La biblioteca de Maldini: Argentina 0 Colombia 5

El periodista Julio Maldonado, 'Maldini', analiza el número de 'El Gráfico' de septiembre de 1993, cuando la selección argentina cayó ante Colombia por un 0-5 historico en el Monumental.

Texto Julio Maldonado.- "En Europa yo sería Gardel” dijo Alfio Basile antes del Argentina-Colombia. Y digo del Argentina- Colombia porque aunque hubo y habrá más, por el Argentina-Colombia sólo se puede entender uno, el 0-5 del Monumental en septiembre de 1993, el que encumbró a Valderrama, Rincón y Asprilla y sepultó a varios mitos argentinos, el que supuso un antes y un después en el fútbol de América, el de la famosa tapa negra de ‘El Gráfico’. Esa frase altiva del seleccionador Basile hay que entenderla en su contexto. Argentina venía de ganar las dos Copas de América en 1991 y 1993, con explosiones primero de Caniggia y después de Batistuta.

El propio ‘El Gráfico’ batió récords de ventas con la portada en la que Simeone y Goycochea brindaban pajarita al cuello y champán en mano con la Copa América a sus pies

Y para los argentinos la derrota en la final del mundial 90 había sido sobre todo un despojo de la FIFA hacia Maradona con el árbitro mejicano Codesal como brazo ejecutor. Hubo regresó como ganador moral, el más peligroso de los títulos. Argentina se sentía inexpugnable, y hasta el cruce con Colombia llevaba 33 partidos sin perder. Todos desde que el propio Basile se había hecho cargo del equipo en un amistoso ante Hungría en Rosario en febrero de 1991. La autoestima albiceleste intacta, pues. El propio ‘El Gráfico’ batió récords de ventas con la portada en la que Simeone y Goycochea brindaban pajarita al cuello y champán en mano con la Copa América a sus pies. El país futbolero hervía, la euforia se instaló. Ya nadie se acordaba de Maradona, incluso criticado en público. Importante para entender la debacle, las reacciones, también para comprender que nadie levantase la voz cuando Argentina fue aplastada en Barranquilla en el inicio del desastre.

BARRANQUILLA,AGOSTO DE 1993

Las eliminatorias para el mundial 94 habían arrancado bien, con triunfos en Perú con un zurdazo de Batistuta y en Paraguay en un partido muy cómodo, que engañó a casi todos. Goycochea seguía en forma, Simeone como eje, Redondo había mejorado con respecto a su discreta Copa América de Ecuador, Batistuta las seguía enchufando, incluso Ramón Medina Bello rendía mejor de lo esperado, más allá del límite de sus posibilidades. Pero todo eso quedó en evidencia en Barranquilla. Argentina perdió 2-1, un resultado corto para la diferencia en el campo. Fue un baile colombiano en toda regla. Con y sin balón, porque la presión del equipo de Maturana ahogó a la albiceleste. La primera vez que Argentina se acercó al área colombiana, un tiro fuera del Beto Acosta justo antes del descanso. Antes Iván Valenciano ya había clavado un zurdazo abajo, en el palo izquierdo de Goycochea. Luego marcó ‘El Tren’ Valencia, los argentinos no tuvieron respuesta alguna ante el toque e Valderrama, Rincón o Lozano pero llegaron los titulares de “no es para volverse locos” o “alguna vez tenía que ser”.

 Fue un baile colombiano en toda regla. Con y sin balón, porque la presión del equipo de Maturana ahogó a la albiceleste

Argentina miraba para otro lado, en busca de convertir en un accidente puntual lo que era una realidad futbolística. Y no. Incluso días antes del Argentina- Colombia la albiceleste le ganó a Perú 2-1 pero dejó síntomas muy preocupantes en defensa. Cada vez que los peruanos combinaban por abajo la línea Craviotto- Borrelli-Ruggeri-Cáceres temblaba. Perú desnudó a la selección argentina incluso en los balones aéreos. No
era tan difícil sospechar que cuando Percy Olivares, Del Solar, Palacios o Baroni se cambiasen por Valderrama, Rincón, Valencia o Asprilla las cosas serían distintas.
La Colombia qua había destrozado por 4-0 a la misma selección peruana que hizo sudar a Argentina. La Colombia que convertiría aquel 5 de septiembre de 1993 en un día histórico.

MONUMENTAL DE BUENOS AIRES, EL GRAN BAILE.

Colombia saltó antes al campo. Tradición es que en Sudamérica el equipo local salte antes, para que el visitante no soporte la presión ambiental del recibimiento. Hasta en eso Colombia se saltó las normas, en una demostración de confianza. La primera vez que agarró la pelota Valderrama se le echaron encima Ruggeri, Simenone y Zapata. La pisó y forzó la falta. La primera pelota que tuvo Argentina, un balón largo a Medina Bello al que tuvo que salir Córdoba. Y Colombia repitió la misma presión cuando perdía el balón con la que había ahogado a Argentina en Barranquilla. Uno jugaba y otro peleaba. Eso dolería tanto como los cinco goles, que Colombia humillara a Argentina con la pelota. Con “la nuestra” como se repitió una y mil veces. Sobre todo fue eso. La misma convicción que provocó la ola de críticas a Bielsa tras el desastre del 2002. Argentina puede perder un partido, un título, pero nunca la pelota. Cayeron los goles.

Uno jugaba y otro peleaba. Eso dolería tanto como los cinco goles, que Colombia humillara a Argentina con la pelota

El primero, pase de Valderrama que Rincón controla en carrera, recorta a Goycochea hacia afuera y da un pase a la red. El segundo, control magnífico de Asprilla que se cambia la pelota de pie dos veces antes de marcar. Luego Rincón con un derechazo mordido, Asprilla con un toque magistral con la derecha por encima de un empequeñecido Goycochea. Y el quinto, ‘El Tren’ Valencia en la humillación más dolorosa. Minutos finales surrealistas, entre el silencio del bochorno y los rezos para que no marcasen los paraguayos un tercer gol en Perú que hubiese dejado a Argentina fuera del mundial. Luego las comparaciones Zapata-Leonel Alvarez, Medina Bello-Rincón, Gorosito-Valderrama. En todas perdía Argentina.

Y con Faustino Asprilla fuera de catálogo, claro. El intocable Goycochea triturado por la prensa, sobre todo en una bochornosa encerrona en el programa televisivo “Tiempo Nuevo” en el que José Sanfilippo le maltrató verbalmente. El “pibe, usted se comió todos los amagues” pasó a la historia de la televisión argentina tanto como la irrupción en el plató del mismísimo Bilardo. La derrota fue peor aun que el 6-1 ante Checoslovaquia en el mundial de 1958, porque fue en casa y sobre todo ante un rival al que Argentina consideraba inferior, al que había superado por sistema, el país al que se habían marchado como maestros ídolos argentinos a finales de los cincuenta, Di Stefano entre otros. Ni el peor de las pesadillas se pensaba en algo parecido. Por eso se solicitó ayuda divina, y llegó Maradona para la repesca con Australia. Hasta seis titulares cayeron tras el Argentina- Colombia, se mantuvieron Goycochea, Ruggeri, Simeone, Redondo y Batistuta. Argentina sufrió, pero se metió en el mundial por la ventana, con un gol de Batistuta pero la certeza de que las cosas nunca serían como antes. Colombia se había encargado de ello.