Ismael Serrano: «Trato de reconciliarme con el fútbol todos los años»

‘La derrota a mí me sentaba muy bien, y resulta que esta noche hemos ganado’, dice uno de los versos del nuevo disco de Ismael Serrano. ‘La canción de nuestra vida’ es el título y como toda su obra es una caja de herramientas para el futuro. 

Diego Barcala.- La entrevista se produce antes del verano, por tanto la opinión de Ismael Serrano (Madrid, 1974) sobre el caso Rubiales hay que buscarla en X (Twitter). “Hoy tenia que ser el día de las campeonas. Y de todas las mujeres que luchan en el ámbito del deporte por su reconocimiento y su dignidad. Pero parece que hay hombres que se empeñan en que no sea así”. Cristalino. El contexto es el lanzamiento de su nuevo disco ‘La canción de nuestra vida’ que desde el título nos da pie a repasar un cuarto de siglo de su carrera y de su generación. Abstenerse alérgicos a la nostalgia de los años 90 para leer esta entrevista. 

Si uno busca Ismael Serrano fútbol, lo primero que encuentra es: No me gusta el fútbol. Así que igual es la entrevista más corta de la historia.
Como concepto no está mal, Ismael Serrano: no me gusta el fútbol, y un espacio en blanco. La entrevista más corta de la historia. No me gusta el fútbol… demasiado. A ver, yo trato de reconciliarme con el fútbol todos los años. 

Bueno, yo creo que de adolescentes nos dividen en dos. Los que están obsesionados con el fútbol y los que lo están con ligar. 
Sí, me dio por otro lado. No, tiene que ver con que en mi familia no ha habido cultura futbolística. Mi padre nunca ha sido futbolero y mis abuelos tampoco eran de escuchar el partido en el transistor. Creo que eso es algo que se mama mucho en casa con tu padre y es muy bonito. Las veces que me he aproximado al fútbol lo he intentado por mis amigos. Yo tengo un amigo de mi edad que va con su padre al fútbol, los dos socios del Atleti. Y a mí eso… mola. Luego tengo amigos argentinos que imagínate lo que es el fútbol para ellos. 

Ismael Serrano Líbero
MADRID» Una imagen promocional de Ismael Serrano.

Supongo que en la generación de tu padre, de la transición, también pervive ese rechazo al fútbol como un instrumento del franquismo y esas cosas.
Es posible, pero en el caso de mi padre ni siquiera viene por una cuestión ideológica. Es una cuestión de que simplemente no éramos de fútbol ni de deporte en general. Luego, sí, todos hemos jugado al fútbol y al basket. Yo hasta la facultad estuve jugando sobre todo al baloncesto. Pero no, es una cuestión cultural y me da rabia, por eso hago el propósito de seguirlo, me parece interesante, me parece bonito. Algo por ejemplo que me apena mucho es ver cómo mis amigos argentinos no pueden disfrutar de muchas de las cosas que hay en torno al partido. Ir a la cancha con tranquilidad, como algo familiar, porque es jodido por una cuestión de seguridad. Y luego también me tira para atrás el manejo del fútbol ¿cómo se maneja todo esto? Es de los que tienen mucha pasta. Está muy claro. De vez en cuando hay ciertos actos de heroicidad, pero por lo general son los clubes más poderosos y con más recursos los que ganan. Y son cosas que me alejan. A mí me interesa más la intrahistoria del fútbol que el fútbol. Es decir, me gusta todo el relato en torno al fútbol, más que el deporte en sí mismo

Parece que los futbolistas huyen de su origen con esa cosa de la ostentación de la pasta. Yo no le puedo reprochar a nadie que quiera prosperar o salir del gueto, aunque como decían en The Wire, uno quiere salir del gueto pero el gueto no sale de uno. Pero una cosa es eso y otra renegar o despreciar con rencor a tus orígenes

Bueno, en el caso de Líbero se trata de eso, de las intrahistorias. Por ejemplo, ahora que hablas de Argentina ¿Te pilló la muerte de Maradona allí?
No, me pilló aquí. Me tenía aquí viendo como todos mis amigos argentinos lloraban casi con unanimidad, aún cuando pudieran ser críticos con su vida privada y con muchos aspectos de su vida. Fue traumático para todos y para todas, amigos y amigas. Fue trauma colectivo y nacional.

La argentina Manuela Bergerot, portavoz de Más Madrid, nos escribió un texto en el que explica que se puede llorar a Maradona y separar la obra del hombre. Además Maradona representaba un tipo de jugador diferente, que se expresaba políticamente, y eso creo que ha cambiado. Hace poco leí un artículo que hablaba sobre cómo el Bolsonarismo se había anticipado en el fútbol en Brasil. Los jugadores se expresaban con normalidad y pluralidad. Más allá de si siguen existiendo futbolistas de izquierdas, creo que Maradona tenía siempre presente de dónde venía. Y tenía ese carácter popular genuino. 

«Me llama la atención que compañeros de oficio sigan hablando de la chica con la que se enrollaron en el asiento de atrás… y digo, pero que tienes 50 años, tronco, eso ya no te pasa»

Nunca perdió esa conexión de clase, con el pueblo y el lugar donde creció. Los actuales no tienen esa visión.  
Sí, es como una huida del origen y bueno esa cosa de la ostentación de la pasta, que bueno eso también le pasaba a Maradona. Yo no le puedo reprochar a nadie que quiera prosperar o salir del gueto, aunque como decían en The Wire, uno quiere salir del gueto pero el gueto no sale de uno. Pero una cosa es eso y otra renegar o despreciar con rencor a tus orígenes. Y hay una especie de cultura de eso, porque muchos no vienen de familias de pasta y se sitúan inmediatamente del lado de los empresarios. 

Pero eso le pasa a la sociedad en general si uno analiza dónde ganan determinados partidos. 
La fantasía aspiracional de considerarse clase media. ¿Qué es eso? La clase media es un relato que se ha creado para que no seamos conscientes de la precariedad y la fragilidad en la que vivimos. Me pasa con amigos que son concienciados e ideologizados y les digo tú eres clase media en tanto en cuanto no tienes que pagar el colegio de tus hijos, ni tienes que pagar los tratamientos médicos de tus padres. Y en el momento en que eso ocurra, ya no va a ser como el 2008 que tuviste que sacar a los niños de música y kárate, eso será un caos y pasará a ser un infierno. Vivimos en un espejismo y es verdad que a lo mejor como bien dices, los futbolistas no son más que un símbolo de eso*.

*Lee el resto de la entrevista en la nueva edición de Líbero. Disponible a domicilio aquí.