*Texto Diego Barcala | Fotografía Jerónimo Álvarez
Ayundates fotografía Diego Ene y Paula PMaceiras | Maquillaje Chema Noci
Estilismo adidas | Localización Universidad Complutense de MAdrid.- En la sabiduría popular de los bares de los aledaños es frecuente escuchar que existe un tipo de fútbol gaditano, artístico, divertido y adornado. Que en una pequeña zona canaria los niños nacen con tres ojos para ver el fútbol de manera especial como Valerón y Silva. Incluso desde hace algunas temporadas se atribuye a los jugadores salidos de la Masía un conocimiento especial para evitar estar en el centro del rondo y hablar holandés. Jorge Resurrección Koke (Madrid, 1992) no pertenece a ninguna de esas escuelas. Es de Madrid. De Vallecas. No se emociona con el mar ni con los recuerdos gloriosos de su equipo. Le basta el mirador de la colonia de los taxistas de su barrio para evocar algo espectacular. “Es una pasada”, dice. O reta. Porque si existe la escuela de Madrid, la de Koke, la de Vallecas es aquella que apuesta en cada partido el orgullo de ser el mejor del barrio. “Cuando mi padre estaba trabajando, me llevaba mi madre a Cotorruelo a entrenar. Eso no se me va a olvidar”, explica sobre sus inicios con 8 años cuando un entrenador del Colegio Amorós pensó que el hermano pequeño de Borja Resurrección podría tocarla igual de bien que el mayor, el llamado a ser un gran profesional.
“Me vio Briñas y me dijo que si quería probar. Así empezó todo”, recuerda. Briñas es Manolo Briñas, un profesor del colegio. La infancia de Koke son los autobuses con su madre, los partidos en las canchas nocturnas de fútbol sala con su hermano y los domingos en el Vicente Calderón. “Teníamos el abono en el córner del ramo de flores de Pantic. Iba con mi abuelo, mi padre y mi hermano. Del Atleti son todos y desde siempre. Luego ya nos dieron el abono de la cantera que es detrás de los banquillos”. El pasado y el presente de Koke casi se solapan en el tiempo. “A ver, a mí el doblete me pilló con cuatro años. Casi no me acuerdo de nada. Soy del 92 y mi época es la del infierno, el ascenso y luego ya los títulos, pero eso me pilló ya cerca del primer equipo”, explica. Un recorrido biográfico que tiene una importancia clave en la genética de Koke.
“A ver, a mí el doblete me pilló con cuatro años. Casi no me acuerdo de nada. Soy del 92 y mi época es la del infierno, el ascenso y luego ya los títulos, pero eso me pilló ya cerca del primer equipo”
Nunca ha visto a su equipo retroceder. Y desde que él forma parte de la primera plantilla, el Atleti sólo se ha superado. “Yo debuté con Abel”, empieza cuando le preguntamos cómo explica la fórmula mágica de Simeone. “La verdad es que con Manzano nada funcionaba. Él quería que jugáramos al ataque, teniendo el balón y en algunos partidos de casa funcionaba pero fuera lo pasábamos muy mal. El Cholo nos ordenó y nos dijo que hay que luchar cada partido. Se ajustó más a lo que necesitábamos”. Koke responde al aire libre, mientras sigue las instrucciones del fotógrafo Jerónimo Álvarez. La sesión dura casi tres horas en las que el jugador no pone una pega. Saltar sobre arena de playa, simular carrerita, ponerse abrigo, quitar abrigo y hasta dominadas. Si nos ve Simeone hacerte esto nos mata. “Sobre todo el profe Ortega”, sonríe. Todo en los campos del Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid. Un paraíso en mitad del inmenso aparcamiento contaminado de la ciudad. La única condición que pone Koke es tiempo para pasar por casa antes de ir a Las Rozas a la concentración de la selección. “Tengo que coger el ordenador y algunas cosas para no aburrirme. Me pillaré unos cuantos capítulos de Blacklist”.
Le confieso que no sé de qué va la serie y la define: “Va de un criminal arrepentido que se presenta en el FBI para colaborar. Exige hablar sólo con una chica y va sobre esa relación. Está muy bien”. Asistencia pillada. El episodio piloto de la serie americana batió todos los records de audiencia con 13 millones de espectadores. Koke recogerá los capítulos en su casa de Pozuelo. Ya no vive con sus padres, en Vallecas. En aquella habitación de literas plagada de pósters rojiblancos. De cuando idolatraba a Juninho. “Me encantaba, fue una lástima la lesión”. ¿Has perdonado a Míchel Salgado? “Yo sí, son cosas que pasan, pero creo que Juninho no tanto”, dice camino de la cancha de vóley playa. Koke tenía 6 años cuando Juninho Paulista maravilló al Calderón en un equipo tremendo con Vieri en punta. Aún faltaban algunos años para que debutara su siguiente ídolo, Fernando Torres. Una de las fotos familiares más conocidas de Koke es una de niño, con unos rizos imposibles, posando junto a Torres en las instalaciones de Majadahonda. “No me acuerdo exactamente de ese día pero sé que nos hacíamos fotos con él y con Luque, que era un zurdito de pelo largo”. Casi una década después, Koke comparte vestuario con el ídolo. “Me enteré de que iba a volver por unos empleados del club. Es verdad que lo piensas y es flipante que tu ídolo volviese, en tu mismo vestuario."
"Pero me había dado tiempo a acostumbrarme durante el Mundial, donde le conocí un poco más. Es verdad que este tipo de cosas son alucinantes. Por ejemplo, debuté en Barcelona y cuando salté al campo vi a Iniesta y Xavi. Me fijaba en todo lo que hacían, cómo se movían…”. Aquel día el Atlético se llevó cinco goles de una apisonadora con una delantera formada por Messi, Henry e Ibrahimovic. Si en ese momento le dicen a Koke que en ese mismo campo, cuatro años después, iba a lanzar un córner para ganar una Liga… Tampoco se imaginaría que la prensa de todo el mundo le metiera la presión de sustituir a un centrocampista revolucionario, que ha marcado una época, como Xavi Hernández.
Preguntado por el posible mal estado de césped artificial de un equipo rival, Koke respondió: “Yo me he hinchado a jugar en tierra. Eso no me preocupa”. •
Le pedimos a Koke que explique a un extraterrestre por qué Xavi es tan bueno. “Le diría que se fijara en cómo todos los compañeros se mueven al ritmo que él marca. Cómo controla cada balón y las asistencias que da a los delanteros”. ¿Tú eres así? “Podría ser”. –Pero los entrenadores como Simeone no se atreven a ponerte en el centro y siempre juegas por las bandas y trabajando mucho. “Este año empecé jugando en el centro, como siempre he jugado en todas las categorías, pero el míster me ha vuelto a poner en la banda. Poco a poco irá cambiando. A mí me gusta más en el centro”. Se le escapa esa mínima reclamación de protagonismo y enseguida lanza un piropo a su entrenador. Koke es tímido, disciplinado y humilde. Así le define el entrenador que le hizo debutar, Abel Resino. Es constante en su juego y rara vez pierde el equilibrio emocional en un partido. Sólo se le ha visto un momento extraño en el césped. Fue al inicio de temporada cuando lloró al dedicar un gol a un compañero, a Raúl García, fichado por el Athletic Club. “Es que me ayudó siempre, desde el día en que debuté. Sí que tiene imagen de duro pero es un enorme compañero y es así porque es muy competitivo. Cada día llegábamos juntos a los entrenamientos y me dio mucha pena su marcha."
"Hemos crecido juntos en el vestuario. Se me fue una parte del vestuario pero también un amigo de Madrid”. Abel también dijo en una entrevista que Koke tiene un “entorno propicio” para triunfar. “Mi padre trabaja en una fábrica de cerveza. A veces trabaja por la tarde o por la mañana o la noche. Por eso me llevaba mi madre a entrenar. Y también porque mi hermano entrenaba en otro sitio”. Borja Resurrección era el crack de la familia hasta que se rompió los huesos del pie. Koke asegura que ha aprendido mucho de esa experiencia de su hermano. “Sobre todo a cuidarme más que él para tener más claro un futuro de deportista profesional”. Borja dejó el fútbol profesional y se conforma desplegando su clase en las categorías inferiores del fútbol madrileño. Con algunos kilos de más, Borja va campo tras campo de aficionados sorprendiendo con su talento que le llevó a la selección siendo juvenil pero que no llegó a la elite. “Sólo hemos jugado juntos una vez, en un torneillo de verano, pero nada profesional."
"La verdad es que perderse esos torneos con amigos es lo malo. Me tengo que conformar con ir a verlos, pero no me puedo quejar claro. No me va mal”, ríe sobre el comentario nostálgico sobre sus amigos de Vallecas. De su barrio salió Negredo y Koke, el defensa del Sevilla. “No sé por qué salen buenos jugadores”, explica. Finge no saberlo, porque ya lo dejó claro en una rueda de prensa dónde reside la genética de su escuela. Preguntado por el posible mal estado de césped artificial de un equipo rival, Koke respondió: “Yo me he hinchado a jugar en tierra. Eso no me preocupa”. •
*entrevista realizada en el invierno de 2015.