Granero & Leiva

Saltan de Mourinho a la inteligencia artificial y de David Trueba a Guti como el que se pasa la pelota al primer toque en un rondo. Hay complicidad, poco postureo, mucha verdad y una gran complicidad entre dos madrileños muy auténticos.

Texto Diego Barcala

Fotografía Lino Escurís

Dice Quique González en ‘Me lo agradecerás’: “Los hinchas se motivan en los alrededores del estadio. Tú sigues insistiendo en que no tiene nada que ver contigo”. Y así es como se expresa Esteban Granero (Madrid, 1987) sobre su vida, el fútbol, los futbolistas, el público o los entrenadores. Un tipo corriente capaz de reflexionar entrando y saliendo de los focos con absoluta naturalidad. Una tranquilidad irresistible para sus amigos que encuentran en el centrocampista un aliado fiel para cualquier tipo de conversación. Entre sus afortunados acompañantes se encuentra Leiva (Madrid, 1980) con el que a simple vista se aprecia que comparte valores y códigos. Fue el primero en visitarle cuando se lesionó la rodilla y se aconsejan mutuamente sobre proyectos profesionales como la idea del jugador de mandar una muestra de las primeras versiones de las canciones a los compradores del nuevo disco de Leiva: ‘Nuclear’.

Su amistad dura ya más de una década. Ambos son citados en el barrio de Usera, donde nació Granero y cerca de gran parte del corazón de Leiva, el Estadio Vicente Calderón. Se abrazan en la puerta del estudio. No hace mucho que se han visto. Apenas unos días antes se celebró en Madrid la cena Pirata, un evento benéfico que contó con el propio Leiva. “Estarás muerto, de tanta ida y vuelta en el AVE”, le saluda el cantante. “No creas, pero me tengo que ir pronto hoy otra vez”, responde el futbolista. A lo largo de la sesión de fotos sabremos por qué ha optado por un ida y vuelta con apenas unas horas en Madrid solo para la charla de Líbero. Un mensajero llama al estudio con un regalo para el jugador. Es un saco de unos deliciosos bollos para todos felicitando a Esteban por el día del padre. Un detallazo familiar que nos hace sentirnos culpables por haber traído a Granero a Madrid en pleno día del padre.

La ocasión lo merecía porque esta portada es la gestión más larga de una entrevista en la historia de Líbero. Ya podemos confesar que Esteban Granero era la portada del número cero de Líbero, el cual enseñamos a todos al inicio de este proyecto en 2012. El entonces jugador del Real Madrid no pudo cumplir con ese compromiso que generó una deuda más que saldada con Líbero gracias al maravilloso texto que escribió en la edición 14 en homenaje a otro amigo común de la pareja, Xabi Alonso. Leiva también es un viejo conocido de esta revista. Un disparo suyo a la cruceta luce en nuestro canal de Vimeo en una sesión de fotografía que ilustró su recuerdo al Vicente Calderón en la edición número dos de Líbero. Introducimos el primer asunto a tratar como el que mete la bola de madera en un futbolín. Ambos se encargan de disputarla.

Esteban, ¿Alguna vez has elegido la música del estadio en el calentamiento?

Esteban Granero (E.G.): Una sola vez en mi carrera y fue en mi primer año de profesional y poníamos Pereza. Es realidad. Poníamos ‘Animales’.

Leiva (L.) Sería en el Castilla.
E.G. Sí, dábamos tanto la brasa que acabaron viniendo a un partido y así nos conocíamos. Vinieron Rubén y Lei, porque vosotros conocías a…

L. Míchel. Sí, aquel era un equipazo.
E.G. Es la única vez que he podido elegir música. Igual lo han hecho otros y no ha coincido conmigo. No me gusta nada la música que ponen y para mí es bastante importante. A veces vas a otros estadios, por ejemplo a El Sadar, que te ponen Barricada y te lo cantan.

L. ¡Hombre!, ahí ocurren cosas por dentro.
E.G. Claro, recuerdo que me miraba con Xabi Alonso y… molaba. Pero ahora de repente la música de consumo va en una deriva rara y te la clavan en el calentamiento y te puede joder el partido.

L. Se habla de que en los vestuarios de fútbol no es donde se consume la mejor música.

Sin embargo, hay futbolistas que han ayudado mucho a algunos grupos como Guti a Pereza. Muchas gente conoció a Pereza porque era el grupo que le gustaba a Guti. ¿Fue así?
L. No gran cantidad de gente. Quizá en el deporte, pero sí fue un impase. Curiosamente yo conocí a Joaquín Sabina por Guti. Ellos eran muy amigos en esa época un poco más golfa de Guti y estaban siempre juntos. Conocí a Sabina en su casa cenando con Guti porque me lo presentó él. Pero en realidad no sé qué relevancia tuvo para Pereza… Tuvimos una portada en un periódico juntos y es verdad que coincidió con sus llegadas tarde a los entrenamientos y nos sentíamos culpables… Pero Guti fue un tipo muy interesado en lo que pasaba en Madrid más allá del fútbol y no me refiero solo a la parte golfa. Era y es un tipo que consume música en directo y muy interesado por otras cosas. Está mal visto en el fútbol donde parece que se pierde la concentración en una carrera por interesarse por otras cosas y creo que es completamente compatible. Guti tenía un punto más pirata, más golfo, pero es un tipazo. Esteban y yo hablamos mucho de Guti y con Xabi Alonso también cuando nos juntamos a cenar ¿verdad? Es el rey de las conversaciones.

Leiva: «Esteban y yo hablamos mucho de Guti y con Xabi Alonso también cuando nos juntamos a cenar ¿verdad? Es el rey de las conversaciones.»

E.G. Guti tiene que salir. Yo coincidí un año solo con Guti y era bastante… se notaba que le gustaba mucho su música (Pereza). Daba la brasa en el vestuario para que os escucháramos así que no era de boquilla. Pero al margen de todo lo que se habla de él y del personaje que se ha creado y al que él probablemente haya contribuido, sí que coincido con Lei en que era un tipo con muchas inquietudes que van más allá de lo que se cree del personaje. Y además era muy noble, que eso se sabe, pero también muy inteligente. ¿Le ayudará esa personalidad y esa forma de haber vivido la profesión de futbolista como entrenador?

L. Me aventuro a creer que cuanta más calle y más mundo tengas, tienes más recursos a la hora de gestionar un vestuario. No quiero decir que el más borracho va a ser mejor entrenador, pero sí vas a empatizar con una generación que tiende a estar despistada, obviamente. Para mí es un recurso beneficioso a la hora de gestionar un vestuario. A partir de aquí me parece que se hace un resumen muy escueto de Guti. Es un genio del fútbol y es un tipo con mucho control del deporte, ahora se está convirtiendo en un estudioso del fútbol en su faceta de entrenador y yo sí que le veo muy capacitado. A mí me parecería una maravilla que cogiera el timón.

E.G. A la hora de etiquetar a las personas se utilizan pocas cosas y muy potentes que sirven para poner la etiqueta durante toda la vida pero las personas cambian. Estoy convencido de que el Guti de ahora en su preparación para ser entrenador no se parece en casi nada o muy poco al que conocimos como futbolista o al que conocimos cuando debutó en el Real Madrid. Yo confío más en el fondo de las personas y él tiene un gran fondo como capacidad para adaptarse, ver las necesidades y los lugares donde se tiene que involucrar más como entrenador. Y luego, a la gente de éxito, como pasa en algunos futbolistas, se les atribuye solamente una especie de talento o don divino y yo digo que es muy difícil que haya futbolistas que hayan tenido éxito como el caso de Guti que no tengan recursos para tener éxito en otras facetas que no tengan que ver con ese don.

L. Parece que solo hay un éxito en la vida. Te toca solo uno.
E.G. Y él aparte de su pierna izquierda creo que tiene capacidad para hacer más cosas.

Resulta interesante el paralelismo entre el fútbol y la música en la figura del productor y el entrenador.
L. Hay un paralelismo claro pero creo que depende mucho del vestuario y de la banda. En la música el productor es el arquitecto que está ordenando dónde se estructuran las cosas y en la gestión que haces con una banda de música suele funcionar mucho más la cercanía y la empatía más allá de la perfección o la jerarquía de esto se hace así porque yo mando. En la música esto no funciona, solo genera conflictos. Pero sí hay un paralelismo en que cuando te produce un disco alguien a quien has escuchado hay un respeto muy grande que supongo que ocurre ahora mismo con lo que vemos todos con la importancia que tiene un entrenador que ha sido futbolista y el respeto que le tiene el vestuario.

En la música cuando ves que viene un productor con mucho título y mucha técnica pero que no ha sido compositor de canciones y que no ha hecho giras, en el fondo hay un poco de desconfianza. No sé si ocurre en el vestuario pero desde luego cuando viene alguien que ha estado en tu pellejo, el respeto lo tiene en cuanto entra por la puerta.

E.G. Como entrenador creo que hay dos maneras de ganarse el respeto. La primera es tener ese halo. Alguien que ha estado en tu sitio y ha tenido éxito y si tú lo has visto triunfar pues mucho más todavía. Y el otro es que haya sido un entrenador que haya tenido éxito.

Leiva: «Estaba viendo un entrenamiento del Madrid con Mourinho en estado puro y se sentó Zidane que era entrenador del Castilla. Lo que ocurre cuando entra Zidane a una sala y me imagino que también en un vestuario es incomparable.»

L. Pero que le acompañen títulos, al jugador no solo le vale la trayectoria.

E.G. Sí, vamos Zidane y Mourinho.
L. Exactamente.
E.G. Tú contabas la anécdota de una vez que viniste a ver un entrenamiento nuestro en el Madrid, que entrenaba Mourinho, y se sentó Zidane a tu lado a comentar el entrenamiento. Eso que tú sentiste al estar sentado ahí con él lo siente el futbolista cuando entra Zidane al vestuario.
L. Aparte, tuve esa oportunidad de ver las dos cosas porque estaba solo, con un amigo, viendo un entrenamiento del Madrid con Mourinho en estado puro y se sentó Zidane que era entrenador del Castilla. Lo que ocurre cuando entra Zidane a una sala y me imagino que también en un vestuario es incomparable. Y luego entró Mourinho y le saludé y la diferencia es muy grande. Ni mejor ni peor pero es flipante el magnetismo y el respeto que impone un tipo que encima no es un tipo ruidoso. No es el respeto que impone Mourinho sino que lo imprime desde otro lugar. Me imagino que en el vestuario eso tiene un peso acojonante.

E.G. Claro, lo que yo quería decir con esa anécdota, es que lo mismo que puede sentir él, que no es un futbolista o no es su ambiente cuando se sienta Zidane, lo siente cualquier futbolista por muy exitoso que sea. Un Cristiano Ronaldo, un Bale o un Isco o cualquiera de estos siente lo mismo cuando entra Zidane en el vestuario. Magnetismo, presencia, carisma… el respeto también está ahí.

Es curioso que Zidane parece un tímido tremendo que sufre en las ruedas de prensa al mirar a los periodistas pero que en el campo era un derroche exhibicionista. ¿Cómo se vive la timidez cuando estás en un estadio con miles de personas mirándote?
E.G. Es que realmente me siento más observado ahora mismo que lo que me sentiría en un campo de fútbol donde el foco está completamente en el juego. Hay jugadores de tanto talento que cuando tienen el foco en el juego son capaces de entrar en un estado de fluencia o como lo quieras llamar que no es exhibicionismo sino que las cosas suceden y encima de forma plástica como en el caso de Zidane. Pero en el caso de la timidez, las 50.000 personas no cuentan. Además, es tu ambiente, eres futbolista y te sientes más cómodo con una pelota que charlando con desconocidos.

L. Además es un mecanismo de protección. En el momento en que hay unos micros y una cámara, si te muestras tal y como eres probablemente recibas mucho. Tienes que estar midiendo. Es una pena porque nunca se acaba de ver al entrenador, al futbolista o al músico y supongo que siendo entrenador… solamente hay que ver el deterioro físico que tienen los entrenadores de los grandes equipos en dos años. Es que tiene que ser un degaste energético y emocional… Veo a Valverde y Guardiola y pienso que tiene que ser duro. El fútbol es importante para el entrenador pero creo que hay un porcentaje de comunicador, de saber cómo racionar las cosas a la prensa, estar en un foco tan brutal cada día, es heroico.
E.G. Son dos ruedas de prensa cada tres días.
L. Un casting al día.

E.G. Y además te están buscando y tienes que reaccionar a los acontecimientos de éxito o fracaso y reaccionar bien. Y es complejo.

¿Se parecen la prensa musical y la deportiva? Ambas son muy amables a la cara y pueden ser muy malas por la espalda.
L. Creo que la deportiva es más peligrosa y heavy que la musical. En la prensa deportiva hay una exageración en la que cada día cambian radicalmente las cosas. La carrera de un futbolista puede cambiar un día por un comentario de un periodista, de un generador de opinión que puede hacer mucho daño. Afortunadamente en la prensa musical han cambiado las cosas y esa figura del que puede acabar con una carrera musical ya no existe.


E.G. A nosotros lo que más nos jode es el desconocimiento. Cuando piensas: este tío no ha visto el partido. Me está diciendo que no he estado bien o que sí he estado bien o que he estado muy bien y es mentira. Cuando has hecho un mal partido ya lo sabes. Los conciertos no se retransmiten pero en nuestro caso cualquiera sabe cuántos pases buenos has dado… se mide todo y estamos muy expuestos y la opinión del periodista es una más. En el caso de la música, el músico tiene al público que le vaya a ver y al que lea lo que ha pasado a través de un periodista que si es amable, pues eso que ganas pero a nosotros no nos juzga tanto el periodismo como la propia afición. Yo siempre me quejo de algo que pasa en casa y fuera, pero jugando en casa en cuanto falles un poquito, te aprietan y creo que la predisposición del público musical siempre es más positiva.

Granero: «Yo siempre me quejo de algo que pasa en casa y fuera, pero jugando en casa en cuanto falles un poquito, te aprietan y creo que la predisposición del público musical siempre es más positiva.»

L. Pero por ejemplo, a nivel publicitario, un futbolista podría, y ocurre, que publicita un producto chorra…
E.G. Sí, un champú… (bromea)
L. O unas galletas o una chocolatina o un helado. Pero el público te perdona porque quiere que ganes y te perdona que salgas diciendo: este helado es acojonante, ¿No crees? Pero si yo salgo diciendo: este helado es acojonante, la cosa seríe diferente y me freirían a palos. Entonces, en la música, el espectador cree más en ti más allá de tu obra. Es como si pensara: hostia, no me decepciones, no salgas con un helado por favor.

E.G. Antes, la relación con los periodistas era diferente e incluso había relaciones de amistad. En el libro de David [Trueba] Saber perder hay un futbolista argentino, en el que se relata cómo tiene una relación con un periodista mucho mayor que él.
L. Sí, incluso de amistad. El personaje de Ariel.
E.G. Antes te encontrabas a los periodistas en los bares y ese tipo de cosas. Ahora es muy diferente, hay más desinformación y por ejemplo, a los chicos jóvenes les mandan mensajes preguntándoles cosas en plan. ¿oye, vas a jugar?… No sé, se lo curran menos.

¿Quién creéis que es el personaje de la novela? David Trueba me dijo que era una mezcla entre Robinho y Agüero.
L. Esteban y yo siempre coincidimos en que siempre vimos a Messi en ese personaje.
E.G. Es verdad que Robinho vivió situaciones similares.
L. Es alucinante cómo consigue expresar lo que le pasa al futbolista. Es ultraverosímil, parece como si David hubiera sido futbolista. Incluso está la figura del apagafuegos…
E.G. Es un chaval que entra en el Madrid, bueno no dice que sea el Madrid, pero se sobreentiende y sí, es absolutamente tal cual lo que hubiera vivido ese chico en unas circunstancias parecidas. Es genial, bueno por eso es una novela tan reconocida.

Habla incluso de la soledad que sufre un futbolista.
E.G. Sí, y acaba comiendo pizza con su chica. La normalidad de la soledad que le pasa a todo el mundo y muchas veces pensamos que a un futbolista no le pasa.
L. Bueno es que no a todo el mundo le pasa que con 15 años se va de su casa. Me parece que hay que tener un grado de madurez para saber alejarte de tu casa tan joven, mezclado con competición.

E.G. Y con competición muy brutal además. Lo que quiero decir es que luego el chico se enamora de una chavala. Desde fuera se piensa que el futbolista o el músico está mucho más protegido o aislado de las circunstancias normales de la vida.
L. Siento que se le exige demasiada responsabilidad o demasiado ejemplo para la sociedad a un futbolista. Obviamente no vamos a aplaudir al que estrella un Ferrari en una rotonda pero joder, son chavales. Hay que tener cuidado, no son guías ni ejemplos, con esa edad tienen todas las papeletas para cometer errores y hay que perdonárselos.

E.G. Además es fácil que te cojan el error, te lo identifiquen y te lo pongan a la vista de todo el mundo. A mí me pasa mucho que la gente que me ve por primera vez me dice: “Pero si eres muy pequeño o muy delgado…”.
L. Piensan que eres un superhéroe.
E.G. Claro, que eres un animal. No, no… normalidad, además yo siempre digo que tiene más mérito que con este cuerpito… Pero sí, la imagen de la gente siempre es diferente.

Hablemos de vuestras edades porque vivís situaciones similares. Como músico puede ser duro llegar a la cuarentena aunque hay opciones de transformarse, pero ser futbolista y pasar de los 30 es terrible. ¿Qué se vive peor?
L. Incomparable. Muchos de mis discos favoritos están compuestos cuando el artista tiene 40 o 50. La carrera de Dylan o Cohen para mí ha sido cada vez más interesante como un vino, pero joder, los 34 de un futbolista son un momento compliado no solo por lo físico sino terminar un episodio de tu vida muy joven con todo por hacer y por conocer.
E.G. Además es que empiezas muy joven. Aunque un futbolista haga más cosas en realidad no conoce otra cosa. Alguien que ha sido futbolista profesional en realidad se ha focalizado en eso al 95% aunque haga otras cosas. Lo has hecho desde muy pequeño y se rompe. Capdevila siempre decía respecto al contrato: “Es que llega el 30 de junio y el 1 de julio ya no eres futbolista, se te ha acabado el contrato y ya”. Se trunca muy radicalemente y siendo todavía muy joven. Es verdad que a partir de los 30 ya te empiezan a recordar que te queda menos.
L. Pero siento por mis amigos futbolistas que disfrutáis más del fútbol. Hay una manera de disfrutar del fútbol. Por ejemplo a Esteban le estoy viendo ahora mismo disfrutar del fútbol más que nunca.

E.G. Al margen del rendimiento yo ahora mismo disfruto muchísimo más de cada entrenamiento, de la profesión, de los viajes…
L. Del privilegio. Cuántas veces hemos hablado del privilegio de ir todas las mañana a entrenar a una moqueta.

E.G. A Zubieta.
L. Bueno, he tenido la suerte de jugar después de los entrenos de Zubieta a tirar faltas y de jugar al fútbol y estar horas tirando faltas y jugando a algo que jugamos mucho Esteban y yo que es a palogol, que por cierto… gano. Vienes por la mañana, entrenas en un campo alucinante con amigos, disfrutas, terminas y tienes cestas de fruta recién cortada. ¡Hostia!… es verdad que exige un esfuerzo tremendo y lo que estamos hablando sobre la trayectora de sufrimiento de un joven que se pierde todo pero es un privilegio que hay que disfrutarlo.

E.G. Es una profesión hiperprivilegiada que no significa que no vaya acompañada de mucho sufrimiento, sobre todo mental, en muchas circunstancias. Pero es un privilegio, no me cabe duda.

Cuando entiendes ya el juego y todos los trucos del fútbol, el físico no acompaña. Eso debe de ser frustrante.
E.G. Eso es la vida. Pienso en un anciano. Tiene una visión completa de su propia vida y es frustrante tener todos los conocimientos y no tener tiempo por delante. Es verdad que tenemos toda la vida por delante pero para mí hay algo mucho más frustrante en nuestra profesión y es que te tienen que poner y quitar. L. Que no dependa de ti. En esta entrevista paralela que estamos haciendo, la diferencia más grande es esa. Yo puedo tocar cuando quiera. Me podrá ver más o menos gente pero puedo tocar cuando quiera. Si yo recibiera una llamada que me dijera: Lei, te toca salir de gira este fin de semana. Y luego cuatro fines de semana no y que fuera otro por mí, sería muy frustrante.

E.G. Pero también podrías irte de gira, llegar al garito y cuando llegaras…
L. ¡Claro! Quieto, quieto que hoy no tocas. Hoy sale tu colega Iván Ferreiro. Qué putadón.

E.G. Para mí esa es la frustración más gorda. Y lo que más te fríe a nivel mental, depender de alguien. En otros deportes como el tenis o en otras profesiones no pasa. Cada vez que no estás, es una buena hostia. Y eso te puede pasar cada tres días durante 11 meses. Puede ser muy duro. Todos hemos estado en situaciones de jugar menos pero cuando tienes recorrido y ves a los chavales que se van quedando fuera contínuamente intentas ayudar porque se sufre mucho.

Esteban es un una convencido de la tecnología, de hecho tiene una empresa (Olocip) que ha desarrollado una herramienta de inteligencia artificial para tomar decisiones tácticas. ¿Imaginas que el ‘machine learning’ metiera todos tus discos y creara uno nuevo?
L. Mira, tengo un ejemplo. Cogí un avión a Barcelona, creo que fue para verte a ti o a Álex Mumbrú, y se sentó a mi lado un tipo que estaba muy interesado por los derechos de autor y estuvimos charlando un poco de la SGAE etc. Y al cabo de medio vuelo me dijo: mira te quiero hacer una consulta de un proyecto en el que llevo trabajando muchos años a ver qué opinas. Lo tenía muy avanzado, no sé qué grado de fantasma era, pero no tenía pinta de serlo mucho. Me dijo que dentro de menos tiempo del que creemos se van a poder editar discos de artistas muertos con voces creadas artificalmente gracias al archivo de voces del artista vivo. Es decir, se podrá a través de artistas vivos a los que les estén registrando todas sus inflexiones vocales. No se podrá hacer con Michael Jackson o Amy Winehouse, se podrá hacer con Julio Iglesias.

Me decía que si estos artistas acceden a meterse en un estudio y registrar cada inflexión de su voz, dentro de x años se podrán editar discos de esos artistas muertos con canciones de compositores nuevos. Me decía: esto va a ocurrir. Claro, llegué aterrado a Barcelona, se lo conté a estos y pensé: joder, esto da un miedo de cojones. ¿Es viable, factible? Claro, a mí me cuesta pensar el nivel al que te vas a creer esa perfección de la voz. Lo poco que conozco de la inteligencia artificial lo conozco por Esteban. He ido viviendo todo el proceso de lo que está presentando ahora y siempre he tenido dudas de que todo esté en una explicación matemática pero a la vista está, los resultados están… Me da la sensación de que si tú le dijeras a un artista que no tiene formación musical, después de que Leonard Cohen haya hecho Aleluyah, que reprodujera ese mismo proceso de composición sería imposible, que viene de algo más relacionado con el alma, algo intangible. Entonces pienso que con la música, a pesar de que son matemáticas, quedan reductos de magia que no pueden explicarse con una fórmula. ¿No crees?

E.G. Sin duda. Varias cosas. Primero, la industria desde luego, en la música o el deporte… cualquiera, va a ser abordada por la inteligencia artificial de manera drástica. Va a cambiar toda su forma operativa. Ahora mismo la manera de escuchar música, el consumo, está totalmente influenciada por las recomendaciones. A nivel de creatividad creo que la inteligencia artificial en la música o el arte no superará el nivel humano pronto pero desde luego todo lo que no tenga que ver con la creatividad lo va a abordar. Muchas veces vamos al error de pensar que las fórmulas matemáticas van a solucionarlo todo, que va a reducir la incertidumbre del máximo a cero, y aunque es verdad que la puede reducir mucho, el escéptico tiende a pensar que o lo sabes todo o no sabes nada. Y así no funciona la inteligencia artificial. Sino que cuando vas a tomar una decisión tienes un 50% menos de incertidumbre y tendrás un 50% más de posibilidades de acertar. En ese proceso ya funciona la inteligencia artificial. Otra cosa es pensar que una máquina pueda fabricar un disco de Leiva a partir de lo ya publicado. ç

L. Sí me parece que la herramienta de Esteban va a cambiar las cosas

Vale, a Leonard Cohen no, pero ¿el reggaeton?
L. Sin menospreciarlo porque no lo escucho, pero sí creo que hay fórmulas de hacer música que no están conectadas con el alma. Creo que ahí hay fórmulas para dar con música que puede ser consumida. Pero le atribuyo al público que diga cuando sí y cuándo no.

E.G. Soy más directo. Por mi conocimiento del reggaeton que es el ambiente del vestuario… es decir tengo bastante… en mi opinión automatizar la creación de una canción de reggaeton es un problema sencillo. Pero pasar de ahí a otra composición de otro nivel me parece que ahora ni pronto será posible.

Realización vídeo: Nico Leonardo/Lino Escurís; Montaje: Pedro García Campos;Sonido: Emilio Sánchez

Hablando del vestuario. ¿Cómo tratan tus compañeros tus inquietudes literarias por ejemplo?
L. Pero perdona, hay un estigma muy grande con el futbolista. Parece que es un analfabeto al que solo le interesa jugar al fútbol. Y no es justo que se diga de Esteban: el futbolista que escribe.

E.G. A mí me jode bastante.
L. Entiendo que haya futbolistas que no sepan quién es Carver o Bukowski, pero de ahí a el futbolista que lee.
E.G. Me jode por dos cosas. Primero porque hay muchos futbolistas que leen, y más que yo e incluso con más criterio para la literatura y para mil cosas y después porque el que no lo hace no merece ser señalado como si fuera: el futbolista que no juega al Fortnite. Yo diría: oye dime las cosas que sí hago, no las que no hago. Creo que siempre que se me señala en esa dirección intento evitarlo o intento dejar claro que no es una condición mejor ni peor sino que simplemente es algo que ha ido saliendo a la luz por entrevistas o por cosas que he ido haciendo y que seguramente es más fácil etiquetarme en esa posición pero creo que la complejidad humana, la mía y la de mis compañeros y el resto de futbolistas, va mucho más allá.

L. Pero me has hablado de multitud de compañeros con los que has compartido inquietudes literarias, de cine y de un montón de cosas.
E.G. Muchísimos. Y que me enseñan un montón de cosas y que aprendo mucho de ellos. Acuérdate de Forlín por ejemplo, Mata, Xabi Alonso, el propio Arbeloa… Pero vamos, en el vestuario, con naturalidad. Por ejemplo ahora Piatti se ha lesionado la rodilla y me ha dicho que le deje un libro. Tengo un vestuario muy majo, no me hacen putadas.

En Líbero siempre hemos defendido que la vida se parece mucho más a un vestuario de fútbol que a uno de baloncesto o de rugby, por mucho que nos guste el ambiente de esos otros deportes. La vida se parece más al fútbol.
E.G. Los representantes de la sociedad a nivel de ocio, o los representantes del equipo del que eres aficionado que son los futbolistas, a los que consumes como sociedad de manera masiva, son un reflejo de la sociedad como la política. Nos quejamos de que los futbolistas son como son pero son así porque nosotros los consumimos y reforzamos esa conducta. Y pasa con los políticos igual. Decimos que todos los políticos son tal y cual, y los políticos acaban siendo un reflejo de la sociedad. Entonces hay que ser muy cauto a la hora de sentarte en un sillón y criticar sin ver la parte de responsabilidad que también tiene cada uno.

Vamos que sería bueno poner el VAR en el Congreso de los Diputados.
E.G. Para que no hagan teatro.
L. Evitaría bastantes piscinazos la verdad.

E.G. Ahora que se está poniendo de moda todo lo del ‘factchecking’, la verificación de noticias, las ‘fake news’... Colaboro con la gente de Newtral que se dedica precisamente a hacer esas cosas y la gente con tanta información valora la información veraz frente a la desinformación. Lo hemos visto en EE UU que el arma más peligrosa es la desinformación, el miedo y las noticias falsas.

Leiva, te escuché en una entrevista que era una pena trabajar tanto en un disco, producirlo en EE UU y que luego la gente lo escuchara en la radio del coche.
L. Ya ni en la radio del coche, eso es una bendición. La gente ahora lo escucha en el teléfono. Pero hay que asumirlo. Pertenezco a la generación que mezclaba los discos porque la gente tenía su equipo de música. La gente consume en teléfono, en playlist… Es un poco comida rápida pero tiene cosas positivas que son flipantes. Pero es verdad que te pasas currando dos años escribiendo, mezclando los graves, los agudos, rozando la esquizofrenia y luego la gente lo escucha en un altavoz minúsculo.

E.G. Hay una cosa del disco nuevo de Lei que para mí tiene muchísima profundidad que son las notas de voz. No sé si se puede contar.

L. Sí, se grabae el disco de estudio normal y luego mandamos la fotografía de la primera versión grabada en el teléfono.

E.G. De teléfono a teléfono. Y viendo que la gente va a escuchar el disco en el teléfono esto es como si te lo hubieran mandado en un mensaje y me parece un grandísimo acierto. Lo habíamos hablado hace muchísimo tiempo pero me parece precioso.

L. Yo sí que quería decir que lo de las notas fue casi sugerencia tuya.

E.G. Lo hablamos en verano. Para una persona escuchar la primera versión de la canción en el teléfono como como cuando él te manda un mensaje para ver qué te parece algo. Me parece que esa sensación la va a tener la gente y es una cosa que cuando nos lo contaste en verano me pareció espectacular.
L. Acercarte a la tecnología pero preservando un lado romántico de las cosas. En lugar de dar a un fan un código de acceso a un vídeo en 4K pues mejor mostrar la primera versión de una canción.

Valdano dice que el fútbol ha cambiado con la nueva realización, donde vemos ahora el sudor de los jugadores por ejemplo. ¿Ha cambiado la tecnología la forma de hacer canciones también?
L. La tecnología ha tenido un impacto flipante en la música en los últimos 15 años. Pero para mí el cambio más relevante es que la gente ha empezado a no depender de otros para grabar un disco. Nosotros teníamos que ir a tocar a una sala de conciertos hasta que una persona se fijara en ti y dijera, oye creo que tienes talento, ven a un estudio a grabar. Nosotros dependíamos de esa cosa mágica. Ahora la gente graba los discos en su casa y lo saca a la red automáticamente. Eso tiene una cantidad de beneficios alucinante, te quita intermediarios y es una cosa muy auténtica. Pero está empeorando mucho la calidad de la música que cada vez suena peor. Porque cada vez hay menos compromiso, la gente cada vez tiene menos herramientas en su casa para hacer música y se está perdiendo el oficio del ingeniero de grabación… esos oficios tan importantes y que tenían tanta relación con la grabación de un disco. Ahora todo es más rápido y te lo puedes hacer tú mismo, es cojonudo, pero suena peor.

Leiva: «Esteban es el futbolista de los músicos»

E.G. Y luego quien pasa la criba es el público en general, no es esa persona que se supone tiene el conocimiento.
L. Esa es también la parte buena, que te saltas la figura del que dice, tú sí y tú no. Es el gran público el que decide y eso me parece maravilloso. Pero la tecnología tiene cosas brillantes pero también deja resaca.

Una última pregunta, habladme de vuestros padres. ¿Cómo tomaron vuestros éxitos o fama?
L. Yo he vivido las dos cosas porque tuve un momento fake porque de alguna manera mi padre y yo pensamos que podría ser futbolista. Y lo vivimos durante algunos años y tuve esa relación de padre e hijo que he visto con los padres de los futbolistas. En mi caso, en la elección para dedicarte a la música… es que los tiempos han cambiado, mi padre pensaba que yo quería emborracharme y hacer el indio. Poco a poco mi padre, que es escritor, o escribe, no sé cómo llamarlo. E.G. Tu padre es un poeta espectacular. Y os apremio a que busquéis cosas y os envíe porque ha ganado muchos premios.

L. Sí, escribe. Entonces tuve la fortuna de que lo entendió. Para mi padre y mi madre lo importante es que tuviera compromiso con lo que eleigiera. Y en mi caso fue tan extraordinario que me he podido dedicar a la música que es muy complicado y acrobático. Tengo tantos amigos que tienen más talento que yo y han echado las mismas horas y no les ha salido… Y mis padres de repente han vivido una situación extraordinaria y de lo que más orgulloso me siento es que ellos se dan cuenta de esto. Y que saben que está siendo una cosa muy extraordinaria, que mi hermano Juancho y yo vivamos de la música, lo viven desde un lugar muy sanote y cuando entramos en casa no se habla de éxitos, se habla de otras cosas. Mi padre el otro día me regaló un poemario suyo y en la dedicatoria del libro me puso: “A mi hijo Miguel, el futbolista”. Eso lo explica un poco todo.

E.G. En mi caso, es que el éxito es muy relativo. Siempre he tenido la sensación con mis padres de ser un afortunado porque siempre he tenido el cariño y el respeto. Y siempre he sido empujado a tener ambición y no conformarme.

L. Y tu hermano sobre todo ¿no? Tiene un poder importante sobre ti.
E.G. Sí, tiene un componente paternal sobre mí. Es 12 años mayor que yo y realmente es la persona que me ha perseguido para ser futbolista. Vamos, yo si soy futbolista es porque él se ha empeñado y ninguna otra circunstancia. A ti nadie en casa te empujaba a salir a tocar, a componer o a hacer canciones y a mí sí. Mi hermano me sacaba a jugar y es la única razón o la principal razón por la que soy futbolista. Lo que más me gusta de mis padres es que ellos siempre han pensado y piensan que yo tengo talento para hacer mucho más, que debería ir a un equipo mucho mejor y que me queda mucho por hacer y como que nunca ha llegado la circunstancia de asentamiento de pensar: pues nuestro hijo ha jugado en Primera División y en el Real Madrid y a disfrutarlo y que esté tranquilo. No, siempre me han apretado. En sus ojos me veo que tengo mucho recorrido y que esperan más de mí y eso es muy de agradecer.

L. En Esteban hay algo que me conmueve mucho que es el triunfo de la normalidad. Y hay otra cosa y es que los dos últimos chirlos de falta que ha metido con el Espanyol los hemos entrenado juntos.
E.G. Nosotros jugamos a lanzar desde el penalti a dar palo o gol y luego con la izquierda y se van sumando puntos y no le he ganado. Esa es la realidad. Y cuando la gente me dice: tienes un golpeo a balón parado, y faltas y bla bla pienso, pero si pierdo a palogol. Y me pone un poco en mi sitio. Es como si de repente me dieran una guitarra y dijera toma, te he arreglado la canción, ¿Cómo te sientes? Igual tiene una pierna que no debería haber renunciado al fútbol con su padre.

Lo curioso es que no se nota que sois de equipos rivales.
L. No somos muy forofos ninguno de los dos.
E.G. Aunque siempre se me ha etiquetado como de tener mucha animadversión tengo muchísimo respeto por el Atlético. Nací en la avenida del Manzanares y además obviamente soy muy madridisita pero creo que el Atlético de Madrid es un gran club y siempre ha tenido mi respeto y más últimamente con el crecimiento tan espectacular que ha tenido. Ahora están criticando a su entrenador con lo impresionante de su crecimiento.

L. Sí, hay que ser justos. Es muy spanish eso. Yo fantaseé un verano, así de incógnito (con el fichaje de Granero por el Atlético), pero luego vinieron las declaraciones de Griezmann y se fue todo a tomar por culo. (En el verano de 2014, Griezmann fichó por el Atleti y dijo que era un salto de calidad en su carrera a lo que Granero, entonces en la Real Sociedad, respondió así: “Es un buen jugador, que disfrutamos aquí un tiempo, pero que luego pensó que cambiar la Real por el Atlético era un salto de calidad, en lo que no estoy de acuerdo. No solo es cuestión de ser campeón de Liga o subcampeón de Europa, sino que también es cosa de principios, identidad o valores de club. Respeto a Antoine y le deseo lo mejor, pero no comparto su opinión. Yo he jugado también en el Real Madrid, y después de estar allí he jugado en otros equipos. No siento que estando en la Real Sociedad esté por debajo de algún otro equipo en el que he jugado”).

E.G. Se jodió. Somos esclavos de nuestras palabras. Y siempre me he significado pero tengo mucho respeto y tiene un estadio precioso, es una delicia jugar ahí.
L. Con amigos como Quique González, que es muy del Madrid, y yo que soy del Atleti siempre hemos seguido los equipos de Esteban. Fuimos a verle a Queens, a Zubieta, le estuvimos siguiendo en el Getafe.

E.G. Vinistéis a la final del Getafe. La primera persona que vino cuando me rompí la rodilla fue él.
L. De la época del Queens Park Rangers recuerdo muchas cosas pero sobre todo escuchamos mucho blues porque íbamos a un club ahí después de los partidos.

E.G. Y fuimos a ver a Mumford & Sons.
L. Esteban es el futbolista de los músicos. •

Realización vídeo: Nico Leonardo/Lino Escurís; Montaje: Pedro García Campos;Sonido: Emilio Sánchez