Diego Barcala.- Un sol espectacular se refleja en el Atlántico como en uno de los días clave de la historia del Deportivo de La Coruña, cuando Mauro Silva fue a conocer Galicia. Como si el presidente Lendoiro dominara el clima a su antojo, la playa de Riazor lució aquella mañana del verano de 1992 al estilo Río de Janeiro. El brasileño quedó seducido por esa ciudad amable volcada con su equipo de fútbol y desechó la oferta de la Roma por la del Dépor. Le esperaba una década gloriosa con seis títulos, considerados hasta ahora como los primeros de la historia del club.
Dos décadas después, en esta mañana de febrero, el sol ilumina esta vez un viejo trofeo que Lois Novo, responsable de Patrimonio del Deportivo, y el periodista Rubén Ventureira colocan para la foto sobre una de las columnas centenarias del paseo de la playa. Es la Copa España de 1912 ganada sobre esa misma bahía, en el antiguo Parque de Riazor, a una calle de distancia del actual estadio, y que ha permanecido 110 años en el olvido. El descubrimiento de este trofeo, el séptimo del palmarés blanquiazul, es un relato de hemeroteca, arqueología, periodismo e historia de la ciudad.
COPA» El trofeo de 1912 al sol de la playa de Riazor. Foto. Lino Escurís.
“Cuando reformamos esta sede del club hicimos un inventario con unos 1.000 trofeos que estaban en una vitrina del suelo al techo. En ese momento me llamó la atención esta copa en la que ponía ‘Real Federación de Clubes de Foot-Ball’ y lo añadí a un excel”, recuerda Novo. En paralelo a ese recuento de plata, el periodista coruñés Rubén Ventureira dedicaba su tiempo con pasión a documentar los orígenes del Real Club Deportivo de La Coruña para un libro.
«Cuando reformamos esta sede del club hicimos un inventario con unos 1.000 trofeos que estaban en una vitrina del suelo al techo. En ese momento me llamó la atención esta copa en la que ponía ‘Real Federación de Clubes de Foot-Ball’ y lo añadí a un excel», recuerda el responsable del Patrimonio del club».
Una tarea histórica pendiente por hacer que comenzaba con la fundación del club en 1906 y que tuvo que interrumpir en 1912 al toparse con un tesoro. “Lo primero que me encontré es que en 1911 se había celebrado una asamblea de la federación en Madrid en la que se había montado un cristo que derivó en la escisión de algunos clubes. En esa asamblea habían acordado la celebración de un nuevo torneo paralelo al Campeonato Nacional de España (la Copa del Rey) que se iba a llamar Copa España. Tenían dos objetivos: desestacionalizar el fútbol, porque hasta entonces solo se jugaba hasta mayo, y crear un torneo donde pudieran jugar extranjeros porque había habido un debate al ganar el Athletic Club el Campeonato de España de ese año, la Copa del Rey, con un equipo con varios extranjeros”, resume Ventureira a raíz de las crónicas de la prensa de la época. Se acordó entonces que la Copa España se celebraría en verano con extranjeros para vetar de foráneos el campeonato de España, la actual Copa del Rey.
FINAL» Foto histórica del día de la final en el libro de Rubén Ventureira.
En esa asamblea se decidió jugar este nuevo torneo oficial de verano con sede en A Coruña, lugar donde residía la mayor afición por el fútbol de toda España y con el Deportivo como el club con más socios. Para cumplir con todos los requisitos formales las bases de participación del torneo se publicaron en la prensa (hay pruebas en El Mundo Deportivo y La Publicidad, dos periódicos de Barcelona) para que los clubes interesados se apuntasen. Se inscribieron finalmente dos equipos, el Deportivo de La Coruña y el Vigo, uno de los clubes que posteriormente fundarían el Celta, que jugaron el torneo el 7 de septiembre de 1912 *.
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