Javier Aznar: 'Una noche más'

Huelen distinto. Ya lo dijo Fali. Y bailan muy bien. Un ritmo natural, una facilidad innata, una capacidad para saber adaptarse a todo, para moverse con lo que suena en cada momento, que hace que los demás se queden mirando, hipnotizados, por esa libertad con la que se desplazan, que es a lo que todos aspiramos en esta vida.

Javier Aznar | Ilustracion: 72kilos.- Todos hemos conocido alguna vez, alguna vez por la noche, a ciertos tipos que son como este Real Madrid. No se disfrazan. No van de lo que no son. No mendigan atención. Se deslizan, como decía Andy García en ‘Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto’. Se deslizan, digo. Y van vestidos de la misma manera desde hace años. ¿Cuál? La suya. Sí, como Kroos con las mismas botas blancas desde 2010. Como Karim con su mano vendada. ¿Ves? La suya. 

Les da igual el qué dirán. Saben de lo suyo, pero no hablan demasiado. Miden sus palabras. Mantienen la dignidad, como en esa canción de Triángulo de Amor Bizarro. Jamás se quejan. Ni de la música que suena, ni del ambiente, ni de la decoración, ni del tiempo en la ciudad en la que se encuentran, ni de las cosas que saben que no pueden cambiar. Hacen su trabajo. Pensarían en ti, en tu manera de entender la vida, en tu concepto de lo que es “jugar bien”, en tus vídeos sobre los highlights de ese prometedor delantero de la liga suiza, pensarían en ti, de verdad que lo harían, si tuvieran tiempo para hacerlo. Pero no lo tienen.

72KILOS» Ilustración de Óscar Alonso, @72kilos

Conocen todos los locales. Todos los encargados. Les abren todas las puertas. Pero siempre se mueven discretos. Silenciosos. Como gatos en un callejón. Alejados del tumulto de reservados, de las copas con bengalas, del show. Se mantienen en buena forma. Nadie se cree la edad que tienen. Buenos dientes. Buen pelo. Nadie sabe nada de sus vidas privadas. Qué les mueve y qué no. Circulan leyendas urbanas. Se les veía de vez en cuando en compañía de algún actor o músico famoso. Pero todos van y vienen. Ellos siguen. Nunca salen en la foto. No tienen interés en figurar. Los jóvenes se les acercan. Quieren que se les vea con ellos en Instagram. Absorber por proximidad algo de su aura. Y escuchan atentos sus historias. Breves enseñanzas de lo que un día vieron y vivieron en aquella ciudad, en esa ocasión, qué gran noche, en un local semiclandestino por París (¿o era en Londres?) con una escalera que no iba a ningún sitio. Otra noche en ninguna parte.*

Nadie se cree la edad que tienen. Buenos dientes. Buen pelo. Nadie sabe nada de sus vidas privadas. Qué les mueve y qué no. Circulan leyendas urbanas. Se les veía de vez en cuando en compañía de algún actor o músico famoso. Pero todos van y vienen. Ellos siguen. Nunca salen en la foto. No tienen interés en figurar.

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