Eduardo Sacheri.- Confieso que la mitología clásica no es mi fuerte. Apenas me sacás de Zeus, Afrodita, Apolo y algún otro, empiezo a perderme en un mar de confusiones olímpicas. Y ni qué hablar cuando tengo que pensar en sus adaptaciones romanas. Casi que me lo tengo que imaginar como un reemplazo de fútbol, con el cuarto árbitro de pie junto a la línea central y alzando el tablero: sale Zeus, entra Júpiter, sale Afrodita, entra Venus, sale Ares entra Marte.
Pero esta columna va de un dios con el que los romanos se pusieron originales. Es decir, en lugar de copiarse del panteón de los griegos, como hicieron con casi todos los demás, a este lo crearon y lo sostuvieron ellos solitos. Hablo del dios Jano. Jano era el dios de las puertas. Está bien: eso de gobernar las puertas no suena como una jurisdicción demasiado ambiciosa. Pero pongámonos un poco más simbólicos: Jano era el dios de las transiciones, de las entradas y las salidas. Mejor aún: Jano es el dios de los comienzos y los finales. Por eso los romanos lo representaban con dos caras: la cara de un joven mirando hacia un lado, y la cara de un anciano mirando en la dirección opuesta. Si queremos hilar más fino todavía, el camino de Jano parece ir por las dualidades, los polos, las complementariedades. Pero no hace falta ponernos tan abstractos. Porque de lo que quiero hablar es de Leo Messi.
Sí, les pido mil disculpas. Soy de vuelo extremadamente corto. Aunque intente remontarme a panteones latinos de la Antigüedad termino aterrizando en el fútbol. No sólo en el fútbol, sino en el futbolista que ha marcado las últimas dos décadas de este deporte a nivel mundial. ¿Y qué tiene que ver Leonel Messi con el dios Jano? Es que, a su manera, Leo también ha tenido que lidiar con esto de las dos caras, las dos suertes, los dos destinos. Leo en Barcelona y Leo en la Selección nacional. Leo en Europa y Leo en Sudamérica.
Leo en ese duelo de titanes que mantuvieron con Cristiano durante más de una década. Pero ese ha sido solo uno de los rostros de Leo. Esa ha sido solo una de las caras de Jano.
Leo en la tierra que lo adoptó, descollando, derribando desafíos imposibles, estableciendo marcas inalcanzables. Leo en ese duelo de titanes que mantuvieron con Cristiano durante más de una década. Pero ese ha sido solo uno de los rostros de Leo. Esa ha sido solo una de las caras de Jano.
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