Coleccionistas de fútbol, una pasión inexplicable

Dos colecciones en Madrid reúnen la mayor colección de reliquias futbolísticas del mundo. Desde un balón de 2.000 años maya a la camiseta de Maradona de la final del 86. Un parque de atracciones para los fetichistas amantes de la historia y el fútbol.

Diego Barcala.- El coleccionista argentino Marcelo Ordás acudió el 3 de mayo de 2022 a Londres a culminar 30 años de trabajo. No iba solo, le acompañaban cinco millones de dólares en su bolsillo. El dinero era prestado por todos aquellos dispuestos a pujar con esa cantidad inverosímil por la histórica camiseta con la que Maradona marcó los dos goles a los ingleses en 1986, la obra cumbre del fútbol, la sábana santa del mito.

Los interesados en comprar la camiseta propiedad del exjugador inglés Steve Hodge eran el Gobierno argentino (lógico que pusieran dinero para comprar esta tela), Laliga (planeaba la creación de LEGENDS, un museo de camisetas en Madrid con la colección del propio Ordás) y, aquí la sorpresa, el emir de Qatar. “La última puja que se había hecho por una camiseta de fútbol fue una de Pelé por 200.000 dólares en Christie’s. Estaba seguro de que nos la llevaríamos”, explica Ordás.

«Maradona utilizó tres camisetas en aquel partido contra Inglaterra. Una es la de la segunda parte con la que metió los goles. Otra es la del primer tiempo y hay una tercera que no utilizó». ¿Quién las tiene? Secreto.

Sotheby’s puso de precio de salida un montante similar al que había recaudado el coleccionista: cuatro millones. Comenzó la subasta y como si fuera una escena de enredo de ‘Nueve reinas’, una inesperada apuesta rompió la banca y el corazón de Marcelo. El emir de Qatar, que formaba parte de la bolsa del argentino pujo contra sí mismo y se garantizó la reliquia simplemente multiplicando por dos el precio. La compró por ocho millones de dólares, récord absoluto pagado hasta entonces por un objeto deportivo. 

Marcelo OrdásMARCELO ORDÁS» El coleccionista argentino en LEGENDS. Foto. Inma Flores.

“Creo que la tienen en un palacio en Doha, sobre un maniquí, con un tablero de luz que espero que quiten ya [por el deterioro sobre la prenda], con una suerte hasta de desprecio en una especie de museo o algo, no tengo ni idea”, lamenta un año después Marcelo Ordás en la última planta de un edificio que muestra a los turistas de la Puerta del Sol una colección que empezó él mismo en los 90 y que Laliga exhibe valorando todas sus prendas y objetos por un valor superior a los 100 millones de euros, según estimaciones de otros coleccionistas. Ordás ha conseguido su objetivo vital: “Un museo que preserve la pasión por el fútbol”

«Hay gente que tiene un Picasso para fardar y no para de hablar a todo el mundo de los Picasso que tiene. Es como ser rico de verdad o tener dinero. Esta colección es para los amigos y solo la pueden ver los amigos y las personas que me caen bien y les gusta el fútbol y la historia», explica el coleccionista Agustín Domínguez.

PELOTA DE 2.000 AÑOS
Todo es confuso y difícil de explicar en el mundo de los coleccionistas de fútbol. Oscuro como la esponja negra de unos 400 gramos del tamaño de un aguacate grande y forma de roca lunar que culmina la colección de objetos de fútbol más alucinante que existe en España, quien sabe si del mundo. Este objeto irregular forjado a base de caucho fundido tiene más de 2.000 años y es el balón más antiguo del mundo, procedente de una excavación en unas ruinas mayas. Está en Madrid, en un lugar secreto del norte de la ciudad, donde guarda un museo impresionante Agustín Domínguez, exdirectivo de la antigua Liga de Fútbol Profesional e hijo del histórico directivo homónimo de Santiago Bernabéu en el Real Madrid. “Hay gente que tiene un Picasso para fardar y no para de hablar de los Picasso que tiene. Es como ser rico de verdad o tener dinero. Esta colección es para los amigos y las personas que me caen bien, les gusta el fútbol y la historia”, explica el empresario. 

Agustín DomínguezCOLECCIÓN» Una muestra del museo privado de Agustín Domínguez.

Empezamos la inmensa colección por el final, por la pieza más antigua, el balón maya posado sobre una columna de metacrilato. “Durante muchos años nosotros llevamos la explotación de la marca National Geographic fuera de EE UU. Desde la cesión de la cabecera de la revista a RBA hasta montar el café National Geographic en la Gran Vía. En una de sus expediciones encontraron esto y aquí lo tenemos”, explica Domínguez con la sencillez de quien se ha encontrado una canica en el arenero de sus hijos

El museo particular de Agustín Domínguez era visitado por Alfredo Di Stéfano o Ignacio Zoco para sus tertulias, el rey Juan Carlos I o José María Aznar. Junto al balón maya, una pelota de cuero gris cubriendo una esfera de madera llama especialmente la atención. Es un balón del siglo XV, del fútbol de Stirling, Escocia.

En National Geographic hay decenas de reportajes del fútbol que se jugaba en lo que hoy es Veracruz, México. Los historiadores han podido reconstruir las reglas de ese deporte primitivo que consistía en dar patadas y caderazos para introducir las pelotas de caucho fundido en los aros de las paredes. El que perdía, era sacrificado. Eso sí que era vía o muerte alrededor de una pasión. *

*Pide a domicilio el nuevo número de Líbero en la tienda.