*Entrevista realizada en marzo de 2019
Fotografía Lino Escurís
Diego Barcala.- El plan de entrevista con el candidato, por entonces, a la Comunidad de Madrid de Más Madrid Íñigo Errejón (Madrid, 1983) incluía varias posibilidades: ir a la grada del Bernabéu, una visita a un campo de tierra, ver el fútbol en un bar y la propuesta estrella, jugar una pachanga en El Retiro con periodistas y actores. Esta última parece convencer al protagonista hasta que declina la oferta la noche antes: “La gente está acostumbrada a ver en imagen y vídeo a futbolistas vestidos de futbolistas… uno tiene que ser consciente de sus limitaciones”. El físico de Errejón, exprimido por una agenda frenética, días de estrés y una genética fibrosa, combinado con una equipación inapropiada, dejaría a Peter Crouch como un glotón.
Finalmente optamos por Molar Libros&Discos, una de las librerías más dinámicas de Madrid, en la calle La Ruda en La Latina donde llega puntual a las 19.00 de la tarde. El huracán de la pelea interna en Podemos está reciente. Ha pasado lo peor, pero cualquier pregunta o respuesta que utilice el fútbol como metáfora puede ser reinterpretada. Sobre todo en el reto lingüístico que proponemos al invitado, capaz de hablar sobre fútbol como una “actividad agregadora”. Calentamos la charla hablando de un díscolo: Isco. El entrevistado, con esa tradicional creencia en que los medios deportivos tienen micrófonos en los vestuarios, pregunta para saciar sus inquietudes madridistas.
-¿Isco se irá no?
-Quizá está echando un pulso al entrenador. A ver quién de los dos aguanta más en el club.
-Ahí tienes una metáfora.
-¿De qué jugabas al fútbol?
-Yo quería jugar por el centro pero me ponían en la derecha.
-Otra metáfora.
[Solari todavía mantenía su puesto]
Risas en el sótano de la librería. Las condiciones de la entrevista son fáciles. Hay cierta complicidad. En 2010, trabajando para el extinto diario Público, recibí el encargo de encontrar a los estudiantes más contestarios en el contexto de las protestas universitarias en Francia. Explorando en la Complutense acabé en un cuartucho sin ventanas entrevistando a un grupo de veinteañeros autodenominados Contrapoder. La voz cantante la llevaba Íñigo Errejón, seguido muy de cerca de su hermano y una chica de mirada decidida: Rita Maestre, entre otros jóvenes que ahora son diputados.
La charla de entonces describe a un grupo de inquietos estudiantes de Políticas en busca de referencias institucionales. Críticas feroces a los partidos, al capitalismo y a los sindicatos. La entrevista terminó en la cafetería de la facultad con una foto en grupo a la que se sumaron un par de amigos más que andaban por ahí: Pablo Iglesias y Ramón Espinar. Revisamos nostálgicos la foto: “Mira Pablo”, señala el índice de Errejón sobre el teléfono. “Raro que no haya trascendido más ese reportaje. Recuerdo que estábamos en el cuartucho en plan pesados”, comenta. Amenazo: “Ojo, conservo el audio”. Y enciendo la misma grabadora casi 10 años después.
¿Entonces no juegas nunca al fútbol?
No, hace mucho que no. Jugaba federado hasta los 15 o 16 años pero lo dejé. Debía estar en 1º o 2º de Bachillerato, justo antes de entrar en la universidad lo dejé. Mantengo la afición pero no juego.
Tu padre sí jugó. ¿jugaba de delantero?
No era delantero, de hecho jugaba de Líbero. Yo había dicho en una entrevista que había jugado en el Castilla. Entonces llamaron a Del Bosque para contrastar y en una gala de La Sexta se me acercó y me dijo que se acordaba de él. Son de la misma generación y supongo que jugaron juntos. Mi padre jugó hasta los 18 o 19 años y creo que paró justo cuando le metieron en la cárcel por su militancia antifranquista.
Es decir que el madridismo te llega por herencia familiar.
Sí, es pura herencia familiar que además solo me lo ha transmitido a mí porque mi hermano creo que sigue siendo del Dépor, lo cual es inexplicable porque no tenemos a nadie en Galicia en la familia pero creo que tiene que ver con que se empezó a socializar en la época del Superdépor. Y lo mío es que en casa somos del Madrid, mi padre era… es muy del Madrid y las primeras equipaciones compradas fueron del Madrid. Así que me entró como las grandes cosas, que entran por la tripa más que por la cabeza. En casa somos del Madrid.
El fútbol es de esas grandes cosas superficiales de la vida en las que nos permitimos todo aquello que nos vetamos en el día a día, como ser un sectario, odiar a alguien, la irreflexión.
Claro, como no concederle a la otra parte ni el beneficio de la duda… pero no estoy muy seguro de que eso sea superficial porque en realidad es de lo más hondo que tenemos como personas. Es de los pocos resquicios que van quedando en el mundo actual -en mi opinión con la sociedad despersonalizada, con la gente más aislada, con menos lazos afectivos, con menos lugares de encuentro o espacios comunitarios- el fútbol sigue siendo de los lazos afectivos fundamentales que tiene la capacidad de unir a desconocidos y hacerles que se emocionen juntos. A mí esa emoción por sí sola ya me parece positiva.
En un mundo que cada vez nos aisla más y nos hace desconfiar del vecino, nos hace estar más solos, donde todo es o mérito o culpa nuestra, donde somos fragmentos individuales y diversos, de repente pertenecer a algo más importante que uno mismo, que reproduce lo positivo de estar juntos, de pertenecer a algo que nos precede, más viejo que nosotros y que permanece en el tiempo y se hereda de padres a hijos, esa emoción comunitaria es intrínsecamente positiva. Por eso no necesito recargarla más o ideologizarla. Solo eso ya es bueno. Estamos faltos de emociones que nos vuelvan a unir, que no nos hagan vivir como consumidores aislados y asustados.
Por eso el fútbol es una de ellas. No sé si esto es superficial, en realidad es una emoción profundamente humana en un mundo deshumanizado. Y elimina un componente sin el cual no seríamos seres humanos y es que somos seres gregarios que nos gusta estar juntos, nos gusta estar en sociedad. Pues en un momento en el que eso es cada vez más difícil, el fútbol es muy atractivo porque hay pocas cosas que te hagan abrazarte con un desconocido o te hagan entablar una especie de amistad con alguien que no conoces en un bar, un estadio o con un familiar, hay pocos lazos que funcionen de manera tan inmediata y necesitamos más de ellos.
«El fútbol es muy atractivo porque hay pocas cosas que te hagan abrazarte con un desconocido o te hagan entablar una especie de amistad con alguien que no conoces en un bar, un estadio o con un familiar, hay pocos lazos que funcionen de manera tan inmediata y necesitamos más de ellos.»
Pero el fútbol cada vez forma más parte de esa sociedad mercantilista con clubes convertidos en marcas.
Van al estadios más japoneses que hinchas.
Sí, pero hay un tipo de aficionado al Real Madrid que vive escondido. Aquel que es del Madrid porque es el equipo de su ciudad y le identifica, que es más común en equipos más modestos. Como madrileño, ¿es ese tu caso? Claro, es que esa contradicción… Por un lado tenemos un problema: me falla el precio de las entradas que es desorbitado comparado con algunos países de nuestro entorno. Y eso quita o es tendente a quitar su alma a los clubes. Es una evolución tendente a homogeneizarlo todo, a que todos los equipos sean el mismo. Lo único que los hace distintos es esa especie de lazo intangible e inmaterial que los une con la ciudad, las tradiciones, el legado de generaciones. En el caso de Madrid se mezcla la ciudad con esa marca global. Entiendo que es difícil mantener el equilibrio, pero las marcas globales, cuando todas sean iguales, serán intercambiables y no valdrán nada. Estarán vacías. Cuando Madrid signifique lo mismo que PSG o United, no valdrá nada, estará vacía. Habrá que discutir qué modelo de fútbol queremos porque lo único que no puedes comprar o cambiar son las hinchadas.
«En el caso de Madrid se mezcla la ciudad con esa marca global. Entiendo que es difícil mantener el equilibrio, pero las marcas globales, cuando todas sean iguales, serán intercambiables y no valdrán nada. Estarán vacías. Cuando Madrid signifique lo mismo que PSG o United, no valdrá nada»
Hay jugadores que van y vienen, contratos de televisión y lo único que hace que el club sea de verdad es la gente que se emociona. Por eso creo que hay dos madridismos. Hay madridismo de los que pasan tres días por la ciudad y van al Bernabéu que es el segundo lugar más visitado después del Prado, según el Ayuntamiento. Pero hay otro, que a veces no está en el estadio, que está en peñas de Madrid y España y gente que lo vive un poco al margen del gran espectáculo. Eso no significa que no goces con los jugadores, pero las razones de tu pertenencia al Madrid no tienen nada que ver con lo deslumbrante de los edificios o los jugadores sino que tiene que ver con cómo te relaciones con el equipo de tu ciudad y con el resto.
En el caso de la identidad, el Atlético lo tiene más claro. Es un club que contruye su relato común frente al enemigo poderoso.
El Calderón fue el primer campo que pisé. Ahora se popularizan esos vídeos de padres que llevan a sus hijos por primera vez al estadio y se fascinan. Pues la primera vez que viví esa fascinación fue con un amigo de mi padre que era muy del Atleti, en el Calderón. Creo que era contra el Sporting y yo debía de tener 8 o 9 años. Siempre me acordaré del verde. Nunca había visto algo tan verde, parecía que relucía. Hay una peña del Atleti que ha hecho un documental del cierre del Calderón. Sale Almudena Grandes y dice que ser del Atleti es algo muy particular porque eres de una ciudad donde hay un equipo que gana más títulos y el del Atleti elige ser del equipo que no gana los títulos.
Yo le daría una vuelta. Ser del Madrid y ser madridista (es decir no ser del Madrid un par de temporadas que gana) es elegir ser de un club que no siempre te lo pone fácil. Que no siempre te trata o te ofrece un relato por el cual está claro el espíritu de ser madridista. Y aún así permaneces. Fíjate, si es que me da igual. Hay algo que tiene que ver con la supermarca Real Madrid, que no me parece mal, pero no son las razones por las que me adscribo a un club. Y es que las cosas importantes de la vida son aquellas que no necesitan justificación o razonamiento. Estoy orgulloso de que cuando la gente me pregunta por qué soy del Madrid diga que porque mi padre jugó en el Castilla. No hay teorización detrás. Yo no he elegido evaluando los resultados de elegir un club u otro, no. Soy del Madrid. Solo las cosas que te vienen o vives así son las que te hacen vibrar suceda lo que suceda.
Con tanto globalizar la marca Real Madrid se olvida que es un equipo que pertenece a un territorio llamado Madrid.
Siempre me acordaré de las elecciones europeas en las que nació Podemos. El sábado previo era la final en Lisboa entre Madrid y Atleti. Vimos el partido con amigos y solo éramos dos del Madrid, Pablo Bustunduy (diputado de Podemos) y yo. Parece que al pertenecer a una formación política progresista, transformadora, con función social por los de abajo… pues se lleva menos el Madrid. Hay otros clubs que visten más o quedan mejor. Pero nosotros no teníamos que dar ninguna justificación, ni siquiera a nosotros mismos. Somos del Madrid incluso si el club y las formas de pertenencia del madridismo no te lo ponen fácil. Pero da igual, tú estás enamorado te lo pongan fácil o te lo pongan difícil, sea más o menos arisco el objeto de tu amor. Es que estás enamorado.
«Somos del Madrid incluso si el club y las formas de pertenencia del madridismo no te lo ponen fácil. Pero da igual, tú estás enamorado te lo pongan fácil o te lo pongan difícil, sea más o menos arisco el objeto de tu amor. Es que estás enamorado»
Luego está el madridista cirunstancial, el ideológico. Más antibarcelonista que madridista y que incluso mira con simpatía al Atleti aunque sea el verdadero rival de siempre.
Por una parte que el Madrid Barça se cargue de tantos siginificados nos dice mucho de la capacidad agregadora del fútbol. En un Madrid Barça no se dirimen las relaciones entre Cataluña y España y sin embargo tiene una capacidad agregadora y emotiva que hace que lo carguemos de muchos más significados. Lo bueno que tiene el fútbol es que son batallas sin muertos, son incruentas. Nos apasionan porque nos emociona el momento vibrante de la batalla pero al final todos siguen vivos para librar otra batalla.
Las guerras movilizan afectos, pasiones, emociones pero son destructivas. Arrasan países, poblaciones, vidas… El fútbol es un magnifico simulacro para no matarnos. Lloramos o reímos pero el lunes todos estamos vivos. ¿Entre el derbi y el clásico? Siempre he disfrutado más con la rivalidad de la gente de cerca. No tengo amigos del Barça en mi barrio, en Cataluña sí. Aquí estás toda la semana comentando y el lunes te ves con el colega… Me pasaba en el Congreso. ¿A ver qué pasa este sábado? La rivalidad es curiosa, se tiene entre antagónicos pero muy cercanos. Es loco tener una rivalidad Madrid y Liverpool. Para picarte tanto tiene que haber amorr ocio, lazos comunes.
Josep Ramoneda nos dijo que con el partido jugado a puerta cerrada el 1-O se demostró que la independencia no vale 3 puntos de liga, ni tampoco un muerto.
Porque en realidad el fútbol es un simulacro de enfrentamiento que a veces en la política no hay. No digo enfrentamiento en el sentido de insultarte. En el fútbol al final no pactan para llegar a un empate. Hay una confrontación de valores y principios, quieres ganar al otro pero no quieres destruirlo, quieres que siga en la competición. Le reconoces el derecho a enfrentarse a ti. Esa es para mí la diferencia fundamental entre un enemigo y un adversario. Gente a la que quieres ganar porque estás convencido de que tus convicciones son mejores para tu pueblo pero reconoces su derecho a presentarte sus disputas ahora y siempre. El fútbol tiene eso. En 90 minutos te quiero ganar pero no me pareces ilegítimo. Por mucho que detestes al Atleti quieres que exista siempre.
Te quiero ganar siempre pero para eso necesito que siempre estés en pie. No cuestiono tu legitimidad. Hay una lección de eso que se puede trasladar a la política. Luchar por tus ideas sin deslegitimar al otro. La política es un combate permanente y para eso hay que reconocer la rivalidad y la unión por algo. La historia de piques construye a una historia común que hace que yo y un aficionado del Atleti acordemos cuáles han sido los momentos cumbres, los mayores piques… .
» 10 AÑOS Como una plantilla de juveniles, alumnos de la facultad de Políticas: Errejón, Maestre, Espinar y el propio Pablo Iglesias en 2010 (Guillermo Sanz).
El Errejonismo entonces es ser de un equipo pero no andar todo el día ondeando la bufanda.
Reconozco que me sigo sintiendo incómodo con el término porque lleva mi apellido. Me hago responsable solo yo de mis convicciones. Es tener la capacidad de entender que hay diferentes frmas de vivirlo y entender que tienes que sumar con gente que tiene distintas pósters colgados en la pared de su casa o no tiene ninguno. Es intentar salirse de esta forma de ver el fútbol o la política siempre enredados en competiciones de pureza, a ver quién es de verdad, pasándonos todo el día exámenes. Cuando tú ves que tu equipo marca un gol o hace algo bonito y tú te vuelves loco, en ese momento, no te giras para ver si el de al lado tiene o no la bufanda, si se compra las equipaciones, si ha visto más o menos partidos, si acaba de llegar…
Es que a lo mejor se ha hecho del Madrid hace tres meses y acaba de llegar. O no lo era y a lo mejor es que quizá ha vivido la locura emocionándose con unos amigos y ese momento no se le va a olvidar. Tiene que ver con no pedir carné en las cosas que suman y son emotivas. Eso del examen de pureza sirve para las minorías autosatisfechas rollo: somos pocos pero somos de verdad. Nunca me ha interesado eso ni en el fútbol ni en la política.
Pero el fútbol, como es un paréntesis, nos permite querer más a unos jugadores cuando los consideramos de los nuestros. Y eso se suele confundir con el que es más faltón.
Tengo que reconocer que vitoreé en su momento ese gesto famoso del dedo de Raúl mandando callar. Es el momento. Y luego se pasa. Lo publicáis vosotros en la conversación con Julen Guerrero, que mantiene una relación con un club que me parece loable, me gusta. En un mundo cada vez con menos identidad entre jugadores y club, que diga que su compromiso es con ese club porque se identifica y quiere hacer su carrera íntegra ahí, me parece bien. Es problemático cuando la mejor forma de expresar la relación con el club no es mostrando el cariño a lo propio sino la ofensa a lo otro. Es que no entiendo que se pase un escáner para intentar medir si se vive más o menos las cosas que no se pueden medir.
Al Bernabéu no has ido mucho.
He ido muy poco porque a mi padre, que es profundamente madridista, la exhibición de simbilogía política asociada a la extrema derecha que durante mucho tiempo se mostraba en el fondo sur siempre le incordió. Fue preso político durante la dictadura y pensaba: a mí no me van a robar el Madrid pero hay cosas con las que no estoy cómodo. Habré ido dos o tres veces. El primer gol que yo recuerdo es un gol de Dubovsky al Zaragoza como desde el medio campo…
No hombre no. Lo hemos revisados en YouTube y es desde la frontal.
¿Sí? Lo he magnificado. Tendría 10 u 11 años y para mí fue así. Cada década que ha ido pasando el gol ha cogido dimensiones míticas. Como el de Lasa. Ese es mi recuerdo en el campo. Y fuera del campo… soy del Madrid pero se me ha quedado grabado el gol de Koeman de falta y obviamente el de Raúl con el taconazo de Redondo contra el United en la Champions. En el 2000 creo. Y es curioso porque se te quedan grabadas cosas que no son goles concretos sino formas o imágenes que a lo mejor no representan momentos cruciales pero forman parte de tu acervo. Hay algo muy bonito y es que todos tenemos formado nuestro álbum que no tiene que ver con los logros o los títulos sino el momento en el que estabas viéndolo. La final de España Holanda me pilla con tres amigos en un camping en Italia. Tuvimos que pedir una tele de mierda para ver el partido. Son recuerdos más de tu momento vital que del partido en sí. El fútbol te sirve como ancla histórica.
"La final de España Holanda me pilla con tres amigos en un camping en Italia. Tuvimos que pedir una tele de mierda para ver el partido. Son recuerdos más de tu momento vital que del partido en sí. El fútbol te sirve como ancla histórica"
Hablemos de la selección. ¿Consiguió el equipo con su éxitos que todo el país sintiera como propio y con orgullo algo en común?
Hubo mucha gente que había nacido en otros países y se enorgullecía de la selección como lo haría de Perú, Senegal o Bolivia. Empiezo por reconocer que yo he vibrado más con el Madrid que con la selección y creo que tiene que ver con que… El partido que más recuerdo de la selección es el del Mundial de EEUU contra Italia, el de Salinas y Luis Enrique, la indignación aquella. Era verano y recuerdo estar en la piscina, verlo loco en casa de un amigo… loco perdido. Pero claro, no tenía ningún amigo italiano. Siempre he sido mucho más forofo del Madrid que de la selección aunque he seguido mucho a la selección.
¿Te cuesta eso del yo soy español, español… el patrioterismo?
La popularización y el interés por la selección española de fútbol me parece una oportunidad de normalizar la relación entre los progresistas españoles y su país. Me gustaría que para que se produjera esa normalización, las derechas contribuyeran un poco más y entendieran que si patrimonializan el nombre y la idea de su país tendrán una patria más estrecha. Y que creo que mi idea de patria es superior a la suya porque en la mía caben ellos y en la suya no quepo yo. Porque ellos enseñan la bandera española también contra los que piensan como yo, contra el progresismo, contra los que siendo españoles hablan otro idioma, contra las feministas…
Ellos contruyen una idea de España en el cual la afirmación de un 40% se hace contra el otro 40%. Para mí es una idea de país débil, tradicional en la derecha española para la que para que haya una España tiene que haber una antiespaña. Y a los españoles de verdad, como se adjudican ellos, les sobramos la otra mitad. Eso es trágico porque siginifica que las derechas tienen un molde de país que cuando lo aplicas sobra la mitad. ¿Y si te sobra la mitad del país qué haces? Nada, aprietas o excluyes. Código penal o exclusión: no, es que tú no eres un verdadero español. Eso es nefasto y me gustaría que ayudaran más. Además, estamos haciendo la entrevista en días… (a tres días de la manifestación en Colón convocada por PP, VOX y CS).
Me temo que después de esa manifestación la izquierda se alejará un poco más de los símbolos de todos.
Se producen dos reacciones por parte de la gente de izquierdas. Hay una que dice: ¿Ves tú? Eso significa que es suyo y que no hay que pelearlo. Y hay otra que a mí me parece más interesante que es la que parte de la siguiente reflexión: ¿Alguna vez algún proyecto transformador se ha hecho mayoritario y ha cambiado la vida de su gente sin ser capaz de abrazar una idea grande de país y de ofrecer un proyecto popular, nacional, democrático y amplio? Pues nosotros no podemos ser la única izquierda del mundo que no tiene patria ni tiene país. Eso no es para estar todo el rato ondeándolo si no quieres, ni ondeándoselo a nadie, pero las naciones son consustanciales al ser humano desde hace varios siglos. Es nuestra manera de estar en el mundo.
Hay una frase de un teórico que se llama Terry Eagleton que dice: “Solo hay una cosa peor que tener una identidad. No tener ninguna”. La política se contruye en base a identidades que tengan capacidad de sumar y volviendo a la selección, creo que los éxitos y la popularidad de la selección le ofrecen a las gentes progresistas, enamoradas de una España que no tiene que ver con el insulto al otro, la exclusión o el reparto de carnés de verdaderos españoles sino con un país que se enorgullece de ser líder en trasplantes, de la sanidad pública, de cuidarse, de ser un país tolerante, de gente que ha dado mucha gente importante a la cultura, orgulloso de que frente a la crisis en lugar de culpar al de fuera se agrupó más, la España del 15M, del 8 de marzo…
La gente orgullosa del país de hoy, no del de hace cinco siglos, tenemos una oportunidad que pasa por reconocer que hoy hay mucha gente diferente que de repente se identifica con los éxitos de la selección, claro que sí. Vivirlo con naturalidad. Qué malvada es la intención de los que quieren robar la selección y la idea de país a la mitad y qué necia es la de la otra mitad que se deja robar.
Tuiteaste “fútbol base” sobre un partido de la liga femenino y te lapidó toda la red social. Incluido Tebas que no pierde un viaje.
Con Tebas venía de un pique largo. Tebas se enfada mucho conmigo, lo que para mí es un honor, porque critiqué la decisión de que se jugara la Liga en Miami porque me parecía que nuestros equipos no son circos ambulantes y que eso supone un paso más, un paso de gigante además, en la desvinculacion entre los equipos y sus aficiones. Y me parecía mal y lo dije. Y el tipo me contestó rabioso, muy enfadado, cuestionando incluso que yo pudiera opinar de eso. Y mire oiga, que yo estoy en política pero es que además soy aficionado al fútbol y me parece que esa es una mala decisión. Si yo fuera Tebas no estaría muy orgulloso de mi gestión, sacando pecho y rivalizando con todo el mundo. Salió a darme porque me la tenía guardada.
Pero te cayeron por otros lados. Y casi ni pudiste explicarlo.
En la sociedad de Twitter se exige a los responsables políticos que sean de verdad pero que no cometan errores y yo cometí un error. ¿Cuál? Pues a mí nadie me tiene que explicar qué es el fútbol base, soy seguidor de un equipo que descendió el año pasado a Preferente. El Aravaca. Es verdad que en un tuit apresurado, me equivoqué. Iba a meterme a la boda de un amigo y pensé: venga pongo este tuit y es lo último de trabajo que hago en el día. Usé mal el término intentando referirme a todas aquellas categorías que no tienen el foco de la primera división masculina. Hay que asumir que cuando uno es personaje público hay mucha gente esperando a sacarle punta a cualquier cosa. También digo que gracias a eso pusimos en actualidad al fútbol femenino porque salió en varias cadenas deportivas.
La sociedad tuitera no deja espacio al gris.
Se junta gente que te tiene ganas y los que aprovechan que se habla de su tema y de repente se indigna. Entonces, perdón, ha sido un error, no me duelen prendas en reconocerlo. Mi intención era aunar en un término sencillo las categorías que no tienen las facilidades de la Primera. Un error. Twitter es como un atasco cuando la gente se dice cosas que no se diría en la calle. Es un espacio público donde todos somos anónimos. La gente puede decir barbaridades en su capsulita con su usuario @ Blancanieves54 eres un justiciero que no deja títere con cabeza. Pero la gente no es así.
Inevitablemente me estoy acordando de la entrevista en La Sexta en la que te preguntan por la guerra de los taxis y a tu respuesta salió encendida Irene Montero: “¡Podemos está con los taxistas!”. Me la imagino en el sofá indignada sin poder contener el tuit.
Es el síndrome del mando a distancia. Puedo intervenir en el mundo con un simple golpe de pulgar. Pero es verdad que luego se lo lleva el viento. Las redes dan la sensación de que todo es crucial y 48 horas después nadie se acuerda.
Va a empezar el derribo del Estadio Vicente Calderón y en Líbero hicimos una campaña con clubes pequeños como el tuyo, el Aravaca, para que se reciclara material del estadio. Me interesa tu opinión sobre la campaña y sobre la operación urbanística.
El Aravaca, cuando anochece pronto, juega todos los partidos a las 4 porque no tiene luces. Ahora no tiene marcador y calculas el tiempo con el móvil. No sé qué se va a hacer ahí, en el Calderón. Me dan envidia los clubes que tienen su estadio en el centro porque genera vinculación especial con el barrio y el Calderón en la ribera del Manzanares ha hecho que haya mucha gente del Atleti. Lo que lanzastéis tenía todo el sentido. En lugar de tirarse, muchos clubes podrían reaprovechar los residuos.
¿Cómo es tu relación con el Aravaca?
El grupo de compañeros que empezaron a ir al estadio a animar al Aravaca son mis amigos de toda la vida. No tengo tiempo de ir a todos los partidos pero cuando puedo, es una excusa para juntarme con gente muy querida con la que solo me junto con alguna actividad agregadora. Haces una barbacoa en el campo, si están jugando antes los juveniles, los ves… Me gusta porque te mantiene unido al lugar del que eres y a tus amigos de siempre. Es una tradición muy inglesa.
Soy del Madrid al que veo en la tele pero confieso que algunas de las cosas que más alegrías me han dado o me han puesto más nervioso o concentrado son los avatares de un club pequeño que lucha por estar en Tercera, porque lo tocas y lo sientes. El presidente del club es el que pone los bocatas. Es mucho más mío. Y creo que hay que recuperarlo en Madrid. Muchos clubes viven haciendo malabares para material, para retener a los chavales… y de repente, con muy poca ayuda… ¡joder! consiguen mantener el estadio en el lugar de siempre o renovarlo, ponerle techo, unas luces… Un poco de ayuda marca la diferencia para que los campos se llenen un poquito y de repente la gente se relacione con su club.
Los clubes de barrio son una inmensa y desconocida red en Madrid.
El Ayuntamiento de Madrid acaba de renovar el campo del Orcasitas. Esperanza Aguirre fue una vez allí a hacer un saque de honor y no se volvió a saber nada. La gente tuvo que reconstruir ella misma las gradas. Hay un montón de gente deseando tirar para adelante con estos clubes que se pueden convertir en el tejido nervioso de una comunidad pero que necesitan un empujón y eso implica una política deportiva que mire a los grandes clubes y claro, lo diré, al deporte base.
Hay un caso singular en Madrid, el del Unión Adarve, que subió a 2ªB jugando con el césped artificial reciclado del San Sebastián de los Reyes. No tenía ni taquilla y es un club que en su origen es de una asociación de padres que creó una escuela para niños. Eso convive con clubes de cientos de millones de euros.
Es muy pardigmático de un modelo que ayuda mucho al que ya le va bien. Cuando ya has pasado al nivel del top ahí tienes muchas ayudas. Es así para un club de fútbol, una peli o una pyme. Al principio no hay ayudas, cuando ya te va muy bien ya hay deducciones, planes de financiación… No digo que esté mal esto, pero digo que el sistema es como un embudo que al principio es muy estrecho. En el sector del cine se ve muy claramente. Estás intentando hacer una peli y la primera es complicadísima que te la financien pero cuando ya eres un director de éxito fluye la financiación. En general, es un sistema de relación de administraciones con las iniciativas privadas o cooperativas, como un club, cuya primera pantalla es un elige tu propia aventura, emprende, ten suerte y cuando superes las 10 pruebas de Asterix, llegará la ayuda.
Eso que es muy injusto, nos hace perder por el camino muchas iniciativas valiosas que no llegan porque las esperamos en la orilla. Pero cuántas iniciativas, en el fútbol y en otros ámbitos, se nos quedan. En el deporte, no creo que haya que renunciar a los grandes proyectos y a los grandes clubes pero la cantidad de talento, jugadores, relaciones sociales, sociabilidad y disfrute en los barrios que nos estamos perdiendo por no apoyar. Sobre todo en los clubes pequeños donde con muy poco haces mucho más. No conozco al detalle el caso del Adarve, pero me lo puedo imaginar, es que con muy poquito el salto es fundamental. Igual significa que algún chaval de familia vulnerable en infantiles, le puedes dar una beca para el material o la ficha. Eso no solo es bonito sino que puede haber madrileños que son muy buenos y vete a saber qué es de ellos.
Hay que invertir en las raíces. Hay que girar la política. Es como en el caso de la educación. A los políticos les encanta inaugurar univesidades pero la clave está en las escuelas infantiles donde marcas el desarrollo al máximo de su inteligencia, su creatividad… Es de 0 a 6 años cuando se desarrollan esas capacidades y cuando te juegas la igualdad de oportunidades. Luce menos abrir escuelas infantiles pero estás plantando raíces sólidas para para que florezcan cosas. Es bonito acudir cuando florecen las cosas pero hay que dar raíces. Hay un documental de Guardiola que dice que para que un equipo desarrolle un estilo propio, eso va mucho antes de que lleguen los jugaodres o el entrenador sino en la apuesta decidida en lo pequeño, para tener raíces sólidas.
En Madrid se ve muy bien en la Sanidad donde se han contruido e inaugurado a bombo y platillo hospitales sin ampliar médicos.
O luego no dejas que los médicos de familia pasen consulta por las tardes en un centro de salud de un barrio. Es cierto que no es tan llamativo, a lo mejor no acude la tele porque no hay inauguración… pero cada vez más en la economía, la ecología, los cuidados, el deporte, el arte empezamos a valorar los ciclos cortos, los entornos más próximos y cooperativos con menos manos y más innovación, más creativos.
El otro día estaba reunido con unos representantes de la escuela pública que me decían que no tiene sentido que la Comunidad no privilegie en la compra de los comedores escolares a los productos más cercanos. Comprando naranjas a Israel, con todo el respeto, pero igual podríamos poner en un pliego de un concurso de un comedor que se privilegie a cooperativas más pequeñas y cercanas que se lo han currado más… En los 80 y 90 nos dio porque lo moderno era lo inmenso y lo que más se dijera en inglés, y ahora estamos volviendo a lo cercano, a lo cuidadoso. Yo vibro con el Real Madrid pero me gustaría que cada vez más madrileños vibraran con el equipo de su barrio y pasar ahí una mañana del domingo porque donde nace eso, nacen más cosas y quizá por eso algunos no quieren que suceda. Porque donde hay un club de barrio hay algunos padres que se ven y hacen una cooperativa de consumo y luego un grupo ciclista y luego reclaman a la consejería de Sanidad que no cierre el centro de salud por las tardes… Donde hay un germen, se extiende la cooperación y algunos no quieren que eso exista. Lo veo en mi club, hay gente que pierde dinero y horas para mantener a flote un club con toda en contra.
Cuando hablabas de los alimentos de Madrid creía que ibas a desvelar tu eslogan: 'Madrid first'.
Pues los madrileños first un poquito sí. Volver a que esta cosa, si me permites cosmopaleta, de que lo de fuera, cuanto más lejos, más grande y más en inglés, mejor. Pues no, hay cosas, más cerca, más pequeñas y que molan más.
Una última cuestión generacional. Algunos madrileños nacidos en los 80 crecimos en una red de una escuela pública diversa, que asumía a inmigrantes y también a clase media o rica, según la zona. Después de 20 años de potenciar la competencia de la escuela concertada a esa red, es posible ver municipios donde un colegio público asume a toda la población inmigrante o pobre, porque los que se lo pueden pagar, van a la concertada. ¿Cómo hemos podido consentir esa sociedad tan excluyente?
Yo fui al Infanta Elena y al Camilo José Cela. Estoy de acuerdo en que hay un corte generacional. Hay una generación en la que nuestra forma de ser ciudadanos de Madrid es más plural, más mestiza y más acostumbrada a la diversidad social que la forma de aquellos que se han socializado en burbujas más cerradas. Y eso te da una forma de entender lo que es la Comunidad de Madrid y lo que es España. Para mí la inmigración no es un dato, es Rachid o Khalida que estaban en mi clase. Y eso te hace entender quién compone Madrid de manera diferente. Ha habido una política decidida para eliminar la educación pública e ir erosionando la sanidad pública que no es solo la chapuza o el desgobierno sino que ha sido una decisión deliberada, ideológica.
«Hay una generación en la que nuestra forma de ser ciudadanos de Madrid es más plural, más mestiza y más acostumbrada a la diversidad social que la forma de aquellos que se han socializado en burbujas más cerradas.»
El otro día me contaban que en los nuevos barrios se tarda mucho deliberadamente en construir el colegio y el instituto público de tal manera que cuando se contruyen la gente que ya vive ahí ya ha tenido que elegir llevar a sus hijos al concertado, que por supuesto tiene todas las facilidades y las ayuda públicas como por ejemplo construir en parcelas de menos metros cuadrados de las que exigen a los colegios públicos. Cuando abren el público se llenan la boca con la libertad de elección pero lo han abierto deliberadamente tarde y a medio estrenar, con el polideportivo sin hacer o con los niños compartiendo clases, con una política deliberada de explusar de la pública a aquel que se pueda permitir otra cosa. Y eso ha producido una comunidad más segregada, dos Madrid y por otra parte, nos ha privado a todos de mucho talento porque la política es: segrega lo público como un almacén de pobres y cuando ya sea eso, convence al electorado de que ya no merece la pena invertir ahí.
Es lo mismo que hizo el PP con Canal 9. Primero la vacías y cuando ya no la ve nadie preguntas ¿Por que invertir en algo que no ve nadie? Ya, pero es que antes la has vaciado. Es la misma política con la escuela pública o la negociación colectiva en los centros de trabajo. ¿Para qué sirven los sindicatos? Claro, es que te has dedicado durante 20 años a hacer reformas laborales para que haya una generación que entra a un centro de trabajo y nunca ha visto un sindicato. Y a esa gente le dices ¿Para qué sirve un sindicato? y dicen, claro yo nunca he visto uno. Previamente has trabajado para erosionar el suelo. En la sanidad ha pasado pero menos porque hay una altísima valoración pública de la sanidad que ha hecho que se produzca de manera más lenta y la sociedad en general la haya defendido bien, pero en la educación, la gente ha sido orientada contra la educación pública. Y eso nos priva de talento porque hay muchos niños de Villaverde o de Parla que son muy talentosos, que son muy buenos y que nunca podrán desarrollar su creatividad en nuestra sociedad. Nos estamos perdiendo magníficos músicos, o maginíficas informáticas, excelentes historiadores o buenísimos economistas, carpinteros o desarrolladores de videojuegos.
«Las sociedades más igualitarias aprovechan las capacidades de todos. Y si un niño es un magnífico desarrollador de videojuegos y resulta que nace en Parla, aprovecha también su capacidad, no solo los que nacen en Las Rozas.»
Nunca desarrollarán esa capacidad y producirán esa riqueza porque la desigualdad nos impide disfrutar de su talento. Solo podremos disfrutar de aquellos con talento que hayan tenido la suerte de nacer en una familia que les permita fimanciar y desarrollar esa capacidad para tener la tranquilidad de trabajar en ello. Me interesa señalarlo porque no es algo solo de justicia social, que sin duda lo es, es también un problema de desarrollo económico. Las sociedades más igualitarias aprovechan las capacidades de todos. Y si un niño es un magnífico desarrollador de videojuegos y resulta que nace en Parla, aprovecha también su capacidad, no solo los que nacen en Las Rozas. El modelo que ha desarrollado el PP es muy fanático en lo ideológico porque ha entendido correctamente que los servicios públicos generan un tipo de ciudadanía, la que es consciente de que hay que cooperar y ayudarse para progresar todos juntos. Y han decidido sustituir esa antropología por la del sálvese quien pueda.
Si puedes, no mires atrás y si subes será pisando a otro pero es que ese modelo de sociedad además de injusto es ineficaz. Vas a llegar tan lejos como hayan llegado tus padres. Si están en una situación jodida, el ascensor social no funciona, está bloqueado. Es injusto, es inmoral y además opuesto a la prosperidad y al desarrollo. •