Julio Ocampo.- Nunca reparó demasiado en la estética del juego, sino en la importancia del resultado mediante la disciplina militar y la estrategia. Pese a que como seleccionador de Inglaterra o Rusia no obtuvo los resultados esperados, como técnico Fabio Capello (San Canzian d'Isonzo, 1946) demostró siempre pragmatismo, personalidad de hierro y eficacia indiscutible. No fue menos en el Real Madrid, donde llegó, vio y venció en dos periodos completamente diferentes con no pocas tribulaciones. No fue la batalla de Zela liderada por Julio César, pero el general italiano -en la capital de España- tuvo también que moverse en tormentosas arenas movedizas: desde los egos galácticos a la sombra del Barça.
SELECCIONADOR» La apuesta inglesa por Fabio Capello.
¿Cuántas veces ha intentado personalmente fichar a Messi?
Una vez. Era 2005 creo. Un amistoso que jugábamos con la Juventus en el Camp Nou. Era el Gamper (VER VÍDEO). No sé si tenía 17 o 18 años porque no lo recuerdo bien. Entre tanto talento (Puyol Eto’o, Deco, Ronaldinho, Ibrahimovic, Del Piero, Viera) vi algo insólito en este chico. En el descanso me acerqué a Rijkaard y se lo pedí un año cedido. Fui personalmente a hablar con él. Sabía que el club catalán tenía un problema porque Leo aún ocupaba plaza de extracomunitario, y yo aprovechando esa coyuntura me lo quise llevar a Turín. Rijkaard me respondió alto y claro: “Míster, estamos haciendo todo lo posible para nacionalizarlo. No soltamos a Messi”. Tampoco me equivocaba aquí.
"Fui personalmente a hablar con él. Sabía que el club catalán tenía un problema porque Leo aún ocupaba plaza de extracomunitario, y yo aprovechando esa coyuntura me lo quise llevar a Turín. Rijkaard me respondió alto y claro: “Míster, estamos haciendo todo lo posible para nacionalizarlo. No soltamos a Messi”. Tampoco me equivocaba aqui"
¿Su Messi era Savicevic? Siempre dijo que sólo él podía tener algunas concesiones.
Claro, porque hablamos de un fenómeno. Un genio total y absoluto. A él se le podía permitir todo.
Antes de llegar la primera vez al Madrid (1996) usted ya había firmado el certificado de defunción del Dream Team, aplastado en Atenas ¿Recuerda qué le dijeron Cruyff o Rexach al final del partido?
No me dijeron nada cuando terminó, aunque en el pasado bien es cierto que no era habitual el saludo. Escuché la rueda de prensa de Johan, quien no admitió los méritos del Milán. Habló de errores del Barça, y la verdad es que eso no me gustó. Mira, he vuelto a ver varias veces el partido durante el primer confinamiento. Fue memorable. Terminó 4-0, pero pudimos hacer muchos más goles. Les conocíamos muy bien. Tapamos perfectamente sus líneas de pase… Guardiola y Koeman sobre todo. Les presionamos muy arriba… Especialmente por su derecha para evitar las incursiones de Ferrer. Fue un control total; obligamos al Barça a hacer muchas faltas, casi más que nunca. Massaro y Donadoni fueron quienes más las sufrieron.
A Chamartín llegó con una importante tarjeta de presentación: cuatro scudetti y una Champions en cinco años. Enfrente estaba el Barça de Ronaldo ¿Cómo fue?
El Madrid venía de tres años en blanco. Había que ganar y gané la Liga. Hicimos grandes fichajes como Suker, Mijatovic, Seedorf, Roberto Carlos o Panucci (contratado en invierno). Trabajamos con la cantera y valorizamos a Víctor, quien se consagró como titular con nosotros. Fue un buen jugador Víctor. Una gran sorpresa.
¿Ese Madrid fue más completo que su primer Milán?
Ambos fueron grandes equipos, pero quizás los rossoneri eran más compactos, consolidados. Una plantilla más desarrollada. Tenía una línea defensiva excepcional, y desde ahí construíamos todo. El Madrid contaba con un excelente centro del campo y una buena delantera, pero los italianos tenían perfectamente –desde hacía años- asimilados los automatismos, que a su vez intentamos instaurar en España.
1997» Capello visita al Barcelona de Ronaldo y Robson.
¿Considera que puso las bases para la Champions de Heynckes?
De la Séptima. Sin duda, pero nos marchamos un año después de ganar la Liga porque me llamó personalmente Berlusconi. No le podía decir que no. Fue él quien me dio por primera vez la oportunidad de entrenar. Teníamos una excelente relación.
¿Se quiso llevar a Redondo?
Sí, por supuesto. Era un jugador enorme que habría venido muy bien a ese Milán en 1997.
Con Lorenzo Sanz, en cambio, ¿cómo fue la relación?
De respeto total y absoluto. Me sugería que pusiera a su hijo como titular. Es normal; todos somos padres. Fernando Sanz era un buen chico. Educado y respetuoso.
Su segunda etapa en el Real Madrid tuvo lugar justo diez años después, tras un periplo importante -no exento de polémicas- por Italia (Milán, Juventus y Roma). El Barça venía de ganar la Champions con Rijkaard y Ronaldinho, que comenzó su ocaso. Fue un año agónico y extraño. Doblegó a los azulgrana, pero fue despedido ¿Cómo la valora?
Volvimos a ganar la Liga. Un triunfo importante, porque el Barça venía de hacer doblete. No fue fácil. Siempre hablo de la necesidad y dificultad de insertar automatismos en defensa. Para eso se necesita tiempo.
VUELTA» En su segunda etapa en Madrid, celebrando de nuevo la Liga con Beckham.
A Ronaldo le mandó a la calle a los pocos meses…
Pesaba 95 kilos y no quería sacrificarse. Cuando ganó el Mundial en Corea y Japón estaba en 84, pero no quería adelgazar. Le dije: “Vete entonces”. Hablamos de un fenómeno, el mejor futbolista que jamás entrené en mi vida, pero no quería esforzarse.
«Ronaldo pesaba 95 kilos y no quería sacrificarse. Cuando ganó el Mundial en Corea y Japón estaba en 84, pero no quería adelgazar. Le dije: “Vete entonces”. Hablamos de un fenómeno, el mejor futbolista que jamás entrené en mi vida, pero no quería esforzarse»
En ese declive galáctico también tuvo algún problema con Beckham y Roberto Carlos. ¿Verdad?
Para nada. Con el brasileño tuve una relación perfecta, y respecto a David Beckham más bien discutí con la directiva por defenderle y justificarle. Hablamos de un profesional serio, aunque aparente lo contrario. Lo que sucedió fue que él firmó ya un pre contrato con los Galaxy en enero, y en el club se cabrearon. Calderón me dijo que no lo pusiera, porque había faltado al respeto de la entidad. Subrayó más de una vez que eso al Madrid no se le podía hacer. El futbolista quería jugar, y yo obligué a la directiva a rescatarle y satisfacerle. Dije que si queríamos ganar el campeonato Beckham tenía que estar. Obviamente me dio la razón.
A Cannavaro le costó adaptarse, siempre a la sombra de Ramos. ¿En qué se parece el capitán blanco y de la Selección al mítico Paolo Maldini?
En todo. Ambos han protagonizado un recorrido similar, ganando todo. Líderes, longevos… Conmigo comenzaron como laterales –Sergio a la derecha; Paolo a la izquierda; y terminaron por consolidarse en el centro de la zaga.
Ese año con Cassano firmó el enésimo capítulo de una relación basada en el amor y en el odio.
Pues sí. El mismo que tuvimos en la Roma. Me lo encontré ya aquí cuando llegué de Italia. Había llegado el año antes. Nuestra relación fue muy singular. No digo más.
En las antípodas estaba Raúl. ¿Le ve como sustituto de Zidane a medio plazo?
Puede ser un gran entrenador Raúl. Es atento, serio, muy preparado. Como jugador era enorme, con una personalidad y una fuerza mental fuera de lo común •
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