Fuerza para vivir y para salir del Gobierno

El músico Guille Galván repasa la sucesión de coqueteos y apoyos de algunos futbolistas brasileños con la extrema derecha. Una conexión de fútbol y política enraizada durante décadas, desde que el propio Havelange destituyera al seleccionador por no convocar al favorito del dictador Médici. 

Guille Galván.- Bolsonaro aprieta los dientes junto a Neymar, mientras el delantero sonríe. El ex presidente contiene la respiración, sube las paletillas de la nariz y entreabre los ojos. No debe ser un momento fácil, fotografiarse con mulatos es una salida estratosférica de su zona de confort, algo que no vio venir. “No corro el riesgo de que mis hijos se enamoren de una negra porque fueron muy bien educados”, decía en 2011 durante una entrevista. Para optar a la reelección, Jair ha tenido que correr demasiados peligros. Al final ha perdido, ambos han perdido; por lo menos en las urnas.

“Sería maravilloso. Bolsonaro, reelegido. Brasil campeón y todos felices. Me apoyó en el momento más difícil, por eso le doy mi confianza”. Neymar se refería probablemente, a la defensa que el ex presidente hizo en 2019 cuando una mujer le acusó de violación. El caso fue cerrado por falta de pruebas. Pero no están siendo años fáciles para el paulista; la justicia española le ha sentado en el banquillo por supuesta corrupción en el traspaso del Santos al Barça. Y la hacienda brasileña le consideró culpable de fraude y evasión fiscal, exigiéndole 35 millones de euros. Los rumores de que su padre y el ministro de Economía, Paulo Guedes, llegaron a un acuerdo para que el delantero evitara el banquillo se han disparado por su aparición en la campaña.

La hacienda brasileña le consideró culpable de fraude y evasión fiscal, exigiéndole 35 millones de euros. Los rumores de que su padre y el ministro de Economía, Paulo Guedes, llegaron a un acuerdo para que el delantero evitara el banquillo se han disparado por su aparición en la campaña.

Neymar consiguió el 'habeas corpus’ y evitó el proceso. Ney prometió al líder del PL dedicarle el primer gol que marcara en Qatar, lo que ha provocado en el entorno de la canarinha una grieta similar a la que hay en la sociedad brasileña. El seleccionador, Tite, manifestó su descontento y el ex Olimpique de Lyon, Juninho Pernambucano, declaró sentirse mal por ver jugadores como Neymar apoyando a fascistas. “Nosotros mismos venimos de abajo”, decía, “y somos el pueblo. ¿Cómo podemos estar del otro lado?”. “El pobre solo tiene una utilidad en nuestro país: votar”, afirmaba Bolsonaro en una entrevista en 2017.

NEYMAR» El delantero en una charla con el expresidente Bolsonaro en campaña.

Lo cierto es que el apoyo a Bolsonaro ha sido extenso por parte de muchas figuras como Thiago Silva y Lucas Moura, y de ex futbolistas como Robinho, Rivaldo o Ronaldinho. Algunos como Donato Gama Da Silva, ex Atlético, Depor e internacional con España han metido una marcha más tras su derrota en las presidenciales pidiendo desde su cuenta de Instagram que la gente salga a las calles para forzar una intervención militar, un golpe de Estado. “La guerra aun no ha terminado, el pueblo brasileño ha despertado, no se quedará así. Si el pueblo sale a la calle, puede haber una intervención militar. El comunismo no puede volver al poder. No tires la toalla”. Conscientemente o no, lo cierto es que no es la primera vez que Donato apoya cócteles explosivos de esa extrema derecha golpista que se apropia e instrumentaliza los conceptos de patria, Dios y “libertad” militarizada.

Conscientemente o no, lo cierto es que no es la primera vez que Donato apoya cócteles explosivos de esa extrema derecha golpista que se apropia e instrumentaliza los conceptos de patria, Dios y “libertad” militarizada.

En los años noventa fue uno de los cicerones de ‘Fuerza para vivir’, libro encargado por la Fundación Arthur S. DeMoss, organización evangelizadora ligada a sectores ultras estadounidenses en los años ochenta que dieron cobertura al militarismo latinoamericano. Su intención con el libro, que solo se recibía en España por teléfono, era atesorar datos de ciudadanos afines, target potencial para sus ideas y expandir así su área de influencia por Europa gracias al apoyo de caras conocidas de la cultura y el deporte. Tras la estructura religiosa también había un afán de control político y económico, siendo la hija de Arthur, Deborah DeMoss apodada en el senado “Debbie, la de los escuadrones de la muerte”, una figura clave para el apoyo a las dictaduras militares de los años ochenta. Debbie intervino directamente en el espionaje relacionado con golpe al gobierno Arístide en Haití, en septiembre de 1991 y o filtrando de manera ilegal conversaciones del ex presidente panameño Manuel Noriega durante su tiempo de prisión en EEUU que posteriormente emitiría la CNN.

Bolsonaro nunca escondió su pronto golpista. “El error de la dictadura fue torturar y no matar”, confesaba en una entrevista en 2016. Un tipo práctico como el presidente de la FIFA Joao Havelange, hijo de un traficante de armas y declarado “apolítico”. La dictadura argentina le condecoró por defender con uñas y dientes la celebración del Mundial del 78 bajo el gobierno militar de Videla, con la oposición de buena parte de la opinión pública internacional. Certificó el mayor blanqueo público del régimen criminal que se encargaba de torturar y hacer desaparecer a ciudadanos disidentes en la Escuela Mecánica de la Armada, a pocos metros del Monumental. “Por fin, el mundo puede ver la verdadera imagen de Argentina”, afirmó sin escrúpulos Havelange durante el torneo.

“El error de la dictadura fue torturar y no matar”, confesaba en una entrevista en 2016. Un tipo práctico como el presidente de la FIFA Joao Havelange, hijo de un traficante de armas y declarado “apolítico”.

Havelange ejerció en los sesenta de mano derecha del dictador Médici. Le puso en bandeja la cabeza del seleccionador Joao “sin miedo” Saldanha, miembro declarado del Partido Comunista y padre putativo del Brasil que maravilló en México 70. Su selecçao hizo una clasificación inmaculada tras el fiasco de Inglaterra 66, venciendo todos los partidos con una media de cuatro goles por encuentro. Pero fue sorprendentemente despedido a pocos días de comenzar el torneo porque no satisfacía los caprichos del general Médici, quien le pedía convocar al delantero del Atlético Mineiro Dadá Maravilha, favorito del dictador. El propio Havelange, pese a la intachable trayectoria deportiva, lo reemplazó por Mario Lobo Zagallo que se colgó la medalla del tricampeonato mundial. En los planes de Havelange ya estaba dar el salto a la FIFA y para ello necesitaba apoyos fuertes en todos los países, independientemente del pelaje de sus gobiernos. Su falta de escrúpulos le llevó a hacer negocios futbolísticos con criminales o corruptos como Lacoste, Adrade o Teixeira, que posteriormente le costarían un barrizal de demandas de corrupción, sobornos y estafas piramidales en las últimas décadas de su vida.

Deporte y poder, figuras mediáticas y política. Desde siempre se han utilizado, son vehículos de ida y vuelta; agregadores automáticos de audiencias y mensajes. Mantienen miradas, reconocimientos o simple protección. Todos tenemos derecho a apoyar a quien consideramos o a quien más nos conviene. Carros y carretas ha tenido que tragar Bolsonaro para hacerse esta foto, Intuimos qué podía estar pasando por la cabeza de Jair, pero la pregunta es qué le estaba pasado por la cabeza al futbolista. •