Jorge Martí: «El Valencia representa el baile emocional de la sociedad valenciana»

Martí es un apellido que suena en el valencianismo. Pocos conocen que el padre de Jorge Martí, líder de La Habitación Roja, jugó en el Valencia como él mismo. El fútbol, la música y ahora también el cine para explicar una vida multiplicada.

*Rodrigo Marciel.- La carrera de Jorge Martí es frenética y va cogiendo velocidad desde hace unos años desde que convive con una doble vida entre España y Noruega que ha relatado en In the middle of Norway, un documental dirigido por Mia P. Salazar. Lo encontramos en Madrid, en mitad de la promoción de la película. Poco tiempo, pero cercanía máxima. “Es todo un baile emocional”, confiesa. Es el líder de La Habitación Roja desde hace más de 20 años. Un grupo afianzado pero las circunstancias familiares complejas con su pareja Ingrid Øverås, diagnosticada de encefalomielitis miálgica en 2010, le han llevado a compartir las luces del escenario con su profesión de enfermero. Y de eso trata el documental.

Jorge Martí es el líder de La Habitación Roja desde hace más de 20 años. Un grupo afianzado pero las circunstancias familiares complejas con su pareja Ingrid Øverås, diagnosticada de encefalomielitis miálgica en 2010, le han llevado a compartir las luces del escenario con su profesión de enfermero.

Pero la curiosa vida de Martí no acaba aquí. También ha tenido otro protagonista clave en su recorrido: el fútbol. Canterano del Valencia, su padre fue futbolista, y cuando empezaba en la música seguía intentando jugar al fútbol. Ha colaborado en medios hablando de su querido equipo y vive la actualidad de Mestalla en la distancia. En uno de sus temas más conocidos sentenciaban que “Nunca ganaremos el Mundial”, pero eso ya es pasado.

Fotografía Lino Escurís

Vuestra carrera musical nace hace 20 años justo con el mejor momento del Valencia en las últimas décadas. ¿Os sentís representados por ese tópico del valencianismo identificado con una cultura de club, en este caso grupo, lleno de vaivenes?
Después de tanto tiempo, creo que es normal que hayamos tenido tantos altibajos. En nuestro caso ha sido así pero más por el tiempo que hemos convivido juntos que por ser de aquí.

Muchos de los seguidores de La Habitación Roja desconocen tu fortísimo vínculo con el fútbol...
Sí, es cierto, mi padre debutó en el Valencia en los años 50 y por eso me ha tocado vivirlo muy de cerca, en la época de Puchades, Mestre, varios jugadores míticos de esa etapa. Mi padre no tuvo una etapa muy larga allí en el primer equipo, no disputó muchos partidos pero debutó con 17 años, fue internacional juvenil sub 18 y tenía mucha calidad. Tuvo una lesión grave de rodilla y eso le condicionó bastante. Estuvo también en el Mestalla en Segunda, en el Elche, y luego jugó en Sabadell, Lleida, Alcoyano, Murcia y otros equipos de Barcelona como el Europa.

Pero le dio tiempo para hacerse una foto con la que soñaban muchos de la época.  Con dos de los más grandes: Kubala y Di Stéfano.
Había una especie de armario donde guardaba todas sus fotos y yo de pequeño de vez en cuando echaba un vistazo y allí ha estado siempre esa imagen con Di Stéfano a un lado, con Kubala al otro y mi padre en el centro, en un partido con el Sabadell. El armario estaba lleno de fotos y crónicas y demás, es algo que cuando yo jugaba también hacía. Mi padre siempre ha estado relacionado con los veteranos del Valencia y ha tenido relación con la federación infantil y juvenil, cuando las selecciones regionales eran muy importantes.

«Había una especie de armario donde guardaba todas sus fotos y yo de pequeño de vez en cuando echaba un vistazo y allí ha estado siempre esa imagen con Di Stéfano a un lado, con Kubala al otro y mi padre en el centro, en un partido con el Sabadell.» 

LEYENDAS Salvador Martí posa entre Di Stéfano y Kubala en un partido con el Sabadell.

Entrenó en su momento a Giner, Voro y jugadorazos de esa época del valencianismo, Rexach lo era de la regional Catalana en esos momentos. Era un jugador muy técnico, licenciado por la INEF en Madrid, recuerdo sus ausencias cuando era chaval como en el Mundial de 1982. Siempre tuvo en mente prepararse para ser entrenador como luego fue. Se decepcionó un poco de la elite y se terminó dedicando al fútbol base.

Era casi obligada tu carrera como futbolista o al menos intentarlo.
Yo quería ser futbolista pero ya escuchaba música también. Mi hermano tiene una colección de vinilos increíble, como 35.000 tiene, y compraba muchos de ellos con él. Empecé a jugar en el colegio en L'Eliana, probé en las categorías inferiores del Valencia. Me llevó mi prima pero no mi padre a las pruebas del Valencia. A mi padre no le gustaba esa parte del fútbol de figurar, del enchufismo y demás y por eso no me llevó él. Me puso triste que no me acompañase, me dijo que no dijese su apellido que sólo dijese Jorge y no Martí. Hice dos buenas jugadas y fiché por el Valencia donde estuve en alevines e infantiles. Cuando se enteraron de que era hijo de Salvador Martí, fliparon... Agradezco la actitud de mi padre porque siempre me dejó esa libertad para decidir mi futuro.

¿Una lesión acabó con tu carrera?
A mi padre le dio pena que dejase el fútbol. Me acuerdo que estuve tres años en las categorías inferiores del Valencia. No jugaba mucho el último año y me decía que tenía que jugar en estas edades para crecer. Me fui al equipo de mi pueblo y allí sí que jugaba. Ganamos la Liga y encima llegamos a enfrentarnos al Valencia y me volvieron a decir que volviese pero seguí jugando en el equipo de mi pueblo. Yo jugaba de extremo izquierdo y me quisieron más tarde de lateral. 

A partir de ahí juegas en muchos equipos al mismo tiempo que escuchas música y quieres ser enfermero...
Jugué en el Alzira, y luego estuve en el Premiá en Barcelona y antes en algún equipo más. Me fui a estudiar a Barcelona y me tuve que buscar equipo allí. Estudiaba Enfermería y quería jugar al fútbol. En ese momento ya tocaba la guitarra, ya había hecho una especie de grupo con Jose que se llamaba Some, que era como La Habitación Roja pero no se llamaba así por aquel entonces.

«Me fui a estudiar a Barcelona y me tuve que buscar equipo allí. Estudiaba Enfermería y quería jugar al fútbol. En ese momento ya tocaba la guitarra, ya había hecho una especie de grupo con Jose que se llamaba Some, que era como La Habitación Roja pero no se llamaba así por aquel entonces»

VIDA EN BARCELONA
Barcelona te cambia la vida. ¿Llega el momento de decidir lo que quieres hacer?
Exacto. En ese momento estoy en Barcelona ya en un piso de estudiantes y se me abre un nuevo mundo muy duro porque entrenaba cinco días a la semana con partido el domingo. Al mismo tiempo tenía prácticas en el hospital por las tardes, iba a clase por la mañana, así que imagínate. Pesaba 72 kg y ahora casi 90. Empiezo a tener muchos problemas de abductores y luego me operan. Me opera el mítico doctor Cugat de Barcelona que me dice que tengo una osteopatía de pubis de caballo. Se supone que es una lesión que no es muy grave pero que ha lastrado a muchos jugadores y me dolió siempre. Me llegaron a operar y me dan la baja, fue muy triste, en ese momento tenía 20 años. Ellos me decían que yo había llegado lesionado pero no era así, ahí me di cuenta de cómo funcionaba esto, no les interesaba lesionado y fin.

Y aparece la música en la Barcelona de los 90 post JJ OO. La Barcelona llena de vida y cultura. ¿Influye?
Ahí me dececpionó y abrazó la vida bohemia, con un piso en Barcelona en el Barrio Gótico. Empiezo a ir a conciertos en la era de Teenage Fan Club, Radiohead, The Lemonheads... Como dices es 1993, 1994, con la explosión cultural de la ciudad. Empiezo a tocar más la guitarra y recuerdo el rojo del salón de la casa donde vivía, era un rojo muy cañero y entonces llamo a Jose y le digo que ya tengo el nombre del grupo. Ya ahí me invento el grupo y empieza todo a coger forma.

¿Nace por tanto La Habitación Roja y muere el fútbol?
Sí que vuelvo a jugar. Un representante me habla de fichar por el Requena en Regional Preferente. Estuve media temporada. Me pagaban aunque de vez en cuando. Por eso discuto con un directivo y al final me marcho. Ahí es cuando lo dejo mientras seguía haciendo la carrera de Enfermería. Quería pasar del fútbol aunque juego un año más en mi pueblo con mis excompañeros. Curraba también en una tienda de discos y llega el momento clave cuando me sale una beca Erasmus en Noruega y dejo el fútbol.

Estamos hablando de finales de 1994 cuando el grupo tiene nombre y sigue su curso... No podías con todo. Era imposible, ¿No?
En ese momento ganamos un concurso de maquetas en el Circuit Rock de la Comunidad Valenciana. Justo cuando ganamos ese concurso me dan la beca para irme de Erasmus. Ahí me vuelve a cambiar la vida. Conozco a mi mujer en ese período y mis compañeros del grupo flipan con que me vaya cuando todo empieza...

SOLSKJAER
Da la casualidad que aterrizas en Molde, la ciudad del equipo de Solsjkaer justo antes de llegar al Manchester United. No lo conocía nadie fuera de Noruega.
Es increíble porque yo voy a verlo jugar antes de fichar por ellos. Llego a Noruega y una enfermera que era compañera mía allí me dice que su padre había sido chófer del Molde, un histórico con más de 100 años de vida. Me dice que conoce a un tal flaco, José María Avizanda Glaría, perteneciente a una mítica saga de jugadores de Osasuna... Jugaba en el Rayo pero por temas económicos acaba en Noruega... gracias a un compañero suyo noruego.

Un español en Noruega era una cosa rarísima en el fútbol de los 90 claro y al poco de estar ahí haces amistad con él...
Eso es, me lo presentan. La historia es que yo tengo que ir a ver a mi novia que vive en Trondheim y yo estaba en Molde, a cuatro horas en coche, siendo estudiante. No podía costearmelo y me dice el tal Glaría, con el que me llevaba muy bien, que van a Trondheim a jugar con el Rosenborg, que si quiere habla con el entrenador y que vaya con ellos. Así que fui con ellos, me presentan al entrenador, que era una leyenda del club: Age Hareide (ahora es seleccionador de Dinamarca), natural de Molde también.

¿Es entonces cuando tienes una visión? Cuando van tus padres Noruega a verte, tu ibas y venías por tu novia, le comentas a tu padre que estabas viendo a un jugador diferente...
Sí, le dije que ahí hay un jugador bueno. Porque mi padre me preguntó, claro, que si veía algún jugador bueno que se lo dijese para que el Valencia lo fichase estando el trabajando en el fútbol base. Antes no había la forma tan fácil que hay ahora de ver todo. Veo a Solskjaer y se lo digo y enseguida ya lo ficha el Manchester United. En ese momento le comenté: eh, mira, no estábamos equivocados, se lo ha llevado el Manchester. Entre esas visitas donde íbamos a ver partidos yo mantenía vínculo con el fútbol al margen de hacer algunas colaboraciones con medios locales. El Valencia además jugó alguna eliminatoria con el Rosenborg y llegué a hacer comentarios para la Ser y Rne y algunos artículos para Superdeporte también. Fue una experiencia bastante buena y chula. Nunca me terminó de gustar el ambiente de un vestuario y me llenaba más lo de la música. No sé si hubiese podido hacer carrera del fútbol. Para ser futbolista tienes que querer ser futbolista que es lo que me decía mi padre.

VALENCIA
Supongo que tu padre también te ha hablado del Valencia desde dentro. ¿Representa el Valencia lo bueno y lo malo de lo que ha pasado en la ciudad en las últimas décadas?
Lo he vivido desde cerca y es cierto que la gente se ha servido del Valencia para sus propios intereses y eso siempre me lo ha dicho mi padre que ha estado dentro. Contratos leoninos, han ido saqueando al club, la entidad a muchos no les ha importado tanto y solo querían llevarse el dinero. Así ha sido en la política, igual que en el fútbol. La frase de Soler: “Esto va a ser un pelotazo”, y luego mira. El Valencia no sólo es un equipo de la ciudad sino también de los pueblos y de la gente de la zona. El Valencia representa el baile emocional de la sociedad valenciana. Fue muy bonito recordar cómo se llenó el estadio en Segunda y ahora hay poca identificación con la tierra, cosas del fútbol moderno.

Estás ahora en un momento que también es un baile emocional. Has contado cómo convives con la enfermedad de tu mujer a través de un documental al mismo tiempo que cantas y has compaginado ser enfermero en Noruega. Eres como un superhéroe.
No tenía ganas de contarlo, la verdad. No me veo como una historia de superación. El ser humano tiende a sobrevivir, lo que me pasa a mí es que conozco a la chica que ha hecho el documental y ella ha vivido una situación similar a la mía viviendo fuera con alguien de fuera en el norte de Europa. Ella era música también y estuvo cuidando a su padre de una enfermedad grave, muchas coincidencias. Ahí se establece ese paralelismo, al conocer mi historia me consultan si me interesa que sea contada. La gente está necesitada de este tipo de historias y decido hacerlo.

Me parecía guay desmitificar este mundo, como igual puede suceder con el de los futbolistas. La gente cree que todo es maravilloso cuando eres una estrella de la música. Yo combinaba y lo he combinado siendo enfermero. Hubo una vez que cuando sacaba sangre a algún paciente me preguntaban sorprendidos que si era el de La Habitación Roja y yo decía que no, así de broma. Se quedaban muy locos pensando que yo hacía eso. Creo que es bonito y necesario hablar de este tipo de enfermedades, mucha gente la sufre en silencio, y hay que visibilizarlo, es parte del motivo del documental también. •