La tragedia de Múnich y los desafortunados chicos de rojo

El United sufrió una gran pérdida hace 63 años (un 6 de febrero de 1958) en el accidente de Múnich. En la tragedia fallecieron 23 personas cuando, el considerado como mejor equipo del momento, regresaba de un partido en Belgrado. The Smiths le dedicó una canción en 1984. Un drama que ha inspirado también a Nacho Vegas. 

*Texto Nacho Vegas.- En 1984 The Smiths incluyeron en su álbum de debut una preciosa canción titulada ‘Suffer Little Children’ en la que homenajeaban a las víctimas de los asesinatos del páramo, ocurridos cerca de Manchester a mediados de los 60. Dos décadas después, un Morrissey bastante menos inspirado publicó este tema sobre la tragedia aérea de Múnich en 1958, en la que perdieron la vida 21 futbolistas del Manchester United. Dos elegías, dos formas de celebrar la vida mediante el lamento de la muerte. Escuchando la canción, recordando el trágico suceso, uno no puede evitar hacerse la pregunta:

¿Cómo sería si algo similar le sucediera a nuestro equipo? Pongo por caso el Sporting de Gijón. Volviendo de jugar contra la Ponferradina su autobús se despeña en la autopista del Huerna y muere toda la plantilla. Bien, siendo maliciosos se podría decir que en más de un domingo no muy lejano, después del partido, algunos desearon secretamente algo parecido.

Así no vale; imaginemos mejor la situación con un equipo ganador, pero no el Barça o el Madrid, no; apuntemos a lo más alto: la Selección nacional española campeona del Mundial. Pongamos que se encuentran en pleno vuelo camino de Sudáfrica para disputar el mundial de ese verano. Entonces falla un motor, falla el otro y el avión se precipita al mar. Parte de la plantilla y el personal técnico muere en el acto, pero algunos sobreviven. En el mar, aturdidos por el impacto y ateridos, ya no son esos jóvenes guapos y multimillonarios que ilusionan a todo un país, ahora son personas normales que nadan sacando fuerzas de flaqueza para salvar sus vidas ante una situación desesperada.

Entonces falla un motor, falla el otro y el avión se precipita al mar. Parte de la plantilla y el personal técnico muere en el acto, pero algunos sobreviven

Por fin avistan costa, la de un país extranjero, claro. Y al borde del desfallecimiento, consiguen milagrosamente aproximarse a tierra. Pero, oh, agentes de un cuerpo de seguridad de aquel país comienzan a dispararles balas de goma desde la costa. “Aquí no entráis, cabrones”, se les oye gritar. Los más afortunados serán detenidos por un cordón policial a pie de mar. Pero poco a poco van apareciendo los cadáveres de aquellos que no soportaron la situación. Ahí tienen a Casillas, con el cuerpo hinchado y azul. Por ahí llega Xavi con los pulmones reventados.

Ese fardo muerto que arrastra la marea parece ser Xabi Alonso, aunque bien podría tratarse de Vicente del Bosque... Y así hasta quince cadáveres. ¿Pueden imaginárselo? ¡Tragedia nacional! ¡Tres meses de luto! Pero también sería un escándalo internacional: un crimen de estado perpetrado por un país que se ampara en una legislación xenófoba. En fin, dejemos de recrear situaciones macabras e inverosímiles. Es solo cosa de la imaginación, que a veces vuela sola. Qué cosas, ¿verdad? Por suerte nosotros vivimos en un país en el que jamás ocurriría algo parecido.

'Munich air disaster 1958'. de Morrisey (2004)

‘Desastre aéreo de Múnich 1958’
Los amamos / Llevamos luto por ellos / Chicos
desafortunados de rojo / Desearía haber caído /
caído con ellos / Donde la madre naturaleza hace
su cama / Los echamos de menos / Cada noche
los besamos / Sus caras grabadas en nuestras
cabezas / Desearía haber caído / caído con ellos
/ Donde la madre naturaleza hace su cama /
No pueden hacerte daño / Su estilo nunca os
abandonará / Porque están a salvo muertos /
Desearía haber caído / caído con ellos.

*artículo publicado en nuestro número ocho. 

**ILUSTRACIÓN: DIEGO QUIJANO