David Acosta Usuario@ | Ilustración: Muy Lucho.- Hacerse mayor es reconocer que cada día entiendes menos a la gente joven y más a María Teresa Rivero. Unos ejemplos: hay reglas en el fútbol que no podría explicar, no conozco el nombre de muchos futbolistas y uno de los mayores placeres del día es quitarme los zapatos. Además, yo también voy al estadio con el objetivo de desahogarme.
Recuerdo ver a la marquesa viuda de Olivara sentada en el palco con un enorme visón, cara de preguntar qué quieres de comer que te ve muy delgado y, al mismo tiempo, acordarse de todo el árbol genealógico de los trencillas allí presentes.
Hacerse mayor es prepararse para el final del naces, creces, te reproduces, te reproduces, te reproduces hasta 13 veces con un señor que se disfraza de Superman y mueres. Porque cuando tienes 13 hijos no buscas formar una familia, estás montando una pyme.
Hacerse mayor es prepararse para el final del naces, creces, te reproduces, te reproduces, te reproduces hasta 13 veces con un señor que se disfraza de Superman y mueres. Porque cuando tienes 13 hijos no buscas formar una familia, estás montando una pyme. Una agencia de actores para dar soporte a las excentricidades del patriarca. María Teresa fue ama de casa hasta los 59 años, momento en el que su marido, José María Ruiz-Mateos, le nombró presidenta del Rayo Vallecano, convirtiéndose en la primera mujer presidenta de la máxima categoría del fútbol español. A ella ni le gustaba, ni conocía las normas, pero dijo que sí. Con 13 hijos en casa ya tiene que ser un plan muy malo para rechazarlo. Si te proponen una mudanza de un sexto sin ascensor, allá que vas.*