Radamel Falcao: «Soy un luchador»

El rematador colombiano ha sido una de las sorpresas del mercado de fichajes. Vuelve a Madrid, a España, donde dejó remates imposibles y un saco de goles importantes. Esta vez descubrirá Vallecas, otro fútbol, otra afición, otro rol para el que El Tigre está preparado porque se define como un luchador.

Lorena González.- Radamel Falcao García (Santa Marta, Magdalena, Colombia, 1986), a quien su padre decidió llamarle Falcao en honor al volante brasileño de los años 80, aprendió antes a chutar que a caminar. Ese pequeño inquieto tuvo a quien imitar y atormentar a todas horas para que jugara con él a patear la pelota. Por aquellos años, su papá, Radamel García King, jugaba de defensa central en la primera división colombiana y más tarde en la de Venezuela, donde Radamel hijo hacía sus pinitos al béisbol, tan bien por cierto que por poco deja de lado el fútbol. Pero su destino era otro, como él siempre supo, y lo retroalimentó viendo a la Selección colombiana que maravilló al mundo y terminó fracasando en el Mundial del 94. La trágica muerte de Andrés Escobar permanece en su memoria como símbolo de la crueldad más absoluta del mundo que le rodea. Desde entonces se propuso devolver la sonrisa a Colombia.

A pesar de su 1,76 m salta y se suspende en el aire como por arte de magia, superando a cualquier torre que le defienda, sin dar nunca un balón por perdido, porque la fe en el de arriba es casi tan grande como la que tiene en sí mismo. Falcao no se esconde, siempre aparece, es el Ave Fénix del gol. Apodado el ‘Tigre’ cuando es realmente un puma americano, un depredador en su hábitat, el área, con esa capacidad de adaptación que sólo los elegidos tienen. Él lo es, por su Dios, quien le acompaña en cada sueño, lágrima, en cada golpeo, cada gol… omnipresente para rematarlo todo, le venga como le venga. Su apariencia elegante y discreta no le impide convertirse en un asesino de redes allá donde vaya, lo mismo muerde con 13 años debutando como profesional en la segunda división colombiana como se hace ídolo en Oporto y Atlético. River le curtió, Portugal le confirmó y Madrid entera le añora. 

¿Cuáles son sus primeros recuerdos de fútbol?
El Mundial del 94 nos marcó muchísimo a los colombianos, fue el primero que pude ver pero sobre todo entender la magnitud que tiene un Mundial. A todos nos acabó afectando la muerte de Escobar… todo eso marcó un antes y un después. Coincidía con una época de mucha violencia en nuestro país y aquello mostró el grado de locura que se estaba viviendo. Por entonces yo estaba con mi familia viviendo en Venezuela, pero sí nos llegaban las noticias, la familia nos llamaba para contarnos… además éramos un país vecino y nos sentíamos cerca. De alguna manera los colombianos casi que nos acostumbrábamos a vivir así. Después del 94 empezó a tranquilizarse la situación.

El futbolista tiende a evadirse de la realidad sociopolítica que le rodea.
Puede ser, no especificaría tanto en futbolistas sino en cualquier persona que tiene un nivel adquisitivo más alto al común y no toman tanta conciencia de la realidad de la mayoría. Parece que los futbolistas son la cara más visible en este asunto, pero son muchos los que viven en su burbuja. Depende de cada persona, de la manera que tome los halagos, de vivir esta vida. La del futbolista es vertiginosa y a menudo le impide sentarse a pensar. Pero hay jugadores que tienen familiares, amigos que no la están pasando muy bien, que no atraviesan una situación tan cómoda como la mía, y eso me ayuda a valorar lo que tengo y sobre todo, a ser agradecido por ello.

«Hay jugadores que tienen familiares, amigos que no la están pasando muy bien, que no atraviesan una situación tan cómoda como la mía, y eso me ayuda a valorar lo que tengo y sobre todo, a ser agradecido por ello.»

¿Cómo fue su infancia?
Estuve siempre de un lugar a otro, desde muy pequeño fui el extranjero en todos lados, el nuevo en los colegios… Todo aquello fue una etapa de preparación para lo que después me iba a venir. Lo vivía a través de mi padre y eso era lo que yo también deseaba para mi vida. Tuve una preparación para vivir en Argentina, España… Y tener una adaptación más rápida.

¿Cómo vive un niño de 13 años el debut en la segunda división de Colombia, con hombres que le doblaban la edad?
Había una regla que decía que sólo un menor de 16 años podía jugar en el primer equipo, así que mi expectativa era ser el elegido. Fueron pocos minutos, pero lo disfruté. Pensaba sobre todo en ser capaz de disfrutarlo, más que en el propio partido y en que estaba jugando con tipos grandes y profesionales.

¿Sabía o sentía que iba a vivir del fútbol?
Yo estaba convencido de que quería ser profesional, pero nunca tienes la certeza de que lo vas a lograr, vi a muchos con mucho talento más que yo que se quedaron en el camino. En esto se sobrepone el trabajo, la perseverancia por encima del talento. Tenía muy claro lo que quería, quizás otros no lo tenían tan claro y se desviaban del objetivo.

Y llegó River Plate.
Fue una época muy dura. Al principio estaba muy contento, al fin y al cabo jugar en Argentina era uno de mis deseos. Pero no fue fácil ese camino, pasé por momentos difíciles, muchas incomodidades, durante cuatro años tuve que vivir en una residencia con 80 personas, no podía hacer lo que quería, debía seguir cumplir muchas reglas, horarios, una dieta alimenticia con pocas opciones… Pero fue un esfuerzo que decidí hacer para cumplir un sueño y traté de que esos años valiesen la pena, aunque me perdiera muchas cosas de la edad.

Y aquella maldita lesión de 2006… (Se rompió los ligamentos de la rodilla derecha. La lesión que le impidió ir al pasado Mundial fue similar en la rodilla izquierda).
Esa fue muy compleja, la más difícil que he tenido... Por suerte ya estaban mis padres viviendo conmigo en Argentina y fue más fácil, pero siempre estaba la incertidumbre de cómo iba a quedar. Era joven y lo tomaba con optimismo, siempre con ganas de salir adelante. Trabajé mucho, me costó volver, acomodarme… Fue muy complicado, no sólo por el tiempo que estuve fuera sino porque luego me resultó complicado volver a sentirme cómodo jugando al fútbol. No me sentía en armonía conmigo mismo, como si algo en mi cuerpo hubiese cambiado. Tuvo que pasar un año y medio casi dos para sentirme perfecto.

Cuando sucede algo así, ¿No tambalea la fe?
Sí, claro… Empiezan a atormentarte el porqué. En la vida no te va a ir siempre bien, y es ahí cuando a veces he cuestionado mi fe. Me preguntaba una y otra vez por qué me tocaba pasar por eso… Pero aprendí que situaciones así se dan para corregir o mejorar algo en mi vida. Es una tarea personal descubrir cuál. Al final siempre obtengo la respuesta. Desde el punto de vista espiritual, tengo una relación personal con Dios que solo él y yo sabemos, que me orienta en qué debo mejorar o fortalecer. Lo que a veces me ha parecido malo después ha salvado mi vida en otros aspectos. Lo que los de fuera han visto como algo negativo, sé que adentro mía me ha salvado de muchas cosas.

«Es una tarea personal descubrir cuál. Al final siempre obtengo la respuesta. Desde el punto de vista espiritual, tengo una relación personal con Dios que solo él y yo sabemos, que me orienta en qué debo mejorar o fortalecer»

Algo nos hace distintos, ¿Qué le hace a usted diferente del resto?
Mi perseverancia, mi fe, creer que las cosas van a salir. Ese es mi punto fuerte. Dios es mi pilar en todo esto, la fe que tengo en Jesucristo es la que me ha ayudado a no tirar la toalla en muchas ocasiones. Cuando no veo la salida, él me recuerda que en el momento oportuno se dará.

¿En quién se fijó en sus inicios?
En Ronaldo, pero también en Ronaldinho, Van Nistelrooy… Me pareció extraordinario el Mundial que hizo Villa en 2010. 

Cuando uno es padre, ¿Golpea distinto a la pelota?
Sí, hay cosas que veo muy distintas a antes. Ya tienes la vida de una persona bajo tu responsabilidad, que depende de ti, se piensa todo dos veces, valoras más otras cosas del fútbol y a prestarle más atención.

Falcao, “la esperanza de Colombia” para la mayoría… ¿Responsabilidad o presión para usted?
Depende. Hay momentos en las que se ha podido sentir la presión pero en otros no le he prestado atención. Me gusta ser importante en los proyectos en los que participo, eso quiere decir que mi trabajo es importante para la gente. Siempre estoy pensando en lo que puedo hacer en el fútbol, pero en la personalidad de Falcao no hay diferencia entre lo que soy en el fútbol y fuera, no soy diferente, trato de ser como he sido toda la vida. Si opinan dentro de los parámetros deportivos con respeto hay que recibirlo te guste o no. Esas críticas siempre van a existir, así que siempre que sean respetuosas, hay que aceptarlas por más que sean negativas, no a todo el mundo le voy a gustar. Pero me duele cuando mienten, más allá del futbolista sino cuando falta el respeto a la persona. Depende del contexto, si no es verdad me molesta, no lo voy a tolerar.

¿A qué renuncia por esto?
A tener la vida normal que puede llevar un ciudadano. Me gustaría irme a un shopping de Bogotá y pasar desapercibido, caminar por la calle, irme a la playa de Colombia, algo que no ya no puedo hacer…

¿Admira a alguien?
No admiro a nadie como tal porque todos los humanos nos equivocamos, así que admiramos hechos o actos, no la totalidad de una persona porque no es perfecto. Prefiero quedarme con una cualidad.

Mónaco… ejemplo de derroche y ostentosidad, ¿usted se sentía cómodo allí en sus inicios?
Al principio estaba impresionado. Luego acostumbrado porque no voy a juzgar a las personas que tienen tanto dinero y se dan esos lujos. No soy nadie para juzgar. Se ven cosas muy extravagantes pero para esa gente que tiene tanto es normal darse esos gustos. Yo he trabajado muchísimo para disfrutar, ahora puedo comprarme el auto que siempre quise, la ropa, tengo la posibilidad y me doy el gusto.

«Al principio estaba impresionado en Mónaco. Luego acostumbrado porque no voy a juzgar a las personas que tienen tanto dinero y se dan esos lujos. No soy nadie para juzgar. Se ven cosas muy extravagantes pero para esa gente que tiene tanto es normal darse esos gustos»

¿Dónde ha sido más feliz?
He disfrutado en todos los lugares. En cada etapa de mi vida lo he sido, más allá de que me haya sentido realizado o no en mi profesión. Tal vez los momentos de mi carrera de mayor alegría fueron en Europa, tanto en Oporto como en el Atlético de Madrid. Me hizo sentir muy orgulloso por todo lo que allí logré.

¿Sabías que el Atleti era de paso?
Sabía que era muy difícil quedarse por el proyecto deportivo y el momento económico que atravesaban. Siempre se hablaba de que tenían que venderme a final de temporada así que enseguida me di cuenta. A los cuatro meses ya sabía que no estaría allí por mucho tiempo…

¿El futbolista es dueño de su destino?
No, no lo es. A veces me da risa cuando la gente me pregunta que por qué no fui para acá o por qué no que quedé allá, como si el futbolista pudiera decidir dónde trabajar. Y yo les diría a algunos periodistas, ¿por qué no trabajas en la CNN o en ESPN? Es lo mismo que en el fútbol. Muy pocas veces tiene las opciones de ir a un lado u otro. He vivido situaciones en las que no he podido vivir lo que he querido, muchísimas veces. Quiero ir a un sitio y al final tengo que ir para otro.

¿Qué es lo peor del futbol?
Precisamente lo que a la gente le hacen creer, la idea del mundo del fútbol que se transmite. Lo más sano de todo esto son los futbolistas, lo tengo muy claro. Siempre venden que somos lo más peligroso, pero en realidad lo son las personas que manejan el fútbol. El fútbol es como la bolsa de valores. Se encargan de mentirles sobre lo que sucede en el mercado. La realidad es otra.

¿Cuáles son sus miedos?
Tengo muchos miedos pero siempre que me lo han preguntado no he sabido responder, o quizás no me interesa que se conozca.

Dentro de 25 años será…
Tal vez un hombre de negocios, un empresario pero no del fútbol, puede que en Colombia.

Defina el gol…
Es la expresión máxima del fútbol y la alegría. Es lo más fuerte que se puede sentir, no hay palabras. Una excitación inexplicable.

La vida
Un don que Dios nos da.

Colombia:
Pasión.

Radamel Falcao:
Un luchador.

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