Texto Guillermo Ortiz | Fotografía Lino Escurís.- Si algo llama la atención de Julián López (El Provencio, Cuenca 1978) es su timidez, ese hablar bajo y cuidado, la diligencia en el matiz. No es una cuestión enfermiza, es decir, fuera de la grabadora no es así sino que se parece más a lo que estamos acostumbrados a ver de él en series y películas. Ahora bien, cuando hay que ponerse a trabajar, la seriedad impera o, para ser más exactos, la normalidad: no es de esos cómicos que intentan ser graciosos veinticuatro horas al día, como si eso fuera posible. Julián es cómico desde 2002, cuando vino a Madrid al rebufo de Raúl Cimas, Joaquín Reyes y Santiago de Lucas, los creadores del “núcleo chanante” y actor profesional desde que Borja Cobeaga le llamara para ‘Pagafantas’ en 2009. Todo queda, por tanto, demasiado cerca y las digestiones no siempre son fáciles. Músico de vocación y carrera, Julián sigue teniendo ese punto entrañable de fragilidad y entusiasmo a la vez, como un Balenziaga defendiendo a Messi por todo el campo.
Que tu equipo pierda contra Real Madrid o Barcelona, sabiendo que vas a tener que ver la repetición mil veces, ¿fastidia un poquito más?
Sí, pero te voy a decir algo un poco exagerado: hubo un partido al final de Liga en San Mamés contra la Real Sociedad que íbamos ganando 1-0 y se quedaron con uno menos y al final nos empataron y casi nos ganan. Bueno, pues la sensación de ese día, salvando las distancias del momento y la competición, casi era peor, de más cabreo.
Siempre has dicho que te hiciste del Athletic pese a haber nacido en un pueblo de Cuenca por “romanticismo” y por herencia familiar. ¿Nos puedes explicar cómo se hicieron del Athletic tu padre y tu abuelo?
Bueno, para ellos fue más sencillo que para mí. Mi padre lo fue por mi abuelo, así que tenemos que ir a mi abuelo, que contaba que en los años 50 el Athletic era tan importante como el Barça o el Madrid así que nadie se preguntaba por qué un niño podía ser del Athletic aunque viviera en La Mancha. Él siempre me hablaba del portero Carmelo, de la mítica delantera de Iriondo, Zarra, Panizo, Gorostiza y Gainza... Era fácil ser de ellos y esa pasión se la pasó a mi padre, que además también vio ganar títulos: el doblete de Clemente, finales europeas... yo creo que somos nosotros los que nos la jugamos ahora, los que no somos de ahí, porque ahí te puede tirar la tierra, pero los que no hemos visto un título y seguimos siendo del Athletic somos los que lo tenemos complicado para mantener eso con toda la exposición mediática que hay.
«Mi padre lo fue por mi abuelo, así que tenemos que ir a mi abuelo, que contaba que en los años 50 el Athletic era tan importante como el Barça o el Madrid así que nadie se preguntaba por qué un niño podía ser del Athletic aunque viviera en La Mancha»
Si es cuestión de ser romántico, supongo que eres de los que prefieren ‘La Hora Chanante’ a ‘Muchachada Nui’ o ‘Museo Coconut’...
Bueno, tiene connotaciones especiales, porque era el comienzo. Luego ya sabíamos de dónde veníamos, pero acordarte de ‘La Hora Chanante’ era acordarte de una época más inocente, cuando no sabías si te ibas a poder dedicar a esto, eras más jovencillo además. Sí, es una época que recuerdo con mucho cariño, claro.
¿Y qué queda del Julián López de hace nueve años, al que sus compañeros llamaban Julianín por el personaje de Vicentín?
Yo quiero pensar que quedan muchas cosas, que sigo viéndome con la misma gente, sigo siendo muy familiar, me gustan las mismas cosas, soy un tipo muy sencillo... Luego, es verdad que algo ha cambiado porque surgió la oportunidad de dedicarme a esto y de repente te llega la fama, las presiones, trabajar en algo que no es lo tuyo en principio, y eso sí que te cambia, pero más de puertas hacia afuera que de puertas hacia adentro.
Una vez dijiste que ese paso a la actuación, a dedicarte a la actuación, me refiero, tuvo un punto agónico, de muchas dudas. ¿A qué se debían esas dudas?
Lo angustioso era que me estaba formando como músico porque era algo que me apasionaba y seguía en el conservatorio cuando de repente apareció eso otro que también te mueve por dentro pero te obliga a dejar a un lado algo por lo que has luchado años. Además, están los miedos del tipo: “¿Y si me equivoco?”, que son muy difíciles de gestionar y aunque todo esto ha ido muy bien esas sensaciones todavía están ahí y vuelven de vez en cuando. Por ejemplo, me encuentro con compañeros músicos y me da un poco de envidia ir a un concierto, saber lo que es estar ahí dentro y a la vez que no voy a poder volver a experimentarlo a ese nivel. Ahora lo llevo mejor, pero en su momento fue muy jodido.
Una de tus primeras películas fue ‘Pagafantas’, quizá tu consagración fue con ‘Que se mueran los feos’, pero tienes una anécdota futbolera muy buena durante el rodaje de ‘No controles’.
Pues sí... el rodaje coincidió con el Mundial de 2010, pero es que ‘Pagafantas’ ya había coincidido con la Eurocopa de 2008. Estábamos en Bilbao rodando y me acuerdo perfectamente de estar de los nervios en el hotel viendo a cámara lenta el penalti de Cesc ante Italia. Lo viví a tope, la gente no sabía hasta qué punto me importaba el fútbol. Fuimos campeones ahí y resultó que el siguiente rodaje fue en 2010, con el Mundial. Parábamos los rodajes, por ejemplo contra Portugal, que fue un partido muy emocionante. La final nos pilló en domingo, que no rodábamos, pero lo vimos todos juntos y pensamos: “Joder, en la Eurocopa de 2012 hay que hacer otra película” y resulta que España ganó pero nosotros no rodamos, así que igual no había sido mérito nuestro (risas).
«Parábamos los rodajes, por ejemplo contra Portugal, que fue un partido muy emocionante. La final nos pilló en domingo, que no rodábamos, pero lo vimos todos juntos y pensamos: “Joder, en la Eurocopa de 2012 hay que hacer otra película”»
Volvamos al Athletic, dices que eras demasiado joven para ver los títulos con Javier Clemente, ¿cuál es el primer recuerdo que tienes entonces de chaval?
El doblete me pilla con seis años, pero no recuerdo nada de aquello, ni de mi padre celebrando. Lo primero que recuerdo es dibujar a Sarabia: tenía una revista de fútbol, creo que era ‘Don Balón’ y había una foto de Sarabia y me flipaba la camiseta, el uniforme. Lo dibujaba diez veces, me lo pasaba genial. Los primeros partidos que se me vienen a la cabeza son derrotas: goleadas contra el Valencia, contra el Real Madrid, el 0-6 contra el Barcelona de Cruyff...
Y de adolescente, el Athletic de Heynckes y Julen Guerrero, ¿fue aquello una especie de llegada a la modernidad, dejando atrás el juego directo que siempre ha caracterizado al Athletic?
Para mí, totalmente, pero te lo digo desde mi edad, el que haya visto décadas anteriores pensará otra cosa. Cuando llegó Heynckes fue una revolución, subió a Julen Guerrero, que generó además la Julenmanía, algo desconocido por entonces en el fútbol como fenómeno de fans. Tácticamente trajo el medio campo en rombo, con Urrutia, Garitano, Eskurza y Julen como media punta... y a mí me atrajo mucho y decía: qué guay que mi equipo juegue así de bien. Mis amigos del Madrid o del Barcelona celebraban títulos pero yo estaba igual de orgulloso.
Julen era tu jugador favorito. Parecía que se iba a comer el mundo por su calidad y su instinto, pero le fallaron las piernas. ¿Has tenido miedo alguna vez a que te pasara eso en el humor, que tuvieras el talento y el chiste pero te fallara la comunicación?
Sí, muchas veces. Y el tener esa confianza en ti mismo pero pensar que igual te dejan de llamar o que te empiece a temblar todo en el escenario o que estés en tu casa pensando: Joder, eso lo puedo hacer yo, y llegue el momento y te bloquees y no sepas qué te pasa... Eso nos ha sucedido a todos, pero yo lo tengo bastante presente además. Esa zozobra de hacer una peli como ‘Perdiendo el norte’ que ha ido genial pero luego igual se pasan tres años sin llamarme. ¡Si lo decía Fernando Fernán Gómez, cómo no lo voy a decir yo!
Si los románticos son del Athletic por lo que tiene de alternativo, ¿quién sería el equivalente en el mundo de los cómicos?
Pues se me viene a la cabeza Miguel Gila, que fue un poco el pionero del stand-up comedy aquí en España, pero también otra gente como Faemino y Cansado, que han sido una gran influencia para todos nosotros. Gente que no sale tanto en televisión, especialmente Faemino, pero que siguen petando teatros y viviendo de esto sin tanta exposición ni tanta fama. Es como el Athletic diciendo “no queremos extranjeros, trabajamos con la cantera, quien nos quiera entender que nos entienda y punto”.
Hablando de cantera, ¿cuándo se reconocerá de una vez el trabajo de Paramount Comedy en la comedia y en el cine español?
Pues me acuerdo de cuando llegué ahí y empezaban Eva Hache y Agustín Jiménez a hacer cosas a nivel nacional y yo pensaba: “Joder, ¿esto me pasará a mí?”. La gente salía generación tras generación: los chanantes, Dani Mateo, después Dani Rovira, que era uno de los puntales entonces en Paramount y de repente le pasa lo de Ocho apellidos vascos. La pena es que ahora estoy un poco perdido con los nuevos monologuistas.
San Mamés es la catedral del fútbol, ¿sería el plató central de Saturday Night Live, la catedral del humor o tienes otras alternativas?
Para mí, sí, y te lo voy a ilustrar con un ejemplo: cuando fui por primera vez a San Mamés sentí algo especial por dentro al estar en aquel sitio en el que habían pasado tantas cosas. No me lo podía creer. “Dios mío, esto existe”, pensaba, “y lo puedo tocar”... Bueno, pues cuando fui a Nueva York y quise entrar a ver el Saturday Night Live y no pude, al menos me dejaron entrar en el plató y la sensación era la misma: “No me lo puedo creer, estoy aquí en el edificio de la NBC, por aquí han pasado tantas estrellas...”. En España tenemos otras catedrales o sitios para mí especiales más bien como el Teatro Alcázar, que es donde más veces he actuado o, sobre todo, la Galileo Galilei, donde además tienen todas esas fotos con los que han cantado o actuado antes que tú.
«Cuando fui por primera vez a San Mamés sentí algo especial por dentro al estar en aquel sitio en el que habían pasado tantas cosas. No me lo podía creer. “Dios mío, esto existe”»
Por último, ¿cuál sería tu once inicial de cómicos? Danos también dos o tres reservas por si ese día tienen bolo. (Julián se toma su tiempo, me pide un papel y un boli y empieza a dibujar un 4-4-2 en rombo mientras va pensando nombres con mucho cuidado. Cuando acaba, pone voz de locutor deportivo)
He puesto a Ignatius Farray bajo palos porque daría mucho espectáculo aunque sea un riesgo, en línea de defensa están Raúl Cimas y Jack Black, que son dos tipos que intimidan, como laterales-carrileros he puesto por la izquierda a José Luis López Vázquez, uno de los grandes del humor español, y por la derecha a Jim Carrey. En el centro del campo, como organizador de todo, tengo a John Cleese, de interiores a Faemino y a Cansado y como media punta con más libertad, más imaginativo, a Peter Sellers. Por último, en la delantera formo con Gene Wilder, que haría un poco de siete, de Butragueño, y Bill Murray más como ariete para fijar los defensas y bajar el balón. En el banquillo dejo a Danny McBride, que es un cómico que me encanta, a Steve Martin, toda una referencia y a Will Ferrell, algo irregular, pero que me ha hecho tirarme por los suelos de la risa.
¿Y quién podría entrenar todo esto? (Julián se queda pensando un poco, con una sonrisa de niño malo en los labios hasta que al final escribe convencido)
Groucho Marx, por supuesto. •