le quita la gracia. El que lo ve es mejor que no lo sepa.

Otra foto es de un accidente de coche.
Iba por la carretera, vi aquello y pasé de largo y dije, aquí hay una foto. Era un sitio rarísimo, estaba fatal para parar así que di una vuelta y ya conseguí parar el coche, evidentemente vi que no había nadie y ya paré, estaba volcado, iban a retirar el coche. Pasé justo cuando estaba en solitario. Son situaciones extrañas que son las que busco. Una de las máximas que tengo en las fotografías es que no sean amables. Que incomoden. Me gusta que se genere tensión en el que ve la foto. Una vez que te metes en un terreno que no es el tuyo me gusta tener intención no que sea un entrenador que se mete a fotógrafo y hace fotos de pájaros.

ACCIDENTE» Una imagen inquietante del libro 'Frontera'. Foto. Ernesto Valverde

También es cierto que esa tensión la genera el clima frío, lluvia, que tendrá que ver con tu tierra.
Cada uno hace fotos de lo que tiene alrededor. En el otro libro había muchas del Mediterráneo, de Atenas de cuando estaba entrenando en Grecia.

Me gusta particularmente una de una carretera en la que captas justo las curvas de la línea contínua.
Es una foto que está en el libro con una chica que está bajo el agua. Es mi hija.

Imagino que tienes harta a la familia. Papá, para ya con las fotos.
Sí, fundamental. Les digo, no sonriáis. La carretera es de una isla griega, Serifos. Estuve tirado un rato en la carretera. Y la otra, la de mi hija es de Milos, de un verano que estuvimos por ahí.

Ahora que ahora que tienes la maleta hecha. ¿Te influye la fotografía para elegir destino?
Tranquilo, no tengo la maleta hecho. A ver no me fui a Grecia por las fotos.

 Ya pero es que hay veces que no se entiende que futbolistas o entrenadores que pueden elegir dónde trabajar y vivir experiencias acaben en Catar, por ejemplo. O yo que sé, Japón.
Ojo, que Japón… madre mía desde el punto de vista fotográfico. De cualquier sitio se pueden sacar cosas, pero no lo tengo en cuenta. Hay que diferenciar. El destino tiene que ver con el oficio. Ves las perspectivas si el reto es ilusionante y lo otro te viene, nunca sabes dónde puedes tener algo que te motive.

Ahora mismo, ¿qué te motiva?
No me gusta ir con ideas preconcebidas, como lo típico, la Premier o Italia… Una vez dije en una entrevista que me gustaría a Australia y todo el mundo, pero estás loco, y era porque había jugado un partido ahí my me pareció un país increíble. En realidad es algo especial que reúna esos requisitos. 

¿Te cambió la vida entrenar al Barcelona? Es otra dimensión.
Sí, es diferente, pero no me cambia la vida. Paso bastante desapercibido, tengo esa ventaja. Tengo la sensación de que no me pasa nada. Imagino que si Mourinho va a algún lado no le dejan tranquilo. Bueno, he vivido ocho años y medio en Barcelona, como jugador del Barça, del Espanyol y ahora de entrenador y por la dimensión del papel que ocupas pues todo ha cambiado. Yo cuando era jugador me iba por el Borne a hacer fotos, no me imagino ahora a algún jugador del Barça a cara descubierta a hacer fotos por ahí. Esta posición de estos dos años ha sido diferente pero lo demás, una vez que eso pasa, y sabes que el entrenador de otro equipo tiene menos espacio que tú porque eres el entrenador del Barça y eso te da más foco pero eso, una vez que lo dejas, se va diluyendo.

Aquello le dio una identidad al club y a partir de ahí se generó una idea general y luego se fue perfeccionando y evolucionando, en el caso de Pep de una manera muy clara porque dio un paso adelante importante no solo por los jugadores que tenía sino porque él tácticamente le dio una vuelta más. Y sí, ahora hay gente que te habla de Cruyff y dices pero si yo estaba ahí y no era así.

Hablemos un poco de Cruyff. Se habla mucho de la identidad, el estilo… ¿Qué es el cruyffismo?
Desde luego cambió la forma de entrenar, cómo se jugaba y con el tiempo ha permanecido porque ha tenido éxito. Él llegó con las ideas muy claras. Trajo aquí lo que hacían en el Ajax en el primer equipo y la base. Se jugaba con un 3-3-4 y él era muy drástico en eso. Eso con lo que empezamos costó en tener éxito. El primer año se ganó la Recopa y luego la Copa pero no se ganó la Liga y se ganaron después cuatro ligas seguidas y la Champions. Por eso, por muy buenas ideas que tengas tienes que tener éxito para que aquello permanezca. Por eso aquello quedó como un ejemplo de lo que tenía que ser y le dio una identidad al club y a partir de ahí se generó una idea general que quedó de una manera muy clara y luego se fue perfeccionando y evolucionando, en el caso de Pep de una manera muy clara porque dio un paso adelante importante no solo por los jugadores que tenía sino porque él tácticamente le dio una vuelta más. Y sí, ahora hay gente que te habla de Cruyff y dices pero si yo estaba ahí y no era así.

Por ejemplo, Cruyff jugaba con un tipo como Julio Salinas o sacaba a Alexanco de delantero o incluso hablabas de los tres defensas pero si en las bandas estaban Ferrer y Sergi en realidad eran cinco.
No era un 3-4-3 de tres centrales, jugábamos con dos laterales y un central. No era como ahora, era arriesgado y complicado. Fue complicado. Pero no era de una rigidez absoluta. Eso de que el portero tenía que salir jugando, olvídate, eso no existía. No nos engañemos, que podías pasar al portero y la cogía con la mano y si llegado el momento tenías que centrar pues se centraba y no pasaba nada. Ahora claro, hay una esencia ahí… pero vamos a ver. Recuerdo un partido en el que yo estaba en el Athletic, en San Mamés. Nos entraba Jupp Heynckes y en el Barça estaba Cruyff. Hicimos un trabajo defensivo muy bueno e intentábamos contraatacar y ellos llevaban el control y llegamos al minuto 85 con 0-0 y cogieron Guardiola y Koeman y se pusieron a tocar atrás porque se lo dijo Cruyff. Hacía mucho calor, estábamos en verano recuerdo y les dijo a Pep y Koeman que se pasaran el balón entre ellos atrás y no atacaran. Y eso hicieron y nosotros esperando en el centro del campo y ellos pim pam pim pam… Ellos eran campeones de Europa, de Liga de todo, el empate nos iba bien. Y Heynckes nos decia, vosotros ahí quietos. Estuvieron así cinco minutos y el partido se terminó. Y Cruyff dijo, si no quieren venir, pues empatamos y listo. ¿Imaginas lo que puede pasar ahora con eso? Ziganda y yo tapando en el centro y decíamos, que estos no vienen. Y se acabó el partido. Lo ves ahora con el tiempo y dices pero vamos a ver con la esencia esa de atacar … Pues pasó eso. Y ojo, fue un empate. Ahora te empatan un partido y te crucifican.

El resultadismo es un concepto de toda la vida. Hace poco me contaba Minguella que Maradona se fue del Barcelona porque no ganaron las dos ligas. Es el colmo.
Al final, vamos a ver, tienes que ganar. El resultadismo es en el Barça, en el Athletic o el Deportivo de La Coruña, en todos los lados.

Hablemos de Heynckes. Creo que tiene mucho mérito que un tipo que estuvo entrenando tres décadas adaptara su manera de jugar a cada tiempo e incluso su último Bayer jugaba ya como los equipos actuales, presionando a todo campo, nada que ver con ese Athletic del que hablabas.
Aquí en el Athletic tuvo una gran entrada. Yo creo que estuvo muy contento aquí, venía del Bayer de una cultura diferente y vino al Athletic, conoció otra cosa, el grupo era muy cohesionado y estuvo a gusto. A nosotros nos chocó mucho porque era de una disciplina germánica y chocaba con nosotros. Al principio estábamos con miedo a que despertara ese genio que tenía de vez en cuando pero era muy buena persona un entrenador muy cercano, que hablabas con él de fútbol y mantuvo una relación con el Atleti muy especial.

En el año de Heynckes, Julen apareció en el equipo y era el mejor jugador que teníamos. Y eso que había grandes jugadores. Josu Urrutia era un gran jugador, Ander Garitano, estaba Rafa Alkorta, teníamos un buen equipo, pero la irrupción de Julen fue determinante porque tenía gol, tenía ambición, era buenísimo, buenísimo. 

Por cierto, ese año salió Julen Guerrero. Y se te pregunta mucho por Messi pero tener que dejar a Julen Guerrero en el banquillo en el Athletic sí que era un marrón.
No fue ningún marrón. En el año de Heynckes, Julen apareció en el equipo y era el mejor jugador que teníamos. Y eso que había grandes jugadores. Josu Urrutia era un gran jugador, Ander Garitano, estaba Rafa Alkorta, teníamos un buen equipo, pero la irrupción de Julen fue determinante porque tenía gol, tenía ambición, era buenísimo, buenísimo. Luego pues pasa el tiempo y van llegando otros y nos pasa a todos. Pero cuando apareció tuvo unos años increíbles, era el jugador más importante y determinante en el club.

¿Eres maradoniano?
Toda la gente del fútbol es un poco maradoniana. Desde la literatura el personaje da para mucho. Lo que ha sido su vida. Y luego encima para los que le hemos visto jugar y yo he jugado contra él y estaba más pendiente de la carrera de los jugadores de mi generación. Muchos de los que tienen recuerdos de pasada de Maradona y se quedan con lo que ha habido a su alrededor de su vida, de su última fase, más extravagante o hinchado, no le han visto jugar porque era un jugador increíble con una fuerza, una determinación y una calidad… solo verle calentar era especial.

Algo similar será Messi, con verle calentar ya se nota, o igual no, porque en realidad es mejor.
En el fondo hay que buscar las similares porque son parecidos en la determinación por ganar, por ser referentes, ser los mejores cada día, una ambición por superarse que lo he conocido en Messi. A Maradona lo sé desde fuera pero tras Barcelona eligió un equipo de una ciudad del sur de Italia a la que le dio todo. Le dio vida al Nápoles.

Una similitud en ambos es su físico. Messi tiene unas piernas que parecen columnas. Qué rodillas.
La gente se queda con que han sido técnicamente especiales con una visión de juego extraordinaria pero es que desde el punto de vista físico eran fortísimos. Messi es fortísimo. Y en la época de Maradona no había VAR, marcaba Gentile y ahí estaba aguantando. Ves documentales y esquivaba las tarascadas perfectamente, le pegaban mucho.

¿No tienes la sensación de que esos jugadores geniales ya no salen? Ahora son todos muy académicos, correr mucho y jugar a dos toques: Gavi, Pedri…
Ahora casi todos los jugadores que van llegando han pasado por un fútbol base de algún equipo importante tipo Athletic, Real, Barcelona, Osasuna… Yo por ejemplo salí del equipo de mi barrio, el San Ignacio y con 17 años fui al Alavés pero no era un jugador trabajado de la base, de un trabajo fisiológico… Ahora el futbolista de la calle pues no está, pero los regateadores siempre se van a buscar y se cotizan mucho. Ahora hay jugadores como Coman en el Bayer, como Sané, como Mahrez en el City. Messi, Neymar, Dembelé… son diferenciales, se van de uno, esos siempre van a estar.

Viendo la Champions del año pasado da la sensación de que la táctica ya se ha desarrollado a una límites que anula a los jugadores diferentes.
La evolución del juego va por ahí. Ves las imágenes de Garrincha marchándose de jugadores de 1,80 que eran como camiones y piensas, mira qué buen jugador era. Sí pero mira al que tiene enfrente. Y ahora según avanza el tiempo la dificultad es mayor porque el defensa contrario no es desbordable, no es sencillo marcharse de Azpilicuta o de cualquier otro defensa. Se juega más rápido, más fuerte y los jugadores tienen que desarrollar sus cualidades individuales.

No te quiero enredar con la situación del Barça pero en tu posición es para soltar alguna sonrisilla.
No sé. Hay mucha gente que me dice eso pero no sé qué hubiera pasado. A mí me sirve para recordar cosas. Estuvimos ahí, fueron dos ligas y estuvo bien, pero parece que para la gente nada es suficiente. Estuve dos años y medio en los tres años fuimos primeros del grupo de Champions y con un partido de margen, en los tres años nos sobraba el último partido. Pero esas cosas cuando se consiguen pues ya está, pero yo y el grupo en general sí lo apreciábamos, otra cosa es el resto de la gente pero nosotros sí apreciábamos esas cosas porque nos costaban mucho y ahora… pues mira. Lo veo todo con distancia. Una vez dejas un sitio, pasas página pero para dejar un club como el Barcelona necesitas más tiempo de descompresión. Además llevaba mucho tiempo entrenando. Necesitaba tiempo. •

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