Texto Rodrigo Marciel.- Pegado a la cal como última esperanza de vida. Rápido y vertical como los jugadores de antes que hicieron de la palabra extremo una forma de ser. Lo extremo define en este caso también la vida de nuestro protagonista. Antes de ocupar todas las portadas formó parte de la mejor generación de futbolistas británicos de principios de los 90: ‘Los Fergie Babes’, el grupo de jóvenes promocionados por Alex Ferguson en el Manchester United. “Era un chico tímido así que lo mejor para conseguir chicas era tener esta profesión”. Es una de las muchas confesiones de Keith Gillespie a través de una de las autobiografías más sinceras que ha dado un deportista jamás. Cualquiera que esté dentro del fútbol conoce los nombres de Beckham, Scholes, Giggs, Butt, los Neville o incluso el que es ahora un icono mediático en Inglaterra; Robbie Savage. ‘Cómo no ser un futbolista millonario’, titula Gillespie a su vida que reúne los tópicos de futbolistas que lo perdieron todo en muy poco tiempo. “Compartíamos habitación en las concentraciones y Keith casi no dormía. Se pasaba la noche apostando a las carreras de caballos”, asegura David Ginola, estrella francesa de aquel Newcastle United.
“Compartíamos habitación en las concentraciones y Keith casi no dormía. Se pasaba la noche apostando a las carreras de caballos”, asegura David Ginola, estrella francesa de aquel Newcastle United.
Al mismo tiempo que Gillespie ha difundido sus miserias los otros ‘Fergie Babes’ protagonizaban una película documental en la que relatan su exitosa carrera. Una carrera que comenzó en la Youth Cup (Copa de las categorías inferiores) de 1992 donde aquella generación ganó el título con la camiseta del club de toda la vida. “Beckham fue el primero que se echó novia, Scholes era el hombre tranquilo, Giggs el jefe torturador y Neville se enfadaba con bastante frecuencia”. Gillespie pronto dejó el Manchester United aunque permaneció en la élite del fútbol inglés durante buena parte de su carrera. Nacido en Irlanda del Norte, como la gran leyenda que da nombre al aeropuerto de Belfast (George Best), Gillespie había leído de todo acerca del alcoholismo y los vicios que marcaban el día a día de muchas estrellas del país. Lo sórdido muchas veces está más cercano a lo lujoso y así fue con aquel joven norirlandés. Mientras jugaba al fútbol apostaba o quizás mientras apostaba tenía un rato para el fútbol. Ese rato tuvo su momento de gloria ante el Barcelona.
Mientras jugaba al fútbol apostaba o quizás mientras apostaba tenía un rato para el fútbol. Ese rato tuvo su momento de gloria ante el Barcelona.
Una noche de 1997 en la Liga de Campeones donde Gillespie asombró a medio mundo con una colección de pases majestuosos al gran Tino Asprilla (ver vídeo). Su Newcastle ganó 3-2 y Sergi Barjuan seguro que aún hoy recuerda la verticalidad de aquel extremo sin piedad. Lo malo para su equipo, y cruel seguro que también para su persona, fue ver como los ‘Fergie Babes’ no paraban de ganar títulos con Beckham en la misma posición en la que él jugaba. Además, el propio Ferguson era conocedor de todas sus andanzas. En Manchester se sabe que tenía espías en cada rincón de la ciudad y sabía que Gillespie estaba metido en ese mundo de ludopatía. Lo curioso llega cuando el propio Ferguson pidió asesoramiento a su jugador, su corredor de apuestas personal, antes de partir hacia Newcastle. El declive se acentúa no sólo en el dinero que perdió, un total de siete millones de libras como confiesa el propio Gillespie.
El declive se acentúa no sólo en el dinero que perdió, un total de siete millones de libras como confiesa el propio Gillespie.
Esa cantidad es tan llamativa como una noche extrema a la altura de las leyendas del propio George Best. ¿Se imaginan estar con una mujer y que el novio entre en escena siendo hincha del equipo en el que juegas? Sí, a Gillespie le cazaron escondiéndose en una habitación decorada con un póster suyo. “La cosa acabó a puñetazos y por fortuna logré huir”. “¡Eres el jodido Keith Gillespie!”, gritó con toda su rabia aquel aficionado que jamás pensaría que la estrella a la que idolatraba iba a ser el amante de su chica. Ferguson siempre fue listo y en el traspaso de Cole al United metió a Gillespie en la operación. El entrenador escocés conocía su turbulenta vida con episodios como el de esa habitación en Newcastle. Si bien Di Caprio es el protagonista de ‘El lobo de Wall Street’ la vida de Gillespie tiene su versión similar en el norte de Inglaterra y a Newcastle como uno de los lugares de una vida frenética. Acabó en el hospital tras pegarse con Alan Shearer en 1998 en lo que iba a ser una jornada de convivencia que no salió muy bien del todo.
¡Eres el jodido Keith Gillespie!”, gritó con toda su rabia aquel aficionado que jamás pensaría que la estrella a la que idolatraba iba a ser el amante de su chica.
Seis años más tarde, en La Manga (Murcia) fue acusado de violación junto con dos compañeros suyos del Leicester City tocando fondo mientras seguía la pérdida de dinero. Acabó en prisión. Malas inversiones también le llevaron a la bancarrota que perfilaban a la perfección lo que luego ha sido el título de su autobiografía. La educación a las estrellas desde jóvenes tiene ahora su día a día para que ellos no repitan sus andanzas. En ligas como la alemana el cuidado de las escuelas para que los futbolistas lleguen maduros al primer equipo es fundamental en un futuro. Tan importante como el talento es cuidar las maneras de las estrellas fuera del césped. Fuesen siete millones de libras de pérdidas, apuestas de carreras o peleas sin sentido, Gillespie bien podría llamarse la 'oveja negra' de aquel majestuoso elenco de futbolistas. La escasez de dinero o el lavado de conciencia le ha llevado a relatar muchos secretos que seguro muchos futbolistas de élite ocultan mientras ganan títulos. Tan cerca del éxito como del fracaso, la historia de esta carrera no tendrá, a buen seguro, el último capítulo en el deporte de élite ¿Qué se juegan? Hagan sus apuestas, con moderación. •