Opinión: 'FC Barcelona, bienvenidos al Tercer Mundo'

“Traidor”. “Hasta nunca”. “Paga y vete”. Algunas de las reacciones luego de lo impensable: que la estrella que vino a jugar por dinero, ahora se marche por dinero. Un shock, verdaderamente. Artículo de opinión del publicista uruguayo Rodrigo Castellanos. 

Rodrigo Castellanos*.- “Traidor”. “Hasta nunca”. “Paga y vete”. Algunas de las reacciones luego de lo impensable: que la estrella que vino a jugar por dinero, ahora se marche por dinero. Un shock, verdaderamente.

Es la dictadura financiera de los jeques árabes la que ha cambiado todo.  No es que Cruyff, Maradona o Ronaldo hayan ido a jugar por dinero, no. Por la gloria deportiva, aquello que solíamos denominar amor a la camiseta. Si hasta decían “Visca Barca, Visca Catalunya” a los cuatro vientos.

Seguro no preferían quedarse jugando en Boca, Ajax o Cruzeiro. Si en cada oportunidad les recordaban que el Barca siempre les había gustado, que casi eran hinchas. Es solo que habían nacido en el lugar equivocado. Pero el fútbol parece que ahora es así, que el dinero es el que manda. Como los latinoamericanos eso lo tenemos claro hace rato, permítannos darles la bienvenida al Tercer Mundo futbolístico y contarles un poco de qué va la cosa, así se van aclimatando.

A partir de ahora a los buenos jugadores de su cantera van a poder disfrutarlos hasta los 18, 19 años como mucho. En esa edad partirán hacia las ligas competitivas, las asiáticas. Donde juegan los mejores, y si, también, donde está el dinero. Que no se les puede culpar. Volverán al club cuando ronden los 35, 36 años. Algo así como un favor, con cierta condescendencia. Porque queda bien decir que uno se acuerda de donde vino. No serán los mismos, es más, se arrastrarán en el campo pero se los perdonarán. Después de todo, han triunfado en el fútbol más prestigioso del mundo, pero surgieron allí. Es algo.

La venta de materia prima futbolística es la que hará que el club subsista, y eso es lo importante. Gracias a la venta de estos jóvenes, habrá agua caliente en los vestuarios por unos meses. Olvídense de su casaca elegante, que no se prostituye con sponsors. Ya empezaron a recorrer ese camino cuando los amigos Qataríes compraron la vuestra. Pero ahora serán muchos más. En las mangas, los hombros, el pantalón, hasta en el culo. Sus jugadores parecerán más bien corredores de Fórmula 1. Pero bueno, hay que pagar las cuentas.

En los bares de Barcelona los más veteranos contarán gloriosas anécdotas a los más jóvenes. Les recordarán que, aunque no lo crean, allí fueron alguna vez los mejores del mundo. 

En los bares de Barcelona los más veteranos contarán gloriosas anécdotas a los más jóvenes. Les recordarán que, aunque no lo crean, allí fueron alguna vez los mejores del mundo. Los chicos sonreirán con algo de pena, y volverán a ver a sus ídolos del Doha FC y el Dubai United.

Quizás, si tienen mucha suerte, de la cantera del club surja un jugador especial, uno con potencial para ser el mejor de todos. Pero tendrá algún complejo problema de salud, y clubes humildes como el FC Barcelona no se pueden dar el lujo de hacerse cargo de eso. No se preocupen, los jeques tomarán con gusto la responsabilidad. Se lo llevarán a los 12, 13 años y le darán el tratamiento biomecánico de primer nivel que no existe en Europa. Se lo robarán, vamos. Pero por algún extraño motivo creerán que siempre fue suyo.

Será el propio jugador, aunque la expresividad no sea su fuerte, el que dará señales de donde está su corazón. Seguirá jugando para la selección de Catalunya, por ejemplo, por más que la afición nunca termine de aceptarlo del todo. Y cuando le hagan decir “Allahu Akbar” frente a las cámaras, este siempre sonará tímido y forzado. Eso les servirá de consuelo. Alguno de estos grandes jugadores decidirá quedarse en Asia al finalizar su carrera y se hará entrenador. Con mucha paciencia, y mucho dinero por supuesto, enseñará a los torpes Qataríes a jugar al fútbol. Llevará algunas décadas pero finalmente Qatar será Campeón del Mundo.

Pero a todo imperio le llega su hora. En Alfa Centauri hay muchos más recursos y les ha picado el bichito del balón, como a todos. Pobres jeques, su reino durará poco. Así es el fútbol.

* Rodrigo Castellanos es publicista en Uruguay.