La peña guiri del Torrevieja

Abandonaron las islas para llevar su vida al Mediterráneo. Y lo hicieron al completo con bares, comercios y hasta una radio local en inglés. Solo les faltaba un equipo de fútbol y lo encontraron en el CD Torrevieja. Una peña de jubilados británicos es el grupo de aficionados más veterano y más fiel del fútbol regional.

Texto María Jesús Espinosa de los Monteros | Fotografía Omar Quiñones.- Recuerdo una escena de una de las películas que más me han impresionado en los últimos tiempos. Se llama El secreto de sus ojos. La dirigió Juan José Campanella en el año 2009 y está protagonizada por Ricardo Darín. En esa escena, inspirada en la novela de Eduardo Sacheri de similar nombre – La pregunta de sus ojos (2005)-, el ayudante de Darín que intenta atrapar al asesino afirma lo siguiente: “El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios... Pero hay una cosa que no puede cambiar. No puede cambiar de pasión”. Llega a esa conclusión después de revisar frenéticamente algunas de las cartas del asesino en las que aparecen nombres de futbolistas como Oleniak, Anido, Mesías, Manfredini, Bavastro, Sánchez… La pasión por el fútbol en Argentina se desvela en este film como algo sagrado; ni siquiera un escurridizo y cruel asesino cambia de afición -de equipo- por mucho que intente huir de las consecuencias que sus atroces crímenes conllevan.

Con aquella escena en la cabeza intento averiguar todo lo posible acerca de un grupo de aficionados al fútbol que se hacen llamar Torry Army. Pienso en la escena de Campanella no tanto por el componente siniestro que aquí no aparece por ningún lado, sino por la intención de poner cuerpo (o cuerpos) a la pasión futbolística que tan bien filmó el argentino. Hace tiempo, un buen amigo me habló de los integrantes de una de las hinchadas más célebres del Grupo VI de la 3ª división española: los Torry Army, un grupo de forofos británicos afincados en Torrevieja que siguen al equipo local con fervor. “Llaman la atención por su edad, por eso se valora el doble el seguimiento y el apoyo al equipo. Posiblemente para ellos sea una forma de hacer realidad una pasión que quizás en sus países no tengan al alcance de la mano y aquí se pueden implicar directamente”, afirma Matilde Serapio, vocal del C.D. Torrevieja.

 “Llaman la atención por su edad, por eso se valora el doble el seguimiento y el apoyo al equipo. Posiblemente para ellos sea una forma de hacer realidad una pasión que quizás en sus países no tengan al alcance de la mano y aquí se pueden implicar directamente”

La primera vez que conozco a los integrantes de esta armada vetusta es en Alzira. Allí, en el estadio Luís Suñer Picó, van a jugar un partido esencial para seguir sumando puntos. Los Torry Army llegan en un autobús grande, de ochenta plazas. No todas las ocupan, pero su fuerza es equivalente a quinientas plazas más. Todavía no han tocado el suelo desde el último escalón del autobús y ya nos han ofrecido a Omar Quiñones –el fotógrafo- y a mí una bufanda y una gorra del C.D. Torrevieja. Casi ninguno de ellos habla español. Son de esa clase de británicos que están convencidos de que su idioma es universal. Nos saludan efusivos, nos dan las gracias y pronto se colocan, espontáneamente, para un retrato de grupo. Hace frío y algo de viento. “Ya veremos si esto afecta al juego”, me dice uno de ellos con el pelo blanco. Después me doy cuenta que todos, excepto una afable señora ataviada con chanclas y bermudas, tienen el pelo blanco. Van cargados con termos de té y sándwiches de jamón que pretenden comer pacientemente en el descanso.

También transportan sillas de ruedas, mantas, megáfonos y tambores. Desembarcan en el estadio visitante como los grandes reyes descendían a terrenos todavía inexplorados. “Torry Army es una peña veterana, hace seis o siete temporadas eran capaces de llenar el estadio prácticamente en 3ª división con más de 4.000 o 5.000 personas cada partido”, afirma Lewis Allen, delantero actual del C.D. Torrevieja. Ahora acuden menos hinchas al campo. La razón, por supuesto, es su avanzada edad. “Aunque la composición de Torry Army está envejeciendo, apoyan al club completamente y siempre lo harán”, me dirá después Jefferson Scott, actual presidente de Torry Army. El germen de esta insólita hinchada del fútbol español se encuentra en la urbanización torrevejense de San Luís. A comienzos de los 2000, este enclave fue llenándose de jubilados británicos que ansiaban una vejez de oro en un lugar perfecto como Torrevieja.

El germen de esta insólita hinchada del fútbol español se encuentra en la urbanización torrevejense de San Luís. A comienzos de los 2000, este enclave fue llenándose de jubilados británicos que ansiaban una vejez de oro en un lugar perfecto como Torrevieja

En aquella época todavía se creía que la burbuja inmobiliaria no sólo era un buen invento, sino que también podría ser el reclamo para el tipo de turista que cualquier localidad ansía: aquel que se gasta el sueldo sin reparos en sus establecimientos. Sin embargo, el fútbol pareció no ser tocado por esta suerte de perversa propagación del ladrillo. La pasión por el fútbol, ya lo saben, es sagrada. “Algunos de los fundadores de Torry Army habían sido árbitros, otros jugadores o voluntarios en campos de fútbol ingleses. En España querían seguir al equipo local y tener una participación seria en el club”, comenta Jefferson Scott.

Tengo curiosidad por saber de qué modo los seguidores del C.D. Torrevieja han aceptado a estos foráneos acérrimos cuyas raíces nada tienen que ver con las suyas. Una de las peñas locales es el Frente Salinero: “La relación con otras peñas no es de contacto diario pero sí es correcta y siempre apoyando la unión y la colaboración”, explica Matilde Serapio. El punto de vista de Jefferson Scott, sin embargo, es algo distinto: “No hay relación con el Frente Salinero quienes parecen que no están organizados de la misma manera que nosotros. Por ejemplo, en los diez primeros años de sus operaciones, Torry Army dio al club alrededor de 100.000 euros. Parece como si el fondo de recaudación de las otras peñas fuera para sí mismas”, sentencia el presidente de Torry Army. Adivino alguna rencilla entre las diferentes peñas futbolísticas pero sospecho que nada de esto les distrae de su ferviente devoción por el club.

BUENAS PENSIONES
Entre los miembros de la hinchada de mayor edad del fútbol español hay profesionales de la pesca, de la industria o del motor. Todos se jubilaron con buenas pensiones y pocos pensaron que aquí encontrarían un regalo todavía mayor que un descanso tranquilo: un club que sintieran tanto como el suyo, es decir, como el Chelsea, el Manchester United o el Liverpool. Me acerco a ellos únicamente en el descanso. Compruebo que escudriñan el encuentro con seriedad y rigor, temiendo ser interrumpidos. Me ofrecen un té que, por supuesto, toman sin azúcar. Le doy un sorbo para entrar en calor. Renuncio al sándwich de jamón con mostaza y comienzo a preguntar todo aquello que durante el partido me resulta imposible. Todos quieren hablar, todos son críticos con el equipo pero la suya es una crítica constructiva y generadora de ilusión.

Entre los miembros de la hinchada de mayor edad del fútbol español hay profesionales de la pesca, de la industria o del motor.

Me explican las cualidades de cada jugador y detallan las posibilidades de mejorar el juego. Les pregunto por la relación que tienen con el equipo directivo: “Torry Army tiene un fuerte núcleo de aficionados que siempre apoyarán al club y trabajarán de forma gratuita para el club, y especialmente el actual presidente, Vicente Boix, a quien realmente tienen en consideración”, afirma Scott, refiriéndose a la peña en tercera persona y casi como un individuo más. La vocal del equipo, Matilde Serapio, confirma la declaración: “La relación es perfecta. Tanto es así que el vicepresidente, el tesorero, la secretaria y un vocal pertenecen a Torry Army”.

UNA MASCOTA ‘BRITISH’
Se reanuda el juego y el equipo torrevejense logra llevarse un punto al final del partido. Todos se guarecen del frío en el autobús. Nos invitan al partido en el estadio Vicente García de Torrevieja la próxima semana. Tienen algo muy especial que mostrarnos: la mascota TKO Teddy, un oso gigante vestido con los colores del equipo que debe su nombre a la iniciativa de una radio llamada TKO, destinada a los ciudadanos británicos que residen en la Costa Blanca. La armada británica da la bienvenida a la nueva mascota. Cada uno de los abuelos se fotografía con Teddy, le abrazan, le besan. TKO Teddy acaba de llegar a esta familia con la intención de servir de aliciente para los más jóvenes espectadores; también para animar la fiesta del fútbol. “Sería un sueño hecho realidad para los hinchas del C.D. Torrevieja que el equipo llegara a 1ª División. Pero, por mucho que esto fuera algo genial, no es esencial para nosotros. Los aficionados británicos siempre apoyamos al equipo hasta el final, sin importar en qué división estén”, explica Jefferson Scott. Y quizás sea cierto que uno de los atributos más exportables del fútbol inglés sea ese cariz combativo, resistente y tenaz de sus seguidores.

Poco importa la edad, la salud o las circunstancias financieras de este auténtico ejército del fútbol. Ellos nunca fallan. Me sorprende la cantidad de mujeres casi ancianas que acuden a cada nuevo partido. Les saludo con afecto mientras les coloco una bufanda destartalada. Me confiesan entre risas que ellas aman más al fútbol que a sus maridos. Una de ellas va en silla de ruedas y lleva colgado algún aparato que debe servirle para respirar o drenar. No soy capaz de preguntarle detalles de tal asunto. Sí me animo, en cambio, a interrogarle acerca de la costumbre de ponerse siempre en primera fila, casi rozando el césped. “Ahí puedo dar mensajes a los jugadores y que me oigan bien”, confiesa. Apenas nos enteramos del partido entre tanta charla. Por los aplausos y las trompetas sabemos que el C.D. Torrevieja ha ganado. Imagino a los ochentones de Torry Army yendo a su tranquila urbanización con el corazón más ancho y la respiración más tranquila. Su fin de semana, poco propenso a los sobresaltos, termina con felicidad. Vuelvo del partido pensando que quizás su pasión por el fútbol no sea sino un retorno a su lejana juventud. Un modo de sentirse más cerca de su hogar. •