Igor Paskual.- Vuelve la gente a los campos y regresa la liturgia antigua de la voz común. Cantar el himno de tu equipo en el estadio cada 15 días, tal vez sea, una de las experiencias más emocionantes que un ser humano pueda experimentar de forma colectiva. El campo es un recinto que otorga una nueva identidad, da igual lo que diga tu DNI o tu ADN, una vez en el campo ese rectángulo es el que te otorga una vida diferente. El poder del estadio es tan grande que adquiere cualidades humanas con rasgos individuales con personalidad propia.
“El Molinón aprieta, La Bombonera tiembla, San Mamés ruge…” Sin embargo, realmente, no hay demasiados himnos que hablen de sus estadios. El del Barcelona habla del campo, el del Cádiz hace referencia al “terreno de juego” y el clásico del Real Madrid cita la zona de “Chamartín”. Sin embargo, los del Sevilla, Valencia, Zaragoza sí lo incorporan como parte fundamental del equipo. El que se lleva la palma es el del Sporting que cuenta que el Sporting “en el Molinón no tiene rival” algo que tiene una base muy real dadas sus dimensiones y la relación que mantiene con su público y que, ya se ha notado en este arranque de temporada. Además El Molinón es el campo más antiguo del fútbol profesional en España.
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