Federico Frau Barros.- “Encontramos nuestra identidad común de naciones en el fútbol”, dijo alguna vez José “Pepe” Mujica. Desde que falleció, el pasado 13 de mayo, todas las notas que se escribieron sobre el expresidente uruguayo y su relación con el deporte empiezan con una advertencia: no fue un gran futbolero. Saltemos esa parte, porque alguien que pronunció esa frase entendió todo.
Esas palabras resumen su mirada del mundo: ser individuos con identidad propia y a la vez ser parte de algo más grande que nos contiene. Pepe contó que se dio cuenta de esta idea de grande: cambiar el mundo es arreglar la vereda de la casa de uno. Mujica era profundamente uruguayo y, al mismo tiempo, un símbolo global. Un hombre sencillo que logró interpelar a multitudes de distintos rincones del mundo con su austeridad y su coherencia.
«Los jugadores geniales, frecuentemente, nacen en las entrañas del pobrerío, en la lucha en el campito. Ni saben ellos la alegría que nos dan», supo decir Pepe en una charla en vivo con Diego Maradona.
Y se interesó por el fútbol porque supo ver todo lo que movilizaba, tanto en la gente como en el mercado. Lo pensó como un hecho social y cultural que atraviesa clases y territorios. “Un milagro de los pobres”, lo definió alguna vez. “Los jugadores geniales, frecuentemente, nacen en las entrañas del pobrerío, en la lucha en el campito. Ni saben ellos la alegría que nos dan”, supo decir Pepe en una charla en vivo con Diego Maradona en ese inolvidable programa televisivo de Diego y el relator uruguayo Víctor Hugo Morales que fue 'De Zurda’.
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