Julio Ocampo.- Con el tiempo, y tras revisar en la hemeroteca los partidos una y otra vez, da la sensación de que España hizo un Mundial en EE UU sensacional. Era un grupo con muchos recursos y muy variopintos. Tenía talento, iniciativa y músculo. Era madura y creativa. Con capacidad de sorpresa e improvisación, aunque también sabía ser práctica, cínica. Era seda y cemento. Sí, quizás Javier Clemente (Barakaldo, 1950) sabía más que nadie el potencial que tenía entre manos. De hecho, no fue inferior a ningún rival. Ni siquiera a la subcampeona Italia.
La fase de clasificación para la Copa del Mundo, con la final de Dinamarca, ya fue complicadísima. Fue la noche de Cañizares con el agónico gol de Fernando Hierro.
Estaban Dinamarca (vigente campeona de Europa entonces), Eire… Ya sabes que si en un grupo hay tres buenos equipos la clasificación siempre es difícil. He dicho muchas veces que fue muy complicado.
Para usted era importante que la selección funcionara como un equipo. ¿A qué se refería?
Ese debe ser el objetivo. Que el grupo se conozca, tenga buen ambiente y confianza. A eso me refería, y no al juego porque en este caso el seleccionador siempre lleva a los futbolistas que le gustan. Los va mezclando y tal. Ahí es fácil que juegue como equipo porque se lleva a un grupo que le gusta pues se amolda a su línea
Míchel no daba el callo fuera de casa. No es un jugador agresivo y valiente para jugar a domicilio. En casa sí, porque subía muy bien la banda, centraba muy bien, pero mis partidos no eran así. A Míchel le sustituyó Luis Enrique en la Selección. Entonces era su suplente en el Madrid. Muy curioso.
No entiendo bien cómo se da la idiosincrasia de equipo a una selección.
No sólo elegí en función de cómo jugaban sino de cómo eran. Así todo era mucho más fácil.
¿Tenía la sensación que el país creía en España?
Jamás me preocupó eso. Lo que opina la gente no me interesaba. Eso que dices era una parte de la prensa, porque la otra hablaba muy bien de nosotros. La gente estaba contenta o no con nosotros en base de si escuchaba o leía una de las dos partes de esa prensa. Pero lo más importante es que me gustaba a mí. Yo sí creía que podíamos llegar lejos.