Irvine Welsh: «El movimiento hooligan tienen mucho que ver con el Brexit. Es ese sentimiento xenófobo y antieuropeísta»

Una goleada de siete goles a cero unió para siempre al autor de Trainspotting con el Hibernian FC, una causa que une por igual a “arquitectos, gangsters y traficantes”. El escritor de la clase obrera cree que el fútbol encapsula el sentimiento del Brexit.

Patricia Peiró.- El 17 de abril de 2017 Irvine Welsh publicó un tuit para felicitar a su equipo del alma por haber ganado la segunda división del campeonato escocés: “Felicidades, Hibs. Queríamos hacer el amor en esa liga como Rudy (Rodfolfo) Valentino pero acabamos follándonosla como John Holmes (la gran estrella del porno)”. La sutil diferencia entre el amor romántico del conquistador italiano y el salvajismo del intérprete con el mayor pene del cine para adultos sirve al autor de Trainspotting para quejarse del juego cobarde de sus rivales. “Jugamos contra un montón de clubes pequeños que ponen a todo el mundo a defender. Por una parte es un planteamiento justo, pero el campeonato se hizo largo porque no tuvimos la oportunidad de jugar al fútbol”.

2017 le dejó un buen recuerdo a este escritor claramente escocés (ese acento cerrado y susurrado no deja lugar a dudas). La secuela cinematográfica de ‘Trainspotting’ (basada en su libro Porno) satisfizo la nostalgia de sus seguidores y el Hibernian, su equipo, ha ganado la segunda división escocesa. “No querría ofender a nadie que haya trabajado en la película, lo han hecho genial y son grandes profesionales pero tengo multitud de razones para decir que probablemente la victoria de los Hibs sea más importante”, suelta con media sonrisa.

MADRID» El autor durante su visita a España en ronda de promoción de prensa. Foto. Lino Escurís.

Su flechazo futbolístico comenzó cuando un amigo suyo le llevó al derbi local entre los Hibs y el Hearts que acabó con un 7 a 0 a favor de los primeros. Esa adrenalina fue la que arrastró su corazón al equipo que aún hoy le hace llorar y reír. La escuadra de su padre venció al de sus tíos. Unos años más tarde volvió a enamorarse de un hombre con nombre y apellidos, la gran estrella del equipo: Frank Sauzée (“una vez que te enamoras de un jugador, lo haces para toda la vida”). “El matrimonio entre él y los Hibs es uno de esos que sucede una vez entre un millón en el cielo del fútbol”, escribió hace más de 10 años en The Guardian. Irvine Welsh nació y se crió en el distrito de Leith, una barrio donde todos conocen a casi todos y donde no tenía una, sino muchas casas.

Además de la de sus padres, podías encontrarlo en la de sus tías Betty y Joyce o en la de cualquiera de sus amigos. El sentimiento de pertenencia a una causa común, como la de los Hibs, representaba un elemento más en la construcción de la comunidad. “El fútbol en sí mismo es horrible. Representa todo lo que es feo en el mundo. Es el tipo de negocio más explotador, feo y neoliberal que existe, pero la cultura que existe en torno a él es algo maravilloso”, afirma con énfasis. “Ellos lo saben y por eso se comportan así”...  continúa refiriéndose, se supone, a los que mueven los hilos de la industria.

«El fútbol en sí mismo es horrible. Representa todo lo que es feo en el mundo. Es el tipo de negocio más explotador, feo y neoliberal que existe, pero la cultura que existe en torno a él es algo maravilloso»

“Es lealtad. Es una cierta herencia cultural asumida”, sentencia. El encuentro se produce en el Hotel de las Letras de Madrid con motivo de la visita del autor a la Noche de los Libros de 2017 en la capital de España. Se cuela en la conversación esa lealtad mal entendida, la de los hooligans, con el recuerdo de los destrozos de los seguidores del Leicester en su visita a la ciudad con motivo del cruce de Champions League con el Atlético de Madrid. Al principio no está muy enterado de lo ocurrido. Después reacciona con humor: “Bueno, hace mucho que el Leicester no está en Europa, seguro que estaban emocionados…”.  A continuación pasa a lo serio. “No me quiero poner en plan político ni nada de eso, pero este tipo de movimientos tienen mucho que ver con el Brexit y todo eso. Es ese sentimiento xenófobo antieuropeísta.  No es la manera de pensar con la que asocias en concreto a los fans del Leicester, pero sí creo que ha tenido mucho que ver… Eso y la prensa…”, resume.

“Miras la historia de los últimos 30 años ¿Dónde ha ido el dinero de la gente? ¿Al espacio? El fútbol encapsula todo esto”. La distancia con su Edimburgo natal, en su caso, no es motivo de desamor. La televisión de pago le permite ver desde Chicago, donde ahora reside, todos los encuentros del equipo escocés.

Cada vez que visita su casa, cumple con el ritual de ir al estadio o ver el partido en algún pub. “Hay programadores informáticos. Arquitectos, profesores, traficantes de drogas, gansgters…Todas estas personas no estarían unidas si no fuera por su equipo de fútbol. Gracias a él, quedan para jugar, se van de vacaciones juntos…”, asegura redundando en ese sentido de comunidad que mamó en su barrio. Este escritor de la clase obrera se despide diciendo que tal vez haga mención al último gran éxito de sus Hibs en su próxima novela. “El objetivo es seguir en primera división”. •

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GEMMILL Y EL GOL QUE INSPIRÓ A TRAINSPOTTING

Rodrigo Marciel.- Los escoceses guardan con gran cariño el nombre de Archie Gemmill gracias al gol que consiguió en el Mundial de Argentina 78. Escocia y Holanda jugaban el último partido de clasificación y los británicos tenía que ganar por tres goles o más para pasar de ronda. En el minuto 23 de la segunda parte, con 2 a 1 en el marcador, Gemmill combinó con el gran Kenny Dalglish en una pared que acabó con un increíble recital de regates del pequeño centrocampista escocés. Dejó sentada a media defensa holandesa y al portero tulipán. Desde entonces ese gol, ese baile con aroma a eternidad, es considerado como uno de los tantos más brillantes de la historia de los Mundiales. Desde entonces Escocia no ha tenido una selección tan brillante e incluso lleva dos décadas fuera de una fase final (lo último la Euro de 1996 y el Mundial del 98).

La mala suerte escocesa era medirse a la mítica Holanda del 78 que, sin Cruyff, consiguió llegar a la final del Mundial en la que fueron eliminados por la Argentina de Kempes. Escocia acabó ganando aquel partido por 3 a 2 pero Holanda y la sorprendente Perú acabaron por delante en la clasificación. La hazaña de Gemmill es tan famosa que en la película  ”Trainspotting” Ewan Mcgregor protagoniza una escena en la que, estando con una chica proclama: “¡No había sentido algo igual desde que Archie Gemmill marcó aquel gol ante Holanda en el 78!”. Un gol orgásmico.