*Texto Luis García Montero.- El arte siempre ha tenido la ilusión de retener y hacer permanente la verdad de un instante pleno. La vida condenada a la fugacidad del tiempo procura quedarse con nosotros. Y no sólo como recuerdo o como huella del pasado, sino como parte del presente. Más que recordar, el arte quiere revivir. Se trata de un desafío en toda regla contra la degradación y la muerte. Benedetti se acerca con esa voluntad al milagro vivo de Maradona. Su tiempo de entonces es el tiempo de la realidad, sigue jugando en el hoy de nuestra memoria, en el mañana de nuestros sueños. No importa lo que digan los espejos. La degradación física es menos real que la insistencia de su mito. Sí, fuera del vértigo, por un momento nos sentimos dueños del tiempo. El poema nos dice que la leyenda forma parte de cualquier aficionado y que cada vez que entramos en un campo asistimos a todas las victorias y a todas las derrotas de nuestro equipo.
El fútbol es hoy porque sucede también en el pasado. Pero el poema sugiere algo más. Habla de la honradez del amor y de la admiración en los oficios de la vida. Mario Benedetti era seguidor del Nacional de Montevideo y forofo de la Selección uruguaya. Sus colores no le impiden respetar y aplaudir el milagro cuando se produce en otra camiseta. Pese a los enfados y las arbitrariedades, el amor al fútbol implica el reconocimiento del otro. Una última cosa.
Si se trata de Maradona, preciso es reconocer que los versos no pueden aludir sólo al paso del tiempo y a la degradación física. Don Diego Armando ha hecho y dicho muchas tonterías como jugador en decadencia, entrenador y ciudadano. Pero la calidad de lo que fue impone una extraña y vigente autoridad en el perdón. Las admiraciones permiten decir que no y discrepar sin perder el respeto. En algunos momentos desaparece incluso la tristeza: “Ha pasado otro año y otro año / le has robado a tus sombras”. • (Escuchar podcast)
'Hoy tu tiempo es real' de Mario Benedetti (2008)
Tu esperanza ya sabe su tamaño
Vida tuya tendrás y muerte tuya